Hace 5 años se llevaron a Luciano, esto decimos ahora



Hoy, a 5 años de la desaparición de Luciano Arruga, nos encontramos una vez más en esta Plaza que lleva su nombre. Estamos aquí para recordarlo, para mantener viva su memoria y la de tantos pibes, y para que se haga Justicia. Luciano fue secuestrado y desaparecido por la Policía Bonaerense el 31 de enero de 2009 después de pasar meses de tormentos, detenciones sistemáticas e ilegales y torturas en distintas comisarías. 5 años sin Luciano son 5 años de impunidad. Impunidad del Municipio de La Matanza, que nos sometió todo este tiempo a un abandono inhumano y a la espera de respuestas que nunca llegaron, que abrió ese Destacamento que funcionó como Centro Clandestino de Detención y que permitió que siguiera funcionando igual hasta 3 años después de la desaparición de Luciano. Impunidad del Gobierno Nacional, que a través de su secretaría de Derechos Humanos nos arrastró a hacer una vigilia de dos meses en el ex Destacamento, después de años de promesas incumplidas; gobierno que jamás, ni en los momentos más difíciles, cuando corrió riesgo nuestra vida y sufrimos y denunciamos sistemáticas amenazas a nuestra integridad, jamás nos brindó protección, jamás nos garantizó la seguridad. La misma impunidad a la que nos somete el gobierno de Scioli, que tardó 3 años y 8 meses en recibirnos para no volver a verlo más ni ver el cumplimiento de ninguno de los puntos a los que se comprometió, que protege a la policía que se llevó a Julio López y Luciano Arruga y que le garantiza la estructura nefasta que nos lleva, en democracia, a padecer desapariciones forzadas.



Sin embargo, también, 5 años sin Luciano son 5 años de lucha inclaudicable. Una lucha acompañada y llevada adelante por militantes sociales, políticos, de izquierda, por los Derechos Humanos, una lucha repleta de logros. Cuando se llevaron a Luciano, no dudamos un segundo: queríamos toda la Verdad y toda la Justicia. No tenemos dudas de que vamos a llegar, nada nos puede detener, sorteamos todos los obstáculos, y nuestro motor es este pibe, pero queremos Justicia para todos. Nuestra decisión y el acompañamiento y el coraje de miles de personas es lo que nos llevó a instalar una discusión que en La Matanza no se daba, hablamos de violencia institucional, denunciamos el accionar represivo de las fuerzas y denunciamos también a los responsables con nombre y apellido. Años de organización nos llevan a donde estamos hoy, somos una voz legítima en la lucha independiente contra la violencia institucional y esa es una reivindicación incambiable: siempre nuestra militancia fue, es y será absolutamente independiente de todos los gobiernos.

Al momento de la desaparición, y antes también, nos encontramos con la necesidad de salir a denunciar la violencia policial en medio de una campaña mediática y política contra la inseguridad. Las soluciones propuestas iban absolutamente en contra de lo que nosotros exigíamos: bajar la edad de imputabilidad (podemos escuchar a Fernando Espinoza acompañando esta propuesta de campaña de Martín Insaurralde en las últimas elecciones), militarizar los barrios con gendarmería (las villas parecen lugares sitiados en los que los pibes aprenden en la práctica qué es la mano dura y cómo se recrudece a diario la represión), sacar nuevos códigos contravencionales, crear policías municipales (en La Matanza, instalada a meses de la desaparición de Luciano y con efectivos retirados de la fuerza), reincorporar policías, etc. Todas esas medidas fueron agitadas por medios de comunicación y adoptadas por funcionarios de gobierno que después se atreven a decir que no reprimen al pueblo. Basta con un solo dato para entender a qué intereses responde el poder: hay 10 mil efectivos en la Policía Bonaerense que trabajaron durante la última dictadura. En el medio, nosotros planteábamos y seguimos planteando que esas “soluciones” no son más que agrandar el problema, la lista de pibes asesinados todos los días y la caja negra chica de las fuerzas represivas.


Así es como en estos años se le dieron infinitas licencias legales y, ahora, aumentos de sueldo a la maldita Policía Bonaerense que carga con la desaparición de Jorge Julio López y Luciano Arruga, así es como nos encontramos al genocida Milani como Jefe del Ejército, denunciado por casi todos los organismos de Derechos Humanos. Así es como la misma policía que se amotina para duplicar su salario no tiene ningún reparo en responder inmediatamente a la orden gubernamental de reprimir a los docentes que se organizan. Así es como nos encontramos con un grupo de petroleros en Las Heras condenados a cadena perpetua con un fallo basado en testimonios obtenidos bajo torturas, un fallo criminal.

La Matanza avanza, sí, ese es el lobby de Fernando Espinoza ¿En qué avanza? Tenemos una Escuela de Policía en la Universidad pública. Matanza Avanza en represión, gatillo fácil e impunidad. A 5 años del secuestro y la desaparición de Luciano, los policías implicados (Néstor Guillermo Díaz, Ariel Alfredo Herrera, Sergio Omar Fécter, Daniel Alberto Vázquez, Damián Marcelo Sotelo, Hernán Gabriel Zeliz, Damián Alfredo Borrego, Emiliano José Márquez y Martín José Monte) sólo están separados de sus cargos, cobrando sus sueldos y transitando por nuestras calles con absoluta libertad, no están imputados ni procesados. La Justicia no se queda atrás en este entramado de complicidades que protege a los asesinos de nuestros pibes; la primera fiscal de la  causa, Roxana Castelli, entregó la investigación a la policía, en connivencia con el Juez Gustavo Banco. También con el apoyo de Banco, la segunda fiscal, Celia Cejas, realizó durante un año y medio y en secreto escuchas telefónicas a la familia Arruga. Después de 4 años de lucha y organización con apoyo de organizaciones sociales y políticas, partidos de izquierda y organismos de Derechos Humanos, logramos el cambio de carátula a Desaparición Forzada de Persona. Ahora que la Justicia reconoce que hay un delito detrás de este caso, le exigimos que enjuicie y castigue a todos los responsables (políticos, materiales, intelectuales, cómplices y encubridores).

