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Balas contra la murga



Por Claudia Rafael




“¿Acá son todos guapos”?, contaron que dijo “el Polaco”. Así nomás: “el Polaco”, como llaman en el barrio a uno de los gendarmes. Después sobrevino el griterío, los balazos, los chicos llorando, los pibes y adultos de la murga corriendo a un lado y a otro, el desbande. Niños de 3 a 14 años con las marcas en el cuerpo. Los gendarmes de prepo entraron a la villa del Bajo Flores en el operativo “#NarcotraficoCero” y, como de paso, dejaron un largo camino de daños colaterales. Un Terminator a fuego y violencia que fue sembrando sangre alrededor. Balas de plomo, balas de goma.






















“Che… pará, hay criaturas acá”, “basta loco, que están las criaturas”, se escucha en el video que se viralizó y que algún vecino captó desde un celular. La página del ministerio aplaude el operativo mientras lamenta “dos gendarmes heridos” que la ministra Patricia Bullrich visitó en el hospital y alienta desde el comunicado oficial con un “sigamos así”.


“Congelamiento/Desaliento/Erradicación/Ordenamiento Social y Edilicio”, detallaba el plan erradicador de villas de Cacciatore, el que a fuerza de cemento y muerte construyó puentes y autopistas (algunas a la mitad) para las que había que voltear todo aquello que molestase a la vista y al paso de las topadoras.

Son dos historias irreconciliables. Parecen ambientadas en dos tiempos distintos: 1) La que emite el ministerio y que repiten como ecos los medios acostumbrados a replicar los comunicados oficiales sin modificar siquiera una coma, un punto o un vocablo policial. “El episodio se produjo alrededor de las 21 en un pasaje sin nombre ubicado entre las calles Bonorino y Charrúa”, cita textualmente Clarín, basándose en la agencia DyN y “Gendarmes baleados en la villa 1.11.14”, tituló La Nación, citando a la agencia Télam. 2) La otra historia es la que se ve en los cuerpos de los pibes de la murga “Los auténticos reyes del ritmo”. La que se difundió por ríos subterráneos de imágenes en las redes y en los medios alternativos. (Clarín ahora se aggiornó levemente al titular tres días después de la primera nota que “Denuncian que la Gendarmería reprimió a una murga de chicos”).
Esta vez no hubo muerte. Como sí la hubo exactamente el 11 de febrero de un año atrás cuando Maxi Melessi, con 18 años, futbolista del club Deportivo Sacachispas, alumno de 3° año de una escuela del Bajo Flores, papá de una nena de 4 meses, murió bajo los disparos de un tiroteo, a metros del puesto de la gendarmería. O en diciembre 2014 Cinthia Ayala, de apenas 9 años, muerta por otros disparos que los prefectos de Tierra Amarilla, en la villa 21-24 podrían haber evitado. Pero no lo hicieron.

Esta vez no hubo muerte. Es cierto. Como sí la hubo aquel día de septiembre de 2013 en que Kevin Molina se escondió aterrado debajo de una mesada mientras a su alrededor se entrecruzaban más de un centenar de disparos en Villa Zavaleta.
O cuando Yiyo (Ariel Villa) en septiembre de 2014, al que acribillaron de 38 balazos en una historia que incluía chalecos antibalas, casquillos de 9 milímetros y de Winchester 40, paseaba en una motito. Un tipo de armas y de protección que lleva indefectiblemente a las fuerzas de seguridad.


“El Polaco” es un Schwarzenegger más en esta historia. Tiene apodo. Se permite gritar “¿Son todos guapos?” y junto a sus pares apuntan y arrasan. Tienen permiso para matar. Para herir. Para hundir sus garras entre los parias urbanos. Es uno más. Con o sin nombre. Integrante cruento de la condición humana. Con las manos siempre listas para ir dejando a su paso efectos colaterales. Los necesarios para etapas como las que Cacciatore, con una prolija lógica, denominó desaliento y luego erradicación para pasar finalmente a esa tan eufemísticamente nombrada como “Ordenamiento Social y Edilicio”.
“Sigamos así”, comunicó Bullrich y alentó con un abrazo a los gendarmes en el Hospital Churruca. No vio. No abrazó. No entró ni a la casas ni a ningún hospital donde visibilizar a los pibes y adultos de la murga. Allí donde la villa baila. Donde le pone –componente temible y peligroso- el cuerpo a la alegría y a la danza que esperanza y libera. Donde grandes y chicos se convierten en los auténticos reyes del ritmo al que los brazos armados del Estado buscarán denodadamente destronar.

Gendarmeria reprime a niños en Bajo Flores 29 1 2016


Luciano Arruga, a siete años de su desaparición


Nuestro recorrido

Hace siete años, la policía bonaerense secuestraba, torturaba, asesinaba y desaparecía a Luciano Arruga. Sus familiares, amigos, organismos de derechos humanos, organizaciones, partidos de izquierda y medios alternativos nos encontramos a defender nuestras reivindicaciones en esta plaza que lleva su nombre. Hemos demostrado que con la militancia organizada no sólo pueden prosperar las causas particulares de cada familia, sino que también pueden transformarse las leyes, asentarse la jurisprudencia en los Tribunales, condenar pública y políticamente a funcionarios de gobierno e instituciones que integran alguna de las fases de la desaparición forzada de personas.
Cuando empezamos a buscar a Luciano, La desesperante pérdida, falta de conocimiento, sometimiento de clase, el miedo y la soledad estratégica posterior a la desaparición retardaron aún más los tiempos habituales para cualquier investigación, pero -sobretodo- fueron la justificación para la amenaza, la agresión y la persecución. Por eso, porque el Estado está organizado para encubrir y esto es manifestado por sus funcionarios indistintamente por complicidad o por inercia, cuando buscamos a Luciano aquel 31 de enero de 2009 dos veces en el hospital Santojanni, la respuesta fue no. Ningún NN coincidía con la descripción y no podíamos pasar a reconocer a nadie. Luego nos enteramos de que estaba ahí, por eso también pasó meses en una morgue judicial de la Ciudad de Buenos Aires con la nómina administrativa de una persona sin identidad mientras exigíamos su aparición con vida.

El poder judicial es indispensable para completar el círculo de impunidad. Con la desaparición de Luciano nos enfrentamos a una fiscal, Roxana Castelli, que entregó la investigación a la propia fuerza sospechada. También soportamos ser los principales sospechosos por nuestra condición de pobres: el juez Gustavo Banco aceptó en quince oportunidades a lo largo de un año y medio todos los pedidos de la segunda fiscal, Celia Cejas, para pinchar nuestros teléfonos a escondidas. Ante semejante maltrato, nos dispusimos llevar hasta las últimas consecuencias un jury de enjuiciamento que condenara a los funcionarios que se comportaron como si nuestra condición de clase pudiera demostrar una culpabilidad irrevocable. El procedimiento establecido para sancionar a un funcionario de la justicia es una trampa, son sus propios compañeros quienes resuelven las denuncias realizadas.
Por ese motivo es evidente el cajoneo a esta investigación que debería desarrollarse a partir de nuestra denuncia contra Roxana Castelli, Celia Cejas y Gustavo Banco.

