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"Adiós al maestro"

por Carlos Baeza


“Me da especial placer dirigirme a Vos como la cabeza de ese gran departamento, que debe ser considerado la llave de nuestro edificio político”...
...con estas palabras el presidente norteamericano George Washington ponía en posesión de su cargo a John Jay, primer presidente de la Corte Suprema de Justicia de ese país.
Es evidente que el kirchnerismo en su larga gestión nunca consideró de esta forma a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ni respetó la Constitución ni la división de poderes, entre otras instituciones republicanas. Muestra de ello fue el creciente ataque al Poder Judicial, -al que calificara como “el partido judicial”- a través de numerosos proyectos legislativos, como el de la denominada “democratización de la justicia”, felizmente abortado por la Corte en el caso “Rizzo”; o la ley de subrogancias, también declarada inconstitucional; ello sin contar con las persecuciones a magistrados y fiscales, como el caso Campagnoli, o los reiterados incumplimientos a fallos de la Corte, tales como el que en 3 ocasiones ordenara reincorporar al Procurador de Santa Cruz, ilegalmente separado del cargo, o el que fijara la forma de distribuir en los medios la pauta oficial.

Incluso, en mi caso, siendo juez y a poco de obtener mi jubilación, se me inició un jurado de enjuiciamiento por mis artículos periodísticos, críticos no desde el punto de vista político o partidario, sino estrictamente constitucional. Pero todo ello y mucho más se vio potenciado al extremo con la campaña para pretender apartar al Dr. Carlos S. Fayt de su sitial en la Corte Suprema de Justicia.
Soportó, estoicamente, toda clase de injustificados agravios e injurias sin responder jamás, poniendo la otra mejilla. Los que lo atacaban, eran los de siempre: la runfla aplaudidora del atril de la diatriba chabacana y falaz. Querían que se fuera, que dejara su lugar en el más alto tribunal de la Nación para reemplazarlo por alguien que asegurara lealtad partidaria cuando debieran desfilar por variados juzgados. Cómo serían de mediocres los “muletos” que proponían que alguno llegó a falsificar su curriculum y los mismos que lo auspiciaban, ante el evidente papelón, dejaron caer el pliego en el Senado. Finalmente, el Dr. Carlos S. Fayt dejó su cargo en la Corte Suprema de Justicia pero no les dio el gusto, sino que en una hábil jugada de ajedrez, lo hizo como cantaba Sinatra: “A mi manera”.
Hicieron fila para querer humillarlo a punto tal que los legisladores que supimos conseguir inventaron un procedimiento no regulado en parte alguna de la Constitución ni de la legislación vigente, según el cual la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados dispuso iniciar una investigación en torno a su salud física y mental y creó a su vez otra subcomisión dependiente de aquella, con el fin de citar a testigos y realizar pericias médicas; todo lo cual luego se abandonó ante lo absurdo e inconstitucional de la iniciativa.
Ya en el año 2002, el fugaz ex presidente de facto Duhalde había declarado que "la Constitución reformada en 1994 estableció el límite de 75 años, hasta el cual el hombre conserva sus capacidades intelectuales intactas. Fayt tiene 85 años, son muchos. Debió haber renunciado hace diez años". Paradojalmente, quien renunció a su cargo antes de tiempo fue el propio Duhalde, a quien no le dio el cuero para seguir gobernando.
Alejandro Rossi, por su parte,  consideró que era un mal ejemplo que se quedara “hasta el momento que quiere. Uno no necesita que lo echen a empujones de los lugares; sabe cuándo cumplió un ciclo y debe irse”. Y hasta la entonces presidente dijo: “Si la Constitución Nacional establece un límite de 75 años para ser parte del alto tribunal. ¿Ven que están mal informados? Por una acordada (decisión que puede tomar por simple mayoría la Corte Suprema) la Constitución, la ley y lo que diga María Santísima…out”. Extraño que una exitosa abogada no supiera que la resolución de la Corte en el caso “Fayt” por el cual se declarara la inconstitucionalidad del citado tope de edad, no fue una “acordada”, tomada por “simple mayoría”, sino una sentencia pronunciada el 19 de agosto de 1999 como consecuencia del recurso extraordinario previsto por el art. 14 de la ley 48 y firmada por los jueces Nazareno, Moliné O’Connor, Belluscio, Boggiano, López y Vázquez con la disidencia parcial del Dr. Bossert, esto es, la totalidad de los integrantes de la Corte,  a excepción  -claro está-  del propio Fayt. 
Conocí al Dr. Fayt cursando Derecho Político en la Universidad Nacional de La Plata, cátedra que compartía con otro lúcido pensador como lo fuera el Dr. Silvio Frondizi. Este último, con sus antiguos trajes cruzados y su andar lento, trataba a los alumnos como “mocito” y nos prestaba los libros que no conseguíamos, eso sí, luego de poner los datos y firmar en un cuaderno que llevaba a tales fines. Frondizi nunca utilizó la cátedra para adoctrinamiento político y por ende recuerdo que en 1960, a poco de producida la revolución cubana, viajó a la isla y al retornar a clase, un grupo de alumnos le pidió que contara acerca de la experiencia castrista. Con su habitual tono calmo y reflexivo se negó a ello porque no correspondía, agregando que la información que se le requería la daría fuera del aula, al concluir la clase; y eso que había sido el fundador de Praxis, echado por sus propios seguidores marxistas. Fue asesinado en pleno gobierno democrático por la Triple A que comandaba el esotérico cabo policial López Rega. Era un lujo contar con esos maestros de la ciencia política quienes, no obstante,  en medio de los exámenes solían entablar jugosos debates en torno al socialismo y al marxismo que, recíprocamente, ambos defendían, teniendo como  involuntario espectador al temeroso alumno que estaba rindiendo.

