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San Martín de los Andes




Por  Felipe Pigna
Para los que tuvimos la suerte de conocer nuestra hermosa provincia de Mendoza y acercarnos al pie de una de las cordilleras más altas del mundo, la frase “San Martín cruzó los Andes” dejó de ser un versito escolar. Enternece y conmueve pensar en aquellos hombres mal vestidos, mal montados, mal alimentados, pero con todo lo demás muy bien provisto como para encarar semejante hazaña. Y detrás y delante de ellos, un hombre que no dormía pensando en complicarle la vida al enemigo y hacer justicia con la memoria de los que lo habían intentado antes que él.
No lo ganaba la soberbia. Podía confesarle a sus mejores amigos: “lo que no me deja dormir no es la oposición que puedan hacerme los enemigos, sino el atravesar estos inmensos montes”.
Había que pensar en todo, en la forma de conservar la comida fresca, sana, proteica y calórica. Entre los aportes del pueblo cuyano, no faltó la sabiduría gastronómica expresada en una preparación llamada “charquicán”, un alimento hecho a base de carne secada al sol, tostada y molida, y condimentada con grasa y ají picante. Bien pisado, el charquicán se transportaba en mochilas que alcanzaban para ocho días. Se preparaba agregándole agua caliente y harina de maíz.
Ante la falta de cantimploras, utilizó los cuernos vacunos para fabricar “chifles”, que resultaron indispensables para la supervivencia en el cruce de la cordillera.
Pocos meses antes de iniciar una de las epopeyas más heroicas que recuerde la historia militar de la humanidad, San Martín impone a sus soldados y oficiales del Código de Honor del Ejército de los Andes, que entre cosas sentenciaba: “La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene. La tropa debe ser tanto más virtuosa y honesta, cuanto es creada para conservar el orden, afianzar el poder de las leyes y dar fuerza al gobierno para ejecutarlas y hacerse respetar de los malvados que serían más insolentes con el mal ejemplo de los militares. Las penas aquí establecidas y las que se dictasen según la ley serán aplicadas irremisiblemente: sea honrado el que no quiera sufrirlas: la Patria no es abrigadora de crímenes.” 1
A pesar de las enormes dificultades, aquel ejército popular pudo partir hacia Chile a mediados de enero de 1817. Allí iban el pobrerío armado y los esclavos liberados, todos con la misma ilusión.
El médico de la expedición fue James Paroissien, un inglés de ideas liberales radicado en Buenos Aires desde 1803 y que había acriollado su nombre, convirtiéndolo en Diego. Cuando estalló la Revolución, Paroissien ofreció sus servicios al nuevo gobierno y fue designado cirujano en el Ejército Auxiliar del Alto Perú. En 1812 se hizo ciudadano de las Provincias Unidas y el Triunvirato le encargó la jefatura de la fábrica de pólvora de Córdoba. Allí San Martín lo invitó a sumarse a sus planes y Paroissien fue el cirujano mayor del Ejército de los Andes.
A poco de emprender la marcha, San Martín daba cuenta de lo precario del aprovisionamiento de aquel ejército: “Si no puedo reunir las mulas que necesito me voy a pie… sólo los artículos que me faltan son los que me hacen demorar este tiempo. Es menester hacer el último esfuerzo en Chile, pues si ésta la perdemos todo se lo lleva el diablo. El tiempo me falta para todo, el dinero ídem, la salud mala, pero así vamos tirando hasta la tremenda.” 2
San Martín había ordenado que dos divisiones, una al mando del general Miguel Estanislao Soler y la otra dirigida por Bernardo O’Higgins, cruzaran por el paso de Los Patos. Una tercera, bajo las órdenes de Juan Gregorio de Las Heras, debía ir por el paso de Uspallata con la artillería. Otra división ligera, al mando de Juan Manuel Cabot, lo haría desde San Juan por el portezuelo de la Ramada, con el objetivo de tomar la ciudad chilena de Coquimbo. Otra compañía ligera cruzaría desde La Rioja por el paso de Vinchina para ocupar Copiapó. Finalmente, el capitán Ramón Freyre entraría por el Planchón para apoyar a las guerrillas chilenas.
En total eran 5.200 hombres. Llevaban 10.000 mulas, 1.600 caballos, 600 vacas, apenas 900 tiros de fusil y carabina; 2.000 balas de cañón, 2.000 de metralla y 600 granadas.
En varios tramos del cruce, San Martín debió ser trasladado en camilla a causa de sus padecimientos. Su salud era bastante precaria. Padecía de problemas pulmonares –producto de una herida sufrida en 1801 durante una batalla en España–, reuma y úlcera estomacal. A pesar de sus “achaques” siempre estaba dispuesto para la lucha y así se lo hacía saber a sus compañeros: “Estoy bien convencido del honor y patriotismo que adorna a todo oficial del Ejército de los Andes; y como compañero me tomo la libertad de recordarles que de la íntima unión de nuestros sentimientos pende la libertad de la América del Sur. A todos es conocido el estado deplorable de mi salud, pero siempre estaré dispuesto a ayudar con mis cortas luces y mi persona en cualquier situación en que me halle, a mi patria y a mis compañeros.”
Los hombres del ejército libertador tuvieron que soportar grandes cambios de clima. La sensación térmica se agudiza con la altura. De día el sol es muy fuerte y se llega a temperaturas de más de 30 grados; durante la noche, el viento helado, con mínimas de 10 grados bajo cero, puede llevar al congelamiento. Durante la travesía, la altura promedio fue de 3.000 metros, lo que provocó en muchos hombres fuertes dolores de cabeza, vómitos, fatiga e irritación pulmonar.
La orden era que todas las divisiones se reunieran del otro lado de la cordillera entre los días 6 y 8 de febrero de 1817. Con una sincronización matemática, el 8 de febrero por la tarde, en medio de festejos y gritos de “viva la patria” los dos principales contingentes se reunieron del otro lado y fueron liberadas las dos primeras ciudades chilenas: San Antonio y Santa Rosa. Se pudo establecer una zona liberada, base de operaciones desde donde el ejército libertador lanzará el fulminante ataque sobre Chacabuco, el 12 de febrero de 1817.
Sobre el campo de batalla quedaron quinientos españoles muertos. Las fuerzas patriotas sólo tuvieron doce bajas y veinte heridos. Fueron capturados seiscientos prisioneros y centenares de fusiles pasaron a engrosar el parque del ejército libertador.
Cuando San Martín entró en Santiago se enteró de que el gobernador español, Marcó del Pont, había logrado huir. De inmediato le ordenó a uno de sus hombres de confianza, el fraile-capitán José Félix Aldao, que corriera a capturarlo. Era fundamental evitar que Marcó se embarcara hacia Lima.