Para encarar la búsqueda de una persona desaparecida cuando están sospechadas las fuerzas de seguridad, las amenazas son el punto de partida. Autos de civil que nos vigilaban, patrulleros que encendían las sirenas a la madrugada en la puerta de nuestra casa o personas desconocidas que caminaban cuadras detrás de nosotros.


La policía no sólo tiene la estructura estatal para torturar, asesinar y desaparecer: también el encubrimiento político de todos los estamentos del poder para garantizarse la impunidad. Sólo luchando con absoluta independencia de cualquier gobierno de turno puede quebrantarse ese poder, y por eso logramos encarcelar y condenar por el delito de torturas al policía Julio Diego Torales, que mantuvo encerrado e incomunicado en la cocina del destacamento a Luciano Arruga durante más de diez horas en septiembre de 2008. La jurisprudencia asentada con ese juicio que se desarrolló en marzo de 2015 es histórica: no sólo por la dificultad que implica conseguir las condenas por torturas sino también porque acreditamos con contundencia el hostigamiento sistemático previo al desenlace. La detención juzgada fue crucial por lo traumática, porque allí comenzó la cuenta regresiva. Luciano soportó y sobrevivió a los meses posteriores con pánico a la policía porque sabía que tenía los días contados. Los abogados defensores del torturador Torales son viejos conocidos en La Matanza. Se dedican hace años a defender a la Bonaerense, tienen vínculos directos con el Pro a nivel local y son quienes comandaron la embestida judicial contra nuestro compañero Pablo Pimentel. El presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de nuestro distrito tuvo que enfrentarse a una imputación por extorsión cuando los defensores de la policía asesina de Gabriel Blanco, asesinado en la comisaría de San Carlos en Isidro Casanova, lo acusaron de ofrecer beneficios a los presos a cambio de declaraciones contra los efectivos.
La misma lucha organizada nos permitió caratular esta causa como desaparición forzada y sostener esa figura aún después del hallazgo de Luciano y del intento del entonces gobierno de Daniel Scioli de hacer pasar este asesinato por un accidente de tránsito. El delito de desaparición forzada es de lesa humanidad, no prescribe y se sigue cometiendo a cada momento que la persona no está. En el país no hay un solo funcionario público condenado con esa figura que se tipificó en 2011. La perversa metodología de ocultar los cuerpos data de la última dictadura militar, pero se practica en democracia con la misma impunidad. El caso de Julio López, doblemente secuestrado y desaparecido, es muestra cabal. Las empresas periodísticas cumplen un rol central para garantizar la impunidad sembrando dudas sobre las víctimas, relativizando infundadamente las denuncias de las familias y silenciando explícitamente su voz.

Encontramos a Luciano gracias a la presentación de un hábeas corpus a comienzos de 2014. El poder judicial rechazó el pedido en dos instancias y nosotros apelamos esas decisiones hasta llegar a la Cámara Federal de Casación Penal, que terminó dándole curso. Las medidas tomadas en consecuencia fueron las que permitieron el hallazgo: la reapertura de los archivos de la Policía Científica de la noche del 31 de enero de 2009 arrojó que un NN había sido atropellado en General Paz y Emilio Castro, trasladado por el SAME e internado en el Santojanni hasta que murió luego de una operación y permaneció meses en la morgue judicial de la Capital Federal para ser enterrado en mayo de 2009 “sin identidad”.
Nuestra lucha nos llevó al hallazgo histórico, pero también nos permitió sobreponernos a la versión oficial, “que parezca un accidente”, y demostrar de forma contundente que sí, lo había matado la policía bonaerense y lo había desaparecido el Estado argentino con la perversa colaboración de instituciones de toda índole.

Haberlo encontrado generó medidas probatorias irrevocables: Luciano corría por la General Paz en una zona en que ésta se encuentra a metros de altura y sin acceso peatonal. Para llegar allí, tuvo que trepar un terraplén empinado y saltar una baranda o ser arrojado de un auto. La persona que lo embistió asegura que lo vio desesperado, escapando de algo y que no cruzaba normalmente, sino que corría en diagonal por la vía rápida. Otro testigo declaró que tiene la seguridad de que, en la colectora de General Paz, del lado de Provincia, había un patrullero doble cabina detenido y con las luces bajas. Luciano llevaba puesta ropa que no era suya y toda la evidencia que hoy serviría para demostrar cómo llegó allí, como sus zapatillas y elementos personales, se esfumó. . No es la primera vez que, como método de tortura y forma de exculparse, las fuerzas de seguridad someten a los jóvenes asesinados a situaciones en las que la muerte es ocasionada por algún factor externo. El caso de Ezequiel Demonty sobrevuela esta causa. El joven que fue arrojado al Riachuelo y murió ahogado también fue asesinado por la policía. A Luciano Arruga, en cambio, lo obligaron a correr por la vía rápida de General Paz.
Nuestra Lucha también fue por el cierre del destacamento de Lomas del Mirador, donde Luciano fue visto con vida por última vez, pero también porque en ese mismo lugar se llevaban adelante detenciones ilegales de menores de edad. A fines de 2011, luego de un acampe frente al municipio de La Matanza, conseguimos cerrar el destacamento de Lomas del Mirador. Desde octubre de 2013, gracias a tomar el lugar durante 68 días, nos pertenece absolutamente. Cuando encontramos a Luciano se votó en Senadores la ley de expropiación que cede definitivamente el ex destacamento a la personería jurídica de nuestros compañeros de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza. Hasta el último día de su gestión esperamos con ansias que el ex gobernador Daniel Scioli pusiera la firma que necesitábamos para reglamentar la ley. Scioli, siendo coherente con su habitual comportamiento, nos ignoró sin mediar comunicación. La misma reacción tuvo cuando desde un medio le pidieron explicaciones por el hallazgo tardío del cuerpo de Luciano. Su séquito lo imitó. Ricardo Casal, a quien postulaba como ministro de Justicia si ganaba el balotaje, no tuvo reparo en atacar a esta familia afirmando que la desaparición fue un simple caso hospitalario. Jorge Telerman, entonces vocero del gobierno de la Provincia, también hizo el ridículo emitiendo un comunicado pretendiendo hacernos llegar una solidaridad cínica y dando por sentado que su jurisdicción no tenía incidencia en lo sucedido, aludiendo a “los hechos ocurridos en la Ciudad de Buenos Aires”, para negar implícitamente la barbarie cometida por su propia policía. Ahora pesa sobre María Eugenia Vidal nuestra exigencia de reglamentar la ley de expropiación y lucharemos hasta conseguirlo. Nosotros luchamos por una sociedad en la que Luciano Arruga jamás hubiese desaparecido y nuestra denuncia jamás podría ser silenciada. Por ese motivo anunciamos antes de terminar esta jornada que el próximo 17 de octubre, a dos años del hallazgo de Luciano, nos encontrarán nuevamente en la calle en una enorme marcha para continuar exigiendo memoria, verdad y justicia.