El Dr. Fayt ingresó a la Corte Suprema de Justicia nacional en 1983 y a lo largo de fructíferos 32 años dio acabada muestra de sus dotes de extraordinario jurista. Recorrer los fallos que lo tuvieran como primer voto o en disidencia, es apreciar su dominio de la ciencia jurídica y particularmente del Derecho Constitucional, a veces en solitario pero logrando con el tiempo que sus votos minoritarios se convirtieran en la nueva doctrina del Alto Tribunal. A modo de ejemplo, la Corte desde la década del 40 en el caso “Los Lagos c. Gobierno Nacional” tenía resuelto que la  inconstitucionalidad de una norma o acto debía ser deducida por la parte interesada que se viera afectada concretamente por los mismos, sin que los tribunales pudieran suplir esa omisión, procediendo a invalidarlos por propia iniciativa.
Sin embargo en el Fallo 306:303 el voto minoritario del  Dr Fayt sostuvo “Que no puede verse en la admisión de esa facultad la creación de un desequilibrio de poderes a favor del judicial y en mengua de los otros dos, ya que si la atribución en sí no es negada, carece de consistencia sostener que el avance sobre los otros poderes no se produce cuando media petición de parte y sí cuando no la hay”. Y así, 60 años después, la Corte recogiendo por mayoría ese precedente varió su postura en el caso “Mill de Pereyra c. Provincia de Corrientes” y luego en “Banco Comercial Finanzas” admitiendo que sean los propios tribunales quienes puedan declarar la inconstitucionalidad aún sin petición de parte interesada. Hasta el mismo momento de su renuncia el Dr. Fayt siguió dando muestras de una lucidez mental e intelectual que hará que se lo recuerde como uno de los más brillantes magistrados en la historia de la Corte. En paralelo, su tarea docente y académica se tradujo en innumerables obras jurídicas, fuente de la doctrina y jurisprudencia nacionales.
Su austeridad republicana y su formación en el viejo socialismo igualmente merecieron cuestionamientos de la abogada exitosa quien refiriéndose a su persona afirmó: “Cuando mencioné el origen político de algunos integrantes de la Corte Suprema de Justicia, se me olvidó nada más ni nada menos el casi centenario miembro de la Corte, que pertenece al histórico y también centenario Partido Socialista”. Claro que la ex presidente, una vez más, falseó el relato ya que el Dr. Fayt no “pertenece al histórico y también centenario Partido Socialista”, por la sencilla razón que todo integrante del Poder Judicial tiene vedada la afiliación y pertenencia a cualquier partido político mientras desempeñe su cargo. Haber abrazado una ideología y estar afiliado a un partido con anterioridad a su ingreso a la judicatura, de manera alguna lo inhabilita para su ejercicio, siendo que por otra parte, su incorporación a la Corte en diciembre de 1983 no obedeció a su anterior y eventual pertenencia partidaria, sino a su inocultable jerarquía académica.
Como se aprecia, estos y muchos otros ejemplos evidencian el desprecio del kirchnerismo por el Poder Judicial y sus integrantes, a punto tal de pretender desconocer una de las funciones esenciales del mismo cual es ejercer el control de constitucionalidad, esto es, que para mantener el principio de supremacía constitucional que emerge del art. 31 de la Ley Fundamental, los jueces están habilitados para declarar la inconstitucionalidad de una ley del Poder Legislativo o de un decreto del Ejecutivo, cuando los mismos violenten derechos y garantías de los habitantes consagrados en la misma Ley Fundamental, principio que se originara en los EE.UU en el célebre leading case “Marbury vs. Madison” (1803) seguido en nuestro país en el caso “Sojo” (1887) y cuya doctrina se ha mantenido hasta la actualidad.


