BATALLA DE CHACABUCO 12 de Febrero de 1817


El 12 de febrero de 1817, el Ejército Libertador, luego de realizar la epopeya del cruce de los Andes, encontrándose en la llamada cuesta o hacienda de Chacabuco a 55 Km al norte de Santiago, los soldados patriotas hallan en ese campo de batalla la palma de gloria que los coronó como vencedores de los Andes y del Ejército Realista que los aguardaba en dicha cuesta con la intención de interrumpir la ruta de la libertad emprendida por el General San Martín.

Tropas chilenas y argentinas rumbo a la Batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817), lideradas por el general José de San Martín.

La Batalla de Chacabuco 

fue una decisiva contienda de la Independencia de Chile en la cual combatieron el Ejército de los Andes de las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Ejército Realista, resultando en un firme triunfo para el bando independentista comandado por José de San Martín que contó con contingentes emigrados de Chile (pasando estos al Ejército Unido). Tuvo lugar el 12 de febrero de 1817, en la hacienda de Chacabuco (Colina), a 55 km al norte de la ciudad de Santiago (contados desde el centro de la antigua pequeña ciudad).


Antecedentes

En la Ciudad de Mendoza los patriotas se pusieron bajo las órdenes de José de San Martín, general argentino que encabezó la independencia de su la Argentína, el cual tenía un plan para derrotar a los realistas. Los chilenos O`Higgins y Ramón Freire ayudaron a organizar y adiestrar a este ejército.
San Martín liberó a los esclavos negros siempre que se enrolasen en las tropas e incorporó en ellas a los patriotas chilenos que seguían a O`Higgins (ya que no existía un ejército propiamente chileno, pasando a formar parte íntegra del ejército libertador) y aquellos soldados de Carrera que estuviesen dispuestos a servir bajo sus banderas.

 

Entre chilenos y argentinos el ejército llegó a contar con alrededor de 4.000 hombres perfectamente armados y disciplinados.
Luego del Cruce de los Andes las fuerzas patriotas dirigidas por San Martín marcharon por la ladera poniente del macizo, llevando consigo las piezas de artillería, alimento y ropajes.
Debido a la dispersión de sus fuerzas (estimadas en abril de 1817 en 4.317 hombres), a Francisco Casimiro Marcó del Pont, se le hizo muy difícil reunir un ejército, el que finalmente sería de 1500 hombres. La moral de éstos no era la mejor, pues estaban mal pagos y no se les había reconocido los grados ganados en la campaña de reconquista al mando de Mariano Osorio.

Batalla

Tras reunirse el 9 de febrero en el Campamento de Curimón las columnas que cruzaron los Andes por "camino de Los Patos" junto con las que cruzaron por el "camino de Uspallata", se resolvió atacar en la madrugada del día 12. Con el fin de emplear una táctica de pinzas por el frente y la retaguardia, se dividieron a las tropas disponibles en dos:
La 1º División o ala derecha al mando de Miguel Estanislao Soler que debía atacar por el oeste, estaba compuesta por los batallones Nº1 de Cazadores y Nº11, las compañías de Granaderos y Cazadores de los Batallones Nº7 y Nº8, el escuadrón Nº4 de Granaderos, el escuadrón escolta del general en jefe y 7 piezas de artillería de 4" con 80 artilleros de dotación. Ascendía el total de esta columna a 2.000 hombres.
La 2º División o ala izquierda al mando de Bernardo O'Higgins debía atacar por el este; estaba formada por las compañías de fusileros de los batallones 7 y 8, los escuadrones restantes 1º, 2º y 3º de Granaderos a caballo y 2 piezas de artillería (que perderían en el desfiladero) de 4" con el resto del batallón de artillería. Ascendía el total de esta columna a 1.500 hombres.


Mientras Soler rodeaba a los realistas por el camino de Montenegro, más suave pero mucho más largo, O'Higgins lo hacía por Cuesta Vieja, más corto pero en pendiente y mucho más peligroso, dirigiéndose en dos columnas, y enfrentándose con los adelantados realistas hasta encontrarse frente a frente con el grueso del ejército realista, por lo que decidió avanzar hacia el cerro Los Halcones y desplegar allí sus fuerzas, al tiempo que despachaba un mensajero para informar de la situación al general San Martín.


Las fuerzas realistas, inferiores en número, estaban compuestas por el batallón Talavera, de soldados peninsulares, más otros dos provenientes principalmente de Chiloé y Valdivia. Inicialmente Maroto, consciente de la debilidad de sus tropas había conseguido que el gobernador apoyase la idea de retirarse al Maule y unir sus fuerzas a las de Concepción para presentar batalla a San Martín. Pero Marco del Pont cambio de opinión rápidamente y le ordeno impedir que los republicanos avanzaran sobre Santiago. El general realista escogió la cuesta de Chacabuco como una posición defensiva, esperando detener a los patriotas mientras llegaban los refuerzos desde el sur. Sin embargo, en un reconocimiento efectuado el día 12 Maroto noto que la cuesta estaba ocupada por los patriotas, incapaz de tomarla tuvo que escoger entre retroceder a Colina o defender las posiciones donde estaba su ejército, delante del cerro de Victoria, cerca de la Hacienda de Chacabuco. Optó por esto último, lo que permitió a San Martín poder rodearlo con sus fuerzas más numerosas.