Nuestra posición

El Estado volvió a demostrar que la maquinaria que funcionó en la última dictadura cívico-militar nunca se desmanteló con el retorno de la democracia: sus instituciones sostienen la misma perversidad de forma selectiva e invisibilizada.
El municipio de La Matanza fue una de las primeras instancias del Estado en rechazar todo tipo de acompañamiento o búsqueda de la verdad en la desaparición de Luciano: el entonces intendente Fernando Espinoza decidió no sólo desoír por nuestros pedidos sino fortalecer a su policía creando una patrulla municipal. El recambio actual de gestión no nos depara algo diferente: la intendenta Verónica Magario trajo a los más importantes líderes de su partido en la provincia de Buenos Aires, que formaron parte de la gestión paupérrima de Daniel Scioli. Las políticas de seguridad tan festejadas por los medios masivos de comunicación son las que nos dejan como consecuencia los 4644 asesinados por las fuerzas del Estado y más de 200 desaparecidos en democracia.

La política llevada a cabo con los NN es ilegal e irregular. Las fuerzas de seguridad, las morgues, el Registro Nacional de las Personas, los médicos que son cómplices, el poder judicial y los cementerios son la maquinaria mafiosa que ejecuta la desaparición forzada de personas en democracia. En el caso de Luciano el encubrimiento en los procedimientos posteriores a su muerte queda manifestado. La política estatal para manipular a los cuerpos “sin identidad” es siniestra, basta recordar las denuncias realizadas por los familiares de la inundación de abril de 2013 en La Plata: personas enterradas dos veces, cuerpos identificados en fosas comunes, junto a cadáveres de perros o fetos. La única excepción estatal en este crimen fue haber encontrado a Luciano.
El nuevo gobierno asume con una intencionalidad más que clara, la emergencia en seguridad a nivel nacional sólo puede explicarse comprendiendo la impronta represiva que se gesta para los próximos cuatro años, junto al intento de imponer un protocolo antipiquetes que no es más que la vía libre para deslegitimar y reprimir las protestas de los trabajadores. El crecimiento del aparato represivo y todas las fuerzas provinciales junto a la creación por decreto de las policías locales en “la década ganada”, es la herencia que necesitaba el macrismo para incrementar los operativos de saturación que para la juventud pobre no son más que control, verdugueo, golpizas, detenciones ilegales y torturas. El gobierno saliente dejó servida en bandeja la estructura para ejecutar la violencia que garantiza el disciplinamiento de los trabajadores: 45 mil policías bonaerenses a los que se sumaron más de 25 mil locales. La formación de la represión en las casas de estudios de nuestra juventud no es casualidad, buscan cooptar a esos mismos jóvenes pobres víctimas de la violencia del Estado y enfrentarlos con su propia clase. El caso de Lucas Cabello, joven baleado por un efectivo de la Policía Metropolitana en La Boca, es muestra contundente de la inclinación del presidente Macri, pero las ya conocidas represiones al hospital Borda, a los terrenos tomados del parque Indoamericano, a la Sala Alberdi o al barrio Papa Francisco, o el funcionamiento durante su primera gestión de la patota de la UCEP son la muestra cabal de que a la organización y las exigencias por necesidades básicas se responderá con palos y violencia.

La impronta del gobierno macrista ya se tradujo en la represión ordenada por Patricia Bulrich a los trabajadores de Cresta Roja y a los de la municipalidad de La Plata que reclamaban por el despido de 4500 compañeros. No es casualidad que, en la misma semana en que el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires emitió un fallo permitiendo que, sin motivos, la policía pueda solicitar DNI a cualquier ciudadano, se ejecute de manera inédita el traspaso de 18 mil policías federales a la órbita de la Metropolitana en Capital Federal. No podría ser de otra manera si hay que someter al silencio y la represión violenta a más de 23 mil trabajadores estatales despedidos. La contracara de esta embestida es el violento ajuste que buscan imponer por la fuerza.
No podría ser posible, si no, que el presupuesto votado en la provincia de Buenos Aires con el aval de los bloques del Pro, el Frente Renovador y el Frente para la Victoria, incremente un 54% la inversión en “Seguridad” restando en áreas como salud y educación. La intencionalidad es sobradamente clara. La arbitraria detención de la militante Milagro Sala, acusada de incitación a cometer delitos y tumulto es un precedente inaceptable para todos los luchadores: cortar calles y hacer acampes y vigilias es la única alternativa que nos queda para reclamar el cumplimiento de nuestros derechos. Exigimos la liberación inmediata.

No se quedan atrás los prontuarios de los funcionarios a cargo de las Fuerzas: el nuevo jefe de la Bonaerense designado por María Eugenia Vidal, Pablo Bressi, es un ex oficial del Grupo Halcón, responsable de la Masacre de Ramallo. Fernando Díaz, el nuevo jefe del Servicio Penitenciario Bonaerense, es el mismo que gestionaba a la institución durante 2005, cuando ocurrió el motín en la cárcel de Magdalena en el que murieron incendiados 32 reclusos en un estado de abandono criminal. La decisión política en materia penitenciaria es que los presos deben ser tratados como escoria y que las cárceles deben estar pobladas de pobres. Los institutos de menores, las cárceles para niños siempre nombradas con eufemismos, se encuentran en un estado de hacinamiento, falta de higiene, violencia y abandono que pocas veces puede ser denunciado ya que los organismos de derechos humanos no consiguen entrar. Las personas alojadas en instituciones de encierro en la Argentina se mueren, además de asesinadas por las fuerzas penitenciarias, por enfermedades medievales.
La noticia de la triple fuga desmanteló una situación de podredumbre feroz hacia adentro de los uniformados: las instituciones represivas son mafias organizadas.

Hasta el último día de la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, los militantes de izquierda junto a organizaciones y organismos de derechos humanos pedimos que la mandataria derogara la ley antiterrorista que denunciamos y que fue impuesta por el gobierno de los Estados Unidos. También exigimos el cese de la judicialización con esa u otras leyes represivas y la persecución a los luchadores populares.



Nosotros seguiremos luchando por alcanzar nuestras reivindicaciones cualquiera sea el gobierno de turno, porque estamos convencidos de que la represión es una característica inherente a cualquier gestión, y como elemento intrínseco para la gobernabilidad es que la repudiamos de plano y la combatimos en unidad con organizaciones y partidos de izquierda y organismos de derechos humanos que conserven la misma independencia. Nosotros luchamos por una sociedad en la que Luciano Arruga jamás hubiese desaparecido y nuestra denuncia jamás podría ser silenciada. Por ese motivo anunciamos antes de terminar esta jornada que el próximo 17 de octubre, a dos años del hallazgo de Luciano, nos encontrarán nuevamente en la calle en una enorme marcha para continuar exigiendo memoria, verdad y justicia. En el marco de este contexto tan adverso y con la imperiosa necesidad de dar muestras contundentes de nuestra capacidad de movilización para frenar los ataques, los familiares y amigos de Luciano tanto como las decenas de organizaciones que firman este documento convocamos a todos sindicatos, centros de estudiantes, organismos de derechos humanos, trabajadores, coordinadoras de estudiantes secundarios, familiares de víctimas de la represión estatal, agrupaciones y partidos de izquierda a la más amplia unidad para salir a la calle con la espalda más ancha que nunca.