No podemos dejar de mencionar que para lograr el acceso al ex Destacamento de Lomas del Mirador donde Luciano fue visto por última vez y la absoluta independencia de los sucesivos gobiernos para trabajar en la creación de un Espacio para la Memoria, así como también para que se realizaran los últimos peritajes necesarios en ese lugar de muerte; tuvimos que hacer una vigilia permanente en ese predio durante más de dos meses. Ingresamos y nos instalamos allí el 17 de octubre de 2013 y recién levantamos la ocupación el 23 de diciembre. Ya tenemos un comodato que nos cede ese lugar por intermedio de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza, para trabajar con total independencia y libertad. Ahora vamos por la sanción definitiva de la expropiación del inmueble en la legislatura provincial. Llegamos a cumplir 5 años sin descansar un segundo, sin dejar un segundo nuestras reivindicaciones en un costado. El logro que alcanzamos con la vigilia es inédito: no existen Espacios para la Memoria en ex Destacamentos por desapariciones en Democracia, tampoco existen Sitios para la Memoria independientes del gobierno. Vamos por esa discusión, ¿Cuánto se puede recordar, denunciar, luchar, defender o proteger, si no hay independencia? ¿Cuánto y a cuántos se deja de lado y se abandona cuando la prioridad es la obsecuencia? No nos agachamos ante ningún poder, y ese es nuestro mayor mérito: somos coherentes, decimos y hacemos.



Así como nosotros estuvimos dos meses, denunciamos el estado de abandono al que el gobierno de la provincia de Río Negro y el gobierno nacional someten sistemáticamente a la familia de Daniel Solano, que está acampando hace más de dos años frente a los Tribunales de Justicia de Choele Choel exigiendo la verdad. Denunciamos la impunidad judicial que permite el doble sobreseimiento del policía Daniel Veyga, asesino de Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco. Denunciamos la impunidad detrás del Caso Mariano Ferreyra, la liberación de zona por parte de la Policía Federal a cargo de Aníbal Fernández y la complicidad entre gobierno, empresarios y sindicatos burócratas y asesinos que se llevó también la vida de 52 personas el 22 de febrero de 2011 en esa maldita Masacre de tren Sarmiento, queremos Justicia YA y que paguen los culpables. No tenemos verdad ni Justicia en los casos de asesinato de Silvia Suppo y la desaparición de Julio López, no se protege a los testigos si los genocidas tienen vía libre. Exigimos que cese el ataque sistemático y la persecución a nuestros hermanos Qom y a todos los pueblos originarios ¡Que les devuelvan lo que les pertenece! Mientras miles de policías asesinos están impunes, las hermanas Ailén y Marina Jara, Luz Gómez y Diego Romero y Fernando Carrera siguen padeciendo las consecuencias de ser víctimas de la mafia policial, judicial y política que hay detrás del armado de causas ¡Absolución YA! Mientras miles de policías en todo el país reciben aumentos desmesurados en relación con todas las paritarias, los trabajadores que se organizan reciben palos y represión. La familia y amigos de Luciano, así como madres de Plaza de Mayo que luchan, organizaciones sociales y políticas, estamos siendo investigados dentro del Proyecto X creado por el Gobierno Nacional que después se atrevió a negar su existencia cuando ya teníamos la prueba contundente del trabajo de inteligencia de la gendarmería con la apertura a una pequeña parte de los archivos. El Proyecto X no fue desarticulado, y trabajadores y luchadores son imputados en causas penales en el marco de la nefasta Ley Antiterrorista.

Nosotros somos familiares de un pibe, él es nuestro motor pero luchamos por todos, desde el primero hasta el último. Queremos Justicia por los más de 200 desaparecidos en Democracia y más de 4000 pibes asesinados por las Fuerzas de Seguridad, queremos Justicia por todas las víctimas de este sistema perverso. Denunciamos la impunidad en todos sus órdenes y nos enfrentamos al poder que nos tengamos que enfrentar para encontrar toda la verdad. Queremos que se respete y se cumpla nuestro derecho a saber dónde está Luciano, qué hicieron con él, adónde lo llevaron y quiénes son los encubridores. Esta lucha no tiene fin y aquí nos encontrarán hasta las últimas consecuencias. Abrimos la convocatoria a esta Gran Jornada de Lucha por los Derechos Humanos a organizaciones, partidos, sindicatos, centros de estudiantes y trabajadores, con la premisa de que no se puede sostener esta batalla por separado, y de que si nos tocan a uno, nos tocan a todos.

