Parece que a más de una treintena de años de vida democrática, ciertos personeros desean justificar la persecución.
La persecución ideológica, jóvenes, y adultos, nada lo justifica, y mucho menos la utilización de la violencia ejercida desde el Estado, sobre sus ciudadanos permanentes o transitorios, aplicando tormentos, torturas, y apropiación de personas, y hasta el robo de sus efectos de valor.
El Genocidio, en el marco del derecho internacional, se considera con delitos imprescriptibles y todos los culpables de tales acciones, deben sujetarse a derecho, y ser juzgados, y por las infracciones penales, que cometieron.
Recordemos, que esta persecución a sectores militantes, fueron ejercida durante fines 74 en adelante, con elementos parapoliciales, que luego se sumaron como mano de obra útil, para los ámbitos castrenses, que gobernarían a partir de 1976.
No existió ninguna Guerra, falacia total, existió una percusión de sectores sociales, políticos, culturales, y gremiales, entre otros, a Nivel nacional, por el proceso dictatorial; y donde bahía blanca, nuestra ciudad, no resulto la excepción.
Se demonizo la militancia política, social, cultural, partidaria y gremial; y se ataco a los ámbitos de la resistencia popular; hasta la eliminación de las personas. La elite gobernante, se encargo de justificar lo injustificables, y para ello fraguaron actas de defunción, se inventaron enfrentamientos, se manipulo la información.
La realidad de los setenta, dejo de ser un espejismo; y los culpables de crímenes de Lesa Humanidad, pertenecientes a sectores castrenses o civiles, deberán rendir cuenta de sus actos y recibir en peso de la ley, en pleno estado de derecho.
Ahora le guste a quien le guste, los responsables de los delitos, deberán comparecer ante un tribunal, con la plena facultades; para dictar justicia.
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