EXIGIMOS
- REGLAMENTACIÓN YA DE LA LEY DE EXPROPIACIÓN DEL ESPACIO PARA LA MEMORIA LUCIANO ARRUGA
- LO MATÓ LA POLICÍA Y LO DESAPARECIÓ EL ESTADO
- BASTA DE REPRESIÓN POLICIAL
- BASTA DE PERSEGUIR LA PROTESTA
- DEROGACIÓN DE LAS LEYES ANTITERRORISTAS Y DE TODA LEGISLACIÓN REPRESIVA
- LIBERTAD A MILAGRO SALA
- BASTA DE GATILLO FÁCIL
- BASTA DE DESAPARICIONES FORZADAS
- NI UNA FAMILIA EN LA CALLE, NI UN PUESTO DE TRABAJO MENOS
- JUSTICIA PARA LUCIANO ARRUGA




"Una vulgata filosófica"

por Susana Merino







¿Por qué la filosofía no baja unos peldaños y ayuda a subir otros tantos a la sociedad sobre la que supuestamente  fundamenta sus reflexiones y a la que deberían estar destinadas para que su siembra fuera realmente fructífera?
Nuestro mundo, nuestra sociedad están manejados cada vez más por intereses económicos que no se corresponden con los verdaderos intereses de la comunidad humana y que contrariamente a lo que  debería ser han logrado subordinar la política a sus objetivos de codicia y de concentración de la riqueza.

 
No han faltado ni seguramente faltarán mentes lúcidas capaces de analizar nuestro devenir histórico y de generar corrientes de pensamiento orientadas a enderezar caminos y a superar vallados con el objeto de alcanzar lo que los cristianos llamamos la “construcción del reino”, hoy, aquí y ahora. Desde los tiempos de Sócrates toda una pléyade de filósofos ha contribuido y sigue contribuyendo con sus reflexiones  a interpretar, comprender y generar propuestas para una mejor convivencia humana sobre nuestro planeta.
 
Sin embargo la mayor parte de esas reflexiones permanecen ocultas o desconocidas para sus destinatarios. Gran parte del pensamiento filosófico, por no decir todo, permanece circunscripto en círculos intelectuales, primorosamente almacenado en bibliotecas públicas (los menos) o privadas, alejadas del acceso cotidiano o por lo menos frecuente de aquella pléyade de publicaciones que sí se hallan al alcance de la ciudadanía y cuyos contenidos están muy lejos de ofrecerle alguna  orientación o alguna solución a sus problemas, ni siquiera a los más urgentes.
 
A fines del siglo IV, el papa Dámaso I encargó  a Jerónimo de Estridón escribir en latín corriente una versión de la Biblia que reemplazara las versiones hasta ese momento solo disponibles en el más complejo latín clásico de Cicerón ya que de ese modo sería no solo más comprensible  para una  mayor cantidad de lectores  sino también más fácil de difundir. Esa traducción fue conocida como la Vulgata, nombre que de por sí ya refleja el afán de divulgación de sus contenidos.
 
Esta idea de vulgarizar los contenidos bíblicos me ha llevado a pensar en la necesidad de hacer mucho más accesible la producción filosófica precisamente destinada a comprender tanto los procesos históricos que han ido jalonando la vida humana como las conflictivas y cada  vez más graves situaciones que enfrenta nuestro mundo actual. 
 
Un mundo en el que como dice Edgar Morin “civilización y barbarie vienen asociadas” y que pareciera propulsado por cuatro  motores “ciencias, técnica, economía y ganancia” que han provocado una verdadera “mundialización tecno-económica” pero sofocado al mismo tiempo una “mundialización ciudadana y humanista” 
 
Dicho de otro modo es evidente que mientras esos cuatro motores han venido desarrollando e incrementando su  potencia sin reparar en los estragos que van produciendo a su alrededor, hay otro sector del pensamiento y de la creatividad humana y más específicamente el de la filosofía que si bien no ha sido totalmente acallada se ve recluida en ámbitos más inaccesibles casi exclusivamente universitarios y prácticamente desterrada del alcance de la vida cotidiana.
 
La economía, dice Pierre Bourdieu, pilar del discurso neoliberal, “está enraizada en un sistema de creencias y valores y una visión moral del mundo”  expresamente inducido, a mi entender, con el objeto de poder establecer su indiscutible predominio. De modo que agrega Bourdieu “todo el pensamiento crítico está por construirse” 
 
El mismo Bourdieu señala que “los investigadores, los artistas y los pensadores desempeñan sin duda un papel primordial en un momento en que las fuerzas dominantes invocan sin cesar la autoridad de la ciencia sobre todo económica” De modo que como no se trata de una fatalidad sino de una política consciente y deliberada son ellos los más indicados para desenmascarar esta falacia ideológica que es la liberalización  del mercado y a cuyas imposiciones deben someterse las “fuerzas económicas y sociales.”
 
Aunque Maritain se refería específicamente a los jóvenes, cuando decía que la indiferencia religiosa existente se debía a “una transferencia del sentimiento religioso a otros objetos” que duda cabe que hoy en día es toda la sociedad la que se halla encandilada por los siempre renovados ídolos que a través de todos los medios, gráficos, televisivos y radiales le ofrece con reiterada insistencia ese mercado. 
 
Creo que en consecuencia nos urge recurrir a todos los instrumentos a nuestro alcance para en principio tratar de desacelerar estos procesos de creciente mercantilización y para tratar de introducir en la sociedad posibilidades que la ayuden a despertar de la hipnosis consumista y a orientar sus intereses y sus expectativas hacia el campo de la reflexión y de una puesta en valor de las relaciones humanas.
 
Esta tarea ha sido casi totalmente abandonada en todos los niveles  y en principio debería ser competencia de los partidos políticos que son los que generalmente abrevan en las fuentes filosóficas y las incorporan a sus respectivas ideologías. Sin embargo solo se acuerdan de difundirlas en períodos electorales y por lo general  a través de  eslogans, de fácil penetración y de mucho más rápido olvido. Encarar una docencia de carácter permanente debería ser una de las actividades básicas de quienes se sienten convocados a representar a sus conciudadanos. Pero dado que no es así y que  sería indudablemente difícil revertir esta situación en el corto plazo, será mejor agudizar el ingenio para encontrar otras vías de concientización cívica en aquellos sectores de la población más abandonados y captados en cambio por  el sistemático sometimiento mercantil con que los acosan los medios.
 
En consecuencia creo que quienes podrían o deberían asumir ese compromiso son las organizaciones sociales y quienes las integramos con el objeto de convertirnos en cadenas de transmisión del pensamiento crítico, como una moderna Vulgata que pudiera llegar hasta los sectores más vulnerables y menos esclarecidos de la sociedad y relacionar profundamente los extremos del  espectro  sociedad-filosofía, filósofos-pueblo actualmente tan infructuosamente desvinculados.

