LA SECRETARÍA DE DERECHOS HUMANOS SEÑALIZARÁ TRES EX CENTROS CLANDESTINOS DE DETENCIÓN EN BAHÍA BLANCA



La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación -a través de la Red Federal de Sitios de Memoria que coordina el Archivo Nacional de la Memoria- señalizará el próximo jueves 4 de julio a las 16:00, los tres ex centros de detención ilegal “La Escuelita”, Batallón de Comunicaciones 181 y el Comando V Cuerpo de Ejército, en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca.

El acto tendrá lugar en el acceso al Comando V Cuerpo, sobre calle Florida al 1400, y está organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, junto con el Ministerio de Defensa, la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires y la Municipalidad de Bahía Blanca. Contará con la presencia de funcionarios nacionales, provinciales y municipales, sobrevivientes, familiares de detenidos-desaparecidos, ex presos políticos, organismos de derechos humanos, y agrupaciones políticas y sociales locales.

Esta señalización se realiza en el marco del inicio del segundo juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en el Comando V Cuerpo de Ejército y a 37 años de los asesinatos de Miguel Ángel Loyola y Enrique Heinrich, obreros gráficos del diario La Nueva Provincia.

Los lugares de detención

En el predio del Comando V Cuerpo de Ejército funcionaron tres centros ilegales de reclusión desde 1975 y, en forma sistemática, con el plan de terror y exterminio ejecutado por la última dictadura cívico-militar entre 1976 y 1983.

En distintas edificaciones se mantuvo secuestrados y fueron torturados militantes políticos, gremiales, legisladores, docentes, estudiantes y trabajadores. Gran cantidad de estas personas fueron asesinadas –algunas en enfrentamientos fraguados­– mientras otras se encuentran aún desaparecidas, entre ellas, mujeres embarazadas que dieron a luz en cautiverio y cuyos bebés fueron apropiados.

Desde el Comando también se coordinó la represión ilegal sobre el sur de la provincia de Buenos Aires y toda la Patagonia (Zona Militar 5).

“La Escuelita” fue el principal centro clandestino de reclusión en esta ciudad. Funcionó hasta 1979 y fue demolida antes de finalizada la dictadura, para borrar las huellas de los crímenes que allí se cometieron. Desde 2012 la Justicia realiza excavaciones en los restos de la edificación, preservada como sitio de memoria (Ley Nacional N° 26.691).

El Batallón de Comunicaciones 181 estaba a cargo de la jefatura del Área 511, con un amplio poder de decisión en la dirección y ejecución de los operativos de secuestros, como así también en el destino dado a las víctimas.

El funcionamiento de estos centros conformaba un circuito represivo con otros lugares de reclusión ilegal como la Base Naval de Puerto Belgrano (buque “ARA 9 de Julio”) y la Base de Infantería de Marina Baterías, en Punta Alta, bajo la órbita de la Armada Argentina, y el penal de Villa Floresta, entre otros.

En el primer juicio por delitos de lesa humanidad realizado en Bahía Blanca, el Tribunal Oral Federal local condenó en 2012 a los 17 ex militares, policías y penitenciarios acusados -14 de ellos a la pena de prisión perpetua- y ordenó investigar al Poder Judicial, la Iglesia Católica y el diario La Nueva Provincia por su participación en el plan criminal. 


La dictadura y el diario La Nueva Provincia

Algunos medios de comunicación formaron parte del soporte civil de la dictadura, beneficiándose con sus políticas económicas y cumpliendo una función destacada en el ocultamiento y la tergiversación de los crímenes que ejecutaron las fuerzas armadas y de seguridad. En La Nueva Provincia era permanente la difusión de comunicados de la Junta Militar, la reivindicación de la represión ilegal en sus editoriales y la publicación de noticias sobre falsos enfrentamientos que encubrían el asesinato de perseguidos políticos y el funcionamiento de los centros clandestinos de detención.