Movimientos y desarrollo

El plan de San Martín era que O'Higgins atacara por el este, Soler por el oeste y San Martín de frente.Lllegada la baatalla O'Higgins se desespera al no recibir ordenes de San Martín y inicia el ataque, cuando San Martín se da cuenta de esto envía a un mensajero para que Soler comienze el ataque. No había tiempo hasta que Soler ataque y San Martín decide ir el por el frente junto a O'Higgins, hasta que luego una división de adelantados de Soler arribó produciéndose el envolvimiento completo del flanco izquierdo y de la espalda, y destrozando la retaguardia realista, consolidándose así una aplastante victoria a favor de los patriotas. La batalla concluyó a las 14:00 horas. El sorpresivo avance de Maroto cambiaba por completo el panorama. Ahora O'Higgins, sin ayuda de Soler, tendría que batirse con la totalidad de las fuerzas realistas o retroceder a una catástrofe segura. O'Higgins al no recibir respuesta ante esta situación a las 11:45 y contraviniendo las órdenes de San Martín de no comprometer fuego, aconsejado por Crámer, (ex oficial de Napoleón), ordenó a la infantería cargar a la bayoneta, organizando dos columnas de ataque, siguiendo el modelo napoleónico y lanzándolas sobre el ala derecha enemiga (Batallón Talavera) apoyada por la caballería del coronel José Matías Zapiola, pero los granaderos tropezaron con el profundo cauce de Las Margaritas, que no habían visto, no pudiendo pasar en formación de ataque y retrocedieron tras una andanada de fuego enemigo, sin sufrir muchas bajas, hasta el cerro de los Halcones, donde se reorganizaron. 


De nuevo O'Higgins y Cramer las lanzaron al asalto, dirigiendo ahora la caballería contra el flanco derecho y la infantería contra el centro. Un pelotón de caballería rompía la línea realista entre la extrema izquierda del Talavera y la derecha del grueso del batallón Chiloé, arrollando a los artilleros. La infantería ya casi vencedora, acudió en auxilio de la caballería. Zapiola, después de romper el cuadro formado por los talaveras, rebasó el ala derecha realista y una segunda carga sobre la infantería y la caballería enemigas produjo la dispersión. Los restos del ejército realista huyeron a la desbandada hacia las casas de Chacabuco distante a pocos kilómetros, y dejando en el campo la tercera parte de sus efectivos.En medio de la batalla San Martín llama a Osorio el General Realista para que saque a sus heridos de la batalla, dando así San Martín un ejemplo de hacer una campaña con el menor costo de sangre posible.

En veinticuatro días hemos hecho la campaña; pasamos la cordillera más elevada del globo, concluimos con los tiranos y dimos libertad a Chile. 


Parte de batalla de José de San Martín

Poco después de finalizar la batalla el general San Martín dirigió al Director Supremo argentino Juan Martín de Pueyrredón el parte oficial:
Excelentísimo Señor:
Una división de mil ochocientos hombres del ejército de Chile acaba de ser destrozada en los llanos de Chacabuco por el ejército de mi mando en la tarde de hoy. Seiscientos prisioneros entre ellos treinta oficiales, cuatrocientos cincuenta muertos y una bandera que tengo el honor de dirigir es el resultado de esta jornada feliz con más de mil fusiles y dos cañones. La premura del tiempo no me permite extenderme en detalles, que remitiré lo más breve que me sea posible: en el entretanto, debo decir a V. E., que no hay expresiones como ponderar la bravura de estas tropas: nuestra pérdida no alcanza a cien hombres. Estoy sumamente reconocido a la brillante conducta, valor y conocimientos de los señores brigadieres don Miguel Soler y don Bernardo O’Higgins. Dios guarde a V. E. muchos años. Cuartel general de Chacabuco en el campo de batalla, y febrero 13 de 1817.Excelentísimo supremo director del Estado. José de San Martín.
Los patriotas muertos fueron 12 y 120 heridos, mientras que los realistas sufrieron 500 muertos, quedando prisioneros 32 oficiales y 600 soldados. Fue capturada la bandera del Regimiento de Chiloé, junto con aproximadamente mil fusiles, dos piezas de artillería, seis espadas, 16 cajones de municiones, dos barriles de pólvora, cuatro fardos de vestuarios, una treintena de equipajes y la correspondencia. Sin embargo, San Martín cometió el error de no perseguir a los realistas vencidos, dando la oportunidad de reembarcar a 1.600 soldados al Perú que serían la base de la expedición de Mariano Osorio en año siguiente. De otro modo estiman varios historiadores Chacabuco hubiera sido la batalla decisiva de la independencia y la expedición al Perú no se hubiera atrasado tres años.

El 16 de febrero la victoria fue conocida en Mendoza y el 24 de febrero a las 9 horas llegó a Buenos Aires en un pliego enviado por cuenta del gobernador de Cuyo Toribio de Luzuriaga. El 26 de febrero el sargento mayor Manuel Escaladallegó a Buenos Aires conduciendo el parte oficial de San Martín y la bandera tomada a los realistas. Un día antes de la llegada de Escalada el director Pueyrredón -habiendose puesto en conocimiento de la victoria del ejército a través de Luzuriaga- le envió a San Martín la siguiente comunicación:
“¡Gloria al restaurador de Chile! Sí, mi amigo querido, la fortuna ha favorecido los heroicos esfuerzos de usted y la América nunca olvidará la valiente empresa de usted sobre Chile, venciendo a la naturaleza en sus mayores dificultades. Usted venció y yo me glorío con usted y lo abrazo con toda ternura de mi alma reconocida a sus servicios. Ayer ha sido un día de locura para este gran pueblo. No tengo tiempo para expresar a usted los términos con que se ha explicado el sentimiento de regocijo público por la victoria de Chacabuco, cuya noticia llegó a las nueve de la mañana por pliego despachado con Luzuriaga. Eran las once de la noche y aún se oía un ruido sordo de vivas en toda la ciudad. La fortaleza y seis buques de nuestra marina hicieron salva triple. Escalada que conduce los pliegos no ha llegado y me tiene su demora impaciente porque quiero imponerme de algunos pormenores de la acción. Lo que sé por Luzuriaga es que usted con dos escuadrones de granaderos tuvo que meterse entre las líneas enemigas. De esto infiero, o que la cosa estuvo apurada, o que no tuvo usted jefe de caballería de confianza, porque en todo otro caso yo acusaría a usted del riesgo en que se puso. Dígame usted con la franqueza que debe lo que hubo en esto; mientras yo quedo en el más grave cuidado con la noticia que también me da Luzuriaga, de que en resultas de la fatiga personal que usted tomó en la acción quedaba muy afligido de su pecho. Por Dios, cuídese usted, porque su vida y su salud interesan extraordinariamente al país y a sus amigos”.