El Pueblo Argentino y sus banderas. A un mes de “Cambiemos”.

Por Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz



Los derechos humanos y la democracia son valores indivisibles, por eso nuestros presidentes suelen asumir los 10 de diciembre, día en que se conmemora el día universal de los Derechos Humanos.
Ha sido una lástima que el Presidente de la nueva administración del Poder Ejecutivo no haya mencionado ni una sola vez en su discurso a los derechos humanos -entre otros olvidos intencionados- y sólo haya mencionado lo humano como “recursos”.
El frente de partidos que deja el gobierno tuvo en tres gestiones una gran oportunidad para desmontar la herencia neoliberal y, si bien avanzó en algunos aspectos, no supo, no pudo o no quizo según los casos, desmontar esa herencia y avanzar en un proceso de emancipación nacional y social como sí sucedió en otros países de la región. Su discurso muchas veces contrastaba con sus actos y alianzas (corporaciones mineras, del agro, petroleras y financieras), mientras consolidaba un estilo de confrontación y polarización que le fue quitando apoyo en ciertos sectores sociales, culminando en el primer balotaje de la Argentina.
Luego de esto, a pesar de haber perdido, el FPV no ha hecho pública ninguna autocrítica de por qué pasó lo que pasó. Paradójicamente, no haber reconocido ningún error en 12 años puede tener mucho que ver con este desenlace: que por primera vez una coalición de derecha asuma el poder a través de elecciones libres y abiertas.
El pueblo evaluará las decisiones tomadas en base a las promesas de campaña, sus derechos, necesidades y lo que vaya mostrando la realidad. Mientras tanto, lo que vemos en este primer mes, son iniciativas muy preocupantes que atentan contra los trabajadores, las instituciones y derechos básicos para cualquier democracia.
Durante la campaña, la coalición electa “Cambiemos” puso mucho énfasis en respetar las instituciones y la república. Sin embargo, en menos de una semana pisoteó su propio relato republicanista con una aluvión de Decretos de Necesidad y Urgencia, que no tienen nada de necesarios ni de urgentes, con el fin de sortear el debate de nuestros representantes en el Congreso, sabiendo que se puede convocar a sesiones extraordinarias.

No sólo intervino y disolvió organismos creados por ley, sino que quiere forzar la destitución de la Procuradora General de la Nación, cuyo mandato otorgado por el Senado aún está vigente, y ya le ha sacado funciones que representaban un avance institucional.
Hechos que se suman a una medida autoritaria inédita: el nombramiento por decreto de dos jueces en la Corte Suprema de Justicia. Los jueces decretados por un presidente, son jueces del Presidente, sin importar sus currículums. La Venezuela Bolivariana que tanto critica “Cambiemos” nunca hizo algo como eso, sus jueces siempre fueron aprobados por la Asamblea Nacional.
Es indispensable iniciar un proceso amplio y participativo de democratización de la justicia y selección de los magistrados de cara a la sociedad.
En materia de seguridad y derechos humanos, paradójicamente, en el único momento que el Presidente Macri asumió el papel de “defensor de los Derechos Humanos” fue en su primera presentación en el MERCOSUR y no tuvo que ver con la Argentina. Mostrando su alineamiento injerencista, defendió a quienes están presos por salir a quemar edificios en Venezuela para derrocar un gobierno electo democraticamente.
Mientras tanto en la Argentina hay más de 6.843 casos de torturas en cárceles en el año 2014, que el nuevo gobierno tiene que asumir, visibilizar e investigar en base a los informes que hemos elaborado entre la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires, la Procuración Penitenciaria de la Nación y el GESPYDH del Instituto Gino Germani de la UBA.
Hacia adentro del país, el Pro quiere subordinar la cuestión social a las políticas de seguridad que, desde esta perspectiva, opera como reproductoras de las desigualdades. Las declaraciones de emergencia en materia de seguridad y penitenciaria, no apuntan a promover un cambio del paradigma punitivo del Estado ni a atacar el delito complejo, sino que mantienen el sesgo clasista, efectista y selectivo del último eslabón de la cadena, mientras pretenden legalizar contrataciones directas en vez de hacerlas con licitación.
La coalición electa también habló mucho de dejar de perseguir al otro por pensar de forma diferente, y lo primero que ha hecho es desguazar la Ley de Medios, con la intención de priorizar la libertad de empresa por encima de la libertad de prensa.
La Ley de Medios no es una Ley K, es de todos los argentinos porque fue amplia y largamente debatida por nuestra sociedad, y porque reemplazó la ley de facto de la última dictadura. Cuando fui a apoyarla en las audiencias nacionales del Congreso reivindivicamos el objetivo de desmonopolizar los medios y de democratizar la palabra. Se podrá objetar la forma de instrumentaciòn de la ley, pero en modo alguno se puede aceptar la vuelta atrás con el derecho a la libre expresión. Por eso siempre voy a defender la Ley de Medios y su correcta aplicación. En vez de censurar, los argentinos necesitamos más voces, porque la paz se construye en el respeto a la diversidad y aceptando críticas.
Otra de las banderas de campaña del actual frente de gobierno fue la de Pobreza cero, porque aún persisten graves desigualdades por resolver como los problemas de acceso a la tierra y una vivienda digna y al trabajo.Pero las medidas tomadas en este poco tiempo fueron en sentido totalmente contrario. Entre ellas, se devaluaron los salarios un 45%, se consintieron aumentos en bienes primarios, se suspendieron paritarias y la publicación de estadísticas, bajaron los impuestos a los que más tienen y despidieron masivamente a miles y miles de trabajadores públicos -que puede ser imitado por el sector privado- para imponer miedo. Y mientras reprimen a los que protestan, el Ministro de Economía se pronuncia extorsivamente diciéndole a los trabajadores y sindicatos que deben evaluar si prefieren pedir aumentos o mantener fuentes de trabajo.
El neoliberalismo acarreó la pérdida de la soberanía nacional, privilegió la entrega del patrimonio nacional a mano de las grandes corporaciones extranjeras, mientras aumentaba en el pueblo la marginalidad y el hambre, de la mano de la impunidad política y jurídica de sus artífices. La historia Argentina y del mundo entero nos enseñan que no es conciliable la política “del derrame”, con los derechos y las necesidades del pueblo.
La nueva administración -y sus gerentes de corporaciones o CEOs- debe respetar las instituciones democráticas del Estado, y asumir que su primera obligación es defeder y promover los Derechos Humanos y del Pueblo. No debe caer en la soberbia de la “curda del poder” que aleja a muchos funcionarios del camino que deben seguir. Los gobiernos pasan y los pueblos quedan. Los gobernantes deben cumplir sus funciones cómo Servidores del Pueblo, y no servirse del pueblo para sus intereses partidarios y personales.
Debemos hacer memoria para que nos ilumine el presente. El pueblo argentino pasó por etapas dolorosas entre luces y sombras, y asumió la resistencia y la lucha popular para recuperar la democracia, la Verdad y la Justicia. Muchos arriesgamos la vida en defensa de las libertades civiles y los derechos del pueblo. No podemos renunciar a las banderas que nacieron del pueblo y le pertenecen. Quienes luchamos desde siempre, no estamos dispuestos a dar un paso atrás.