En la noche del 15 de febrero, Aldao supo por sus informantes que el gobernador prófugo y su comitiva se encontraban cerca de Concepción. Llegó hasta su refugio, lo capturó y lo trasladó detenido hasta la comandancia del ejército libertador. De allí fue enviado a Mendoza y luego a Luján, donde Marcó del Pont morirá el 11 de mayo de 1819.
En su correspondencia San Martín dejó un crudo testimonio del carácter salvaje y genocida de la guerra que hacían los ejércitos españoles contra los americanos. En una carta a lord Macduff, San Martín expresaba: “¡Qué sentimiento de dolor, mi querido amigo, debe despertar en vuestro pecho el destino de estas bellas regiones! Parecería que los españoles estuvieran empecinados en convertirlas en un desierto, tal es el carácter de la guerra que hacen. Ni edades ni sexos escapan al patíbulo.” 3
Al conde de Castlereagh le dice: “Es sabida la conducta que los españoles han guardado con sus colonias: sabido es igual el género de guerra que han adoptado para volverlas a subyugar. Al siglo de la ilustración, cultura y filantropía, estaba reservado el ser testigo de los horrores cometidos por los españoles en la apacible América. Horrores que la humanidad se estremece al considerarlos, y que se emplea con los americanos que tenemos el gran crimen de sostener los derechos de la voluntad general de sus habitantes: en retribución de tal conducta los hijos de este suelo han empleado los medios opuestos.” 4
Con aquellos “medios opuestos” y “el gran crimen de sostener los derechos de la voluntad general”, el Ejército de los Andes, engrosado por los patriotas chilenos, pudo ocupar Santiago. Allí, el 18 de febrero de 1818 se convocó a un Cabildo Abierto que designó a San Martín director supremo. El general argentino rechazó el ofrecimiento y propuso al patriota chileno Bernardo de O’Higgins para ocupar el cargo.
O’Higgins aceptó y a poco de asumir envió esta nota al gobierno de los Estados Unidos, al zar de Rusia y a diversas cortes europeas: “Después de haber sido restaurado el hermoso reino de Chile por las armas de las Provincias Unidas del Río de la Plata, bajo las órdenes del general San Martín, y elevado como he sido por la voluntad de mi pueblo, a la Suprema Dirección del estado, es mi deber anunciar al mundo un nuevo asilo, en estos países, a la industria, a la amistad y a los ciudadanos de todas las naciones del globo. La sabiduría y recursos de la Nación Argentina limítrofe, decidida por nuestra emancipación, dan lugar a un porvenir próspero y feliz en estas regiones.”
El 19 de marzo de 1818 las fuerzas patriotas sufrieron su primera y única derrota, la de Cancha Rayada. Pero el general Las Heras logró salvar parte de las tropas y así purdo reorganizarse un ejército de 5.000 hombres. Los patriotas clamaban por la revancha que llegaría a los pocos días, el 5 de abril, al derrotar definitivamente a las fuerzas enemigas en Maipú.
La victoria fue total y América empezaba a respirar otro aire mientras los tiranos comenzaban a asfixiarse, como lo demuestra este informe del virrey de Nueva Granada: 5 “La fatal derrota que en Maipú han sufrido las tropas del Rey pone a toda la parte sur del continente en consternación y peligro”.
El diario The Times de Londres, al informar sobre la victoria de los criollos en Maipú, se preguntaba “¿Quién es capaz ahora de detener el impulso de la revolución en América?”.
Como bien dice José Luis Busaniche, el triunfo de Maipú entusiasmó a Simón Bolívar y le dio nuevos ánimos para proseguir su campaña: “Bolívar está en un rincón del Orinoco donde la independencia es apenas una esperanza. En agosto llegan algunos diarios ingleses que anuncian la victoria de San Martín en Maipú. Y entonces concibe un proyecto semejante al del paso de los Andes por el héroe del sur: el paso de los Andes venezolanos, remontando el Orinoco, para caer sobre los españoles en Bogotá y seguir si le es posible hasta el Perú, baluarte realista de América. Bolívar escribe al coronel Justo Briceño: ‘Las gacetas inglesas contienen los detalles de la célebre jornada del 5 de abril en las inmediaciones de Santiago. Los españoles, invadidos poderosamente por el sur, deben necesariamente concentrarse y dejar descubiertas las entradas y avenidas del reino en todas direcciones. Estimo, pues, segura la expedición libertadora de la Nueva Granada. El día de América ha llegado’.” 6
A pesar de semejante gloria y las notables repercusiones, los protagonistas del triunfo seguían sus vidas con la misma sencillez. Cuenta Mitre que después de Maipú, el general Antonio González Balcarce fue al Tedeum con camisa prestada y concluye: “¡Grandes tiempos aquellos en que los generales victoriosos no tenían ni camisa!”. 7
Pocos días después de Maipú, San Martín volvió a cruzar la cordillera rumbo a Buenos Aires para solicitar ayuda al Directorio para la última etapa de su campaña libertadora: el ataque marítimo contra el bastión realista de Lima. Obtuvo la promesa de 500.000 pesos, de los que sólo llegarán efectivamente 300.000, ya que como admitía el director supremo Pueyrredón: “Aquí no se conoce que hay revolución ni guerra, y si no fuera por el medio millón que estoy sacando para mandar a ese país, ni los godos se acordarían de Fernando”. 8
Al regresar a Chile, San Martín se enteró de que los triunfos de Las Heras en Curapaligüe y Gavilán no habían logrado evitar que los españoles recibieran desde Lima 3.000 hombres de refuerzo, desembarcados en el puerto de Talcahuano. La guerra contra los realistas proseguiría en el sur de Chile por varios años.
Con la ayuda financiera del gobierno chileno, San Martín armó una escuadra que quedará al mando del marino escocés lord Thomas Cochrane. Cuando se disponía a embarcar a sus tropas para iniciar la campaña al Perú, el Libertador recibió la orden del Directorio de marchar con su ejército contra el Litoral, para combatir a los federales de Santa Fe y Entre Ríos. San Martín se negó a reprimir a sus compatriotas, desobedeció e inició la expedición contra los españoles de Lima.
Referencias:
1 Arturo Capdevila, El pensamiento vivo de San MartínBuenos Aires, Losada, 1945.
2 Carta a Guido del 15 de diciembre de 1816.
3 Carta de San Martín a Lord Macduff, del 9 de septiembre de 1817.
4 Carta de San Martín al conde de Castlereagh, del 11 de abril de 1818.
5 El virreinato de Nueva Granada incluía las actuales repúblicas de Colombia y Venezuela.
6 Busaniche, San Martín Vivo, Buenos Aires, Eudeba, 1962
7 Bartolomé Mitre, Historia de San Martín, Buenos Aires, Eudeba, 1971.
8 Carta de Pueyrredón a Guido fechada el 16 de julio de 1818, en Carlos Guido y Spano, Vindicación histórica. Papeles del brigadier general Guido1817-1820, Buenos Aires, Carlos Casavalle editor, 1882.