Una vez más, exigimos:

APARICIÓN YA DE LUCIANO ARRUGA

JUICIO Y CASTIGO A LOS POLICÍAS FÉCTER, VÁZQUEZ, HERRERA, SOSA, DÍAZ, ZÉLIZ, MONTE, SOTELO Y BORREGO

JUICIO Y CASTIGO A TODOS LOS RESPONSABLES POLÍTICOS Y MATERIALES

EXPROPIACIÓN DEFINITIVA DEL EX DESTACAMENTO DE LOMAS DEL MIRADOR: QUEREMOS ESPACIO PARA LA MEMORIA PARA SIEMPRE

LIBERTAD Y ABSOLUCIÓN A LOS PETROLEROS DE LAS HERAS

JUICIO Y CASTIGO A DANIEL VEYGA, ASESINO DE KIKI LEZCANO Y EZEQUIEL BLANCO

ABSOLUCIÓN A AILÉN Y MARINA JARA Y A LUZ GÓMEZ Y DIEGO ROMERO

FUERA LA ESCUELA DE LA POLICÍA BONAERENSE DE LA UNIVERSIDAD DE LA MATANZA

NO A LA BAJA EN LA EDAD DE IMPUTABILIDAD

BASTA DE GATILLO FÁCIL Y VIOLENCIA INSTITUCIONAL

BASTA DE REMPRIMIR Y JUDICIALIZAR LA PROTESTA SOCIAL. ABSOLUCIÓN DE LOS MÁS DE 7000 PROCESADOS POR LUCHAR.

NO A LA LEY ANTITERRORISTA Y EL PROYECTO X

FUERA MILANI

FUERA LA POLICÍA DE NUESTROS BARRIOS

LUCIANO ARRUGA PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE.




La peligrosa digestión del acuerdo con los EE.UU.


Quiero hablarles de unas importantes negociaciones que, en la medida en que se concreten, pueden afectar de forma muy significativa a la alimentación de todas las personas que compartimos el Planeta Tierra como morada.

Desde julio del año pasado se están reuniendo representantes de la Unión Europea y de los Estados Unidos para firmar un tratado de libre comercio entre Bruselas y Washington. Según ambas partes, cerrar un gran acuerdo que genere más comercio entre ambas orillas será una oportunidad para el empleo y el crecimiento económico de dos economías en crisis. Aunque seguir insistiendo en el crecimiento como medida para superar la situación actual me parece un camino ya recorrido y erróneo, son los análisis que están haciendo organizaciones como Amigos de la Tierra, el Institute for Agriculture and Trade Policy y la fundación GRAIN lo que debe hacernos estar bien atentos al desarrollo de estas conversaciones. Las tres instituciones coinciden en destacar que, más allá de que se incrementen o no las relaciones comerciales, el verdadero problema nacerá de la necesidad de armonizar las normativas sanitarias de los alimentos. Y sabiendo el peso que ambas potencias tienen en la materia, es sencillo entender que en estas mesas de negociación, expertos que saben más de comercio que de agricultura y alimentación están cimentando las bases de los estándares internacionales sobre lo qué comeremos.
 
Armonizar las normativas no es modificar aspectos puntuales del procesamiento de un alimento o aceptar un aditivo más o menos, sino que conlleva cambios de gran magnitud pues, como explica GRAIN, los enfoques de la UE y de los EEUU «son diametralmente opuestos. Mientras la Unión Europea practica la filosofía de ‘de la granja al tenedor’, donde cada etapa del proceso es monitoreada y trazabilizada, el sistema estadounidense sólo verifica la sanidad del producto final. Mientras la Unión Europea suscribe plenamente ‘el principio de precaución’, el cual es parte de su constitución política, en Estados Unidos este principio no se tiene en cuenta y exige una ‘evidencia científica’ que justifique cualquier restricción. En el área de los productos químicos que se incorporan a los alimentos procesados y a los envases, la brecha es aún mayor. La legislación de la UE pone el peso de la prueba en las empresas para demostrar que los productos químicos que usan son seguros. La estadounidense, en cambio, requiere que el gobierno pruebe que un producto químico es inseguro.»
 
Si la firma del acuerdo se hace ‘rebajando seguridad’ -sobre modelos que ya ahora generan recurrentemente alarmas alimentarias- en favor de objetivos comerciales dejemos sitio para más pesticidas en el campo, para pollos lavados con cloro en nuestros platos, para carnes de vacuno estimuladas con hormonas de crecimiento y para más cantidad de alimentos de origen transgénico aprobados con pruebas menos exigentes que las actuales. Además, solo sabremos con exactitud lo que comeremos cuando las empresas voluntariamente quieran identificarlo en su etiquetaje pues todos los avances conseguidos por la presión ciudadana para contar con información detallada desaparecerían al considerarse una ‘barrera comercial’.
 
Sin embargo, la preocupación mayor es otra. Si en la unificación de dos mercados que representan el 50% de la economía mundial se impone una normativa más laxa, ganará terreno una alimentación industrial y aquellas corporaciones que las practican, mientras que las agriculturas campesinas tendrán serias dificultades para resistir una competencia tan brutal. Así se ha demostrado en acuerdos comerciales similares en otros lugares. Entonces, una pregunta debemos hacernos, ¿queremos que nuestra alimentación dependa de una única opción?
 
Es poco inteligente pues la agricultura industrial en su corto recorrido de 50 años, además participar en acabar con la forma de vida de millones de personas dedicadas a la agricultura a pequeña escala, pueblos indígenas y campesinos que, aún en estos momentos y a pesar de haber sido desplazados, contaminados o privados de sus recursos productivos, son los responsables de la producción del 70% de los alimentos a nivel mundial, es responsable de minar a velocidad de vértigo la fertilidad de los suelos y de reducir a muy escaso número las miles de variedades vegetales y animales que aseguran nuestra capacidad de adaptación al cambio climático. Sin perder de vista, finalmente, su absoluta dependencia de fertilizantes minerales, petróleo y regadíos intensivos que son bienes finitos, agotables, escasos.
 