José Martí y su correspondencia epistolar: odas a la amistad, al periodismo y a la independencia de América Latina




Introducción

La correspondencia epistolar representa una parte sustancial de la inmensa obra de José Martí, que a menudo privilegió este tipo de comunicación característico de su época. El Apóstol cubano intercambió así, a lo largo de su vida, centenas de cartas y esta abundante correspondencia se explica, entre otros, por el hecho de que pasó una gran parte de su vida en el exilio, lejos de los suyos y de sus seres queridos. La mayor parte del contenido epistolar es de orden político, pero también hay correos más personales, más íntimos, en los cuales expresa sus sentimientos amistosos.

La amistad es importante para José Martí. En una entrevista con un periodista estadounidense confiaba lo siguiente: “Si me preguntan cuál es la palabra más bella, diré que es patria; y si me preguntan por otra, casi tan bella como patria, diré amistad”.[1] Pues “para todas las penas, la amistad es remedio seguro”.[2] El patriota cubano intercambiaría así una sólida correspondencia con el mexicano Manuel Mercado, su confidente y mejor amigo, su apoyo moral en los momentos difíciles, con el cual mantendría un fuerte lazo fraternal y a quien dedicaría versos poéticos.[3]

 Así, dos cartas dirigidas a Mercado en 1884 y 1889 son reveladoras del estado de ánimo de José Martí, de sus momentos de debilidad y de sus vicisitudes cotidianas. Del mismo modo otras cuatro cartas enviadas respectivamente a Valero Pujol, director del periódico El Progreso de Guatemala, Fausto Teodoro de Aldrey, director del periódico La Opinión Nacional de Caracas, Bartolomé Mitre y Vedia, director del periódico La Nación de Buenos Aires, al director del diario La República de Honduras, ilustran la rica y abundante colaboración periodística del Apóstol. Por fin, los correos a Roque Sáenz Peña, representante de Argentina en la Conferencia de Washington, Pío Víquez, director del periódico El Heraldo de Costa Rica, y Federico Henríquez y Carvajal, ardiente defensor de la emancipación de Cuba, arrojan una luz sobre la dedicación constante del cubano a la libertad de América Latina.



 Manuel Mercado

 Una amistad de más de veinte años unió a Manuel Mercado, abogado mexicano, a José Martí. Manuel Mercado conoció al patriota cubano el 10 de febrero de 1875 cuando ése llegó a México. Ambos intercambiaron una correspondencia variada de más de 140 cartas entre 1875 y 1895. Martí abordó tanto los problemas políticos del continente como temas más personales. Prueba de esta indefectible amistad, la última carta que redactaría Martí en vísperas de su muerte el 18 de mayo de 1895, la dirigiría a su “hermano muy querido, el más querido”.[4]

 Resulta interesante analizar la carta del 13 de noviembre de 1884 que el Maestro escribió a Mercado desde Nueva York. José Martí expresa su estado de ánimo a su confidente y amigo y le hace partícipe a la vez de sus proyectos y de sus dificultades económicas. La misión de su vida sigue siendo la independencia de Cuba, sobre todo tras el fracaso de la primera guerra de liberación entre 1868 y 1878, por la cual se entrega cuerpo y alma en detrimento de su existencia personal. Martí evoca los límites financieros a los cuales se enfrenta en su búsqueda de los recursos necesarios para la consolidación del proyecto patriótico. Sabe que la lucha será “desesperada y larga”. La causa de la libertad devora sus escasos ingresos y, leal a sus principios, su conciencia lo obligó a renunciar al cargo de cónsul interino de la República Oriental de Uruguay –su “único modo de vivir”–, por la “amistad” de Montevideo “con España”, la opresora de Cuba.[5]

Relata a su “hermano” mexicano su encuentro con Máximo Gómez y Antonio Maceo, los dos principales líderes, “valientes y puros”, del movimiento independentista cubano. La reunión es tempestuosa y José Martí se opone a los dos jefes, que desean emprender la batalla por la emancipación de la isla rápidamente. El exilado cubano estima, con razón, que no están reunidas las condiciones para librarse del yugo español. Para él está fuera de cuestión emprender “una campaña incompleta y funesta si no cambia de espíritu”. Hace falta primero federar a las fuerzas patrióticas en una misma estructura para conseguir la unidad necesaria para la victoria de la causa de la libertad. Del mismo modo es imprescindible echar las bases de la futura república antes de lanzar la epopeya revolucionaria, con el fin de evitar que la independencia desemboque en una nueva autocracia.[6]

 Su opinión respecto a los dos patriotas cubanos es severa y expresa sus reservas: “¿A qué echar abajo la tiranía ajena para poner en su lugar, con todos los prestigios del triunfo, la propia?” Martí acusa a Maceo y a Gómez de querer hacer de la guerra de independencia una “empresa propia” y lamenta la “desdeñosa insolencia” de los dos veteranos respecto a él, cuando dedica todos sus esfuerzos desde hace años a la empresa revolucionaria, “al servicio de mi patria”.[7]

 En esta misiva, Martí solicita la ayuda de su amigo Mercado para que le consiga una colaboración periodística semanal en el Diario Oficial de México sobre los asuntos estadounidenses, lo que le permitiría asegurar su subsistencia y la de su familia. Su contrato con el periódico Sun, en el cual escribe en francés, no le alcanza para hacer frente a los gastos diarios. El exilado cubano propone también a Mercado lanzar una revista mensual desde Nueva York que trataría de política, economía, literatura y arte, y que se distribuiría con una decena de diarios latinoamericanos. Para ello pide una retribución mensual de 120 dólares, sin lograr ocultar su sentimiento de malestar: “¿No ve que me debe estar dando vergüenza hablarle de esto?” Para sobrevivir, Martí se ve obligado a realizar una actividad comercial que le provoca “disgusto”. Para enfatizar la urgencia de la situación, termina su carta con un implorante “ayúdeme”.[8]



 Esta carta a su amigo mexicano es doblemente interesante. Ilustra primero el profundo desacuerdo político de José Martí con Antonio Maceo y Máximo Gómez sobre la estrategia a adoptar para poner fin al colonialismo español y edificar una patria soberana. Por otra parte, este intercambio epistolar muestra la dura vida cotidiana del exilado cubano en Nueva York, confrontado a regulares vicisitudes al punto de que no logra asegurar su propia subsistencia ni la de sus seres queridos.