Pero en el caso de Bahía Blanca, la participación empresaria no se limitó a su posicionamiento ideológico y al manejo de la información. Miguel Ángel Loyola y Enrique Heinrich eran delegados gremiales de La Nueva Provincia y referentes de las luchas por mejorar las condiciones laborales en el diario. Tenían 28 y 31 años cuando fueron secuestrados de sus casas entre la noche del 30 de junio y la madrugada del 1 de julio de 1976. El 4 de julio aparecieron sus cuerpos con evidentes signos de tortura y acribillados con más de 50 balazos.

Con estas marcaciones, ascenderán a 64 las instaladas por el Estado Nacional en todo el país. Próximamente, se señalizarán ex centros clandestinos de detención que funcionaron dentro de la Comisaría 1ª de Monte Grande, Esteban Echeverría, y las Seccionales 1 y 2 de Tandil, en la provincia de Buenos Aires, así como “La Marquesita”, en San Juan, entre otros.




28 de Junio de 2013
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Reportaje imaginario a Manuel Belgrano, el hijo de la Patria

Autor: Felipe Pigna



La otra historia ha condenado a Manuel Belgrano a no ser. Belgrano no tiene día en el calendario oficial. El día de su muerte es el día de la bandera. Y ya sabemos de la importancia que el símbolo patrio adquiere entre nosotros más allá de los festejos deportivos y las declamaciones patrioteras de ocasión. No nos han enseñado con ejemplos a querer nuestra bandera, ha sido violada y usurpada por los gobiernos genocidas que han hecho abuso de su uso. Hay que recuperarla para nosotros, pero esa es una tarea imprescindible pero larga y, mientras tanto, Belgrano sigue sin ser recordado como se merece.
La operación es simple. Se trata claramente de un ideólogo de la subversión americana y no conviene que desde la más tierna infancia, los niños aprendan a honrar la memoria de pensadores, innovadores y revolucionarios, portadores, como en este caso, de una coherencia meridiana entre sus dichos y sus hechos.
Los ricos de la Argentina, enriquecidos a costa del país y del trabajo de su gente, se enorgullecen en decir que Belgrano murió pobre. Según sus leyes de la obediencia y el ejemplo, no hay nada mejor para los demás que morir pobre. Aprender a morir como se nace, sin disputarles los ataúdes de roble, los herrajes de oro, las necrológicas de pago y las exclusivas parcelas en los cementerios privados, es una gran virtud, en la escala de valores de los que viven de la Bolsa de valores.
El desprendimiento, el desinterés y la abnegación son virtudes que nuestras “familias patricias” dicen admirar en los demás pero que no forman parte de su menú de opciones. Ellas por su parte, morirán mucho más ricas de lo que nacieron porque el resto de los argentinos morirá mucho más pobre. Leyes de las matemáticas, de la suma y de la resta.
He aquí un breve recorrido por su pensamiento basado en sus textos.

¿Cómo fueron sus años formativos en Europa?

Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de Francia hiciese también la variación de ideas y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre fuere donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aún las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente.

Usted demostró una notable preocupación por la educación ¿Por qué la enseñanza formal resulta tan poco atractiva para los niños?

Los niños miran con fastidio las escuelas, es verdad, pero es porque en ellas no se varía jamás su ocupación; no se trata de otra cosa que de enseñarles a leer y escribir, pero con un tesón de seis o siete horas al día, que hacen a los niños detestable la memoria de la escuela, que a no ser alimentados por la esperanza del domingo, se les haría mucho más aborrecible este funesto teatro de la opresión de su espíritu inquieto y siempre amigo de la verdad. ¡Triste y lamentable estado el de nuestra pasada y presente educación! Al niño se lo abate y castiga en las aulas, se le desprecia en las calles y se le engaña en el seno mismo de su casa paternal. Si deseoso de satisfacer su curiosidad natural pregunta alguna cosa, se le desprecia o se le engaña haciéndole concebir dos mil absurdos que convivirán con él hasta su última vejez.