 
Ese respeto a la institucionalidad pude apreciarla en una cuestión menor pero que no por ser tal deja de ser relevante.

Habiendo obtenido el 1er. premio en un concurso nacional organizado por la Corte Suprema de Justicia al conmemorarse el 150° aniversario de la sanción de la Constitución Nacional, el amigo Rodolfo Depalma de la editorial Abaco que publicaría la obra, sugirió que la misma fuera prologada por el Dr. Fayt, habida cuenta que su temática (“Cuestiones políticas”) era un estudio acerca de la doctrina del Alto Tribunal. Cuando le propuso la idea, dudó en aceptarla, para que no se interpretara que por integrar ese cuerpo, pudiera haber incidido en el concurso. Pero cuando el editor le recordó que él no había integrado el jurado que resolvió el mismo, el que estuvo conformado por los profesores Segundo V. Linares Quintana, Néstor Pedro Sagüés y Luis Alberto Romero, aceptó el convite, lo cual representó para mí un inmerecido gesto. Y fue a raíz de ese episodio que pude, después de más de 50 años, conversar con él en dos ocasiones, recordando, entre otras cosas, la década del 60 en la vieja Facultad de Derecho platense.

Y así, con su particular estilo, cuando lo creyó oportuno decidió renunciar, pero no en cualquier momento, sino un día después que dejara el poder el gobierno que sin causa alguna lo vilipendiara.
A partir de ahora, se abre un interrogante en torno a la futura composición del Alto Tribunal que al quedar reducido a su mínima expresión  -3 jueces-  se encuentra impedido de lograr la mayoría legalmente exigida para un pronunciamiento válido en caso de disidencia y que motivara, justamente, el decreto mediante el cual al encontrarse en receso el Senado, el actual presidente decidiera efectuar el nombramiento en comisión de los dos restantes magistrados, tal como lo habilita el art.99 inc. 19 de la Constitución Nacional, cuya legitimidad institucional defendiéramos en una anterior colaboración.
El kirchnerismo se fue del poder luego de 12 años de una democracia delegativa sin poder ni querer entender nunca que el Poder Judicial, el campo, los medios, la Iglesia y la oposición no eran enemigos a vencer. Por ello y recordando a Chico Buarque sólo cabe decir a modo de despedida: “Apesar de você amanhã há de ser outro dia”.
Por todo ello, este merecido y emocionado homenaje al gran maestro de la República.

Cambio climático y capitalismo



Los refugiados políticos en el mundo son 12 millones, pero los desplazados por consecuencias del cambio climático son 25 y pueden llegar a ser 200 en 2050 según el informe Cambio Ambiental y Escenarios de Migración Forzada elaborado por siete universidades.

Africanos de Sudán, Eritrea, Somalia y Etiopía emigran a Arabia Saudí, por Yemen, huyendo del avance de la desertización de sus países. La lluvia en Senegal ha disminuido un 50% en los últimos veinte años, han desaparecido tierras de cultivo y la gente emigra a Europa en cayuco. En Mozambique huyen miles de desplazados por inundaciones. Mucha gente emigra de Bangladesh, donde también sube el nivel del mar, y por destructoras inundaciones cada vez frecuentes. Del archipiélago Tuvalu en el Pacífico emigran a Nueva Zelanda por la misma razón, la subida del nivel del mar. En China hay migraciones por el avance de la desertización. En la región andina de Ecuador disminuyen las lluvias y eso provoca más emigración a Europa. En Murcia y Almería de España avanza la desertización con grandes sequías…

La aplastante evidencia de los efectos del cambio climático no parece mover a los gobiernos a tomar medidas que reduzcan la emisión de gases de efecto invernadero. Pero la ciudadanía y las organizaciones de la sociedad civil sí son conscientes del grave problema. Por eso hubo hace unos días una multitudinaria movilización ciudadana global para exigir medidas contra el cambio climático. Millones de personas se manifestaron en 2.808 ciudades de todo el mundo para presionar a la Cumbre del Clima en Nueva York, ciudad en la que se movilizaron más de 300.000 personas.