Pobreza y desarrollo infantil: más allá de los primeros 1000 días de vida


Por, Sebastián J. Lipina, director de la Unidad de Neurobiología Aplicada (CEMIC-CONICET), Argentina.
  
Niña_Honduras



















Niña hondureña cosechando café. Foto: Pep Companys



El énfasis que en la actualidad se le da a los primeros 1000 días de vida como determinantes para el desarrollo humano durante el resto de la vida, se construyó fundamentalmente en base a tres fuentes de evidencia empírica generadas en el contexto de las ciencias de la salud. Por una parte, disponemos de un estudio realizado en cuatro aldeas rurales en El Oriente (Guatemala) entre los años 1969 y 1977 que involucró a más de dos mil niños y sus madres que estaban en riesgo alimentario por vivir en condiciones de pobreza. Los resultados demostraron que un suplemento nutricional con altos contenidos proteicos y energéticos impactó más en los niños que lo recibieron durante su segundo y tercer año de vida, en comparación con los niños que lo habían recibido en etapas posteriores a su desarrollo. El impacto se verificó tanto en medidas de crecimiento físico, como en otros indicadores de salud, educación, cognición e incluso de productividad económica muchos años más tarde, cuando los niños ya fueron adultos. Otra de las fuentes proviene de un análisis publicado en el año 2010 y realizado en 54 países con ingreso bajo y medio, en el que se verificó una caída de las puntuaciones en la talla de los niños entre su nacimiento y los 23 meses de vida, sin evidencia de deterioro adicional entre los 24 y los 59 meses siguientes. La tercera fuente proviene de diferentes estudios realizados durante varias décadas, que evidencian con claridad la importancia de la prevención de la salud materna durante el período prenatal para prevenir las fallas de crecimiento en sus hijos.
Si sumáramos a esta evidencia la generada por las ciencias del desarrollo contemporáneas, que también sostienen la importancia de la provisión nutricional adecuada desde la concepción y durante los primeros años de desarrollo luego del nacimiento, no hay dudas que los primeros 1000 días de vida son una etapa muy importante en la que es necesario asegurar la alimentación y el cuidado de las madres y sus hijos para proteger el desarrollo adecuado de sus potenciales y oportunidades. Tampoco existen dudas acerca de que las carencias pueden afectar a cualquier niño, sea pobre o rico. No obstante, las condiciones de desigualdad que caracterizan a muchos países del mundo en el momento actual, colocan en una situación de mayor vulnerabilidad y riesgo a aquellos que padecen situación de pobreza.
Al tiempo que esta evidencia fue siendo diseminada y comunicada en diferentes sociedades del mundo, se produjo otro fenómeno que dio origen a nociones acerca del desarrollo humano en condiciones de pobreza que sostienen que los primeros 1000 días son un período crítico durante el cual es necesario realizar los mayores esfuerzos para asegurar alimentación y estimulación para el aprendizaje de los niños, antes de que esta etapa finalice. Tal noción sostiene que luego de que esta supuesta ventana de oportunidad única se cierra, ya no será posible generar cambios en aquello que no haya sido nutrido o estimulado en forma adecuada con anterioridad. Es decir, esta noción sostiene que lo no logrado o lo que haya quedado afectado por pobreza es irreversible, no puede modificarse, sugiriendo una concepción del desarrollo humano en la que hay eventos determinantes centrales sujetos a una dinámica con pocos o ningunos grados de libertad para el cambio
Tales conceptos pueden verificarse en la intervención realizada por diferentes medios, organismos multilaterales e incluso comunidades académicas y de divulgación científica. Por ejemplo, en el año 2013, el encabezamiento de una nota publicada en el sitio web de Smithsonian, una de las organizaciones más prestigiosas en enseñanza y divulgación de la ciencia, afirmaba que: Crecer en la pobreza puede afectar el desarrollo cerebral del niño. Un gran cuerpo de investigaciones muestra que las circunstancias y el estrés crónico de la pobreza interrumpen el desarrollo del cerebro. El prestigioso periódico inglés The Guardian, en el año 2014, publicaba una contribución cuyo título era: La mitad de los niños afganos sufre de daños irreversibles por malnutrición. Y agregaba: La nutrición pobre en los primeros dos años tiene efectos permanentes sobre el crecimiento y el desarrollo. A principios del año 2016, era posible leer lo siguiente en la sección “Nuestras Prioridades” del sitio web de Unicef-China: Los niños son más vulnerables a la pobreza que cualquier otro grupo etario. Ellos experimentan la pobreza de manera diferente a los adultos y otros miembros del hogar, y sus necesidades varían según diferentes edades. Invertir durante los períodos críticos, particularmente en la infancia temprana, es crucial para combatir la pobreza infantil. Los procesos de desarrollo y maduración son sensibles al tiempo, lo cual significa que los efectos de la pobreza infantil son profundos, de larga duración e irreversibles. Por ejemplo, la malnutrición en los primeros años impide el desarrollo esencial de las conexiones cerebrales para el aprendizaje, afectando a la educación y más tarde en la vida, el potencial de ingreso.
En el año 2015, investigadores de nueve centros universitarios norteamericanos publicaron un artículo en la revista científica Nature Neuroscience en el que mostraron nuevas evidencias sobre las influencias de las pobreza infantil en la estructura cerebral y el desempeño cognitivo. Allí afirmaban que no era posible interpretar los resultados en un sentido de determinación irreversible. No obstante, la misma semana la revista Nature (de la misma compañía editorial) publicó una nota periodística titulada La pobreza encoge los cerebros desde el nacimiento.
Hace algunas semanas, el blog Primeros Pasos del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, aportaba un conjunto de consideraciones semejantes sobre el desarrollo infantil temprano: Es en los primeros 3 años de vida que el cerebro humano crece más que en ninguna otra etapa, alcanzando el 80% del tamaño adulto, y es por esto que el aprendizaje se realiza con mayor facilidad que en ningún otro momento. Durante este período, corto pero único, los niños necesitan atención, estímulos e interacciones adecuadas que les permitan desarrollar su mayor potencial a nivel cognitivo y no cognitivo. Algunos déficits en los estímulos adecuados durante la primera infancia se pueden compensar más adelante, pero el costo es tan alto que los daños son frecuentemente, irreversibles.
Estos, y otras tantos ejemplos que podríamos agregar, hacen referencia a los primeros 1000 días de vida como un período crítico o una ventana de oportunidades única para el aprendizaje infantil. Del mismo modo, alertan sobre la irreversibilidad de los efectos de la pobreza sobre el desarrollo cognitivo de los niños y las niñas, cuando se desaprovecha esta oportunidad única y temporalmente limitada. Sin embargo, semejantes afirmaciones no se corresponden con la evidencia empírica generada durante las últimas décadas por las ciencias del desarrollo humano y de la educación. Esta distancia entre un conjunto de nociones erróneas sobre los efectos de la pobreza y la evidencia empírica que nos aporta la investigación científica sobre el tema, exige reflexionar sobre dos cuestiones de gran importancia. La primera, se refiere a qué es lo que la evidencia científica disponible permite afirmar acerca de las influencias que ejerce la pobreza sobre el desarrollo emocional, cognitivo y social de niños, niñas y adolescentes. La segunda, a cómo y por qué se generan, diseminan y sostienen concepciones erróneas.