Además esta educación llega a muy poca gente

Tenemos muchos libros que contienen descubrimientos y experiencias que se han hecho en agricultura, pero estos libros no han llegado jamás al labrador y a otras gentes del campo.

¿Cuál fue su sensación al asumir la secretaría del Consulado allá por 1794 y enterarse de quiénes eran sus compañeros?

No puedo decir bastante mi sorpresa cuando conocí a los hombres nombrados por el Rey para el Consulado. Todos eran comerciantes españoles, exceptuando uno que otro, nada sabían más que su comercio monopolista, a saber: comprar por cuatro para vender con toda seguridad a ocho. Mi ánimo se abatió, y conocí que nada se haría en favor de las provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el del común. Sin embargo, ya que por las obligaciones de mi empleo podía hablar y escribir sobre tan útiles materias, me propuse echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos.

Desde aquel cargo usted propuso por primera vez la educación estatal, gratuita y obligatoria allá por 1798

La cosa es sencilla, ¿cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten los vicios, y que el Gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos? Pónganse escuelas de primeras letras costeadas de los propios y arbitrios de las Ciudades y Villas, en todas las Parroquias de sus respectivas jurisdicciones, y muy particularmente en la Campaña, donde,  a la verdad, residen los principales contribuyentes a aquellos ramos y quienes de justicia se les debe una retribución tan necesaria. Obliguen los Jueces a los Padres, a que manden sus hijos a la escuela, por todos los medios que la prudencia es capaz de dictar.

Pero para lograr esto objetivo hay que apoyar al trabajador del campo, ¿qué propone al respecto?

He visto con dolor, sin salir de esta capital, una infinidad de hombres ociosos en quienes no se ve otra cosa que la miseria y desnudez; una infinidad de familias que sólo deben su subsistencia a la feracidad del país, que está por todas partes denotando la riqueza que encierra, esto es, la abundancia; y apenas se encuentra alguna familia que esté destinada a un oficio útil, que ejerza un arte o que se emplee de modo que tenga alguna más comodidad en su vida. Esos miserables ranchos donde ve uno la multitud de criaturas que llegan a la edad de pubertad sin haber ejercido otra cosa que la ociosidad, deben ser atendidos hasta el último punto. Está claro que la solución pasa por entender que la lana, el algodón, otras infinitas materias primeras que tenemos, y podemos tener con nuestra industria, pueden proporcionar mil medios de subsistencia a estas infelices gentes que, acostumbradas a vivir en la ociosidad, como llevo expuesto, desde niños, les es muy penoso el trabajo en la edad adulta, y son y resultan unos salteadores o unos mendigos. He propuesto la creación de un fondo con destino al labrador ya al tiempo de las siembras como al de la recolección de frutos, porque está claro que la importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación.

¿Qué habría que hacer con la tierra pública? ¿Hay alguna forma de distribuirla más equitativamente?

Es de necesidad poner los medios para que puedan entrar al orden de sociedad los que ahora casi se avergüenzan de presentarse a sus conciudadanos por su desnudez y miseria, y esto lo hemos de conseguir si se le dan propiedades que se podría obligar a la venta de los terrenos, que no se cultivan, al menos en una mitad, si en un tiempo dado no se hacían las plantaciones por los propietarios; y mucho más se les debería obligar a los que tienen sus tierras enteramente desocupadas, y están colindaras con nuestras poblaciones de campaña, cuyos habitadores están rodeados de grandes propietarios y no tienen  ni en común ni en particular ninguna de las gracias que les concede la ley: motivo porque no adelantan.

Se habla mucho de la necesidad de una moneda sana ¿cuál es su opinión sobre el rol de la moneda en la economía?

