Doctor en Medicina
Como lo advierte Guillermo Jaim
Etcheverry, si bien ya resulta claro que “las computadoras son un apéndice de
nuestro ser, hay que advertir que favorecen un pensamiento binario, mientras
que la escritura a mano es rica, diversa, individual, y nos diferencia a unos
de otros”. Por su parte, para Umberto Eco, que interviene activamente en este
debate, la escritura cursiva exige componer la frase mentalmente antes de
escribirla, requisito que la computadora no sugiere. En todo caso, la
resistencia que ofrecen la pluma y el papel impone una lentitud reflexiva.
¡Bienvenidos sean entonces nuestros mensajes manuscritos!
Jaim Echeverry: "Habría que
educar a los niños desde la infancia en comprender que la escritura
responde a su voz interior y representa
un ejercicio irrenunciable. ...un lenguaje del alma que hace únicas a las personas.
¿Cuánto hace que no
experimentamos el placer de recibir una carta manuscrita en letra cursiva? La
caligrafía es una habilidad humana en rápida extinción, porque ya casi no se
enseña en las escuelas. Cuando se emplea una lapicera, en general se lo hace
para escribir con letra de imprenta. Stefano Bartezzaghi y María Novella de
Luca, periodistas italianos interesados en el tema, se preguntan si la
preocupación por el ocaso de la escritura cursiva responde a la nostalgia o
constituye una emergencia cultural. Muchos expertos se inclinan por la última
alternativa.
En Inglaterra se vuelve a usar la
estilográfica para que los estudiantes aprendan la grafía. En Francia también
se considera que no se debe prescindir de esa habilidad, pero allí el problema
reside en que ya no la dominan ni los maestros. Aunque el mundo adulto no está
aún preparado para recibir las nuevas inteligencias de los niños producto de la
tecnología, la pérdida de la habilidad de la escritura cursiva explica
trastornos del aprendizaje que advierten los maestros e inciden en el desempeño
escolar.
En la escritura cursiva, el hecho
de que las letras estén unidas una a la otra por trazos permite que el
pensamiento fluya con armonía de la mente a la hoja de papel. Al ligar las
letras con la línea, quien escribe vincula los pensamientos traduciéndolos en
palabras. Por su parte, el escribir en letra de imprenta, alternativa que se ha
ido imponiendo, implica escindir lo que se piensa en letras, desguazarlo,
anular el tiempo de la frase, interrumpir su ritmo y su respiración.
Si bien ya resulta claro que las
computadoras son un apéndice de nuestro ser, hay que advertir que favorecen un
pensamiento binario, mientras que la escritura a mano es rica, diversa,
individual, y nos diferencia a unos de otros.
Habría que educar a los niños
desde la infancia en comprender que la escritura responde a su voz interior y
representa un ejercicio irrenunciable. Es ilógico suponer que la tendencia
actual se revertirá, pero al menos los sistemas de escritura deberían convivir,
precisamente por esa calidad que tiene la grafía de ser un lenguaje del alma
que hace únicas a las personas. Su abandono convierte al mensaje en frío, casi
descarnado, en oposición a la escritura cursiva, que es vehículo y fuente de
emociones al revelar la personalidad, el estado de ánimo. Posiblemente sea esto
lo que los jóvenes temen, y optan por esconderse en la homogeneización que
posibilita el recurrir a la letra de imprenta.
Porque, como lo destaca Umberto
Eco, que interviene activamente en este debate, la escritura cursiva exige
componer la frase mentalmente antes de escribirla, requisito que la computadora
no sugiere. En todo caso, la resistencia que ofrecen la pluma y el papel impone
una lentitud reflexiva. Muchos escritores, habituados a escribir en un teclado,
desearían a veces volver a realizar incisiones en una tableta de arcilla, como
los sumerios, para poder pensar con calma. Eco propone que, así como en la era
del avión se siguen tripulando barcos a vela, sería auspicioso que los niños
aprendieran caligrafía, para educarse en lo bello y para facilitar su
desarrollo psicomotor.
Como en tantos otros aspectos de
la sociedad actual, surge aquí la centralidad del tiempo. Un artículo reciente
en la revista Time, titulado "Duelo por la muerte de la escritura a
mano", señala que es ése un arte perdido, ya que, aunque los chicos lo
aprenden con placer porque lo consideran un rito de pasaje, "nuestro
objetivo es expresar el pensamiento lo más rápidamente posible. Hemos
abandonado la belleza por la velocidad, la artesanía por la eficiencia. Y, sí
-admite su autora, Claire Suddath-, tal vez seamos algo más perezosos. La
escritura cursiva parece condenada a seguir el camino del latín: dentro de un
tiempo, no la podremos leer". Abriendo una tímida ventana a la
individualidad, aún firmamos a mano. Por poco tiempo
(*) Guillermo Jaim
Etcheverry completó sus estudios de medicina con Diploma de Honor en la
Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. En esa institución
obtuvo el título de Doctor en Medicina en 1972, habiendo merecido su tesis de
doctorado el premio Facultad de Medicina a la mejor Tesis en Ciencias Básicas.
Dedicado en forma exclusiva a la docencia y la investigación en el campo de la
neurobiología, fue becario de iniciación y de perfeccionamiento del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), institución en la
que actualmente se desempeña como Investigador Principal en su Carrera del
Investigador Científico. Ocupó todas las posiciones docentes en el Departamento
de Biología Celular e Histología de la Facultad de Medicina (UBA) en el que
actualmente es profesor titular. Entre los años 1986 y 1990 fue decano de esa
Facultad. Realizó estudios de posgrado en Basilea, Suiza y, entre otras
distinciones, obtuvo la beca de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation
que le permitió trabajar en el Salk Institute de La Jolla, California durante
1978.Es editor de numerosas publicaciones nacionales e internacionales. En 1999
publicó el libro titulado “La tragedia educativa” que recibió el premio al
mejor libro de educación del año otorgado por las X Jornadas Internacionales de
Educación. Es miembro correspondiente de la Academia Ciencias Médicas de
Córdoba y miembro de número de la Academia Nacional de Educación y de la
Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.
En 2001 recibió el premio
“Maestro de la Medicina Argentina”.En 2004 fue designado Miembro honorario de
la American Academy of Arts and Sciences de los Estados Unidos.
En 2000 fue elegido rector de la Universidad de Buenos Aires.
Miembro de número de la Academia de Educación y de la Academia de Artes y Ciencias de la Comunicación. En 2002 fue elegido rector de la Universidad de Buenos Aires.
Se interesa por
el análisis de la significación social de la educación así como por la
problemática universitaria.
Muy buen articulo
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