El impacto de la pobreza sobre el desarrollo infantil

Con respecto a la primera cuestión, la evidencia disponible en psicología y neurociencia del desarrollo permite afirmar que, desde la concepción y durante toda la vida, el sistema nervioso –que contiene al cerebro - se organiza y se modifica en base a la interacción dinámica entre los genes y el ambiente en el que cada individuo desarrolla su existencia. A su vez, estos procesos de desarrollo son modulados por una gran diversidad de mecanismos moleculares, celulares, conductuales, sociales y culturales. Durante tal desarrollo, existen momentos de máxima organización de diferentes funciones cerebrales que se denominan períodos críticos, que no son necesariamente fijos respecto al momento en que ocurren ni a las redes neurales que involucran. Es cierto que, si durante tales períodos críticos se produce una alteración, tanto positiva como negativa, ésta tenderá a ser incorporada de una manera permanente a la función, limitando las oportunidades para reorganizarse. Muchos de estos períodos tienen lugar en momentos tempranos del desarrollo, en particular durante la fase perinatal y en los primeros meses de vida. Pero en el caso de la organización de procesos más complejos como los cognitivos, los emocionales, y las competencias de aprendizaje, tal organización depende de la integración progresiva de diferentes redes neurales, que procesan más de una modalidad de información y que se desarrollan en diferentes momentos durante al menos las dos primeras décadas de vida.
Un ejemplo paradigmático que ha alimentado a la interpretación errónea de los primeros 1000 días de vida como única ventana de oportunidad para el desarrollo cerebral y el aprendizaje, es el de la formación y eliminación de contactos entre neuronas o sinapsis. El tiempo de creación y eliminación de sinapsis en áreas cerebrales vinculadas con el procesamiento sensorial y motor se estima que culmina alrededor de los dos años de vida; mientras que en las áreas frontales ello ocurre no menos de una década y media después del nacimiento. Es decir, no hay un solo período de formación de contactos entre neuronas. Y de ninguna manera es posible sostener que el momento en que se alcanza el número estable de sinapsis en cada área cerebral, implica un cierre de oportunidades para el desarrollo cognitivo y el aprendizaje. Tal como lo demuestra la evidencia de las ciencias de la educación y del desarrollo psicológico desde hace décadas, es posible generar aprendizajes eficientes en diferentes etapas del desarrollo, mucho más allá de los primeros tres años de vida, incluso en poblaciones infantiles que han padecido privaciones materiales y simbólicas. Esto significa que existen varias ventanas de oportunidad para diferentes aspectos del desarrollo emocional, cognitivo y el aprendizaje.
Por otra parte, que el cerebro alcance en sus primeros años el 80% de su tamaño adulto, no significa que su funcionamiento también lo haga. Los aspectos estructurales, como por ejemplo el tamaño, y los funcionales están asociados pero su relación no es necesariamente causal. En síntesis, basar el desarrollo cerebral y cognitivo en un único aspecto - en este caso el período de generación y poda sináptica o el tamaño cerebral - es un error que no toma en cuenta la noción consensuada de las ciencias del desarrollo: éste involucra múltiples componentes a distintos niveles de organización, que están en interacción continua y que son sensibles a diferentes influencias individuales y ambientales en el tiempo, de manera que su organización no responde a un patrón único y de evolución uniforme. De hecho, identificar a través de experimentos un período crítico para el desarrollo emocional y cognitivo, o para el aprendizaje, es una empresa difícil para la investigación neurocientífica porque requiere de estudios que permitan controlar variables moleculares, celulares, cognitivas, conductuales y ambientales, y su evolución conjunta en el tiempo. En el caso de los momentos de organización de funciones emocionales, cognitivas y de aprendizaje, la neurociencia contemporánea las denomina “períodos sensibles”, en lugar de “críticos”. Los períodos sensibles también definen momentos importantes de organización estructural y funcional neural, aunque con dos diferencias importantes respecto a los períodos críticos. Por una parte, el tiempo de su duración es mayor y más difícil de establecer; y por otra, las influencias positivas o negativas que modifiquen la organización de estas funciones, podrían modificarse aunque con mayor esfuerzo que en el caso del desarrollo en contextos adecuados, sin privaciones materiales y simbólicas. Es decir que no habría una tendencia a la irreversibilidad y en consecuencia continuarían abiertas las oportunidades de reorganización plástica y de aprendizaje, aunque con grados menores de libertad y con requerimientos de mayor esfuerzo. De hecho, diferentes intervenciones orientadas a optimizar y maximizar las oportunidades de desarrollo y aprendizaje de niños y adolescentes que viven en condiciones de pobreza, demuestran desde hace décadas que es posible hacerlo utilizando distintas estrategias en laboratorios, hogares, escuelas y comunidades. Por supuesto, no todos los participantes de estas intervenciones logran obtener los mismos resultados, debido a que las diferencias individuales a nivel de la plasticidad neural, la susceptibilidad al ambiente, la respuesta a la co-ocurrencia de múltiples adversidades, la acumulación de riesgos y el tiempo de exposición a las privaciones determinan diferentes respuestas y trayectorias. Precisamente, la ciencia contemporánea del desarrollo incluye dentro de sus objetivos centrales de investigación la identificación de los diferentes mecanismos a través de los cuales ocurren los impactos por pobreza y también los cambios que ocurren como consecuencia de intervenciones orientadas a optimizar el desarrollo infantil.
En síntesis, la importancia de los primeros 1000 días como momento único para el desarrollo humano estaría justificada para algunos de los aspectos propuestos por las ciencias de la salud a través de los estudios nutricionales. Pero su generalización a otros aspectos del desarrollo emocional, cognitivo, social y del aprendizaje no consideran de forma adecuada la complejidad proveniente de la organización de la plasticidad neural durante las dos primeras décadas de vida, ni las oportunidades de cambio por intervención cognitiva, educativa y social. La noción de una determinación temprana de tales aspectos del desarrollo en base a un grupo discreto de determinantes principales – en este caso, las carencias nutricionales y la estimulación para el aprendizaje en los primeros 1000 días - no es posible de sostener, más allá de su potencial atractivo para los abordajes econométricos.

Entre el determinismo y la reversibilidad de los efectos de la pobreza en el desarrollo infantil

En el año 1999, el investigador en nutrición y desarrollo Ernesto Pollit, un referente de esta área de investigación, lo expresó en estos términos:
La noción de períodos críticos tal como se la utiliza en su forma sobrevalorada es cercana a esta idea de determinación. En el contexto específico del estudio de los efectos de la desnutrición temprana, la idea de períodos críticos y la evidencia de laboratorio llevaron a la hipótesis de que la desnutrición de energía y proteína durante los períodos de mayor aceleración del crecimiento cerebral tenía un efecto irreversible. Esta hipótesis llevaba implícita la idea de que la desnutrición era un factor suficiente para producir retardo mental. La idea de determinantes principales y la conceptualización de períodos críticos, así como datos experimentales con modelos animales, llevaban a la conclusión de que en los niños desnutridos la relación entre la deficiencia de macronutrientes y las consecuencias funcionales era mediada por los cambios en la arquitectura cerebral. Gradualmente, varios investigadores comprendieron que la conceptualización de un efecto lineal no conducía a una comprensión cabal de los efectos de la desnutrición entre niños que viven en condiciones de pobreza extrema. Se hizo evidente que la desnutrición tiene un origen multicausal y se reconoció que el problema era demasiado complejo para reducirlo a la medición de un efecto principal.
Más adelante, en el mismo artículo, continuaba de la siguiente forma:
Las probabilidades de que se encuentren problemas de aprendizaje escolar entre niños que nacieron con un peso menor a 2.500 gramos varían en función directa de su nivel económico. Aún en comunidades en condiciones de pobreza absoluta, los factores socioeconómicos predicen la variabilidad del desarrollo mental de niños con una historia de malnutrición temprana. La pobreza es un problema central y es preciso comprender sus mecanismos de influencia. Respecto al estudio de Guatemala, un seguimiento realizado en los años 1988 y 1989 concluyó que incluso cuando la desnutrición ocurra tempranamente, ella no es una condición suficiente para fijar la trayectoria del desarrollo. La corrección de una desviación del desarrollo está determinada en parte por las circunstancias ambientales y por las experiencias individuales. El organismo tiene la capacidad de modificar la dirección de un desarrollo desviado.
En el área de la neurociencia nutricional contemporánea, estas nociones siguen siendo las que forman parte del consenso que sostiene que la idea de determinantes principales da una visión parcial o errónea acerca del impacto que las carencias nutricionales tempranas generan en las trayectorias de desarrollo, habida cuenta de los efectos de diferentes tipos de intervenciones que involucran acciones orientadas a los diferentes aspectos del desarrollo infantil. En tal concepción, el desarrollo humano se modela como un proceso probabilístico multideterminado por factores biológicos, psicológicos y ambientales que moderan su trayectoria durante el ciclo vital. Y tales factores pueden mantener el efecto de adversidades ocurridas durante la infancia, así como también inducir cambios en sentidos positivos. La influencia del contexto en el desarrollo infantil hace que las probabilidades de su trayectoria varíen en función de todos estos componentes y factores en diferentes etapas de la vida.
En síntesis, no es posible afirmar que los primeros dos o tres años de vida sean un período crítico ni mucho menos único para el aprendizaje, ni que las privaciones tempranas generan necesariamente impedimentos irreversibles o la detención del desarrollo. Estas nociones inducen a representar al desarrollo como un fenómeno mucho más fijo y menos dinámico de lo que realmente la evidencia empírica permite sostener, al no considerar adecuadamente los niveles de plasticidad y sensibilidad al cambio, en el contexto de una dinámica compleja que involucra fenómenos no sólo biológicos, sino también sociales y culturales. La sobrevaloración de las nociones erróneas de período crítico e irreversibilidad amerita además un análisis acerca de cuáles son las representaciones que se proponen sostener acerca de la protección de la infancia temprana en diferentes sociedades. En tanto se enfaticen términos como “ingreso” y “productividad” como expectativas del desarrollo normativo, sin tomar en cuenta que la forma de organización social y económica de una comunidad puede o no favorecer la creación de oportunidades de inclusión educativa y laboral más allá de las carencias de los primeros años del desarrollo, entonces se podría estar proponiendo desarrollar una sociedad orientada en forma primordial al consumo y al trabajo que podría excluir a aquellos que no alcancen estos parámetros de logro. Es decir, se acercaría a una propuesta más cercana a la reproducción de desigualdad que a la de construcción de la equidad. En tal sentido, sería importante que medios, organismos multilaterales e instituciones académicas revisaran las afirmaciones que sostienen sobre el desarrollo humano, los períodos críticos y los fenómenos de cambio emocional, cognitivo y social durante el ciclo vital. Reducir las oportunidades del desarrollo a una sobregeneralización de las nociones de período crítico e irreversibilidad, podría implicar la subestimación del valor transformador de los contextos de desarrollo y de los intercambios simbólicos que proponen diferentes sistemas culturales para cuidar y generar oportunidades de aprendizaje e inclusión social de los niños y adolescentes.
Por último, estas consideraciones críticas no deberían ser interpretadas como un cuestionamiento a la motivación y al esfuerzo de todos los sectores que están involucrados con la primera infancia en el mundo actual. En todo caso, se trata de promover foros de discusión y de debate sobre las necesidades de los niños y adolescentes atendiendo a nociones basadas en la evidencia, de manera de mejorar la calidad de la información, las formas de comunicar los hallazgos y el diseño de intervenciones pertinentes para diferentes sistemas culturales. Se trata de generar de forma honesta y productiva la responsabilidad que todos los actores sociales tenemos en la construcción de la igualdad.
  