 Otra carta a Manuel Mercado de diciembre de 1889 muestra hasta qué punto el amigo mexicano es el verdadero confidente de Martí. “¿Por qué no he de hablarle más que de mí en mis cartas?”, pregunta el cubano. El patriota se disculpa por la escasez de los intercambios epistolares. Se dedica por completo a la defensa de sus “ideas queridas” y de sus “deberes públicos”. Sólo tiene una cosa en mente: “mi tierra y mis otras tierras americanas”. El año es importante ya que Martí participa como delegado en la Conferencia Panamericana de Washington y pronuncia su famoso discurso “Madre América”. Ya no hay tiempo para “escribir a la madre enojada, o al hermano ejemplar, o al generoso hermano literario, o a los entusiastas amigos”. Pero en cuanto coge la pluma no puede dejar de hablar de su propia persona, como si desease satisfacer esa irreprimible necesidad de confesión.[9]

 Martí informa al amigo mexicano de que dedica toda su energía y sus limitados recursos a luchar contra la “la política de intriga y división” que lleva Estados Unidos “con daño general de nuestra América”. “¡Qué esfuerzos para hacerles entender que México no es su enemigo, sino en cuanto ellos se presten a ser aliados de los enemigos de México!”, lamenta el cubano. “Quiero libre a mi tierra –y a mi América libre”.[10]

 La amistad –profunda y sincera– fue el vector de la relación entre José Martí y Manuel Mercado. El cubano encontró en el mexicano al asesor precioso, al confidente fiable y al hermano que siempre quiso tener.



 Colaboraciones periodísticas

 José Martí desarrolló a lo largo de su vida una intensa actividad periodística y colaboró en muchos diarios y revistas. Esta relación profesional también se transformó en relación amistosa con los directores de los periódicos que publicaron sus trabajos. Las cartas intercambiadas con ellos tienen a la vez un contenido profesional y, a veces, un lado más íntimo.

 En una carta a Valero Pujol, director del periódico El Progreso de Guatemala, del 27 de noviembre de 1877, Martí expresa su agradecimiento por la publicación de un artículo elogioso sobre el discurso que pronunció el 15 de septiembre de 1877 por la conmemoración de la independencia de Guatemala. En efecto, Martí había rendido homenaje a la nación centroamericana que ofrecía al exilado perseguido una generosa hospitalidad: “Canté a la Guatemala laboriosa […].Canté una estrofa del canto americano”.[11]

 No obstante Martí rechaza la crítica que aparece al final del artículo y recuerda algunos hechos. En su discurso vibrante pero sin concesiones, el Maestro defendió la causa indígena, recordando que los pueblos precolombinos constituían el alma de la patria guatemalteca: “Volví los ojos hacia los pobres indios, tan aptos para todo y tan destituidos de todo, herederos de artistas y maestros, de los trabajadores de estatuas, de los creadores de tablas astronómicas, de la gran Xelahú, de la valerosa Utatlán”.[12]

El cubano defendió esta “América fabulosa”, denunciando las “rencillas personales, fronteras imposibles, mezquinas divisiones”, que constituyen obstáculos al progreso humano y a la unión continental. “Ensalzando a la trabajadora Guatemala, y excitándola a su auge y poderío, ¿habré obrado contra ella? Rogando a una hermana que sea próspera ¿habré obrado en mal de la familia?”. He aquí las respuestas interrogativas de Martí a sus detractores. No vive para brindar alabanzas halagüeñas, sino para decir la verdad: “Un hombre nace para vencer, no para halagar”. La pasión explica su vehemencia y sólo lo mueve el amor que siente por Guatemala.[13]

El orador concluye su carta con ardor:

Estoy orgulloso, ciertamente, de mi amor a los hombres, de mi apasionado afecto a todas estas tierras, preparadas a común destino por iguales y cruentos dolores. Para ellas trabajo, y les hablaré siempre con el entusiasmo y la rudeza […] de un hijo amantísimo, que no quiere que sus amigos llamen a la energía necesaria, inoportunidad; a las resistencias sordas, circunstancias.

Vivir humilde, trabajar mucho, engrandecer a América, estudiar sus fuerzas y revelárselas, pagar a los pueblos el bien que me hacen: éste es mi oficio. Nada me abatirá; nadie me lo impedirá. Si tengo sangre ardiente, no me lo reproche U., que tiene sangre aragonesa.

Ud. me ha hecho mucho bien: –hágame aún más. No diga U. de mí, –que eso vale poco: “Escribió bien”, “habló bien”. –Diga U., en vez de esto: “Es un corazón sincero, es un hombre ardiente, es un hombre honrado”.[14]

 Decir la verdad, sin hipocresía, a los seres estimados y para quienes uno desea lo mejor. Tal es la concepción de la amistad de José Martí.

 En una carta de despedida a su amigo Fausto Teodoro de Aldrey, director del diario La Opinión Nacionalde Caracas, del 27 de julio de 1881, José Martí le anuncia la inminencia de su salida de Venezuela para Nueva York y le expresa en términos cálidos su amistad y gratitud. Su apego a la tierra de Bolívar donde vivió varios meses es sincero. Se lleva las “tiernas muestras de afecto” que recibió, los “hidalgos corazones” y “los ideales enérgicos”. Martí se reivindica hijo de Venezuela e hijo de América, dispuesto a servir la causa de la emancipación. Informa también a Aldrey de que deja de aparecer su Revista Venezolana y se despide con hermoso homenaje: “A este noble país, urna de glorias; a sus hijos, que me han agasajado como a hermano; a Ud., lujoso de bondades para conmigo, envía, con agradecimiento y con tristeza, su humilde adiós José Martí”.[15]

 En otra misiva a Bartolomé Mitre y Vedia, director del periódico La Nación de Buenos Aires, del 19 de diciembre de 1882, Martí expresa su alegría al recibir la correspondencia de sus amigos, sobre todo cuando una comunidad de ideales y pensamientos une a las personas.[16]

 El cubano responde positivamente a una propuesta de colaboración mensual en el diario argentino. A partir de enero de 1883 mandará sus crónicas sobre Estados Unidos desde Nueva York, pero usará su pluma para emitir críticas constructivas: “Suelo ser caluroso en la alabanza […]. Cuando haya cosas censurables, ellas se censurarán por sí mismas”. Lamenta por ejemplo “este amor exclusivo, vehemente y desasosegado de la fortuna material”, que corrompe las sociedades de América.[17]

 Martí aprovecha la carta para revelar detalles más íntimos. Así, confiesa que no ha visto a su mujer y a su hijo desde hace “dos años” hasta su visita de diciembre de 1882. Martí resulta perturbado por esa ausencia familiar y afectiva, así como por su aclimatación difícil a la ciudad de Nueva York que le han quitado “el sosiego de espíritu y claridad de mente necesarios para escribir con honradez y serenidad cosas que han de leer gentes sensatas”. También le hace partícipe de sus aprietos económicos ya que apenas dispone del “papel” necesario para redactar la carta.[18]

 Por otra parte, en una carta del 8 de julio de 1886 al director de La República de Honduras, José Martí lo informa de que redactará “periódicamente” para el diario una revista sobre la vida en Estados Unidos que sería de interés para la nación centroamericana. “La cultura no ha tenido todavía tiempo de distribuirse en la masa con la abundancia necesaria”, apunta el cubano. Es necesario brindarla a “nuestros pobres pueblos nuevos, bautizados en la ignorancia y en el odio”.[19]