La preocupación es clara: No a una negociación en favor de quienes negocian con la alimentación de la gente.
 
Gustavo Duch Guillot es autor de Alimentos bajo sospecha y coordinador de la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas.

"NO SE OLVIDEN DE CABEZAS" JOSÉ LUIS PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE!!!!

17 años de aquel luctuoso 25 de enero de 1997, día en que el fotógrafo José Luis Cabezas fue asesinado por una banda mixta de policías y delincuentes. La crónica de un hecho que marcó a la sociedad para siempre.



por Christian Sanz

Eran las 4:30 del sábado 25 de enero de 1997. Oscar Andreani gozaba del éxito de su cumpleaños. Las cámaras fotográficas lo eternizaban posando sobre la escenografía que armó en el quincho de su casa y que pretendía imitar a un buque. Los invitados eran más de 200 y Pinamar se encontraba con su capacidad hotelera al máximo. Sus ciudadanos se preparan para la gran noche de los fuegos de artificio del desfile de Roberto Giordano. La avenida Bunge estaba más que resplandeciente. 

Andreani disfrutaba al máximo mientras esperaba la llegada del basquetbolista "Magic" Johnson. Y José Luis Cabezas, el reportero gráfico de la revista Noticias, levantaba su cámara Nikon F-4 para hacer la última foto de su vida.

El fotógrafo había llegado al cumpleaños de Andreani a las 23:40 junto con el periodista Gabriel Michi. Dejaron el Ford Fiesta blanco, patente AUD396, a 100 metros de la puerta lateral de la casa. Michi estuvo en lo de Andreani hasta las 4 de la mañana. Luego se había ido con Carlos Alfano, fotógrafo de la revista Para Ti, que lo llevó hasta el departamento que Noticias alquilaba en la avenida Bunge.


A las 5 de la mañana José Luis Cabezas decidió que era hora de volver a su casa. Aparte de Candela, su hija de cinco meses, lo esperaban Juan Ignacio y María Agustina, los hijos de su primer matrimonio. Ese día, habían llegado a la casa de Gabriel Michi tres amigos para festejar el cumpleaños del periodista, el cual iba a ser al día siguiente. 

A las 5:10, Cabezas se despidió del fotógrafo Eduardo Lerke, de la revista Caras. Salió a la calle por la puerta principal y hasta allí lo acompañó Marcelo, productor del programa radial de Juan Alberto Badía. Diana, quien vive a cuarenta metros de la puerta lateral de la mansión de Oscar Andreani, esa noche se convirtió en una testigo clave en el caso. A un costado de su propiedad estaba estacionado un Fiat Uno blanco de cinco puertas. 

En el interior del Fiat -que estaba chocado en su frente- había dos hombres. Diana ingresó a su casa y su madre le dijo que esos hombres estaban ahí dese las 0:30. En realidad, los hombres eran tres, uno de ellos –que tenía una campera de cuero negra- recorría la calle en donde estaba estacionado el auto alquilado por Noticias. Los hombres se reemplazaban entre sí y se intercambiaban la campera. Diana, de pronto, decidió salir, golpeó la ventanilla del conductor y un hombre gordo de 1,80 de estatura salió del auto.

-“¿Qué hacen acá?, ¿Ustedes quiénes son?”

-“Somos custodios.”

-“¿Custodios de quién?”

-“Ya te vas a enterar.”

El gordo solo atinó a reírse y llamó a su compañero que estaba haciendo guardia. Diana cruzó y le contó todo lo ocurrido al custodio de la fiesta de Andreani. El guardia salió a su encuentro y habló con los hombres del auto. Luego volvió para prevenir a Diana: "-Métase adentro que lo que pasa acá es muy raro".

   -“Si ustedes no llaman a la policía, la llamo yo”.

-“Deje, nosotros nos encargamos”.

Según Diana, a 30 metros, sobre la otra calle, aguardaba un Duna blanco con más sujetos.

El martes por la noche, después de los tres nuevos identikits que aportó Diana a la causa, reconoció, entre mil fotos de prontuario, a uno de los hombres que vio y que estaba como acompañante en el Fiat en cuatro de las imágenes.
 

Crimen por encargo
 
El reloj "Tag Heuer" de José Luis Cabezas se había parado a las 5:43. El auto estaba íntegramente quemado. No explotó. Los vidrios del sector derecho se hallaban casi derretidos. Las ópticas delanteras quedaron en el suelo, rozando el Ford Fiesta, que había sido bajado hasta una cava de 2 metros de profundidad, 14 de largo y 7 de ancho. "Se utilizó alcohol metílico", dijo un informe preliminar de los Bomberos. Sus manos estaban esposadas.

Una bala calibre 32 -después se determinó que eran dos- quedó dentro de su cráneo. Los peritajes no pudieron precisar si murió en el acto. Había mucho hollín en sus pulmones. La opinión de los especialistas es que dada la forma en que se halló el cuerpo, quemado en un 80 por ciento, el humo pudo haber entrado después del fallecimiento.

