Los "ni-ni", como se conoce a este grupo -compuesto
principalmente por mujeres-, representan actualmente entre el 10 y el 15% de la
población juvenil del país, según distintos informes elaborados a partir de los
datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Para la
Universidad Católica Argentina (UCA), el porcentaje es aún mayor. Los analistas
resaltan, además, que esa situación de exclusión se da principalmente entre los
jóvenes de los estratos socioeconómicos más bajos.
Entre 2003 y 2012, según Ernesto Kritz, uno de los directores de
Poliarquía Consultores, el peso de los "ni-ni" en la franja de 15 a
24 años aumentó de 8 a 10 por ciento. Esta suba, señaló el experto, se dio pese
al crecimiento de la economía, la mejora en el mercado de trabajo (incluyendo
la baja del desempleo juvenil) y el aumento del presupuesto educativo. De
acuerdo con sus estimaciones, que se basan en la Encuesta Permanente de Hogares
(EPH) del Indec, en 2012 (los datos de 2013 aún no están disponibles) más de
650.000 jóvenes no estudiaban, no trabajaban ni buscaban empleo.
"El problema es especialmente serio en los sectores de menores
ingresos -afirma Kritz-. Se nota al analizar el cuartil inferior [el 25% de la
población que menos gana]."
"Allí la proporción de jóvenes de 15 a 24 años que no estudian no
trabajan ni buscan trabajo es de 15 por ciento, lo que representa un incremento
de casi 4 puntos respecto de 2003", dice Kritz.
Otros informes son aun más preocupantes. Según el Instituto para el
Desarrollo Social Argentino (Idesa), en el tercer trimestre de 2012 había
850.000 "ni-ni" en el país, es decir, el 13,2% de los jóvenes de
entre 15 y 24 años. Jorge Colina, jefe de Investigaciones de Idesa, explicó que
sus cálculos se basan en la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU) del Indec,
que, a diferencia de la EPH, no toma en cuenta sólo las principales ciudades
del país, sino también los aglomerados urbanos del interior, donde hay muchos
jóvenes en situación de inactividad. Colina, además, resaltó otro dato: las dos
terceras partes de los "ni-ni" son mujeres, muchas de las cuales
realizan tareas domésticas en sus propios hogares. Las estimaciones de Kritz
excluyen a esas jóvenes.
En el Ieral (Fundación Mediterránea) analizaron un rango de edad diferente:
personas de 18 a 24 años. Según un informe escrito por Marcelo Capello y
Gerardo García Oro, en el último trimestre de 2012 el 15,3% de los jóvenes en
ese rango eran "ni-ni", es decir, 745.000 personas. Los analistas
destacan que, pese a la expansión económica, "la proporción de jóvenes
«ni-ni» fue incrementándose en el tiempo, pasando de un 13,1% en el año 2003 al
15,3% correspondiente al año 2012".
Por otro lado, el informe añade que en 2012 los "ni-ni" en la
Argentina representaban el 14,2% de los jóvenes de entre 15 y 29 años, tasa
mayor al 7,2% promedio de los países europeos en 2010 (último dato disponible)
y al 12,8% de Brasil, pero inferior al 20,4% de México.
Finalmente, según la Encuesta de la Deuda Social Argentina de la UCA (la
misma que se utiliza para contrastar los dudosos datos de pobreza que publica
el Indec), en 2012 los "ni-ni" fueron el 17,4% de los jóvenes de 18 a
24 años. En el estrato socioeconómico más bajo, casi el 30% de los jóvenes
estaba en esa situación.
Los expertos mencionan varios motivos para el aumento de los
"ni-ni". Marcelo Capello, investigador jefe del Ieral, destacó que en
la Argentina el sector privado viene creando muy pocos empleos (de hecho, según
el Indec, en 2012 la cantidad de empleos privados registró una leve caída), lo
que desalienta la búsqueda de trabajo.
Colina, en tanto, señaló que la suba en los costos para contratar
(salario mínimo) y despedir empleados hace que las empresas sean cada vez más
selectivas al contratar personal, lo que complica sobre todo a los jóvenes,
cuya productividad es menor porque no tienen experiencia previa y, además, no
pueden acreditar buenos antecedentes.
Eduardo Donza, investigador de la UCA y especialista en trabajo y
desigualdad, coincidió en que "los jóvenes son el grupo más golpeado en el
mercado del trabajo", y añadió que, incluso en los sectores altos,
empiezan con modalidades de contratación precarias. Además, mencionó que cuando
el mercado laboral presenta altos niveles de informalidad, como en la Argentina
-donde, según Donza, el 50% de los trabajadores totales y el 30% de los
asalariados tienen un empleo no registrado- los jóvenes son los que enfrentan
la situación más compleja.
Francisco Menin, asesor del programa de empleo joven de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), diferenció dos clases de "ni-ni":
"Los que tienen resuelta su situación económica y no encuentran en el
trabajo ni en el estudio algo que los configure como personas y buscan ese
elemento, principalmente, en las redes sociales. Y los de menores ingresos,
cuyo contexto social no promueve el ingreso en el mundo laboral o éste los
rechaza, y la educación no es para ellos un factor aspiracional. Estos jóvenes
están en riesgo de caer en la delincuencia para cubrir sus necesidades
económicas", dijo.
Kritz, en tanto, destaca la vulnerabilidad de los "ni-ni":
"Con un nivel educacional tan pobre, que se suma a su falta de experiencia
laboral, estos chicos tienen una bajísima probabilidad de logro en el mercado
de trabajo formal. Esa probabilidad es reducida aun en relación con los
desempleados de la misma edad", asegura.
En ese contexto, los expertos mencionaron el programa Jóvenes con Más y
Mejor Trabajo, del Ministerio de Trabajo, que busca ayudarlos a completar su
educación secundaria y a insertarse en el mercado laboral a través de pasantías
en empresas, subsidios para emprendimientos y programas de capacitación.
Sin embargo, en opinión de Capello, el programa tiene problemas de
escala, porque alcanza apenas a la mitad de los "ni-ni", y de
focalización, porque hay provincias con muchos jóvenes inactivos donde el
programa no ha llegado. Menin añadió que el programa no siempre tiene
financiamiento disponible.
PREVISIONES Y REALIDAD SOBRE POBREZA Y EMPLEO
Según el índice de expectativas juveniles, que fue presentado en julio
por la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) y mide la percepción de
los jóvenes sobre la situación actual y futura en temas como pobreza,
corrupción, educación y empleo, el resultado de la Argentina (65 sobre un
máximo de 100) es mayor que el de países como Brasil (55,9), Colombia (61,4) y
México (61,6), pero menor que el de otros como España (66,3), Venezuela (68,2)
y Ecuador (77,3).
El informe de la OIJ señala que
"los datos sugieren que no existe una relación directa y lineal entre
contextos nacionales críticos -típicamente, situaciones económicas negativas o
desfavorables- que generen de manera automática desesperanza respecto del
futuro". Y menciona como ejemplo el caso de España..
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