La moneda por sí misma no es riqueza, pero es una prenda intermedia y una verdadera letra de cambio al portador que debe pagarse en cambio de frutos de la Agricultura o de las obras de la industria. Si estos frutos o estas obras faltan o no alcanzan, habrá pobreza con mucho dinero; si son abundantes, habrá riqueza con poco dinero: así pues, una nación es pobre con una cantidad inmensa de metales, entre tanto que otra florece sin otros recursos de prosperidad que su agricultura; y no obstante no hace mucho tiempo se creía que las minas enriquecían los estados que las poseían.

¿Cómo ve el futuro económico de estas provincias si continúan con su modelo económico agro-exportador?

Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse, y todo su empeño en conseguir, no sólo darles nueva forma, sino aun atraer las del extranjero para ejecutar lo mismo. Y después venderlas. Hay que evitar los grandes monopolios que se ejecutan en esta capital, por aquellos hombres que, desprendidos de todo amor hacia sus semejantes, sólo aspiran a su interés particular, o nada les importa el que la clase más útil al Estado, o como dicen los economistas, la clase productiva de la sociedad, viva en la miseria y desnudez que es consiguiente a estos procedimientos tan repugnantes a la naturaleza, y que la misma religión y las leyes detestan.


¿Cómo ve a la sociedad argentina? ¿Cree que esta evidente desigualdad social provocará conflictos sociales en el futuro?

Se han elevado entre los hombres dos clases muy distintas; la una dispone de los frutos de la tierra, la otra es llamada solamente a ayudar por su trabajo la reproducción anual de estos frutos y riquezas o a desplegar su industria para ofrecer a los propietarios  comodidades y objetos de lujo en cambio de lo que les sobra. Existe una lucha continua entre diversos contratantes: pero como ellos no son de una fuerza igual, los unos se someten invariablemente a las Leyes impuestas por los otros. Los socorros que la clase de propietarios saca del trabajo de los hombres sin propiedad, le parecen tan necesario como el suelo mismo que poseen; pero favorecida por la concurrencia, y por la urgencia de sus necesidades, viene a hacerse el árbitro del precio de sus salarios, y mientras que esta recompensa, es proporcionada a las necesidades diarias de una vida frugal, ninguna insurrección combinada viene a turbar el ejercicio de una semejante autoridad. El imperio de la propiedad es, el que reduce  a la mayor parte de los hombres, a lo más estrechamente necesario.

¿La alimentación forzosa es tortura?

A los prisioneros de Guantánamo en huelga de hambre se los obliga a nutrirse contra su voluntad. ¿Obama no debería tomar una medida radical como terminar con esa cárcel?, se pregunta un columnista estadounidense.