Consecuencias

Condecoración otorgada al General San Martín por su victoria.
Fue tal la sensación que esta desgracia produjo entre las esparcidas tropas reales, que al día siguiente se abandonó la capital sin más pensamiento que el de acudir a Valparaíso, cada uno como podía, para embarcarse para Lima, aumentando el desorden y el espanto las familias que se precipitaban a ganar un buque porque se creían comprometidas. Consiguientemente el general Marcó del Pont, muchos jefes y oficiales, las principales autoridades y la mayor parte de la tropa cayeron en poder de los vencedores, quienes sin mas resistencia invadieron todo el país hasta las confines de la fiel provincia de Concepción de Penco. La imparcialidad exige confesar que la pronta organización de un ejército en Mendoza con las dificultades que ofrece el país, el plan de la invasión a Chile y su entendida ejecución recomiendan el mérito de San Martín ...General español Andrés García Camba

Reunida la asamblea bajo la presidencia del gobernador don Francisco Ruiz Tagle, elegido interinamente por el pueblo al tiempo de la fuga de Marcó del Pont, los concurrentes declararon por aclamación que a la voluntad unánime era nombrar a don José de San Martín gobernador de Chile con omnímoda facultad, y así lo hicieron constar en el acta que se levantó y todos firmaron ante escribano público. El general fiel a sus instrucciones y a su plan político, se negó a aceptar el mando que se le ofreció, y convocó por intermedio del Cabildo una nueva asamblea popular a que concurrieron 210 vecinos notables. 


El auditor del ejército de los Andes, Dr. Bernardo de Vera y Pintado, reiteró públicamente la renuncia de San Martín, y fue aclamado en el acto el general O’Higgins Director Supremo del Estado de Chile, declarando Vera que la elección era del agrado del General San Martín. El nuevo Director nombró por ministro del interior a don Miguel Zañartu, carácter entero y decidido partidario de la alianza chileno-argentina, y en el departamento de guerra y marina al teniente coronel don José Ignacio Zenteno, secretario de San Martín. Su primer acto de gobierno, el 17 de febrero de 1817, fue dirigirse al pueblo en una proclama con alusión honorífica al general San Martín.
  • "Ciudadanos: elevado por vuestra generosidad al mando supremo de que jamás pude considerarme digno es una de mis primeras obligaciones recordaros la mas sagrada que debe fijarse en vuestro corazón. Nuestros amigos los hijos de las Provincias del Río de la Plata de esa nación que ha proclamado su independencia como el fruto precioso de su constancia y patriotismo acaban de recuperaros la libertad usurpada por los tiranos. Estos han desaparecido cargados de su vergüenza al ímpetu primero de un ejército virtuoso y dirigido por la mano maestra de un general valiente experto y decidido á la muerte ó á la extinción de los usurpadores. La condición de Chile ha cambiado de semblante por la grande obra de un momento en que se disputan la preferencia el desinterés mérito de los libertadores y la admiración del triunfo. ¿Cuál deberá ser nuestra gratitud á este sacrificio imponderable y preparado con los últimos esfuerzos de los pueblos hermanos?. Vosotros quisisteis manifestarla depositando vuestra dirección en el héroe. ¡Oh! si las circunstancias que le impedían aceptar hubiesen podido concillarse con vuestros deseos yo me atrevería á jurar la felicidad permanente de Chile. Pero me cubro de rubor cuando habéis sustituido mi debilidad á la mano fuerte que os ha salvado. Instruíos de los antecedentes que vosotros mismos habéis formado para esta elección y os uniréis á mis sentimientos. Los de la unidad y concordia deben inflamar el espíritu de los Chilenos. Un olvido eterno de esas mezquinas personalidades que por sí solas son bastantes á hacer la ruina de los pueblos. Yo exijo de vosotros aquella confianza recíproca sin la cual el gobierno es la impotencia de la autoridad ó se ve forzado á degenerar en despotismo. No perder los laureles adquiridos con tantos sacrificios. Resolverse á no existir antes que dejarse oprimir otra vez del bárbaro español que perezca el último ciudadano en la defensa del precioso suelo en que vió la primera luz un reconocimiento eterno á sus libertadores un amor á la patria que sea el distintivo de todo Americano un zelo activo por la justicia y el honor un odio irreconciliable á los maquinadores de nuestra esclavitud hé aquí los sentimientos de vuestro director y los que han de hacer vuestro carácter si hemos de ser libres. Cooperad y seréis el ejemplo de la gratitud el terror de la tiranía y la envidia de la paz" Santiago, 17 de febrero de 1817. Bernardo O'HigginsMiguel Zañartú, Secretario.
Monumento a la Victoria de Chacabuco (12 de Febrero de 1817)

Gracias a la Batalla de Chacabuco, en la que los patriotas salieron victoriosos, pudieron recuperar a Chile y de ese modo finalizó el período de la Reconquista o Restauración y comenzó el período de la Patria Nueva.