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de la ONU (GIECC) el cambio climático será causa de la desaparición de medios de sustento en zonas costeras y pequeños estados insulares por tempestades, inundaciones y subida del nivel del mar; riesgos graves para la salud y desaparición de medios de sustento de grupos urbanos por inundaciones en el interior; destrucción de infraestructuras y servicios vitales como agua, electricidad, instalaciones sanitarias por fenómenos meteorológicos extremos; más mortandad y enfermedades en períodos de calor extremo y más hambre por destrucción de sistemas de alimentación; pérdida de recursos y sustento en zonas rurales por severa reducción del agua potable y de riego; pérdida de bienes y servicios en comunidades costeras y de pescadores en los trópicos y en el Ártico…

¿Se puede contener el aumento de temperatura global y el consecuente cambio climático? Sí, si se toman medidas, pero pronto, según el GIECC. Entre otras, transformaciones tecnológicas profundas y cambios en la conducta individual y colectiva para sustituir el consumismo por el consumo responsable. Para frenar el aumento de la temperatura de la Tierra a 2º C como máximo es imprescindible reducir la emisión de gases de efecto invernadero de un 40% a 70 %, según zonas, respecto a la emisión total de 2010. Más allá de 2º C, las consecuencias son catastróficas.

Desde la revolución industrial, la emisión de gases de efecto invernadero ha aumentado sin cesar. Esos gases alcanzaron un nuevo máximo en 2013, según reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial. La concentración de dióxido de carbono, principal responsable del calentamiento global, aumentó en 396 partes por millón en 2013; el mayor aumento anual en 30 años. No aprendemos, pero el cambio climático es cuestión de vida o muerte: continuar la historia de la humanidad o desaparecer. Como desaparecieron los dinosaurios.

Según escribe Florent Marcelleci “para evitar un aumento de temperatura de más de 2º (acordado en la cumbre de Copenhague de 2009), el PIB mundial tendría que disminuir más de un 3% anual; 77% entre hoy y 2050”. Y el economista francés Michel Husson, citado por Marcelleci, plantea un dilema: crecimiento y consecuencias climáticas desastrosas o reducir el PIB y recesión con duras consecuencias sociales. ¿Es así? Los analistas estadounidenses Fred Magdoff y John Bellamy Foster, sostienen que el dilema se da en el capitalismo, porque el capitalismo necesita crecimiento y el crecimiento lleva al desastre climático. Y lo de la sostenibilidad en un sistema que se mueve por los beneficios es el sueño de una noche de verano. Pero si sustituimos el capitalismo, como condición necesaria, es posible una civilización ecológica sin desigualdad. Ardua y dura tarea, sin duda, pero ¿hay otra opción?

Negativa decisión Politica

Por Hernan Herbalejo



Cuando No valoras la educación, cualquier acción te parece significativa, y la realidad escolar bonaerense, es un ejemplo de decadencia.

El frágil discurso de inclusión escolar, por el presente y futuro de nuestros niños, niñas y jóvenes, se desvanece al escuchar la argumentación de los consejeros escolares oficialistas, quienes definen como aceptable el monto de $7, por alumno,  para solventar el desayuno y almuerzo, o almuerzo y merienda, según el horario de concurrencia de los educandos en los respectivos establecimientos educativos.

Fundamentar con tanta liviandad, que dicho valor monetario es aplicado de manera eficiente, por todos los servicio educativos, nos demuestra que las autoridades del Consejo Escolar, son negadores de la realidad, y seguramente no recorren las escuelas, y menosprecian el alto esfuerzo que deben realizar los directivos y auxiliares para brindar un alimento de calidad nutritivo.

Sin ánimo de ofender, al parecer las señoras consejeras, no realizan con frecuencia las compras en los comercios locales, o quizás posean beneficios exclusivos, y logren obtener alimentos para sus familias solo 7 pesos por persona.


Tus acciones te describen; tus valores te definen, y tus palabras te comprometen, sería de gran importancia, que muchos representantes políticos de la ciudad, dejaran de mentir y se ocuparan verdaderamente de la calidad educativa, alimentaria y sanitaria de las alumnas y alumnos.  


La peligrosa digestión del acuerdo con los EE.UU.


Quiero hablarles de unas importantes negociaciones que, en la medida en que se concreten, pueden afectar de forma muy significativa a la alimentación de todas las personas que compartimos el Planeta Tierra como morada.