El sábado 25 A las 13hs., Gabriel Michi esperaba junto a su mujer Luz a José Luis Cabezas. Tenían planeado hacer una recorrida por la playa en busca de las modelos de Roberto Giordano. Luego de esperar un poco llamó a la casa de José Luis, desde donde atiende su suegra y le dice que el fotógrafo no había llegado aún. De inmediato, Michi mandó un radiomensaje al número 5425056 de la empresa Skytel, perteneciente a Cabezas. Al no obtener respuesta emprendió una larga cadena de llamados telefónicos: los balnearios, la casa de Andreani, el comisario Alberto Gómez de Pinamar y nuevamente a la casa de Cabezas. Sin ninguna respuesta positiva, Michi decidió ir a la comisaría.

El comisario Gómez lo atendió en su casa que da a los fondos de la dependencia policial y le preguntó sobre la marca del auto en que circulaba Cabezas. -“Es un Ford Fiesta blanco, patente AUD396”, responde Michi. A lo que Gómez alerta: -"Creo que tengo una mala noticia para darte". De ahí fueron hasta la ruta 11 y recorrieron unos 8 kilómetros, doblaron a la izquierda y anduvieron 5 kilómetros más por el camino de tierra que conduce a la laguna Salada Grande. Llegaron a una cava que había sido hecha 15 días antes por la Municipalidad de Madariaga para nivelar el camino de tierra y le preguntaron si reconocía el auto. Gabriel Michi recordó en ese momento que el Ford tenía un golpe en el guardabarro derecho y pidió que lo dejen descender a la cava para comprobarlo. Lo que quedaba del auto tenía un golpe en ese lugar. El periodista, entonces, levantó la vista y vio el cadáver de su compañero que aún permanecía en el Ford. El mismo cadáver que conocimos todos por las terribles fotos que circularon luego de ese fatídico 25 de enero.

La policía le muestra unas llaves, un trozo de una bota texana, un “masacote” de plástico y dos cartuchos de película. Michi no lo podía creer. Quedó paralizado. En febrero de 1996, José Luis Cabezas había hecho fotos del narcoempresario postal Alfredo Yabrán y de su mujer caminando por la playa. Era la primera vez que un fotógrafo podía capturar la imagen del empresario en esas circunstancias. La foto de Yabrán fue la tapa de la edición del 3 de marzo de 1996 de Noticias. Cuando se enteró de la existencia de esa foto, el empresario telepostal ardió de furia. En otra oportunidad había dicho: "Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente". A partir de la publicación de esa nota, José Luis Cabezas y su mujer, María Cristina Robledo, empezaron a recibir advertencias y amenazas telefónicas que se sucedieron durante todo 1996.

No era casual que esto les pasara. El 20 de diciembre de 1996, Noticias había comenzado la cobertura del verano en Pinamar. A los dos días de iniciada, Cabezas dijo que uno de los hombres más cercanos al intendente Altieri le había hecho una confesión bajo estricto secreto: -"Gente vinculada a Yabrán estuvo tratando de averiguar tu dirección".

Alfredo Yabrán odiaba dar reportajes. Odiaba también que lo retrataran. Prueba de eso es la cantidad frustrada de veces en las que se lo intentó entrevistar o simplemente hablar.

Gabriel Michi y José Luis Cabezas trataron, durante todo enero, de acercarse al empresario para proponerle un reportaje. Yabrán  utilizaba para sus desplazamientos en Pinamar una camioneta Land Cruiser bordó, patente AKR282. Con ella llegó al balneario Bacota a mediados de enero. Cuando los periodistas quisieron estacionar su Ford Fiesta, un empleado del balneario se los impidió. Los periodistas tuvieron que irse inmediatamente. Yabrán había abandonado su camioneta y ya estaba lejos.

En otra oportunidad, El sábado 18 de enero, el empresario, siempre rodeado por una temible custodia personal, estaba cenando en la parrilla "Martín Fierro" de Valeria del Mar. Michi iba solo en su auto y al descubrir la presencia de Yabrán trató de ingresar al restaurant. Dos hombres de seguridad se lo impidieron. Ante la mirada atenta de los guardaespaldas, el periodista debió abordar su Ford y retirarse del lugar.

En enero de 1995 los periodistas de Noticias cubrían el verano en Pinamar y encontraron los dos autos de alquiler que utilizaban para movilizarse despedazados con una precisión admirable. Los dos Volkswagen Gol tenían los vidrios rotos y los neumáticos destrozados. El día anterior, la revista había publicado por primera vez la foto de Alfredo Yabrán. Hasta ese momento, su rostro era un enigma.
 

Testigo indiscreto
 
José Luis Cabezas era una persona extrovertida. A lo largo de cinco temporadas en Pinamar había logrado concentrar una importante cantidad de fuentes informativas. Una de ellas era Rafael El Rafa De Vito, dueño, entre otros negocios, del más importante corralón de materiales de la zona y del balneario Cocodrilo. El Rafa mantiene una excelente relación con Eduardo Duhalde y fue el principal artífice para que el gobernador comprara una casa en Pinamar por 60.000 dólares que ahora está tasada en 150.000: De Vito le hizo un precio especial por los materiales que utilizó el gobernador para refaccionar su casa. A menos de 100 metros del chalet, rodeado de guardaespaldas, fue visto por última vez José Luis Cabezas con vida. Hoy, Rafael De Vito suena como el sucesor de Blas Altieri en la conducción de la Municipalidad de Pinamar.

Cristina y Candela, la mujer y la hija menor del fotógrafo, ocuparon durante enero una carpa en Cocodrilo. Cuando Cabezas quiso pagar el alquiler,El Rafa le contestó: "Yo no te puedo cobrar. ¿O vos no sabés lo que te quiero?". Después del homicidio, Rafael De Vito dice otra cosa.