Esas jóvenes hijas de puta

Por ARTURO PÉREZ-REVERTE


Supongo que a muchos se les habrá olvidado ya, si es que se enteraron. Por eso voy a hacer de aguafiestas, y recordarlo. Entre otras cosas, y más a menudo que muchas, el ser humano es cruel y es cobarde. Pero, por razones de conveniencia, tiene memoria flaca y sólo se acuerda de su propia crueldad y su cobardía cuando le interesa. Quizá debido a eso, la palabra remordimiento es de las menos complacientes que el hombre conoce, cuando la conoce. De las menos compatibles con su egoísmo y su bajeza moral. Por eso es la que menos consulta en el diccionario. La que menos utiliza. La que menos pronuncia.
Hace dos años, Carla Díaz Magnien, una adolescente desesperada, acosada de manera infame por dos compañeras de clase, se suicidó tirándose por un acantilado en Gijón. Y hace ahora unas semanas, un juez condenó a las dos acosadoras a la estúpida pena -no por estupidez del juez, que ahí no me meto, sino de las leyes vigentes en este disparatado país- de cuatro meses de trabajos socioeducativos. Ésas son todas las plumas que ambas pájaras dejan en este episodio. Detrás, una chica muerta, una familia destrozada, una madre enloquecida por el dolor y la injusticia, y unos vecinos, colegio y sociedad que, como de costumbre, tras las condolencias de oficio, dejan atrás el asunto y siguen tranquilos su vida.
Pero hagan el favor. Vuelvan ustedes atrás y piensen. Imaginen. Una chiquilla de catorce años, antipática para algunas compañeras, a la que insultaban a diario utilizando su estrabismo -«Carla, topacio, un ojo para acá y otro para el espacio»-, a la que alguna vez obligaron a refugiarse en los baños para escapar de agresiones, a la que llamaban bollera, a la que amenazaban con esa falta de piedad que ciertos hijos e hijas de la grandísima puta, a la espera de madurar en esplendorosos adultos, desarrollan ya desde bien jovencitos. Desde niños. Que se lo pregunten, si no, a los miles de homosexuales que todavía, pese al buen rollo que todos tenemos ahora, o decimos tener, aún sufren desprecio y acoso en el colegio. O a los gorditos, a los torpes, a los tímidos, a los cuatro ojos que no tienen los medios o la entereza de hacerse respetar a hostia limpia. Y a eso, claro, a la crueldad de las que oficiaron de verdugos, añadamos la actitud miserable del resto: la cobardía, el lavarse las manos. La indiferencia de los compañeros de clase, testigos del acoso pero dejando -anuncio de los muy miserables ciudadanos que serán en el futuro- que las cosas siguieran su curso. El silencio de los borregos, o las borregas, que nunca consideran la tragedia asunto suyo, a menos que les toque a ellos. Y el colegio, claro. Esos dignos profesores, resultado directo de la sociedad disparatada en la que vivimos, cuya escarmentada vocación consiste en pasar inadvertidos, no meterse en problemas con los padres y cobrar a fin de mes. Los que vieron lo que ocurría y miraron a otro lado, argumentando lo de siempre: «Son cosas de crías». Líos de niñas. Y mientras, Carla, pidiendo a su hermana mayor que la acompañara a la puerta del colegio. La pobre. Para protegerla.
Faltaba, claro, el Gólgota de las redes sociales. El territorio donde toda vileza, toda ruindad, tiene su asiento impune. Allí, la crucifixión de Carla fue completa. Insultos, calumnias, coro de divertidos tuiteros que, como tiburones, acudieron al olor de la sangre. Más bromas, más mofas. Más ojos bizcos, más bollera. Y los que sabían, y los que no saben, que son la mayor parte, pero se lo pasan de cine con la masacre, riendo a costa del asunto. La habitual risa de las ratas. Hasta que, incapaz de soportarlo, con el mundo encima, tal como puede caerte cuando tienes catorce años, Carla no pudo más, caminó hasta el borde de un acantilado y se arrojó por él.
Ignoro cómo fue la reacción posterior en su colegio. Imagino, como siempre, a las compis de clase abrazadas entre lágrimas como en las series de televisión, cosa que les encanta, haciéndose fotos con los móviles mientras pondrían mensajitos en plan Carla no te olvidamos, y muñequitos de peluche, y velas encendidas y flores, y todas esas gilipolleces con las que despedimos, barato, a los infelices a quienes suelen despachar nuestra cobardía, envidia, incompetencia, crueldad, desidia o estupidez. Pero, en fin. Ya que hay sentencia de por medio, espero que, con ella en la mano, la madre de Carla le saque ahora, por vía judicial, los tuétanos a ese colegio miserable que fue cómplice pasivo de la canallada cometida con su hija. Porque al final, ni escozores ni arrepentimientos ni gaitas en vinagre. En este mundo de mierda, lo único que de verdad duele, de verdad castiga, de verdad remuerde, es que te saquen la pasta.  
Montserrat Magnien, madre de Carla, posa junto a una pantalla de ordenador con la imagen de su hija Carla, a la que besa su hermana.