Desde julio del año pasado se están reuniendo representantes de la Unión Europea y de los Estados Unidos para firmar un tratado de libre comercio entre Bruselas y Washington. Según ambas partes, cerrar un gran acuerdo que genere más comercio entre ambas orillas será una oportunidad para el empleo y el crecimiento económico de dos economías en crisis. Aunque seguir insistiendo en el crecimiento como medida para superar la situación actual me parece un camino ya recorrido y erróneo, son los análisis que están haciendo organizaciones como Amigos de la Tierra, el Institute for Agriculture and Trade Policy y la fundación GRAIN lo que debe hacernos estar bien atentos al desarrollo de estas conversaciones. Las tres instituciones coinciden en destacar que, más allá de que se incrementen o no las relaciones comerciales, el verdadero problema nacerá de la necesidad de armonizar las normativas sanitarias de los alimentos. Y sabiendo el peso que ambas potencias tienen en la materia, es sencillo entender que en estas mesas de negociación, expertos que saben más de comercio que de agricultura y alimentación están cimentando las bases de los estándares internacionales sobre lo qué comeremos.
 
Armonizar las normativas no es modificar aspectos puntuales del procesamiento de un alimento o aceptar un aditivo más o menos, sino que conlleva cambios de gran magnitud pues, como explica GRAIN, los enfoques de la UE y de los EEUU «son diametralmente opuestos. Mientras la Unión Europea practica la filosofía de ‘de la granja al tenedor’, donde cada etapa del proceso es monitoreada y trazabilizada, el sistema estadounidense sólo verifica la sanidad del producto final. Mientras la Unión Europea suscribe plenamente ‘el principio de precaución’, el cual es parte de su constitución política, en Estados Unidos este principio no se tiene en cuenta y exige una ‘evidencia científica’ que justifique cualquier restricción. En el área de los productos químicos que se incorporan a los alimentos procesados y a los envases, la brecha es aún mayor. La legislación de la UE pone el peso de la prueba en las empresas para demostrar que los productos químicos que usan son seguros. La estadounidense, en cambio, requiere que el gobierno pruebe que un producto químico es inseguro.»
 
Si la firma del acuerdo se hace ‘rebajando seguridad’ -sobre modelos que ya ahora generan recurrentemente alarmas alimentarias- en favor de objetivos comerciales dejemos sitio para más pesticidas en el campo, para pollos lavados con cloro en nuestros platos, para carnes de vacuno estimuladas con hormonas de crecimiento y para más cantidad de alimentos de origen transgénico aprobados con pruebas menos exigentes que las actuales. Además, solo sabremos con exactitud lo que comeremos cuando las empresas voluntariamente quieran identificarlo en su etiquetaje pues todos los avances conseguidos por la presión ciudadana para contar con información detallada desaparecerían al considerarse una ‘barrera comercial’.
 
Sin embargo, la preocupación mayor es otra. Si en la unificación de dos mercados que representan el 50% de la economía mundial se impone una normativa más laxa, ganará terreno una alimentación industrial y aquellas corporaciones que las practican, mientras que las agriculturas campesinas tendrán serias dificultades para resistir una competencia tan brutal. Así se ha demostrado en acuerdos comerciales similares en otros lugares. Entonces, una pregunta debemos hacernos, ¿queremos que nuestra alimentación dependa de una única opción?
 
Es poco inteligente pues la agricultura industrial en su corto recorrido de 50 años, además participar en acabar con la forma de vida de millones de personas dedicadas a la agricultura a pequeña escala, pueblos indígenas y campesinos que, aún en estos momentos y a pesar de haber sido desplazados, contaminados o privados de sus recursos productivos, son los responsables de la producción del 70% de los alimentos a nivel mundial, es responsable de minar a velocidad de vértigo la fertilidad de los suelos y de reducir a muy escaso número las miles de variedades vegetales y animales que aseguran nuestra capacidad de adaptación al cambio climático. Sin perder de vista, finalmente, su absoluta dependencia de fertilizantes minerales, petróleo y regadíos intensivos que son bienes finitos, agotables, escasos.
 
La preocupación es clara: No a una negociación en favor de quienes negocian con la alimentación de la gente.
 
Gustavo Duch Guillot es autor de Alimentos bajo sospecha y coordinador de la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas.

Enseñanzas de la derrota de Monsanto en Córdoba

Por Raúl Zibechi


Las multinacionales sólo pueden ser derrotadas si existe un potente movimiento de la sociedad, apoyado por una porción significativa de la población. Un tribunal provincial de Córdoba dictaminó que Monsanto debe detener la construcción de la planta de tratamiento de semillas de maíz transgénico ubicada en Malvinas Argentinas, dando a lugar a un recurso de amparo presentado por los vecinos de la zona que acampan desde hace tres meses en las puertas de la obra.
 