Sebastián J. Lipina. Psicólogo, Investigador de CONICET (Argentina), Director de la Unidad de Neurobiología Aplicada (UNA, CEMIC-CONICET), Profesor de la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM). Autor del libro Pobre Cerebro (Siglo XXI Editores, Buenos Aires).

Para saber más:
"El estrés puede generar cambios en el cerebro". Entrevista a Sebastián Lipina, La Nación, 24/06/2015.
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Estados Unidos y la promoción del fracking

Por Alcira ArgumedoSocióloga, docente e investigadora del Conicet. Diputada Nacional  Con protestas en contra del fracking en sus principales ciudades, Estados Unidos promociona el fracking.El contexto internacional y el fracking en Estados Unidos La explotación de petróleo y gas no convencional o shale mediante la técnica de fractura hidráulica (fracking) se enmarca, desde principios del siglo XXI, en un contexto internacional donde la hegemonía del bloque de poder liderado por Estados Unidos con la Unión Europea y respaldado por la NATO, comienza a ser hostigada por el emergente bloque de poder que encabeza China en alianza con Rusia, que se ha fortalecido luego de la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética. En los últimos quince años, estos dos bloques o sus corporaciones, han incrementado la disputa por recursos naturales y territorios estratégicos, donde una de las claves -como señala el analista Michael Klare- es el creciente agotamiento de las fuentes convencionales de petróleo y gas, junto a minerales valiosos como oro, coltán, diamantes, plata, cobre y más recientemente litio. Es preciso tener en cuenta que, en estos momentos, esa disputa se traduce en cinco guerras devastadoras en el mundo árabe -Irak, Siria, Afganistán, Libia y Yemen- más siete guerras en el continente africano: Malí, Chad, Nigeria, República Centroafricana, Congo, Somalia y Sudán. Guerras que aparecen como conflictos civiles, étnicos o religiosos, pero donde en cada bando participa directa o indirectamente uno u otro de los bloques o sus principales corporaciones. El Papa Francisco ha denunciado recientemente que no se trata de guerras religiosas, sino por recursos económicos."Y a mí me sorprendió que agarre la remera y pose con una remera de "no al fracking" sabiendo que la foto iba a dar la vuelta al mundo... yo no lo podía creer. Y ese fue un momento mágico en el sentido de que la foto llegó a los lugares en donde se necesitaba un mensaje de esperanza del que cada uno que está luchando contra el fracking en su lugar no está solo...", dice el sociólogo Juan Pablo Olsson mostrándonos su foto con el Papa Francisco, quien en ese momento (año 2013) se hallaba abocado a la escritura de su segunda encíclica, "Laudato si" (Sobre el cuidado de la casa comuún), que fuera presentada en junio de 2015 y donde realiza una crítica del consumismo y del desarrollo irresponsable pronunciándose en favor de una acción mundial rápida y unificada "para combatir la degradación ambiental y el cambio climático". 
Un informe publicado por UNICEF a principios de septiembre de 2016 -cuya gravedad nos lleva a citarlo reiteradamente- da cuenta de la magnitud de estas tragedias: 250 millones de chicos menores de 18 años han nacido y crecen en condiciones de guerra y se calcula que de ellos un 20% -50 millones- van a sufrir secuelas psicológicas graves a causa del terror, la angustia, el hambre, la muerte de hermanos o padres y otras situaciones traumáticas; en muchos casos, las secuelas serán irreversibles. Esto permite estimar y explicar la cantidad de jóvenes de hoy, que han nacido y crecido en las guerras de Somalia, Afganistán o Irak desde los años noventa e integran las filas del ISIS, Al Qaeda y Boko Haram o protagonizan atentados suicidas en Estados Unidos y Europa. Datos que indican el desprecio por la vida y los costos sociales, económicos y ambientales, que están dispuestos a imponer los bloques de poder, en su disputa por recursos y áreas estratégicas.Campamento de refugiados sirios en al-Sahel, Akkar, norte de Líbano. La región de Sahel, en Akkar, tiene una población de casi 72.000 ciudadanos libaneses y ha acogido a más de 60.000 refugiados sirios desde que comenzó la crisis en Siria.Durante el mes de Julio de 2016, los colaboradores del CICR han vacunado a más de 15.800 niños en 23 aldeas libanesas y 500 asentamientos sirios informales en Akkar, en el norte de Líbano.Los equipos del Comité Internacional de la Cruz Roja recorrieron casa por casa y carpa por carpa en toda la zona de Sahel, en Akkar, para llegar a la mayor cantidad posible de niños menores de cinco años.Desde 1945, en Estados Unidos se conocía la existencia de petróleo y gas atrapados en piedras esquisto; pero no despertaba interés ante la accesible y menos costosa provisión de hidrocarburos convencionales, tanto locales como importados. Tampoco interesaría a pesar de las crisis del petróleo de 1973 y 1979/80, con los drásticos incrementos del precio del crudo, impuestos por la OPEP y luego de la revolución islámica en Irán. Pero desde principios del siglo XXI serán razones principalmente geopolíticas, más que económicas, las que darían lugar a la llamada “revolución del fracking” en esa potencia, hacia los años 2005 y 2006. Luego del atentado a las Torres Gemelas en septiembre de 2001, el presidente George Bush decide lanzar la guerra en Afganistán y define un grupo de países que, en su perspectiva, integran lo que llamaría el “Eje del Mal” por ser promotores del terrorismo: entre otros, Irak, Siria, Libia, Somalia, Sudán e Irán. En su mayoría, son productores de petróleo y gas o territorios por los que atraviesan oleoductos y gasoductos: salvo Irán, todos actualmente están en guerra. Con esa perspectiva, en 2003 se inicia la Segunda Guerra del Golfo contra Irak, bajo el fundamento de la existencia de armas de destrucción masiva, que pronto rebelaría su falsedad y el verdadero objetivo de controlar los yacimientos iraquíes y los territorios del Medio Oriente. Cabe mencionar que hasta entonces y desde inicios de la década de 1990, luego de su triunfo sobre la Unión Soviética, Estados Unidos aparecía como la única potencia que dominaba un mundo unipolar -el Nuevo Orden Mundial- capaz de imponer su voluntad a escala planetaria.La próspera ciudad de Ramadi, Irak, convertida en una ciudad fantasma por la destrucción provocada por la guerra.Sin embargo, durante esos primeros años del siglo XXI, el escenario internacional comienza a cambiar significativamente, ante los altos niveles de crecimiento económico de China y su poderío militar, nuclear, científico y espacial, que la definen como una emergente potencia mundial. Por su parte, Estados Unidos enfrenta crecientes dificultades para imponer su política en Medio Oriente: a pesar de la ocupación, en Irak no logra estabilizar el país; Siria estrecha su alianza con Irán y Rusia; Turquía es poco confiable; en Afganistán las tropas de ocupación se encuentran prácticamente reducidas a la ciudad de Kabul; y solamente Arabia Saudita es un aliado, pero comprometido en la disputa entre sunnitas y chiítas con Irán por el predominio en la región. Las tensiones con Rusia se agudizan en Ucrania y Crimea; Somalia es un verdadero caos; en Nigeria comienzan a actuar grupos fundamentalistas y se exacerba la violencia; mientras la Venezuela de Chávez se muestra cada vez más hostil. Si se considera que los principales proveedores de hidrocarburos de Estados Unidos son Canadá, México, Nigeria, Arabia Saudita y Venezuela, solamente los dos primeros le brindan seguridad. Ante este panorama internacional, la auto-suficiencia energética se refuerza como una política de seguridad nacional y se impulsa la producción de los no convencionales: frente a la seguridad nacional, no importan los costos económicos, sociales o ambientales y comienza a expandirse el fracking en distintos estados del país. A su vez, América Latina aparece como la región más fácilmente controlable para el abastecimiento de petróleo y gas: se promueven a partir de entonces las primeras exploraciones, principalmente en Argentina desde el 2006/2007, con el objetivo de ser continuadas en México, Brasil y Uruguay. Una política que cobra mayor impulso cuando en 2011 China y Rusia declaran su decisión de defender a Irán ante cualquier agresión de Occidente, aunque ello suponga iniciar una guerra: al año siguiente, Estados Unidos retira a Irán del “Eje del Mal” y se firman los acuerdos nucleares para garantizar la paz. La experiencia en Argentina Como una casualidad no tan casual de la historia, precisamente a fines de 2011 la empresa YPF, en la cual el Estado controla en 51% de las acciones, confirma los descubrimientos no convencionales, que datan de 1931, sobre la formación de Vaca Muerta -ubicada en las provincias de Neuquén, Río Negro y Mendoza- y se anuncia que su potencial mediante fracking significa multiplicar por diez los recursos del país en petróleo y principalmente en gas: la Agencia de Estadística Energética de Estados Unidos publica que se trata de la segunda reserva en gas y la cuarta en petróleo no convencional del mundo. Argentina estaría entonces en las puertas de transformarse en una futura Arabia Saudita, desbordante de riquezas; y frente a ese futuro venturoso, no caben contemplaciones políticas, sociales, ambientales o morales. La dramática experiencia de los habitantes del distrito de Allen en la provincia de Río Negro es un ejemplo, donde los productores de frutas de exportación han perdido calidad internacional por la contaminación de las napas con químicos y otros componentes utilizados por el fracking y crecen las enfermedades pulmonares, que afectan principalmente a los niños. Además, los índices de cirrosis y cáncer por químicos y metales en sangre; la contaminación del río Negro que provee de agua a las poblaciones situadas a lo largo de su curso; los reclamos de comunidades indígenas por la usurpación de sus territorios ancestrales; las emanaciones de gas metano que suben a la superficie por las grietas; los contratos secretos con corporaciones como Chevron, con oscuros antecedentes de depredación de las zonas amazónicas de Ecuador; serían considerados costos menores, casi insignificantes, frente a ese futuro venturoso y desbordante de riquezas, que se auguraba para el país. Costos sociales bajísimos si se los compara con los de Irak, Siria y los demás países en guerra. Esta situación cambia sensiblemente a partir de mediados del 2014, cuando se produce una crisis del petróleo en sentido inverso a las de 1973 y 1979: el precio del barril baja sensiblemente desde 150 dólares hasta llegar a 27 dólares en 2015, alcanzando después una escasa recuperación y en septiembre de 2016 se cotiza a unos 42 dólares. Diversos factores confluyen en la caída de los precios: entre otros, una disminución de la demanda de China -la segunda importadora a nivel mundial después de Estados Unidos- debido a un ritmo menor de sus tasas de crecimiento (entre 2008 y 2013 su demanda había crecido en un 35%). Cae asimismo la demanda de la India, mientras Estados Unidos, Japón y la Unión Europea presentan bajos índices de crecimiento económico. A ello se suma que el desarrollo de energías renovables ha crecido sensiblemente en Europa, junto a una mayor eficiencia y rendimiento del consumo en automotores en América del Norte. Ante este panorama, Arabia Saudita se niega en la OPEP a reducir sus ritmos de producción con bajos costos históricos, como presión ante el acuerdo de las grandes potencias con Irán sobre el tema nuclear, al tiempo que busca desplazar la presencia norteamericana con hidrocarburos shale en el mercado europeo: recién en septiembre de 2016 señaló que el país estaría dispuesto a rebajar limitadamente su extracción, pero a condición que Irán no aumente sus exportaciones de petróleo crudo.Félix Herrero, abogado y Lic. en economía.
En Argentina se promueve a partir de entonces una política irracional que, además de turbios negociados con las corporaciones petroleras comprometidas, pretende mantener la producción de los no convencionales mediante fracking, a través del llamado “barril criollo.” Esto significa que, mientras el precio internacional de referencia cotizaba el barril a unos 30 ó 40 dólares, en nuestro país se les reconoce un valor de 68 a 70 dólares. Bajo el fundamento de conservar los empleos en el sector, se garantiza de este modo la continuidad de la explotación del fracking, cuyo costo de extracción promedio gira alrededor de 50 dólares. Entre otras consecuencias, mientras en Estados Unidos el precio de un litro de combustible cuesta 60 centavos de dólar, en Argentina vale 1.20 dólar. Como señala el especialista Félix Herrero -uno de los primeros en advertirnos acerca de los peligros del fracking en nuestro país- “las corporaciones no vienen a extraer petróleo, sino subsidios”, además de contar con otra fuente de ingresos turbios: dado que durante años las empresas privatizadas no realizaron exploraciones, en la zona también se encuentran yacimientos de petróleo convencional, cuyo costo de extracción es de unos 15 dólares; pero lo declaran como si fuera shale. Lo más grave, es que el conjunto de las fuerzas políticas mayoritarias aprueban el fracking y el “barril criollo”, dados sus compromisos con las petroleras locales y extranjeras. Baste mencionar que, en el actual gobierno, el Ministro de Energía ha sido presidente de Shell hasta hace sólo un año y se comporta como tal; el Frente para la Victoria tiene históricos compromisos con las corporaciones del sector e impuso el “barril criollo” desde mediados del 2014 hasta el fin de su mandato; el Frente Renovador es financiado, entre otros, por las petroleras Panamerican Energy y el grupo local Vila-Manzano. Por estas razones, en la Cámara de Diputados de la Nación quienes se oponen a esta política no son más de 10 legisladores, mientras en el Senado de la Nación los números se presentan igualmente desfavorables. De este modo, los intereses y la capacidad de cooptación y corrupción de las petroleras, han logrado conformar una trama de complicidades con fuerzas políticas mayoritarias y sectores sindicales que, hasta el momento, se sustentan en las promesas de ese futuro venturoso y en un supuesto resguardo de empleos. Incluso en septiembre de 2016, YPF atrajo, entre otras, a la empresa rusa Gazprom y a la Shell, para que inicien la extracción no convencional, haciendo caso omiso de la irracionalidad del “barril criollo”: significa promover una producción altamente contaminante y depredadora que, además, no es rentable y requiere entre 6.000 y 8.000 millones de dólares anuales en subsidios públicos.Un camión transporta equipos de la petrolera Halliburton destinados a producir la arena que se utiliza para fracturar la tierra en la explotación de gas no convencional mediante la técnica, altamente contaminante, conocida con el nombre de fractura hidráulica o fracking. Las máquinas de color gris con la inscripción Halliburton en rojo, son precipitadoras de polvos de la empresa Appco y es transportada hacia la zona de Vaca Muerta. La foto fue tomada cerca de Choele Choel en la ruta 22.Ante este escenario, el grueso de la resistencia contra el fracking se ha venido dando en la sociedad civil, a través de organizaciones sociales, ambientalistas y grupos de vecinos que, en distintas localidades afectadas -actualmente son 58 en el país- han logrado prohibirlo, contando con el acuerdo de legisladores locales: de ellas, 9 en la provincia de Buenos Aires; 37 en Entre Ríos; 4 en Mendoza; 3 en Río Negro; 3 en Neuquén y 2 en Chubut. En otros casos, cuando los gobiernos municipales deciden prohibirlo por votación mayoritaria o incluso unánime -en la experiencia de Allen- los gobiernos provinciales han desconocido esas decisiones y avalan la explotación, como en Neuquén y Río Negro. Sin embargo, la resistencia continúa y, en esta última provincia, debe destacarse el enorme logro de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Viedma y Patagones que, articulando su lucha con la de los Concejales, pudieron vencer el poder de las corporaciones y sus cómplices, prohibiendo el fracking en Viedma, la capital provincial. Por su parte, en Entre Ríos, las asambleas han logrado que se debata la prohibición a nivel provincial y que el gobierno haya asumido ese compromiso.En 2012 el gobierno argentino entabla conversaciones con distintas empresas extranjeras que emplean el fracking. Luego de varias reuniones el 19 diciembre de 2012 el nuevo presidente de YPF Ing. Galuccio firma un acuerdo con la empresa petrolera estadounidense Chevron para explotar Vaca Muerta.Foto tomada en la ciudad de Neuquén, donde una multitud formada por organizaciones sociales, políticas, sindicales, estudiantiles y la Confederación Mapuche fue ferozmente reprimida mientras la Legislatura convalidaba el acuerdo que YPF SA realizó con Chevron para utilizar fracking en Vaca Muerta.Es imprescindible fortalecer el movimiento contra el fracking en Argentina y en América Latina, que lucha por la vida y el cuidado de un ambiente sano, de nuestros recursos, nuestros ríos, nuestras napas de agua, nuestros acuíferos, incluido una de las la principales reservas de agua del mundo: el Acuífero Guaraní. En este sentido, es auspiciosa la posible sanción de una ley nacional que prohíbe el fracking en Uruguay y los avances en el sur de Brasil, donde 100 municipios lo han prohibido gracias a la  tarea realizada por COESUS y de un fuerte compromiso de sectores eclesiásticos.