El lunes le llamaban «bizca». El martes tocaba aguantar lo de «bollera». Hubo miércoles en que fue bautizada con las aguas fecales del baño. Jueves con rima: «Topacio, un ojo para aquí y otro para el espacio». Viernes en los que la hoja entera se le volvía un borrón: «No toques eso. Lo ha tocado ella».
Carla y su calendario escolar. Carla y la vida como en suspenso a los 14 años. Carla y una sola asignatura: la de llegar entera al fin de semana.
Hasta que el 11 de abril de 2013 se levantó de la cama, salió de casa, caminó en dirección contraria al colegio, recorrió la bahía por la playa de San Lorenzo de Gijón, subió a un alto junto al Cantábrico, hizo flop y desapareció.
Se lanzó desde el acantilado de La Providencia. El cuerpo sin vida fue hallado en el mar a media tarde. Un año después de su suicidio, la Justicia no trae más que una espuma de vuelta. ¿Por qué se mató Carla?
-Eso. ¿Por qué se mató Carla?
«La llamaban bollera, bizca, le arrojaban agua de los baños. No entendía por qué se metían con ella si nunca les había hecho nada»
-¿Que por qué? Nadie está haciendo nada para saber lo que pasó. Mi hija no es una niña que estuviera mal; hicieron que estuviera mal. La mató el acoso diario, la persecución, lo que le decían, lo que le hacían... Era el monitodel colegio. Hasta que no pudo más.
No pudo más Carla Díaz, la hija. No puede más Montserrat Magnien, la madre.
Aunque la Fiscalía de Menores de Oviedo sobreseyó el caso por falta de pruebas a finales de enero, la familia va a pedir esta semana que se reabra a la luz de las nuevas evidencias. Carla y aquel 2º de ESO.
EL MUNDO ha tenido acceso al atestado policial, a los testimonios de las menores que fueron a declarar a comisaría, a documentación interna del colegio Santo Ángel de la Guarda donde estudiaba y a los mensajes que se intercambiaron sus compañeras en las redes sociales que frecuentaba la niña en los días posteriores a su muerte.
El resultado de esta orografía es un mapa donde todas las pistas conducen al mismo lugar: la historia de una muerte encerrada en un cofre que hoy abrimos.
Estaba en las redes sociales.
«Carla se suicidó por tu culpa».
«...todo el SAG [Santo Ángel de la Guarda] se metía con ella».
«Yo sí, me metí con ella, le pegué, nos pegamos, pero, y? fui la única persona acaso? Creo que no, eh, hay mucha gente más que ahora no da la cara, que hizo lo mismo, incluso peor que yo».
«Cuando no puedes más, cuando ya estás harta, cuando piensas que el mundo está en contra de ti, cuando ves todo de mala manera, cuando te sientes mal, cuando están día tras día insultándote, riéndose de ti, haciéndote bullying o burla... puedes llegar a estos extremos».
«Esa pobre niña lo único que quería era vivir tranquila, lo consiguió? No pq? Pq a muchos jilipollas que hay sueltos por Gijón les pareció gracioso reírse de ella, o pegarla según el día que tuviesen».
«Carla da penina [días antes de la muerte], ya ni insulta ni na».
Estaba en el testimonio que una alumna realizó en la comisaría.
«La menor indica que a raíz de hacerse pública su condición de bisexual (...) comenzaron a meterse con ella, llegando a insultarla con frases tipo: bollera, virola [bizca] y otras frases similares, e incluso en una ocasión le arrojaron agua procedente de los baños. (...) Ella no entendía por qué estas personas se metían con ella si nunca les había hecho nada».
«Me dijo que se iba a suicidar [la noche previa al deceso] porque todo el mundo se reía de ella en el colegio por su problema de estrabismo».
«Me dijo que se iba a suicidar porque todo el mundo se reía de ella en el colegio por su problema de estrabismo»
Estaba en un acta que levantó el centro el 18 de febrero de 2013.
«Alumna: Carla Díaz. Temas tratados: problema de acoso escolar [señala el nombre de tres menores]. Medidas a adoptar: vigilar tema de acoso de más alumnas de 2ºB».
Estaba en un mensaje escrito entre visillos por una adolescente que sabe mucho y calla más.
«Elimina lo de la guaja q se suicidó q la poli anda detrás de eso, q vino a mi tutoría y están por las webs y todo, no contestes. Un beso. L».
¿Por qué se mató Carla?
(...)
Buscando la respuesta exacta regresamos a aquellos días, a aquella concertina de tres uves dobles, a aquella chica que corre.
Carla es cariñosa, hiperactiva, la vemos en el sofá pidiéndole a su madre que le compre una mascota, madrugando como suele, tomándose su tiempo para desayunar, sentada encima de Montse. O en su habitación, escuchando a Pablo Alborán, cantando por lo bajo. Porque la niña tiene su estribillo: de mayor quiere ser médico.
Es otoño de 2012, el curso ha empezado hace unas semanas, aparentemente es un día al uso, suena el teléfono y una madre avisa -ahora lo sabemos- del comienzo de algo que lo cambiará todo.
«No lo supe por el colegio. Lo supe por la madre de otra niña. Le pregunté a Carla que por qué se había hecho esos cortes. Una vez, otra. Un día, otro. No me decía nada».
Todo empezó con las autolesiones de Carla, el primer síntoma de que el curso se escribiría torcido, la prueba del nueve de que algo no iba. En las muñecas. Los cortes se los hacía en las muñecas, aprovechando la cuchilla que le quitaba a los sacapuntas, y luego ocultaba las marcas bajo las pulseras.
Así que aquel principio de curso 2012/2013 empezó en la escuela y siguió por los psicólogos. Arrancó con un saco de notables a la espalda y continuó con siete suspensos. Comenzó con la profesora pasando lista y concluyó con un asiento vacío.
«Yo sí, me metí con ella, le pegué ¿Fui la única? Creo que no, eh. Hay mucha gente que hizo lo mismo, incluso peor que yo»
«A partir de los cortes no la dejábamos un minuto sola, la llevábamos al colegio y la íbamos a buscar. Empezó a saltarse clases, a bajar el rendimiento. Sabía que pasaba algo en clase, pero no sabía el qué. Luego supe lo que fueron esos dos años para ella: la insultaron, le hicieron daño, la persiguieron, vi un vídeo en el que aparecen unas crías riéndose diciendo que le pegaban porque les salía de los cojones. Crearon un muñeco virtual muy feo, bizco, y le pusieron de nombre Carla, el monito Carla... Es muy duro saber que estaba pasando esto y nadie hizo nada».
Estamos a tres días del suicidio y su madre ya tiene los impresos para cambiar a la hija pequeña de centro.
Estamos a dos días del suicidio y hay compañeros que refieren una persecución.
Estamos a un día del suicidio y Carla le dice a una amiga que ya no la verá más, que no aguanta otra noche; que ha dejado unas notas en la blackberry para su madre, explicándole todo; que le manda el pin de la tarjeta y la contraseña del móvil; y le da un código que significaprovidencia.
Estamos en el día de su muerte. Cuando la encontraron en el acantilado, estaba sin su chaqueta negra de corazones blancos.
(...)
Gijón amaneció y sufrió una sacudida con aquello. El Juzgado de Instrucción número 3 de la ciudad investigó de oficio lo ocurrido, descartó el homicidio y acabó dando traslado del caso a la Fiscalía de Menores de Oviedo, que descartó el acoso escolar sin ni tan siquiera llevar a cabo ninguna de las diligencias probatorias solicitadas en la denuncia de la madre. En efecto. No se llamó a testificar a las cinco menores sospechosas de bullying. No se libró un oficio para bucear en las cuentas que la menor tenía en las redes sociales Tuenti, Facebook, Twitter y Ask.fm. No se hizo el volcado del portátil de Carla, que aún yace bajo custodia a la espera de que alguien ordene que se mire allí dentro.
Un año después, la familia pedirá esta semana al fiscal que reabra la causa. Así lo harán los abogados Leticia de la Hoz y Luis Manuel Fernández, que aportan decenas de mensajes nuevos y un montón de silencios viejos.
«Con su decreto de archivo, el fiscal ha impedido a la familia ejercer la acusación particular y, con ello, le ha privado de su derecho a investigar la verdad de lo sucedido», señala la letrada. «Parece ser que insultar, vejar y agredir de manera continuada a una menor no tiene relevancia penal».
El caso es que hoy todo son ausencias que nadie explica. En La Providencia Carla hizo flop y desapareció.
Y con ella más.
Desapareció una de las cinco acosadoras señaladas por la acusación: la niña fue trasladada a un colegio de Gerona a los tres días del suicidio, abandonando el curso a medias.
Desapareció la Blackberry con las notas para la madre: si bien el forense concluyó que la niña falleció en torno a las 11.00 horas, hay registrada actividad postmortem en su línea de WhatsApp a las 12.20.
Ahora la madre sabe que, el día en que cumplió los 14, recibió una felicitación como una bomba racimo: «Feliz cumpleaños, bollera». Y así todo.
La letra urgente de Carla -párvula, destartalada, redonda- está en una hoja de apuntes escolares que nos acerca Montse. Con mimo, como si fuera un incunable, quizás la única llamada de socorro manuscrita de la víctima.
«¿Qué te pasa?», le escribe una compañera en plena clase, y le pasa la nota.
«Me están amenazando», contesta Carla, y se la devuelve.
El profesor ha debido de pillarlas. En mayúsculas, con bolígrafo rojo, al pie de la hoja, le advierte a la madre: «Mira a lo que se dedica tu hija en clase».