La movilización fue impulsada por pequeños grupos, Madres de Ituzaingó, la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida y vecinos autoconvocados, entre otros, y tuvo la virtud de sostenerse en el tiempo pese a las amenazas del gobierno provincial y del sindicato de la construcción. La población de Malvinas Argentinas simpatiza y apoya la resistencia, lo que llevó a la justicia a tomar la resolución de paralizar las obras el pasado 9 de enero.


 
Siempre son grupos pequeños los que toman la iniciativa, sin tener en cuenta la “correlación de fuerzas” sino la justicia de sus acciones. Luego, a veces mucho más tarde, el Estado termina por reconocer que los críticos llevan la razón. Más tarde, los que fueron criminalizados suelen ser considerados héroes incluso por quienes los reprimieron. El punto crucial, a mi modo de ver, es el cambio cultural, la difusión de nuevos modos de ver el mundo, como lo enseña la historia de las luchas sociales.
 
Mucho antes de que cayeran las leyes segregacionistas en los Estados Unidos, la discriminación fue derrotada en los hechos. El 1 de diciembre de 1955 una mujer común, Rosa Parks, se negó a sentarse en el autobús en los asientos para negros y lo hizo en los reservados para blancos. Fue arrestada por violar la ley en Montgomery, estado de Alabama. Decenas de personas siguieron su ejemplo, y otras decenas la precedieron. Su acción de desobediencia impactó porque fue seguida por muchos.


 
Franklin McCain, un activista negro de 73 años de Carolina del Norte, en 1960 se sentó con tres amigos en la barra de una cafetería de la cadena Woolworth en la ciudad de Greensboro. Era un sitio exclusivo para blancos. Pidieron café y esperaron todo el día pero no les sirvieron. Al día siguiente regresaron pese a los insultos de los blancos y las amenazas de los policías. El fin de semana ya eran cientos y la protesta se extendió a decenas ciudades. La cadena Woolworth se vio obligada a permitir el ingreso de negros. Recién entre 1964 y 1965 el Estado se vio forzado a eliminar las leyes de discriminación racial, cuando había un gobierno que con los parámetros actuales –y teniendo en cuenta que se trata de los Estados Unidos- llamaríamos “progresista”.
 
Creo que esta es una de las enseñanzas más importantes que nos deja la victoria de la población de Malvinas Argentinas contra Monsanto. Debemos hacer cosas lo más inteligentes y lúcidas posibles, pero sobre todo acciones realizadas y sentidas por la gente común, acciones sencillas, pacíficas, capaces de desnudar los problemas que nos afligen, como sentarse en el lugar que uno quiere en el autobús, y no en el que te obligan, o acampar frente a una de las más poderosas multinacionales.
 

Lo que sigue, ya no depende de nosotros. Que una parte significativa de la población esté de acuerdo y acompañe, que llegue a participar de algún modo en la protesta, depende de factores que nadie controla y para los cuales no hay recetas ni tácticas preestablecidas. Desde el punto de vista del movimiento social y de los cambios necesarios, no podremos derrotar el extractivismo reclamando leyes al Estado. Las leyes vendrán cuando el modelo haya sido derrotado cultural y políticamente.
 
Es cierto que los gobiernos de la región, más allá de su orientación concreta en cada país, se apoyan en el extractivismo. Pero es la gente común organizada a la que nos corresponde derrotarlo, con miles de pequeñas acciones, como las que desarrollaron las Madres de Ituzaingó y ahora los acampantes en Malvinas Argentinas.


 
- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, escribe en Brecha y La Jornada y es colaborador de ALAI. 

El vino y cerveza, las bebidas preferidas de los argentinos

Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud, el valor por cápita argentino está por encima del promedio en la región y dobla la media mundial. Vino y cerveza, las bebidas preferidas
Al iniciarse una nueva temporada estival que, como ya es una triste costumbre, encuentra a miles de jóvenes consumiendo alcohol en grandes cantidades (ya sea en la playa, el boliche o en la previa para salir a bailar), vale recordar las últimas estadísticas oficiales sobre la ingesta abusiva de bebidas alcohólicas en nuestro país.

Se trata de un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizado en el 2011 en el que se analizó el alcoholismo y su impacto en la salud en 193 países. La metodología utilizada por la OMS cuenta el consumo de personas a partir de los 15 años y los resultados nacionales son unívocamente alarmantes.

Si bien el valor por cápita de la Argentina está lejos de los obtenidos por los países que lideran el listado de alcoholismo (las ex naciones soviéticas o Rusia), su promedio de 10 litros por persona por año lo pone por encima de la media del continente (8,7 L) y casi doblando la mundial (6,3 L).