 José Martí denuncia también las “resistencias de los privilegios”, las “acumulaciones de poder en los caudillos populares”, el “desdichado servimiento de los hombres cultos”, las “mismas guerras frecuentes” que llevan a América Latina a la ruina y al deshonor. Al contrario es preciso sustituir ello por “la fe en nuestras fuerzas propias, el conocimiento de nuestras necesidades verdaderas, el desdén de los combates inútiles, y las virtudes de los trabajadores”.[20]

 Martí, respetando las conveniencias, alaba el camino escogido por Honduras aunque peque de exageración: “Acá en Nueva York, por ejemplo, apenas hay país hispanoamericano que esté ante el público con más gallardía que Honduras”. Apunta con placer evidente que ese país, cuyos intereses se representan en “uno de los más bellos edificios de Nueva York”, suscita la apetencia de los hombres de negocios por sus riquezas naturales. El cubano concluye su misiva informando al director de que transmitirá todas las noticias de interés sobre todos los aspectos de la sociedad estadounidense.[21]

 Las colaboraciones periodísticas de José Martí dan una idea de su impresionante actividad intelectual y de su prestigio por todo el continente. Los diarios latinoamericanos más importantes solicitaron regularmente los análisis del patriota cubano.



La independencia de América Latina

 La independencia de América Latina fue la obra de toda la vida de José Martí. La corta misiva del 10 de abril de 1890 a Roque Sáenz Peña, representante de Argentina en la Conferencia de Washington y futuro presidente de Argentina (1910-1914), ilustra la dedicación constante de Martí a la libertad del continente. Es sólo un ejemplo entre muchos.[22]

 En una carta del 8 de julio de 1893 a Pío Víquez, fundador del diario El Heraldo de Costa Rica, amigo íntimo que le tendió una mano fraterna en momentos difíciles, el Maestro llama a “mantener a esta América nuestra”. Aprovecha la ocasión para rendir tributo a Costa Rica que le abrió brazos acogedores: “Yo llegué ayer, insignificante e ignorado, a esta tierra que siempre defendí y amé, por culta y viril, por hospitalaria y trabajadora, por sagaz y por nueva”.[23]

 José Martí también tuvo un intercambio epistolar con el dominicano Federico Henríquez y Carvajal, gran partidario de la independencia de Cuba. Su carta más célebre sigue siendo la enviada el 25 de marzo de 1895, el mismo día que redactó el Manifiesto de Montecristi con Máximo Gómez, que echa las bases de la Segunda Guerra de Independencia. En esta carta de despedida, Martí expresa su sentimiento. En vísperas de su salida para Cuba (el 11 de abril), se muestra lúcido en cuanto a los peligros: es tiempo de “encarar la muerte” para salvar a “la patria cuajada de enemigos”. Era inconcebible para el patriota cubano no participar en “la guerra necesaria” pues no se puede “predic[ar] la necesidad de morir y no empez[ar] por poner en riesgo su vida”. Martí es consciente de lo que le reserva el porvenir y no aspira a nada más que realizar su sueño de libertad: “Para mí la patria, no será nunca triunfo, sino agonía y deber […].Quien piensa en sí, no ama a la patria […]. Mi único deseo sería pegarme allí, al último tronco, al último peleador: morir callado. Para mí, ya es hora”. Visionario, Martí sabe que el futuro de América Latina, amenazada por un poderoso vecino, depende de la libertad de Cuba: “Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa […]. Si caigo, será también por la independencia de su patria”.[24]

 El Apóstol cubano dedicó así todas sus fuerzas a dos grandes misiones durante su existencia: la libertad de América latina y la realización del proyecto bolivariano de una unidad continental.

Conclusión

 En estos intercambios epistolares a la vez políticos, profesionales y amistosos, se ve el lado humano y frágil del exilado cubano, atormentado por las dudas y las dificultades financieras, lejos de sus seres queridos, que solicita la ayuda material y sobre todo moral de Manuel Mercado, el amigo íntimo, el confidente. Cabalmente dedicado a la causa suprema de la libertad, José Martí atravesó la vida cual un sacerdocio y el sufrimiento y la soledad marcaron el camino tortuoso de su existencia.

 Se descubre también al periodista perspicaz, prolijo e informado, sutil observador de la sociedad estadounidense y de las sociedades latinoamericanas, que multiplica las colaboraciones en el continente, y cuyo análisis fino e implacable es apreciado por las elites intelectuales latinoamericanas.

 Se ve finalmente al José Martí patriota, plenamente dedicado a la causa de la independencia de Cuba y del continente latinoamericano. Clarividente en cuanto al peligro que representan las ambiciones expansionistas de Washington, obra para despertar las conciencias e impedir el desarrollo del tenebroso proyecto estadounidense.




Salim Lamrani es Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, the Media, and the Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un prólogo de Eduardo Galeano.http://monthlyreview.org/books/pb4710/ Contacto: lamranisalim@yahoo.fr ; Salim.Lamrani@univ-reunion.frPágina Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel



[1] José Martí, “Dedicatoria a Lorraine S. Brunet », Obras completas, tomo 20, p. 510.

[2] José Martí, “Los lunes de La Liga”, Patria, Nueva York, 26 de marzo de 1892.

[3] José Martí, Versos sencillos (XLIV).

[4] José Martí, « Carta a Manuel Mercado », 12 de abril de 1885.

[5] José Martí, « Carta a Manuel Mercado », 13 de noviembre de 1884, in José Martí, Nuestra América, Biblioteca Ayacucho. http://www.bibliotecayacucho.gob.ve/fba/index.php?id=97&backPID=103&begin_at=16&tt_products=15 (sitio consultado el 20 de abril de 2015).

[6] Ibid.

[7] Ibid.

[8] Ibid.

[9] José Martí, « Carta a Manuel Mercado », diciembre de 1889, in José Martí, Nuestra Américaop. cit.

[10] Ibid.

[11] José Martí, « Carta a Valero Pujol », 27 de noviembre de 1877, in José Martí, Nuestra Américaop. cit.

[12] Ibid.

[13] Ibid.

[14] Ibid.

[15] José Martí, « Carta a Fausto Teodoro de Aldrey », 27 de julio de 1881, in José Martí, Nuestra América,op. cit.

[16] José Martí, « Carta a Bartolomé Mitre y Vedia »,19 de diciembre de 1882, in José Martí, Nuestra Américaop. cit.

[17] Ibid.

[18] Ibid.

[19] José Martí, « Carta al Director de La República », 8 de julio de 1886, in José Martí, Nuestra América,op. cit.

[20] Ibid.

[21] Ibid.

[22] José Martí, « Carta a Roque Sáenz Peña », 10 de abril de 1890, in José Martí, Nuestra Américaop. cit.

[23] José Martí, « Carta a Pío Víquez », 8 de julio de 1893, in José Martí, Nuestra Américaop. cit.

[24] José Martí, « Carta a Federico Enríquez y Carvajal », 25 de marzo de 1895, in José Martí, Nuestra Américaop. cit.

Centro de Estudios Martianos