Cuando Ernesto Guevara empezó a ser el Che

Myrna Torres, de 87 años, que acaba de visitar el país, conoció en Guatemala a quien en ese momento era “un joven aventurero” y luego sería el símbolo de la Revolución.




Myrna Torres, de 87 años, que acaba de visitar el país, conoció en Guatemala a quien en ese momento era “un joven aventurero” y luego sería el símbolo de la Revolución.Myrna Torres, de 87 años, que acaba de visitar el país, conoció en Guatemala a quien en ese momento era “un joven aventurero” y luego sería el símbolo de la Revolución.
El Che llegó a Guatemala el 24 de diciembre 1954  en compañía de Gualo García, un estudiante platense al que conoció en Guayaquil y que lo había convencido de viajar a Guatemala para atestiguar de primera mano la experiencia inusitada de un presidente centroamericano, Jacobo Arbenz, elegido democráticamente, que se había atrevido a incautar tierras incultas de la American Fruit Co. norteamericana, “dueña” de gran parte del comercio de frutas en Centroamérica. Guevara aprobó la propuesta y se separó  de su hasta allí compañero, Calica  Ferrer, quien siguió el camino prefijado hacia Venezuela.

Meses antes, el Che había regresado a Argentina para rendir las últimas materias de la carrera de médico, decidido a ocuparse de los enfermos de lepra. Ese había sido el motivo de su primer viaje en compañía de Alberto Granado, llevado al cine por Walter Salles en Diarios de motocicleta, cuando recorrieron varios leprosarios sudamericanos.
Ya en Guatemala, cuenta Myrna Torres, adonde llegaron luego de variadas peripecias, los dos jóvenes aventureros argentinos (eso es lo que era entonces el futuro Che) tres días después de llegados, el 27, fecha que la Torres recuerda con indisimulable emoción, concurrieron al Infop, Instituto de Fomento de la Productividad, con una carta de recomendación para su director, el licenciado Núñez Aguilar, quien había estudiado en Argentina.

Recibidos con amabilidad, fueron encargados a una economista peruana exiliada en Guatemala, Hilda Gadea, militante del Apra de Haya de la Torre, enfrentado con el siniestro dictador Odría. Gadea les hizo conocer el funcionamiento de la institución y fue presentándoles a varios de sus integrantes.

Es aquí cuando entra en escena Myrna Torres, quien acaba de pasear por Buenos Aires sus gallardos ochenta y siete años, lúcida, ágil y memoriosa. En el Infop su tarea era ocuparse de la producción del chicle, un árbol emparentado con el caucho, del que se extraía una materia gomosa que se usaba para los chewingum como los Chiclets Adams y que luego fuera reemplazado por sustancias sintéticas.

Cuando el Che la saludó con su amplia y cautivante sonrisa, la impresión de Myrna fue positiva. A ello la predisponía la simpatía por lo argentino que, según ella, era común en una Guatemala, que se deleitaba con las películas de Libertad Lamarque y de Mirtha Legrand, cuyos alumnos estudiaban en los manuales Kapelusz y leían la revista Billiken mientras sus padres escuchaban a Gardel.

Hilda Gadea, que luego sería la primera esposa del Che, y Myrna Torres fueron los ángeles protectores de ese joven inquieto y con ganas de conocer y saber que con frecuencia padecía crisis asmáticas que  le impedían asistir a las fiestas y reuniones en las que Myrna e Hilda lo presentaban a su círculo de amigas y amigos.