En cuanto a América Latina, la ingesta de alcohol por cabeza supera en un 40% al promedio mundial. En el continente, el consumo de bebidas alcohólicas, especialmente la cerveza- tuvo un gran aumento, siendo Brasil y la Argentina los mayores exponentes.

Según el estudio, el 18,5% de las muertes en la Argentina están relacionadas con el alcohol, ya sea por accidentes de tránsito en los que el consumo excesivo tuvo un papel preponderante, o enfermedades causadas por la bebida.

El listado de la OMS coloca además al alcohol en el octavo lugar en el ranking de factores de riesgo de muerte a nivel mundial, y en tercero de mayor importancia como riesgo de enfermedad y discapacidad, tras nacer con un bajo peso y mantener relaciones sexuales sin protección.

A su vez, y siempre de acuerdo con el informe de la OMS, el 59% de los argentinos prefieren el vino a la hora de tomar, mientras que un 32% elige la cerveza y un 7% bebidas espirituosas (fernet y whisky, principalmente). Además, el consumo es el doble entre los hombres con respecto al de las mujeres.


Dando cuenta de la preocupante situación, ya un informe confeccionado por la Sedronar en base a un sondeo realizado entre noviembre y diciembre del 2010 sobre consumo de drogas,arrojaba que un millón de argentinos podían ser calificados directamente de "alcohólicos", con síntomas de necesidad de ser tratados por esa enfermedad.

Si bien la lucha contra el uso nocivo del alcohol no parece ser una prioridad en las políticas públicas, algunas novedosas iniciativas provinciales parecen estar tomando el camino correcto.



La infección de la Trata

LA JUSTICIA HIZO UNA ADVERTENCIA POR LA EXPANSIÓN DE ENFERMEDADES EN LA CABA POR EL TRABAJO ESCLAVO

Por Mariana Carbajal


Alerta por la expansión de la tuberculosis

Mientras a nivel nacional la incidencia de la enfermedad disminuyó 39 por ciento entre 1985 y 2011, en el ámbito porteño registró un aumento del 25 por ciento por el trabajo esclavo en talleres clandestinos de costura.

En una resolución sin precedentes, la Justicia alertó sobre la “expansión progresiva de la tuberculosis en la Ciudad de Buenos Aires”, como consecuencia del trabajo esclavo en talleres clandestinos de costura, como ocurría a principios del siglo XX en las fábricas textiles. El informe, elaborado por el fiscal federal Nº 6 Federico Delgado, señala que mientras a nivel nacional la incidencia de la enfermedad disminuyó 39 por ciento entre 1985 y 2011, en el ámbito porteño registró un aumento del 25 por ciento, según estadísticas oficiales. El incremento estaría relacionado, advirtió, con las condiciones de hacinamiento y extrema vulnerabilidad socioeconómica y cultural en que viven las víctimas de trata para explotación laboral, muchas de ellas migrantes provenientes de países con altas tasas de incidencia de la tuberculosis como Bolivia. Para Delgado, el rebrote de tuberculosis es “un claro síntoma de las relaciones de explotación capitalista”.


De acuerdo con la información suministrada por el Hospital Piñero, ubicado en el sur del barrio de Flores, el 60 por ciento de las personas infectadas atendidas trabajaban en talleres textiles clandestinos.
La resolución, a la que accedió Página/12, muestra un preocupante panorama sanitario vinculado con la trata y el trabajo esclavo en talleres textiles. Es una extensa investigación realizada a partir de la consulta a especialistas de distintos hospitales porteños, entre ellos del Piñero, Alvarez, Vélez Sársfield y Muñiz, y de la Facultad de Medicina de la UBA; algunos declararon en la fiscalía, otros enviaron sus respuestas por escrito. El trabajo fue elevado a la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó. También a la Procuraduría para el Combate de la Trata y la Explotación Sexual de Personas (Protex), a cargo del fiscal Marcelo Colombo.
La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa producida por una bacteria (Mycobacterium tuberculosis), también llamado bacilo de Koch, que afecta fundamentalmente los pulmones, pero que puede hacerlo en cualquier órgano. “Se disemina por vía aerógena, por las gotitas que son vehiculizadas al toser o estornudar”, precisa el informe. Y agrega: se trata de una enfermedad de diagnóstico sencillo, que puede ser tratada y curada gratuitamente en el país, pero “nos encontramos lejos de su erradicación”, y en cambio, “se expande en correlación directa con la marginalidad social”.
En la resolución, Delgado señala que “la evidencia indica que existe un vínculo vicioso que liga la pobreza al hacinamiento, la falta de vivienda y la precarización laboral, y ésas son las condiciones que le abren curso a este fenómeno”.