Desde el mismo momento en el que mataron a José Luis Cabezas, muchos de los policías que investigaban el caso hicieron notables esfuerzos para intentar demostrar que el homicidio tenía que ver con la vida personal del fotógrafo y no con su actividad profesional. De ese tenor fueron las primeras preguntas que recibieron los compañeros del fotógrafo en la noche del sábado, cuatro horas antes de que se presentara el juez José Luis Macchi en la comisaría de Madariaga. Esa línea también recibió refuerzos inesperados. Un ex comisario de la Policía Bonaerense vinculado a la SIDEinformalmente, hizo cuatro llamadas en dos días a la redacción de Noticias insistiendo en la cuestión de que "hay que investigar a la víctima".

Blas Altieri es el intendente de Pinamar y tenía una relación muy particular con Alfredo Yabrán. Sospechado de pertenecer al círculo íntimo del empresario, el martes 28 de enero hizo verdaderos esfuerzos por demostrar su amistad y su consternación por el destino de Cabezas y se apuró a lanzar una definición muy elocuente: "Yabrán no tiene nada que ver con el caso".

El miércoles 29, una persona le acercó a un periodista de Canal 13 una caja vacía de esposas. "Yo trabajo en el edificio 'Marinas II' y encontré esto en las cocheras", dijo el hombre -morocho, de 1,85 y pelo crespo- antes de salir corriendo. Ese era el edificio donde se había alojado Gabriel Michi durante su estada en Pinamar. La caja resultó ser el envoltorio de unas esposas de juguete.

El domingo 26, un productor del programa de Juan Alberto Badía encontró un teléfono celular Miniphone. Luego de hacerlo llegar a la redacción de revista Noticias, fue entregado al comisario inspector Carlos Rossi, jefe del grupo operativo de la investigación. Los policías alentaron en ese momento esperanzas alrededor del teléfono y algunos llegaron a sostener ante los medios que pertenecía a Cabezas, a pesar de que el fotógrafo nunca tuvo celular. El aparato fue descubierto semienterrado en las cercanías de la casa de Oscar Andreani, en el mismo lugar donde estaba el Ford Fiesta.

Hoy se cumplen 17 años de esa luctuosa jornada, con la mayoría de los asesinos de Cabezas en libertad, en una suerte de broma macabra del destino. Como puede verse, la política ha olvidado al fotógrafo, la Justicia también. Solo quedan los medios de prensa para mantener viva la llama del recuerdo de ese hecho. Por eso, hoy más que nunca, no nos olvidemos de Cabezas.

Christian Sanz en Twitter: @Cesanz1



La pionera revolución haitiana

Autor: Felipe Pigna


Toda la estructura colonial de Haití se basaba en la superexplotación de una población de trabajadores impagos que, hacia 1789, rondaba las 500.000 personas, aunque a comienzos de ese mismo siglo había alcanzado casi 800.000. La diferencia no se debía a que se hubiesen otorgado libertades en forma masiva, sino a las contundentes cifras del genocidio cotidiano que significaba el esclavismo. Y eso a pesar de que, cada año, los franceses traían entre 10.000 y 40.000 nuevas víctimas para alimentar esta carnicería humana que endulzaba las mesas de los europeos ricos.
Sobre las espaldas de esa población esclava vivían unos 32.000 europeos y créoles (criollos), que eran dueños de plantaciones y funcionarios coloniales. También existía un sector integrado por lo que los franceses eufemísticamente llamaban gens de couleur (“gente de color”), a los que de manera menos remilgada en las colonias españolas se llamaba mulatos. La condición de vida de esta población, que rondaba las 25.000 personas, era bastante más libre y acomodada que en las colonias españolas, inglesas, portuguesas y holandesas; lo que no se debía tanto al savoir faire de los franceses, sino a la escasez de población “blanca” en la isla, lo que los obligaba a recurrir a estas gens de couleur para distintos oficios, entre ellos, el de mayoral o capataz de las cuadrillas de esclavos y de tropas para mantenerlos a raya.


El refugio para resistir a la opresión y la muerte, para los esclavos haitianos tenía un nombre que, como tantas otras cosas, la cultura occidental y cristiana se encargaría de caricaturizar y prostituir: Vudú.
Esta palabra, proveniente de Benin, significa “espíritu”. Se trata del “genio protector” de los antepasados y de las fuerzas de la naturaleza (loas o lúas en los ritos del vudú; “divinidades” en la interpretación occidental), a los que les rendían ofrendas de animales y libaciones, acompañándose de canto y danza, hasta que los iniciados eran “poseídos” por un espíritu. 1 La persecución de esta religión por la Iglesia y las autoridades llevó a que la práctica de sus ritos tuviese que hacerse en forma clandestina, nocturna más de las veces, lo que no hizo más que aumentar la aprehensión de los “blancos, que evidentemente no podían soportar que “sus” esclavos tuviesen algo que no les perteneciese a ellos, sus amos.
De esta forma, en Haití (al igual que sus correlatos, el vodú y la santería de Cuba o el candomblé del Brasil) el vudú se transformó en una forma de resistencia, una manera de preservar las normas culturales de la patria africana, el recuerdo de la misma y la afirmación de las raíces. Poseídos por los espíritus, los esclavos volvían a sentirse libres.
Pero había otra forma, y era la de huir hacia los montes y establecer poblados de fugitivos, convirtiéndose en lo que los españoles llamaban “negros cimarrones” y los franceses, marrons.


