Ante la ofensiva de los oligopolios, ¡estatizar el comercio exterior!

Por Atilio Boron

La Argentina enfrenta una grave crisis cuyas dos principales manifestaciones son la trepada del dólar –que refleja una peculiar anomalía argentina, porque esa moneda se está devaluando en todo el mundo, incluyendo por supuesto América Latina y el Caribe- y la resultante escalada inflacionaria que la insólita devaluación de la divisa estadounidense produce en la economía argentina.


 
 La devaluación del peso y el impulso inflacionario son, en realidad, dos caras de una misma moneda. Pero la gran paradoja es que desplome sufrido por el peso no guarda correspondencia con la situación imperante en la economía real. Esta no tiene la solidez y el dinamismo del período 2003-2008, pero está lejos de verse reflejada en los desquiciantes movimientos que se registran en el tipo de cambio. Veamos: la producción agropecuaria se mantiene en niveles comparativamente muy elevados, aun cuando la “sojización” de la agricultura plantea numerosos problemas (económicos, sociales y ecológicos) que no podemos examinar aquí; algunas ramas del sector industrial (automóviles, motocicletas, electrónicos diversos, etcétera) marcan nuevos records a pesar de las restricciones para la importación de algunos insumos cruciales; la gran minería prosigue su marcha, más allá de lo ocurrido con Pascua Lama producto de un fallo de la justicia chilena; la explotación de hidrocarburos, estimulada por las perspectivas de Vaca Muerta retoma un ritmo ascendente; los bancos y las entidades financieras registran significativas ganancias y según un reciente estudio de la CEPAL las exportaciones argentinas crecen por encima del promedio regional.


 
Si esto es así, ¿qué es lo que está ocurriendo? Más allá de abrir una discusión seria sobre “el modelo”, misma que no hicieron los economistas de la oposición adscriptos férreamente al neoliberalismo de los años noventa, ni tampoco los del oficialismo, para quienes lo único que había que hacer era “profundizar” un esquema económico cuyos límites, inconsistencias y deformaciones eran evidentes por lo menos desde el 2010 y acerca de los cuáles más de una vez nos referimos en nuestro blog. Pero más allá de esta necesaria discusión, decíamos, se impone actuar con urgencia sobre la coyuntura cortando de un tajo el nudo gordiano que está asfixiando a la economía argentina con la estampida del dólar y la peligrosa escalada inflacionaria. Para ello el estado deberá recuperar, sin más dilaciones, el control del comercio exterior, fuente insustituible de las divisas que necesita el país.
 
Es absurdo, y a estas alturas demencial, que cinco o seis grandes oligopolios manejen el grueso de la divisas que ingresan por la vía de las exportaciones agropecuarias. En una economía tan dolarizada como la Argentina, en donde los componentes importados afectan a casi todas, por no decir todas, las actividades económicas del país, dejar que la disponibilidad de dólares quede en manos de un puñado de oligopolios es un acto de soberana insensatez. En Chile, sin ir más lejos, los ingresos de su riqueza principal, el cobre, los controla exclusivamente el estado. En nuestro país, en cambio, un 80 por ciento de lo producido por las exportaciones cerealeras lo retienen grandes oligopolios transnacionales, y especialmente Cargill y Bunge, seguidos de cerca por Continental y Dreyfus; a su vez un par de grandes empresas controlan los ingresos que producen las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario, principalmente aceite de soja; en la gran minería quienes lo hacen son las transnacionales del sector; y en el área de hidrocarburos (petróleo y gas) las propias empresas, con el agregado ahora de YPF pero sin perder de vista que ésta es una sociedad anónima y no una empresa del estado. Todas estas corporaciones están fuertemente articuladas con la banca extranjera, predominante en la Argentina, y mantienen fluidos contactos con los paraísos fiscales que proliferan sobre todo en el capitalismo desarrollado. En suma: un puñado de 100 empresas controlan aproximadamente el 80 por ciento del total de las exportaciones de la Argentina, y son ellas las que retienen los dólares que surgen de este comercio y que son requeridos por distintos sectores de la economía nacional.