«La obligaron a matarse»

El acoso escolar afecta al 4% de los niños de Primaria y al 8% de los de Secundaria. En los últimos años ha crecido más entre las chicas que entre los chicos. Hay especialistas que dicen que elbullying está detrás de la mitad de los suicidios entre menores. Y toda esta bola de nieve crece con el alud de la redes sociales... El trazo somero es cosa de la Asociación Contra el Acoso Escolar, cuya presidenta, Encarna García, anuncia que su colectivo estudia denunciar por prevaricación a Jorge Fernández, fiscal de Menores de Oviedo. «Hicieron con Carla lo mismo que con Jokin. La obligaron a matarse. Es terrible», afirma. «El fiscal cerró el asunto sin investigar las pruebas que pidió la madre: mirar en internet para ver si había acoso, tomar testimonio de las niñas. Ahora sabemos esto». En España, el acoso escolar no está tipificado como un delito, sino que se encuadra dentro del artículo 173.1 del Código Penal, referido al delito contra la integridad moral. En la práctica es muy complicado lograr una condena contra un menor. De lograrse, suele terminar con trabajos en beneficios de la comunidad. Al hilo de la incidencia de la esfera digital, el primer ministro británico, David Cameron, señaló públicamente a Ask.fm: en tan sólo un año, cinco menores acabaron suicidándose después de ser hostigados por esta red social. Carla la conocía. Tenía una cuenta abierta. Allí ella era un muñeco feo y bizco que habían creado los demás. Y al que habían bautizado con su nombre. / P. SIMÓN

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Ismael: Crónica de una muerte reiterada

Ismael Sosa (24) desapareció el sábado 24 y lo encontraron ahogado en el embalse de Río Tercero, Córdoba. Se investiga si la muerte es accidental o si se trata de un homicidio

Ismael Sosa, de 24 años, fue encontrado sin vida en el embalse de Río Tercero luego de una intensa búsqueda de cinco días por parte de familiares y amigos. Según reporta el diario Día a Día, la fiscalía de Córdoba se lo confirmó a la familia: "Sí, es él. Nos acaban de informar", explicó Marcela, una de las tías del joven. Fiama, hermana del joven, le dijo a La Voz del Interior que el cuerpo hallado sin vida era de su hermano.
Ahora, la Justicia tratará de reconstruir lo sucedido en los días que estuvo desaparecido. Uno de los interrogantes que deberá develar la investigación es si Ismael murió de forma accidental o si hubo intervención de terceros.
Oriundo de Merlo, el sábado pasado pretendía asistir al recital que ofreció la banda de rock La Renga en Villa Rumipal, Córdoba. Sin embargo –según denunciaron sus familiares y amigos– fue visto por última vez durante el primer control antes del comienzo del concierto y desde ahí no saben qué pasó con él.
De acuerdo con el relato, por razones que aún se desconocen, la policía comenzó a reprimir a parte de las miles de personas que se encontraban en el acceso al predio y fue en ese momento cuando los acompañantes de Ismael perdieron su rastro.
Según relató la madre, Nancy Sosa, la novia, con quien fue al recital, salió a pedir ayuda cuando no lo encontraba. Recorrió las comisarías y hospitales pero no se registró en ese día ningún detenido ni herido con las características de Ismael.

Crónica de una muerte reiterada



Ismael Sosa tenía 24 años. Se lo llevó la policía el sábado último, mientras el recital de La Renga comenzaba en Villa Rumipal, durante los cacheos previos, cerca de las 21 hs. Ese “cachondeo” siniestro que tanto les gusta a los policías y eventuales agentes de seguridad. Esa ceremonia ritual represiva en la que el abuso de poder está permitido, casi legitimado.

por Facundo Di Cuollo

Fue con la novia al recital, Ismael. Ella pasó el control y siguió adelante, empujada por la vorágine previa y la masa de gente enajenada. Ismael se quedó atrás, tal vez quejándose porque algún policía lo tocó de más, o lo verdugueó impertinentemente, como para no perder la costumbre.

Cuando ella se dio vuelta, Ismael ya no estaba. Había desaparecido. Como en la oscuridad de nuestro pasado reciente, casi. Podemos saber que algunos transeúntes preguntaron a los agentes de seguridad adónde lo llevaban a Ismael, ya ensangrentado y notablemente golpeado. “Lo llevamos a curarse”, habría respondido algún oficial, víctima de un sadismo infinito.

Otra chica que por ahí pasaba, entre tantas, tampoco había superado el “control” de la puerta. “Andate porque se están llevando gente, acá”, le advirtieron, mientras empezaba a quejarse. “Mirá, pendejo, que el lago es grande”, amenazaron a otro detenido eventual, como una declaración de principios en los horrores de un presente cercano.