La importancia del vudú era tal, que las historias de Haití suelen recordar que el antecedente más cercano de la revolución fue cuando un houngan (sacerdote vudú) llamado Mackandal reunió a varios grupos de “cimarrones” y, tras profetizar la destrucción de los amos esclavistas, inició una revuelta que duró seis años (1752-1758). Los “civilizados” franceses, para “ilustrar” a las masas, luego de capturar a Mackandal lo quemaron vivo en la hoguera, en la plaza principal de Cap Français.
Pero fue a partir de 1789, cuando la lejana metrópoli comenzó a verse sacudida por sus propios desposeídos, que la situación en Haití se tensó de manera irremediable.
Pero los esclavos haitianos se tomaron al pie de la letra la Declaración, en especial su primer artículo, y siendo naturalmente tan “libres e iguales en derechos” como sus amos, se propusieron lograr su cumplimiento.
La agitación comenzó en 1790. Sus iniciadores no fueron los más oprimidos, sino un grupo de “gente de color” residente en Francia que creó la “Sociedad de Amigos de los Negros”, entre cuyos miembros estaban también algunos franceses, como el alcalde de París y amigo de Francisco de Miranda, Jerôme Pétion. Este grupo logró que la Asamblea reconociese formalmente a los mulatos como ciudadanos franceses (no así a los esclavos); pero cuando el dirigente de la Sociedad, Vincent Ogé, intentó que las autoridades coloniales deSaint-Domingue cumpliesen la norma igualitaria, encontró el más firme rechazo. Ogé inició un levantamiento armado, pero la “gente de color” se negó a incluir en él a los esclavos, lo que provocó su derrota. Ogé fue ejecutado en 1791.
Para entonces, la prédica igualitaria de la Revolución Francesa en Haití había quedado en manos de quienes tenían el mayor interés en terminar con el Antiguo Régimen, que en la isla era sinónimo de esclavitud. Un autor afrocaribeño de habla inglesa, Cyril James, los bautizaría “los jacobinos negros”.


El 22 de agosto de 1791, mientras en París el rey Luis XVI estaba “recluido” luego de su intento de fuga hacia Alemania, en el norte de Haití los esclavos se cansaron de los argumentos “ilustrados” que aseguraban que, por ser negros no estaban preparados para ser ciudadanos libres e iguales. Ese día Dutty Boukman, Jean François y Georges Biassou iniciaron, no una “revuelta”, sino una revolución que rápidamente se extendió al resto de la colonia francesa. 2
La respuesta de los esclavistas combinó la represión, el llamado a una fuerza expedicionaria británica de miles de hombres que ocupó gran parte de Haití y acciones para profundizar las diferencias entre negrosesclavos y gens de couleur libres. También recurrió a algunas concesiones, como cuando en 1794 la Convención francesa, dominada por los jacobinos de Robespierre, proclamó el fin de la esclavitud, aunque imponiendo a los libertos un sistema de “patronato” que significa seguir sujetos a trabajos forzados. Pero los “jacobinos negros” estaban dispuestos a lograr su libertad y, en el curso de esa guerra que duró trece años, a proclamar un Estado independiente.
Entre sus líderes, que a lo largo de esos trece años cambiaron en más de una ocasión de aliados y enemigos y llegaron a enfrentarse a muerte entre sí, se destacaron François Dominique Toussaint-Louverture, 3 Jean-Jacques Dessalines, 4 Henri Cristophe y Alexandre Pétion, nombres que, lamentablemente, a más de un latinoamericano le siguen sonando “exóticos”.
Más allá de sus aciertos y desaciertos, de grandezas y mezquindades (que no son menores ni mayores que las de tantos personajes de la historia cuyos nombres se recuerdan en calles y plazas de nuestras ciudades), se trató de los primeros latinoamericanos que consiguieron establecer un Estado independiente. Alguno de ellos, como Papá Bon-Kè Pétion, 5 fue más lejos: dirigió el único gobierno que prestó ayuda material a Simón Bolívar en el momento de su peor derrota y ordenó la primera reforma agraria de nuestro continente, por cierto, una de las muy pocas realizadas hasta ahora en estas tierras.


A pesar de que, dirigidos por Toussaint-Louverture, los haitianos habían tomado en 1801 el control de toda la isla (incluida la parte que, hasta entonces, había sido colonia española), no proclamaron la independencia del país que, al menos formalmente, seguía constituyendo un “departamento de ultramar” francés. Pero esto no le bastaba a Napoleón, quien en 1802 envió una expedición de unos 40.000 hombres comandados por uno de sus cuñados, el general Charles Lecrerc. 6 A ellos se sumaron los pocos “blancos” que aún no habían emigrado y, sobre todo, la “gente de color” que dirigía Pétion, que pese a aceptar el fin de la esclavitud aún no admitía la plena igualdad.
Lecrerc logró derrotar a los generales haitianos y, en esa ocasión, demostró que ya entonces existía una “escuela francesa” de militares dispuestos a enseñar métodos “contrainsurgentes” en las Américas, como la que a fines de la década de 1950 traería la noción de “enemigo interno”, la práctica del secuestro de sospechosos y el empleo sistemático de la gégène (picana eléctrica portátil). Leclerc invitó a Toussaint a parlamentar, y cuando el “jacobino negro” se presentó en el campo enemigo, lo hizo detener y remitir prisionero a Francia, donde moriría de neumonía a consecuencia de las pésimas condiciones de detención. Andando el tiempo, el fundador de la dinastía Somoza aplicaría un método similar, aunque con muerte inmediata, para deshacerse del revolucionario nicaragüense Augusto César Sandino, en 1934.
Tal vez por aquello que los ingleses llaman “justicia poética”, a los pocos meses de esa “acción antisubversiva”, Leclerc, junto con más de 20.000 de sus hombres, murió a consecuencia de un brote de fiebre amarilla.
Se nos ha enseñado hasta el cansancio que la primera gran derrota irreversible de Napoleón sucedió en el Atlántico, cerca de las costas españolas; y que en tierra, esto se produjo casi en simultáneo en la Península Ibérica y en las estepas rusas. Pero antes de que la flota británica deshiciera a la escuadra franco-española en Trafalgar (21 de octubre de 1805) o que se sucedieran las derrotas francesas en España y Rusia (a partir de enero de 1812), los haitianos se encargaron de mostrar que las águilas napoleónicas no eran invencibles.


