Abuelas de Plaza de Mayo
informa con enorme alegría la restitución de identidad de la nieta número 107,
nacida el 11 de octubre de 1978 en la Maternidad Provincial de Córdoba. La
joven nació durante el cautiverio de su madre, María de las Mercedes Moreno. Su
padre es Carlos Héctor Oviedo, fallecido en 1979 por causas ajenas al
terrorismo de Estado. María de las Mercedes fue liberada en 1979 y hoy se
encuentra con nosotros para dar la feliz noticia.
El caso
El caso
En 1977, María de las Mercedes visitaba a su marido, quien estaba como preso común en un penal cordobés. En esa unidad penitenciaria, también había presos políticos detenidos clandestinamente. María de las Mercedes se solidarizó con ellos y comenzó a sacar del penal las cartas que escribían para entregárselas a los familiares, que en general no sabían prácticamente nada de sus seres queridos.
El 26 de septiembre de 1978, la joven fue secuestrada, embarazada en ese momento de siete meses. Fue llevada al Departamento de Informaciones de la Policía de la Provincia de Córdoba –conocido como “D2”–, que en 1978 funcionaba en calle Mariano Moreno 220, en la capital provincial. Este centro clandestino operaba bajo el Área 311 del III Cuerpo de Ejército, al mando de Luciano Benjamín Menéndez. Allí permaneció como detenida desaparecida, fue privada ilegítimamente de su libertad y sometida a tormentos.
El 11 de octubre de 1978, María de las Mercedes fue trasladada a la Maternidad Provincial, con indicios de que el parto se había adelantado. Ese día, mientras estaba encadenada, dio a luz a una niña de la que fue separada inmediatamente.
Luego, María de las Mercedes fue llevada nuevamente al CCD “D2” pero sin su hija. Por su mal estado de salud, a los pocos días volvieron a internarla en la Maternidad y, desde el 27 de noviembre de 1978, permaneció alojada como “detenida especial” en la Unidad Penitenciaria Buen Pastor, hasta que recobró su libertad en 1979.
La búsqueda
Cuando salió en libertad, el 7 de abril de 1979, María de las Mercedes se acercó a la Casa Cuna para recuperar a su hija y fue atendida por las monjas que estaban a cargo del lugar. “Las subversivas acá no entran”, le respondieron a la vez que la amenazaban con llamar a la policía. Tampoco obtuvo respuestas ante los Juzgados de Menores.
Con posterioridad, realizó la denuncia ante la Fiscalía Federal Nº 3 de Córdoba. Luego, su hija Paola, media hermana de la nueva nieta, se comunicó con la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), organismo que posibilitó la inclusión de las muestras de ADN de esta familia en el Banco Nacional de Datos Genéticos.
En 2011, María de las Mercedes también realizó la denuncia de la sustracción de su hija ante la filial Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo y con el asesoramiento de nuestras abogadas, se constituyó como querellante ante el Juzgado Federal Número 3 de Córdoba, a cargo del juez Alejandro Sánchez Freytes. El 7 de mayo de 2012, insólitamente este juez se declaró incompetente por considerar que no se trataba de un delito de lesa humanidad, pero la resolución fue apelada.
La Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba ordenó el entrecruzamiento de las muestras de sangre de María de las Mercedes con las de su presunta hija. La joven fue citada y accedió voluntariamente a efectuarse el análisis de ADN, que se realizó el 5 de septiembre de 2012. La joven, inscripta durante la dictadura como hija propia por una encargada del Servicio Social de la Casa Cuna en Córdoba y por su esposo, supo entonces que era la hija biológica de María de las Mercedes.
Una reflexión a 35 años
En pocos días, el 22 de octubre, las Abuelas cumplimos 35 años de lucha. Nuestra búsqueda ha sido incesante. Pocas son las historias en las que nuestros nietos pueden reencontrarse con su padre o madre. Por lo general, el terrorismo de Estado se encargó de borrar toda huella de su existencia.
Las Abuelas queremos abrazar a nuestros nietos y nietas, ser la memoria viva de la historia de sus padres. Transmitirles sus vivencias, sus gustos, defectos y virtudes.
Todos y todas podemos ser parte, acompañar a alguien con dudas a acercarse, aportar algún dato que abra una esperanza.
A los casi 400 nietos y nietas que aún nos falta encontrar les decimos que el tiempo corre y que es momento de animarse a dar el paso hacia la verdad. En estos 35 años llevamos 107 abrazos. Cada uno nos conmueve y nos inspira para seguir luchando.
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