POR JOE NOCERA


Casi cuatro meses después de iniciada una huelga de hambre que ya se ha extendido a alrededor de las dos terceras partes de los detenidos en Guantánamo, el tema que da título a esta columna no puede seguir ignorándose.
Las huelgas de hambre son una forma de discurso para prisioneros que no tienen otra forma de comunicar sus preocupaciones. Las huelgas de hambre les dan los medios para protestar por su confinamiento y para transmitir un mensaje sobre ese confinamiento. Durante los “problemas” en Irlanda, por ejemplo, los prisioneros del IRA realizaron huelgas de hambre para protestar por su detención por parte de los británicos, y a algunos se los alimentó a la fuerza.
Durante décadas, la comunidad internacional, que comprende la Cruz Roja Internacional, la Asociación Médica Mundial y las Naciones Unidas, han reconocido el derecho de los prisioneros a la huelga de hambre. Se ha calificado la alimentación forzosa de castigo degradante, inhumano y cruel. La Asociación Médica Mundial sostiene que no es ético que un médico participe en la alimentación forzosa. En otras palabras, se trata de una práctica que viola el derecho internacional.
Independientemente de lo que haya desencadenado la huelga de hambre en Guantánamo –los detenidos dicen que los militares habían empezado a registrar sus tomos del Corán e instituido una serie de nuevas medidas represivas, algo que los militares niegan–, la cuestión subyacente es que los detenidos ya piensan que nunca recuperarán la libertad. Muchos de ellos, incluidos cincuenta y seis hombres de Yemen, han obtenido el visto bueno de un comité de altos funcionarios de seguridad nacional para salir de la prisión. Pero gracias a una combinación de medidas legislativas tomadas en los últimos años, y a la timidez del presidente Barack Obama, permanecen en Guantánamo sin miras de salir. La huelga de hambre es su forma de recordarle al mundo su persistente encarcelamiento, y ha funcionado muy bien. Cabe preguntarse si Obama habría mencionado Guantánamo en su gran discurso sobre seguridad nacional de fines de mayo de no haber sido por la huelga de hambre.
Los militares sostienen que alimentan a la fuerza a los detenidos para mantenerlos con vida. Según el Miami Herald, se somete a alimentación forzosa a alrededor de un tercio de los detenidos en huelga, por lo menos treinta y cinco hombres, si bien es posible que sean más. Algunos se encuentran hospitalizados.
Hace no mucho tiempo, Al-Jazeera tuvo acceso a un documento de treinta páginas que detallaba el procedimiento estándar que usaban los militares para alimentar a la fuerza a un detenido. La lectura del documento causa repulsión: el detenido está atado a una silla especial (parecida a la silla eléctrica); se le inmoviliza la cabeza si se resiste; se le introduce el tubo por la nariz, lo cual es muy doloroso; se tarda alrededor de media hora en administrarle los suplementos nutritivos; luego se transfiere al detenido a una “celda seca” donde, si vomita, se lo vuelve a atar a la silla hasta que se digiere el alimento.
Por lo que parece, también se les administra a los detenidos un medicamento contra las náuseas llamado Reglan que tiene un horrible efecto colateral si se lo utiliza durante más de tres meses: una enfermedad llamada disquinesia tardía, que causa crispaciones y otros movimientos incontrolables. “Es una medicación aterradora”, dijo Cori Crider, directora legal de Reprieve, un grupo de Londres que representa a más de una decena de detenidos. “Mi temor es que se la esté usando sin su consentimiento”, agregó. Si bien los militares se niegan a hablar del uso de Reglan –y de cualquier aspecto de la alimentación forzosa–, es más que probable que así sea.
A los abogados que representan a los detenidos les gustaría presentar una moción en la corte federal para detener la alimentación forzosa, pero hay un problema. No pueden presentarse ante la corte sin el consentimiento de sus clientes, y gracias a otra serie de nuevos protocolos, entre ellos registros genitales y anales, la mayor parte de los clientes ahora se niega a hablar con sus abogados.
Organizaciones internacionales ya protestaban por la práctica antes de que se filtraran los métodos de alimentación forzosa. La Oficina del Comisionado de Derechos Humanos de la ONU difundió a principios de mayo un comunicado en el que calificaba la persistencia de la detención en Guantánamo de “violación flagrante de la ley internacional de derechos humanos” y afirmaba que la alimentación forzosa en la cárcel era “cruel, inhumana y degradante.” El Dr. Steven Miles, un profesor de medicina y bioética de la Universidad de Minnesota que ha hecho mucha investigación sobre la práctica de la alimentación forzosa, señaló: “La persistencia de la política de alimentación forzosa de los militares a pesar de la ley internacional, así como la manera en que se la lleva a cabo, constituye una tortura”.
Lo más indignante es que Obama dice oficialmente que los Estados Unidos nunca deben practicar la tortura. También, por supuesto, ha instado a cerrar Guantánamo.
Sin duda, cualquier intento que pudiera hacer de cerrar la cárcel encontraría resistencia en el Congreso, y ésta ya ha comenzado. ¿Pero la práctica de alimentar a los detenidos a la fuerza, que virtualmente todo organismo internacional condena, considera una violación del derecho internacional y la califica de cruel e inhumana? Obama podría ponerle fin en un momento. Le bastaría con hacer un llamado al Pentágono.
Después de todo, él es el comandante en jefe.
¿O no?