Las condiciones de explotación en talleres clandestinos son el caldo de cultivo para la expansión de la tuberculosis, concluye el informe: “Víctimas de trata, que llegan al país ya contagiadas y que desarrollan la enfermedad en contextos de hacinamiento y escasa ventilación, nutrición y descanso adecuado. En esos ámbitos se producen nuevos contagios. Al mismo tiempo, la misma situación de explotación y trabajo esclavo obstaculiza el acceso a la atención médica y los tratamientos adecuados porque el enfermo tiene temor a perder su trabajo si se descubre que tiene tuberculosis”. El relevamiento revela que durante los últimos años los casos reportados entre la Ciudad y la provincia de Buenos Aires alcanzan más de 2000 por año.
A partir de la información provista por el Hospital Alvarez a la Fiscalía, se conocieron casos en 13 escuelas de la Ciudad, de niñas y niños provenientes de entornos dedicados a rubro textil, “puntualmente talleres de costura, y que muchos vivían en los mismo sitios de trabajo en condiciones de enorme precariedad”.
Uno de los profesionales consultados por la Fiscalía, Aldo Paligari, jefe del Centro de Salud Comunitaria (Cesac) No 20, del barrio Flores, explicó que la tuberculosis “es una patología con un fuerte estigma social que vive con mucha vergüenza y por tal motivo se trata de ocultarla en demasía por quien la padece, llegando en general a la consulta con la problemática muy avanzada. A eso tenemos que sumar que requiere al menos nueve meses de tratamiento, durante el cual se deben ingerir hasta quince medicamentos diarios”.
La División Servicio Social del Hospital Muñiz, a cargo de Graciela Blanco, analizó 544 historias sociales para colaborar con la investigación de la Fiscalía, y encontró que sólo un 29 por ciento de los pacientes lograron adherir al tratamiento. “Esto motiva que se produzcan reinternaciones relacionadas con la misma patología y un deterioro importante de la salud”, subraya el informe. Blanco precisó que el 60 por ciento nació en Argentina, mientras que el 40 por ciento proviene de países limítrofes. El 41 por ciento relevado en el Muñiz son personas que se encuentran en situación de precariedad laboral, talleres de costura fundamentalmente.

El jefe de la División Tisioneumología del Hospital Muñiz, Domingo J. Palmero, informó a la Fiscalía que si bien la tuberculosis a nivel nacional disminuyó en un 39 por ciento entre 1985 y 2011, en la Ciudad de Buenos Aires aumentó un 25 por ciento: la tasa creció de 23,06 enfermos cada 100 mil habitantes a 32,82. En la zona de influencia del Hospital Piñero, “caracterizada por la gran cantidad de habitantes que viven en condiciones de extrema vulnerabilidad social”, la tasa se eleva a casi 200 por 100 mil.
También fueron consultadas las médicas Graciela Cragnolini de Casado y Natalia Romina Huergo, del Instituto de Tisioneumología Profesor Raúl Vaccarezza, dependiente de la Facultad de Medicina de la UBA, centro de referencia en el diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis. Registra alrededor de un 30 por ciento de los casos que se dan en la Ciudad de Buenos Aires. Las especialistas indicaron que a partir de 2002 han observando un aumento de los casos relacionados con inmigrantes que trabajan en talleres de costura ilegales, principalmente procedentes de Bolivia y, en menor medida, Perú, y que el ciento por ciento de los entrevistados carecía de documento para residir en la Argentina. Más de la mitad de los pacientes en ese centro de salud dormía en el taller de costura donde se desempeñaba. “Muchos refieren dificultades tener dificultades para salir durante el día, lo cual genera un inmenso obstáculo para cumplir con las exigencias del tratamiento médico”, advierte el informe de la Fiscalía. El 50 por ciento de los pacientes trabajaba más de 70 horas semanales y el ciento por ciento no tenía obra social. En el 81,8 por ciento de los casos el contacto que dio pie al contagio fue laboral. El 72,4 por ciento presentó hambre por recibir una dieta insuficiente por carecer de dinero para comprar alimento a pesar de trabajar durante extensísimas jornadas, señala la investigación.

En su informe, el fiscal Delgado enfatizó la necesidad de combatir las condiciones de vulnerabilidad social que favorecen la trata de personas. “No se trata sólo de perseguir explotadores sino de erradicar las circunstancias que hacen posible la explotación, es decir, la existencia de colectivos de personas que sólo tienen para vender su cuerpo, su tiempo, su vida, todo lo que son a merced de un trabajo que los alimentará mientras los mata en suaves cuotas”.