Ingeniero White, mas de 127 años de historia

Nuestro querido pueblo, del cual se enorgullece cada uno de los pobladores, está inmerso en deterioro constante, del que parece no existir recuperación. Muy lejos quedan, aquellos sueños del Puerto Esperanza, con lo expreso el Coronel Ramón Estomba, en su diario de viaje, con el título "expedición a la Bahía Blanca...." y también establecido en el acta de fundación de la Fortaleza Protectora Argentina. Pero la historia de nuestro espacio geopolítico, fue un lugar estratégico que propiciaba la existencia de una nueva metrópolis, para los siglos venideros.

La historia de nuestro pueblo, puede remontarse esta 1520, los principios de la conquista de América, con la existencia los aventureros y exploradores como Fernando de Magallanes, en su travesía hacia el sur, por las costas patagónicas, donde descubrió la Bahía Blanca, a la cual la llamó Bahía de los Bajos Anegados; o en 1827 cuando Bernardino Rivadavia proyectó una ciudad y un puerto al sur de la provincia; o los asentamientos de pobladores producto de la inmigración, que se afincaron a comienzo de 1880, en la actual jurisdicción de Ingeniero White, como efecto de la infraestructura del trazado ferroviario, y a posteriori en la construcción del nuevo muelle portuario; en forma conjunta.
Estas acciones transformaron al ambiente, de forma positiva, se incrementaron las estructuras edilicias, aumento el número de pobladores, y a continuación surgieron las nuevas demandas laborales, y fueron los entes estatales quienes albergaron como empleados en la Junta Nacional de Granos, YPF, Gas del Estado y de Ferrocarriles Argentinos, etc.
 
De esta forma el pueblo, cobro apariencias de ciudad, con instituciones sociales, culturales, y educativas, mas la instalación confortables comercios, lugares de esparcimiento, para niños, jóvenes y adultos; donde los cines, cantinas, bares, confiterías, teatro y salones sociales, fueron ámbitos donde las familias compartían los grandes momentos de celebraciones; disfrutaban del tiempo libre, luego de la jornada laboral o en tradicionales noche de diversión.
 
Ese fue el guite de antaño, donde dichos momentos, pueden ser observados, en pinturas, fotos, o los ejemplares gráficos de diarios, revistas o textos; que nos invitan a reflexionar, y hasta sentir un pequeña envidia, por tanto hermoso gestos de felicidad, que pueden apreciarse.
 
 
En la actualidad, nuestro hábitat whitense, ha queda muy alejado, de aquellos años dorados; hoy solo se advierte nostalgia, desazón, y desesperanza, con cada uno de los rincones del poblado; todo causal de la destrucción ambiental, edilicia, productiva, espiritual, sanitaria, y cultural que azota sin respiro, por estos días.
 
Los efectos son apreciables a simple recorrida por las callecitas, los contrastes de la precariedad edilicia, las viviendas fisuras por efectos no precisados, la carencia de servicio publico, el desempleo, escasa actividades culturales.
 
Todo se resume en abandono, desolación, falta de gestión, y relativas expectativas de que algo mejore, y podamos mínimamente recuperar la calidad, la dignidad, y el nivel socio cultural y de salubridad, para que los ciudadanos de Ingeniero White y su hábitat, puedan nuevamente transformarse en el Pueblo de la Esperanza, en el siglo XXI.
 
Feliz Aniversario, del día de la inauguración del muelle del Ferrocarril, que intenta ser el hito para lograr la identidad de Ingeniero White.

Cada dia mas "Lápices" siguen escribiendo las paginas de la resistencia

Los estudiantes, nuevamente fueron presa de la represión del Proceso de Reorganización Nacional, quien no dudo, en silenciar todas las voces. El 16 de septiembre, simboliza un ejemplo de aquellos jóvenes, quienes atesoraban utopías e idealismos; y que difícilmente el gobierno militar imperante, deseaba que prosperaran.

La participación estudiantil, tanto en ámbito académicos, como en diversos contextos sociales, era un realidad; existían el sentido de pertenencia, de compromiso, de responsabilidad por los sectores vulnerables, o más desprotegidos de su sociedad. La militancia, se transformaba en el instrumento perfecto, para transmitir y aplicar los conocimientos adquiridos, en ámbitos de la educación formal, para aplicarse en los proyectos de alfabetización, de asistencia social, de contención y hasta recreación. Esa militancia social, también era acompañada por una participación en espacios partidarios, del campo popular.


En Bahía Blanca, los jóvenes secundarios, también fueron foco de la represión; enumeremos los secuestros de los alumnos de la ENET de calle Azara; o del Colegio Normal, o la Escuela de Agricultura; quien realizaban tareas extracurriculares, de militancia social.
La brutalidad del Estado, mediante la violencia y el hostigamiento, logro su cometido, ejerció el secuestro, la tortura, ejecuto todo tipo de vejámenes, algunos fueron asesinados, y otros continúan desaparecidos.

Paradójicamente, los estudiantes bahienses, fueran secundarios o universitarios, tuvieron como lugar de reclusión la despreciable “Escuelita”; hito del horror de por estas latitudes; claro que allí sus máximas autoridades, no brindaban conocimientos pedagógico, sino todo lo contrarios les enseñaron a padecer los peores tormentos, los días más desagradables de sus vidas.

Por la memoria de esos jóvenes, por su lucha, que otros han retomado, y por la necesidad de Verdad, Memoria y Justicia, nuestro recuerdo a quienes padecieron la brutalidad represiva; y para los estudiantes de estos días, los invito a redoblar el compromiso, a soñar, a ilusionarse con futuro prometedor.

Utopía y Pasión, para alcanzar los ideales…