Había gendarmes, también. Muchos. Por las dudas, al final del recital, cuando paradójicamente la tensión había disminuido, la policía de infantería ya “pegaba de a cuatro” y disparaba balas de goma. Se calcula que hubo entre 15 y 20 detenidos. Algunos fueron liberados, otros aún continúan en cautiverio legal, y algunos desaparecieron. Como Ismael, quien curiosamente fue encontrado, días después, muerto en el lago de Embalse Río Tercero.

La misma noche de su desaparición, Victoria, su novia, salió a buscarlo. Recorrió comisarias y hospitales. (Lo buscó tanto que hasta perdió el micro de vuelta hacia Buenos Aires, que finalmente partió sin ella, a las cinco de la mañana del domingo).

Pero nada. A Ismael se lo había tragado la tierra. O el agua.

Su hermano Facundo también viajó desde Buenos Aires, desde el Oeste, a buscarlo. A averiguar sobre su paradero. Se apersonó en la Comisaría de Río Tercero. No le quisieron tomar declaración. Cuando preguntó “por qué lo retuvieron”, le esquivaron la pregunta. Se comportaban raro. Como si tuvieran algo que esconder, tal vez.

Durante las horas subsiguientes a la búsqueda de Ismael, Facundo fue perseguido, “cargoseado” correspondientemente por la policía en territorio cordobés. Operación de rutina.

Finalmente, el jueves, la familia de Ismael Sosa fue notificada por la Fiscalía de Río Tercero. Habían encontrado un cuerpo.

El cuerpo de Ismael, “el rockero de la bicicleta”. Un cuerpo joven que lleva, hoy, las cicatrices, los golpes y los ultrajes de un aparato policial represivo hasta el paroxismo, amparado (por acción u omisión) por el Estado y el sistema judicial.

Los nombres pasan, las víctimas se actualizan. La Historia oscura se repite, periódica, incansable, como la condena de Sísifo que se proyecta una y otra vez sobre nuestra rebeldía joven.

Quizá sea hora, entonces, de una vez por todas, de empezar a cambiar la Historia.


NUNCA DIGAS NUNCA ¿Esperaremos otros 30 años?