Napoleón se había propuesto restablecer el buen negocio azucarero en las islas caribeñas bajo su control. Es decir, reimplantar lisa y llanamente la esclavitud. Ya en mayo de 1802, una ley imperial dispuso que no se aplicase la libertad ordenada ocho años antes por la Convención allí donde aún no hubiese tenido cumplimiento efectivo. Un despacho reservado, enviado a Leclerc, lo autorizaba además a reimplantarla en Haití cuando fuera oportuno. Tampoco sus aliados “de color” salían bien librados, ya que varios edictos comenzaron a limitar la “libertad, igualdad y fraternidad” que, desde 1790, les habían prometido.
Así las cosas, tras ver lo que había ocurrido con Toussaint y el restablecimiento pleno de la esclavitud en otras colonias caribeñas francesas como Martinica y Santa Lucía, nègres y gens de couleur, dirigidos por Dessalines, Pétion y Christophe, iniciaron la “segunda fase” de la revolución haitiana.
El nuevo jefe colonialista, Donatien de Vimeur, vizconde de Rochambeau, anticipó de qué era capaz la “escuela francesa”: miles de haitianos fueron ahorcados, ahogados o quemados vivos. Los métodos de tortura y “desaparición forzada” aplicados entonces no tienen nada que envidiar a los que las fuerzas colonialistas emplearían, ciento cincuenta años después, en Indochina y Argelia: los prisioneros eran arrojados vivos a los calderos hirvientes de refinación de la melaza o enterrados hasta medio cuerpo en hormigueros. 7
No es de extrañarse, entonces, la “fiereza” que como contrapartida aplicarían los haitianos y que sembraría el pánico entre las elites criollas hispanoamericanas por largos años. La guerra era sin cuartel.
Las fuerzas reorganizadas bajo el mando de Dessalines, finalmente, se impusieron en la batalla de Vétyè (Vertières en francés), cuya fecha merece recordarse: 18 de noviembre de 1803. El ejército de ocupación napoleónico fue destrozado y el sanguinario Rochambeau debió capitular. Por años se hablaría en América de “la carnicería de Santo Domingo”, para referirse a los 3.500 franceses ejecutados entonces, no a los casi 30.000 haitianos asesinados por los colonialistas.
El 1º de enero de 1804, en la ciudad de Gonaives, Dessalines proclamaba la independencia de la hasta entonces Saint-Domingue, restableciendo para el país el nombre arahuaco original de Haití.



Referencias:
1
 Dina V. Picotti, La presencia africana en nuestra identidad, Ediciones del OL, Buenos Aires, 1998, pág. 227-233.
2 Jorge Victoria Ojeda, “Dos líderes olvidados de la revolución haitiana”, en Cuadernos Hispanoamericanos, N° 676, octubre de 2006.
3 Nacido como esclavo en una plantación haitiana en 1743, obtuvo su libertad en 1776 y se convirtió en arrendatario cafetalero; curiosamente, el “Robespierre negro”, por entonces, tenía tres esclavos. En 1791 se sumó al levantamiento haitiano, y tras la derrota de Boukman buscó refugio en la parte española de Santo Domingo. En 1793, al frente de un ejército bien organizado, inició la lucha contra los franceses, a los que se alió luego de la proclamación del fin de la esclavitud. Convertido en general de la República francesa, dominó la política haitiana con mano dura, conquistó a los españoles toda la isla de Santo Domingo, pero enfrentó a los libertos (a quienes les aplicó un sistema de trabajo forzado en las plantaciones, de acuerdo con la ley de la Convención francesa). Derrotado por las fuerzas enviadas por Napoleón, fue remitido preso a Francia, donde murió en 1803.
4 Nacido en 1758, Dessalines era un esclavo que se sumó a las fuerzas de Toussaint-Louverture, de quien llegó a ser lugarteniente. Tras la captura de su jefe, en 1802 inició un nuevo levantamiento contra los franceses, a los que derrotó por completo. En 1804 declaró la independencia de la República de Haití y fue su primer gobernante. En 1806 se proclamó emperador, como Jacques I, pero fue asesinado por Pétion y Christophe.
5 “Papá Buen Corazón”, apodo popular que los campesinos del norte de Haití le dieron a Pétion luego de su distribución de tierras.
6 Leclerc estaba casado con Paulina Bonaparte, quien luego sería la modelo de la famosa Venus Borghese, del escultor Antonio Canova.
7 Cyril Lionel Robert James, The Black Jacobins: Toussaint-Louverture and the San Domingo Revolution,