Milagro. Guatemala era entonces un milagro democrático en medio de crueles tiranías centroamericanas. Depuesto el temible Jorge Ubico en 1944 por la reacción popular, en Guatemala fue elegido Juan José Arévalo, un político y educador formado en la Universidad de Tucumán, quien se definía como un socialista espiritual, pero a quien la derecha no tardó en calificar de “comunista” por su interés en mejorar la condición de los humildes de su patria.
Luego sería el turno de Jacobo Arbenz, también elegido democráticamente, quien es hoy recordado como “el soldado del pueblo”. Militar que participó de la revolución de 1944, de ideas progresistas, que estimuló la educación y la cultura. No extrañó entonces que Guatemala atrajera a perseguidos y desterrados, sobre todo centroamericanos, que alimentaban apasionantes tertulias intelectuales y políticas en las que el Che participaba y abrevaba. La historia la recuerda como una época de oro, una “primavera”.

El Che se hizo habitué de la casa de Myrna pues gustaba de conversar y discutir con su padre, Edelberto Torres, un respetado intelectual nicaragüense que había buscado sosiego fuera de su patria, sojuzgada por Anastasio Somoza.
“Una noche cayeron varios cubanos escapados de la fracasada toma del cuartel del Bayamo”, cuenta Myrna y recuerda sus nombres sin vacilar:  Ñico López, Armando Arancibia,  Antonio “Bigotes” López, Mario Dalmau.
Ese asalto había sido simultáneo con el del cuartel de Moncada, dirigido personalmente por Fidel Castro, ambos fracasados. Fue ése el momento en que el Che conoció a los primeros cubanos, que lo impresionaron grandemente por su entusiasmo revolucionario y la admiración que profesaban a un tal Fidel Castro.

Con su natural efusividad, contaban anécdotas de su lucha contra el ejército de Fulgencio Batista, el dictador cubano, imitando los ruidos de la balacera. Entonces, ríe Myrna, Ernesto les decía con su habitual sarcasmo: “Cuenten otra de vaqueros porque ésa ya la conocemos”.

Quien más le llamó la atención fue Ñico López, del que se hizo muy amigo. Hoy una refinería petrolera lleva su nombre por decisión del años más tarde ministro de Economía del gobierno cubano en homenaje a su amigo muerto en el desembarco del Granma.

El relato de Myrna está festoneado de sabrosas anécdotas como la de que, apremiados por la miseria, el Che y Ñico se asociaron para aprovechar la veneración de los guatemaltecos por el Cristo de Esquipulas: le pusieron marco y lucecitas y se lanzaron a vender su imagen por calles y parques. Sin éxito porque, según bromearía Ñico, su amigo argentino era muy poco convincente. “La paradoja –relata Myrna– es que los golpistas que desalojaron a la democracia guatemalteca portaban como estandarte al Cristo de Esquipulas”.

Decisivo. Quizá lo más decisivo de esta etapa formativa para nuestro compatriota fue que en Guatemala comprobó dolorosamente la violencia de la que es capaz el capitalismo cuando sus intereses son amenazados. Aquí, el detallado relato de Myrna permite corregir  una versión largamente difundida y repetida: no fueron los “marines”  los que desembarcaron en la costa este sino una fuerza mercenaria de guatemaltecos, nicaragüenses, salvadoreños y otras naciones,  reclutados, entrenados y armados  por la CIA y apoyados por aviones norteamericanos. 

Se entiende entonces la repetición de esa estrategia exitosa en Guatemala pero que falló estruendosamente en Playa Girón. 

¿Pero cuál fue la razón para una reacción tan violenta del gobierno norteamericano? Los ojos de la Torres se encienden: se debió a que Arbenz se incautó de tierras ociosas de la United Fruit Co.  Hacía poco tiempo que Mossadegh había nacionalizado el petróleo iraní y y era claro que no había tolerancia para otro hecho similar. Los países vecinos, tiranizados por Somoza, Trujillo, Pérez Jiménez, colaboraron con la invasión.
El Decreto 900 puso en marcha una reforma agraria que favoreció a 318 mil familias, en su mayoría indígenas, es decir a medio millón de personas en una población de no más de 3 millones. La mitad de los favorecidos recibieron créditos agrícolas. Eso fue demasiado.

Puede deducirse que fue entonces cuando el futuro Che decidió que a la violencia del capitalismo sólo cabía oponerle la violencia popular. Y no es cierto que fuese violento  caracterológicamente. Por el contrario, en su infancia era un pibe coinciliador y generoso. La derrota sin combatir  de la democracia guatemalteca fue una marca indeleble en su decisión de luchar por la justicia social en Latinoamérica.  

Otro aspecto decisivo de la etapa guatemalteca es que es allí donde el Che se adoctrina de las ideas marxistas. Lo que cuenta Myrna es sorprendente: “Su maestro fue un profesor norteamericano, Harold White, ex profesor de la Universidad de Colorado, quien vivía en Guatemala. No sólo asistió a sus clases y compartió encuentros personales sino que además tradujo un libro de las ideas marxistas de White junto con la Gadea”. Seguramente fue un baño ideológico.

En ese camino de transformación de aventurero a revolucionario frecuentó la Alianza de la Juventud Democrática, rama juvenil del Partido Guatemalteco del Trabajo, como se denominaba el Partido Comunista, a quienes se unió cuando llegó el momento de defender al gobierno de Arbenz del golpe que desembocó en otra dictadura, esta vez del coronel Castillo Armas, presidente títere al servicio de los intereses norteamericanos. 
Aquí surge una objeción de Myrna a la difundida versión de que Arbenz no se animó a entregar las armas que jóvenes y obreros reclamaban para defender la democracia. Ello le fue muy cuestionado al presidente amenazado, y algunos lo tacharon de cobarde. El mismo Che, entre decepcionado e indignado, escribió: “En tren de morir, prefiero hacerlo como Sandino y no como Azaña”. El primero fue un gran revolucionario nicaragüense, quien prefirió morir luchando, y el segundo, un presidente de la República española, quien se rindió mansamente ante los franquistas. Pero según Myrna, dichas armas no existieron pues, compradas en Checoslovaquia, el barco que las traía, el Alphem, fue desviado al puerto Barrios, que la United Fruit detentaba en suelo guatemalteco, lo que hizo que nunca llegaran a destino. No hubo entonces armas para repartir.

Otra difundida falsedad que Myrna se encarga de corregir es que el Che nunca ocupó algún cargo en el gobierno de Arbenz como asesor de algún tipo. Ambos se conocieron recién años después, cuando el Che estaba en el gobierno cubano y Arbenz, en el llano.

Otra  anécdota muy interesante que revela la Torres es que el Che aprendió a usar un arma de guerra en Guatemala. Durante el golpe se le asignó una guardia nocturna y se le entregó una ametralladora. Fue un nicaragüense, y Myrna recuerda su nombre, Rodolfo Romero, quien le enseñó a usarla.
Luego vendría la represión, que no ahorró torturas ni muertos. Los cuerpos de algunos opositores fueron arrojados al océano desde aviones para hacerlos desaparecer, una estrategia que la dictadura argentina, años después, replicó y multiplicó. El padre de Myrna e Hilda fueron a prisión. El Che, como muchos opositores en peligro, se asiló en la embajada argentina, donde el embajador Torres Gispena lo destinó al garaje junto con doce comunistas militantes. Cuando un avión enviado solidariamente por Perón recogió a todos los asilados para llevarlos a la Argentina, Guevara rechazó la posibilidad y partió hacia México.

*Escritor.


Pacho O’Donnell