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Unas 200 personas, fundamentalmente jóvenes y pobres, desaparecieron desde el retorno de la democracia. Más de 4 mil fueron víctimas de violencia institucional en el mismo período. La represión está vigente en el brazo de la Policía y la complicidad de los poderes del Estado. Un documental colectivo, anónimo y militante pone en jaque la concepción de derechos humanos con la que polemizan los políticos en TV. Imagen: “Nunca digas nunca”
Por Nahuel Lag
“Nunca vamos a aceptar la desigualdad.
Nunca vamos a aceptar que nos desaparezcan.”
Sara Hebe y Ramiro Jota, “Nunca digas nunca”
La dictadura militar no fue una guerra, la dictadura fue un genocidio: se violaron los derechos humanos, se desaparecieron a 30 mil militantes, a 30 mil personas. Esta afirmación hoy irrefutable, esa realidad hoy juzgada en los tribunales federales, tardó 30 años en comenzar a ser sanada. Treinta años de una larga batalla política, jurídica y cultural dada por los organismos de derechos humanos. Este 10 diciembre la democracia cumplió 31 como sistema de gobierno en la Argentina, el período más largo en la historia del país, y se lo celebró como el Día de los Derechos Humanos. ¿Pero qué significan para la generación nacida en democracia? ¿Qué es vivir en democracia? Nunca digas nunca, documental independiente, colectivo y anónimo, está hecho por esa generación y para esa generación. Se habla a sí misma, se advierte sobre desapariciones, sobre las 200 ocurridas en democracia, sobre derechos aún no cubiertos en los barrios pobres, sobre un sistema represivo en el que “los desaparecidos de ayer son los excluidos de hoy”. La represión y la desaparición aún están allá afuera, vigentes en el brazo de la Policía y la complicidad de los poderes del Estado.
La masacre de Budge, 1987, que al inicio de la democracia desató las primeras movilizaciones populares por “gatillo fácil”; Walter Bulacio, 1991; Miguel Bru, 1993; Julio López, 2006; Luciano Arruga, 2009; Jonathan “Kiki” Lezcano y Ezequiel Blanco, 2009. “Nuestra cámara apunta adonde nadie quiere ver”, señala una de las voces femeninas en off, parte del colectivo anónimo autor del documental. Estrenado a fines de octubre en el cine Gaumont y en gira militante permanente, el audiovisual recupera el “manifiesto”, práctica de los colectivos documentalistas, y lo aggiorna a estos tiempos: libre circulación, copia y distribución, sin fines comerciales. “El documental es más allá de nosotrxs”, definen.
Vanesa Orieta, hermana de Luciano, señala la herida abierta de la desaparición en democracia. Cuenta la historia de su hermano, mientras el montaje abre ventanas a la plaza del barrio 12 de Octubre, en La Matanza, rebautizada en honor al adolescente. Nunca digas nunca comenzó a rodarse cuando las cámaras no estaban sobre Vanesa ni su madre Mónica Alegre ni su lucha, y se estrenó días después de la aparición del joven, enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita. Angélica Urquiza, madre de “Kiki”, también narra su historia, de similares matices: la Policía, la desaparición, la justicia sin respuestas, los gobiernos ausentes, la aparición como NN.
Sobre fondo negro, las entrevistadas, siempre ellas, relatan la violencia institucional, los lazos vigentes entre genocidas y Policía y las prácticas no depuradas. Nilda Eloy, integrante de la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos y amiga de Jorge Julio López, y Rosa Schonfeld, madre de Miguel Bru, se suman a Orieta, Alegre y Urquiza. Solo ellas y sus voces, y sus cuerpos, los que ponen cada día en la calle para continuar la lucha. Ellas, las Madres de hoy. “Yo decía ‘Miguel no está’, no decía ‘desaparecido’, me duele tanto la palabra (…). Ni olvido ni perdón: es el mismo sentimiento que el de las Madres”, relata Rosa.
Mientras en la agenda mediática-política el debate por los derechos humanos gira en torno a chicanas de campaña sobre “curros” o no, el documental recurre al archivo, a la animación y a la entrevista para trazar una línea temporal de represión en democracia, esa represión invisibilizada por el tratamiento mediático: “Los dueños de la verdad, dueños de la mentira”, sostiene el colectivo autor. El eje argumental del audiovisual está sostenido en las voces de María del Carmen Verdú, abogada de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), y Sergio “Cherco” Smietniansky, abogado de la Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo (Cadep). “La función de la democracia es garantizar Nunca Más poner en riesgo el sistema”, sentencia Verdú en relación a las ideas socialistas que embanderaban a los jóvenes desaparecidos en los ’70.
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Imagen: “Nunca digas nunca”
Por su fuerza política y su claridad conceptual, Orieta y Eloy también se transforman en ejes claves del relato crítico hacia el actual sistema de control y represión sobre las clases pobres, que se naturaliza, invisibiliza y olvida. “Cuando el individuo pasa a ser lo cotidiano, ya no necesitás tanto del miedo”, resume Eloy, entre los centros clandestinos de detención para el espíritu colectivo de los ’70 y el nuevo modelo de represión aplicada al fin de la democracia y con la idiosincrasia social instalada con el neoliberalismo. Con la continuidad de la lucha de los organismos de derechos humanos, el documental vuelve a la actualidad con el reconocimiento al kirchnerismo por poner fin a la impunidad de los delitos cometidos por la dictadura, aunque con una mirada crítica sobre la demora en los procesos y penas alcanzadas.
La responsabilidad del poder judicial en relación a los casos de la dictadura es pasada por alto, pero rápidamente los testimonios le dan relevancia en el sistema de impunidad actual: “Gatillo fácil, sobreseimiento fácil”, apunta Smietniansky. Códigos de falta, edictos policiales, contravenciones, detenciones arbitrarias y detenciones por averiguación de antecedentes son enumeradas como las prácticas —contrarias a los tratados internacionales y derechos constitucionales— de la represión en democracia. A los usos y costumbres del brazo policial le siguen “la soledad, estrategia de la impunidad”, cita el colectivo un texto de los abogados de la familia Arruga para resumir el rol de la Justicia y los poderes ejecutivos a nivel local, provincial y nacional frente a las familias víctimas de la violencia institucional.
Las prácticas de impunidad son reconstruidas por César Antillanca, papá de Julián, asesinado por la Policía en 2010, y por varias otras voces surgidas del nutrido registro de movilizaciones, actos y conferencias. Atahualpa Martínez Vinaya, Jorge Pilquiman y Matías Bernhardt son víctimas: sus nombres aparecen, se nombran. “Quien quiera cambiar las cosas es el enemigo interno del Estado”, sentencia Verdú y sostiene sus palabras en los 4.278 asesinatos por violencia institucional registrados por Correpi. En un 51 por ciento de los casos, las víctimas fueron menores de 25 años. Un 45 por ciento son exponentes de gatillo fácil; un 39, de torturas en cárceles, en donde los adolescentes siguen siendo alojados en contra de la ley.
“Somos una generación que nació en democracia”, vuelve a convocar el documental e invita a ponerle nombre a la violencia fuera de la agenda mediática-política para no volver a esperar 30 años. “Genocidio por goteo”, la nombró el juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni en un texto reciente y con matices a discutir, pero válido como un primer reconocimiento institucional de la problemática. “¿Cómo se busca en democracia? ¿Cómo, ante un Estado que dice proteger los derechos?”, inquiere la voz en off y aparece otro testimonio fuerte del documental: César González, conocido también como Camilo Blajaquis, seudónimo con el que firmó sus libros de poesía en la cárcel.
Frente al sistema presente de represión la respuesta está “en la presión social”, señalan los familiares. “Muerte al espectador. Rechazamos la inmovilidad frente a las pantallas”, desafía el colectivo en su manifiesto y utiliza el cierre del documental para retratar la respuesta que ya se da en los barrios pobres: organización de base frente a la impunidad. Murgas, música, ayuda escolar, talleres: Asociación Miguel Bru, La Casita de “Kiki”, Espacio para la Memoria Luciano Arruga. “Somos una generación que vive en una democracia que naturaliza la desigualdad y esconde la tortura. Organizarse es tornar real la situación, hacerse cargo de los nos duele.”

Desamparados

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El atentado contra la AMIA se ha convertido en un atentado contra la credibilidad de las instituciones fundamentales de la República.
El entramado siniestro de las relaciones entre los servicios de inteligencia y el Gobierno alcanza tal grado de transparencia que la sociedad en su conjunto se siente desamparada, allí donde tiene derecho a sentirse protegida. Hasta los servicios de inteligencia se han fragmentado y enfrentado por iniciativa de este gobierno.
Pocas veces se han hecho tan evidentes el encubrimiento y la mentira que han caído sobre ese atentado que avergüenza a la Nación. Avergüenza no solo porque han pasado más de 2 décadas sin que los culpables hayan sido detenidos y juzgados, sino además porque resulta horrorosamente claro cuánto se ha hecho desde el poder para impedir que se conozca la verdad.
Estamos de duelo, lo estamos todos los argentinos. Poco y nada sabemos con certeza sobre lo que sucedió en 1994. Pero es mucho lo que sentimos y empezamos a saber sobre lo que ha sucedido hasta hoy en términos de encubrimiento y mentira por parte de quienes tenían el deber de aclarar lo que pasó y apaciguar el ánimo colectivo.
La magnitud trágica de lo que sucedió en las últimas horas con el fiscal Alberto Nisman excede las posibilidades de comprensión colectiva
La magnitud trágica de lo que sucedió en las últimas horas con el fiscal Alberto Nisman excede las posibilidades de comprensión colectiva. Unos a otros nos miramos buscando en la reflexión de nuestros semejantes una idea orientadora que nos permita superar la desazón que nos invade.
¿Obrará con justicia la Justicia? ¿Podremos alguna vez confiar en quienes deberían representarnos?
El tiempo dirá si los días volverán a pasar en vano o nos brindarán el reparo que todos necesitamos.