Un grupo de especialistas analizó En la Feria la formación estudiantil, La dimensión ética y el papel del libro.
POR INES HAYES
Qué significa alfabetizar en el siglo XXI, cómo se educa en la diversidad y cuál es el lugar del libro y el rol del docente en una sociedad atravesada por el uso masivo de las nuevas tecnologías, fueron algunos de los ejes de las 23° Jornadas Internacionales de Educación que se llevaron a cabo la semana pasada en la 39° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Docentes de todo el país participaron en las diferentes mesas de análisis que abordaron problemáticas actuales como la formación del estudiante en tiempos de Internet y la dimensión ética de la educación. Este año, el encuentro, que se realiza desde hace dos décadas, centró su atención en el desafío de enseñar en aulas caracterizadas por la diversidad social, cultural, intelectual y lingüística. “Desde distintos enfoques, se planteó la necesidad de superar el modelo clásico basado en la transmisión y repetición de contenidos a un aula en la que se trabaje a partir de los problemas reales de los alumnos, sin que esto signifique dejar de enseñar”, explicó Susana Avolio de Cols, docente y miembro del equipo organizador de las actividades educativas junto con Graciela Pérez de Lois y Teresita Valdettaro.
“Si algo tenemos los docentes, son historias que contar. Al profundizar y compartir las historias, todos nos vamos haciendo más sabios por el saber que circula, un saber apegado a lo vivido, no desvinculado de la experiencia propia”, dijo en la conferencia inaugural, el pedagogo español José Contreras quien presentó sus ideas sobre enseñar y aprender, producto de sus investigaciones a partir del trabajo con los docentes de su país.
La alfabetización, entendida como el proceso de enseñar a leer y a escribir, fue definida como una obligación del Estado desde la instauración de la Ley 1420 hasta la actualidad. “Alfabetizar en esta etapa significa en cualquier lugar del globo pensar en la distribución de un conocimiento que históricamente ha sido patrimonio de unos pocos, de una elite y por ello las definiciones en general plantean riesgos porque el analfabetismo en sus más diversos grados está directamente vinculado con el mapa de la pobreza”, explicó en diálogo con Ñ Marta Zamero, investigadora y profesora titular de Didáctica de lengua y literatura de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER). El dominio de la lectura y la escritura siguen siendo saberes valiosos –subrayó Zamero– y la alfabetización es un proceso institucional que comienza a serlo cuando se decide que sea parte de la formación del ciudadano.
Prever el fracaso escolar
Según el anuario 2012 de la CEPAL, la tasa de alfabetización de la Argentina para 2010 era del 97,8 por ciento. De todos modos, según Zamero, la modificación más importante de los últimos tiempos para lograr mayor alfabetización es tratar de que al alumno no se le interrumpa el aprendizaje en primer grado: “En ese sentido es relevante la resolución oficial que propone que los alumnos no repitan”. En la misma mesa, compartida con Graciela Lombardi y Silvia Storino, se analizó la relación entre alfabetización y fracaso escolar y se destacó la provisión de libros y bibliotecas para el aula como una estrategia política para el uso del libro como puente entre los saberes de los docentes y de los niños.
La utilización inteligente de las nuevas tecnologías no fue soslayada en las jornadas en las que hubo una mesa dedicada al tema. Para Flora Perelman, doctora en psicología, especialista en escritura y alfabetización y docente de la Facultad de Psicología de la UBA, hay que apuntar a educar sujetos críticos que sepan leer entre líneas las intenciones y la autoridad académica de quien escribe.
En la conferencia de cierre, Josefina Semillán de Dartiguelongue, prestigiosa filósofa con especialidad en Antropología Filosófica y Filosofía Social abordó la problemática de educar en un mundo atravesado por el cambio estructural.
A su vez, concluyó Susana Avolio de Cols: “Podemos afirmar, con orgullo, que las actividades educativas han logrado un lugar de referencia dentro de las propuestas para el desarrollo profesional de los educadores. En 2012, más de 4 mil docentes de todos los niveles, bibliotecarios, pedagogos, comunicadores, promotores de lectura y especialistas vinculados a las distintas disciplinas participaron de los encuentros durante nuestra querida Feria del Libro que cuenta con un espacio sin parangón en otros eventos similares, destinado a la reflexión, análisis y debate de los problemas de la educación en nuestro país y Latinoamérica”. Ese fue gran parte del espíritu que recorrió estas intensas jornadas de trabajo en la Feria.
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