 
De lo anterior se infiere una conclusión tan simple como contundente: quien controla la disponibilidad de dólares termina teniendo la capacidad de fijar su precio en el mercado local, especialmente ante un Banco Central debilitado y cuyas reservas cayeron de 52.190 millones de dólares en el 2010 a 28.700 millones de dólares al finalizar enero del 2014. Esta debilidad del BCRA le impide desbaratar las maniobras de la cúpula empresarial más concentrada, fuertemente orientada hacia los mercados internacionales, y para la cual el dólar “recontra alto” (uno de los pilares del menemismo) significa pingües ganancias porque desvaloriza el salario de los trabajadores y les permite alentar la carrera inflacionaria con la seguridad de que su disponibilidad de dólares la sitúa a refugio de cualquier contingencia. En consecuencia, el control de las divisas por parte de ese puñado de grandes oligopolios le permite ser el verdadero autor de las políticas económicas de un país tan dolarizado como la Argentina y, además, extorsionar a cualquier gobierno que no se someta a sus mandatos. Pueden aterrorizar a la población agitando el fantasma de la hiperinflación, que este país padeció a tan brutal costo en 1989 o el espectro del “corralito” de finales del 2001, y de ese modo desestabilizar a un gobierno que debe jugar partidas simultáneas de ajedrez (en el frente fiscal, tributario, monetario, cambiario, productivo) con enemigos que no sólo procuran derrotarlo en una puja puntual sino sobre todo derrocarlo. Y el gobierno actual comete el error de pensar que con concesiones varias podrá apaciguar el “instinto asesino”, como le llaman admirativamente los ideólogos neoliberales, de esos enormes conglomerados para las cuales la ganancia y el ganar -sobre todo el ganar, como recordaba Marx- es una verdadera religión cuyos preceptos son respetados escrupulosamente. Por ejemplo, el carácter sacrosanto de la propiedad privada y, por extraño que parezca, la convicción de que la lucha de clases es algo tan natural y omnipresente como el aire que respiramos, y libra esa batalla con todas sus fuerzas. Ante cada concesión de un gobierno satanizado como su enemigo la única respuesta que tiene es la de atacarlo con más ferocidad que antes, exigiendo, como Shylock a Antonio, más y más concesiones: ¡pague la deuda, acuda al CIADI, arregle con el Club de París, abra Vaca Muerta para empresas fugitivas de la justicia como Chevron, indemnice a Repsol, deje que la gran minería trabaje sin interferencias!, mientras persiste en su ataque en todos los frentes con el apoyo de la prensa hegemónica que maneja a su antojo. La crisis actual demuestra, de paso, lo ilusoria que fueron aquellas expectativas del kirchnerismo de crear una burguesía nacional, patriótica y solidaria con los intereses de las mayorías. Ya lo había dicho el Che, hace cincuenta años, y la historia le volvió a dar la razón por enésima vez: la burguesía nacional no existe.
 
Ahora bien: ¿cómo debería producirse la estatización del comercio exterior? Primero, no puede ser una medida aislada porque se necesita un enfoque integral que:
 
 (a) abarque a toda la cadena de comercialización del sistema agroalimentario, hoy controlado por las multinacionales, lo que debería rematar en la creación de una Junta Nacional Agroalimentaria, con las salvedades que plantearemos más abajo;
 
 (b) aumente las alícuotas impositivas a la gran propiedad rural e implemente un eficaz sistema de control que evite las sobre y sub facturaciones de las cerealeras, hoy cómplices necesarias de la corrida cambiaria; y, finalmente,
 
(c) que re-estatice los puertos del sistema de la Hidrovía Paraná-Paraguay, privatizados en los años noventa y que son las puertas de salida de gran parte de las exportaciones agropecuarias.


 
Estas medidas deben ser puestas en práctica con la mayor celeridad, porque el ritmo de la crisis no tolera dilaciones. Segundo, se requiere imaginación y experiencia práctica, porque no se trata de resucitar la antigua Junta Nacional de Granos o al Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio, el IAPI de la época del primer peronismo, porque el capital ha creado nuevos instrumentos financieros (compraventa a futuro, swaps, derivativos, etcétera) y la tecnología importantes innovaciones, (como el silo bolsa, que independiza al productor del riesgo que se le arruine la cosecha) lo que le permite postergar su venta hasta que el precio sea aproxime a sus expectativas, todo lo cual torna más difícil el control del comercio exterior por parte de los gobiernos.
 
De lo anterior se desprende la necesidad de concebir una agencia estatal que regule a la totalidad del sistema agroalimentario del país, desde su origen hasta su comercialización minorista, algo bien diferente a la JNG o el IAPI. Tercero, y decisivo, esto solo será viable si se constituye un gran movimiento popular capaz de construir un instrumento político que respalde esas iniciativas y otras más encaminadas a redefinir por izquierda el rumbo de la economía argentina: la largamente demorada reforma tributaria y la elaboración de una efectiva política anti-inflacionaria que resguarde los ingresos de los asalariados, para comenzar.


 
 Una convocatoria popular sin sectarismos ni soberbias burocráticas; sin verticalismos ni verdades establecidas, porque de lo contrario la respuesta de las clases y capas populares será una mezcla de impotencia, miedo paralizante ante la clara percepción del escarmiento que se cierne sobre ellas y, en algunos casos, indiferencia, mezcla que mucho tuvo que ver con el funesto desenlace sufrido por los gobiernos peronistas en 1955 y en 1976. Una decisión tan crucial e impostergable como la estatización del comercio exterior, cualquiera que sea su forma legal y jurídica, es antes que nada un hecho político que no puede ser producido por un decreto o una resolución firmada por un funcionario instalado en las “alturas” del aparato estatal. Resta ver si el gobierno es consciente de la gravedad de la situación y decide actuar en consecuencia. La experiencia pasada no permite abrigar demasiadas expectativas pero, como tantas veces lo recordaran las Madres de Plaza de Mayo, no hay peor lucha que la que no se libra.
 

 
- Dr. Atilio Boron, director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Buenos Aires, Argentina. Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2013. 

Un fallo que debe tranquilizar

Por Luis Varese

La Corte Internacional de La Haya ha emitido un fallo sopesado que en el marco del Derecho Internacional ha contribuido a enfriar malos nacionalismos y falsos patriotismos. Aquellos febriles, que en Chile ya pensaban en perseguir migrantes peruanos o prepararse para una guerra (para la cual están muy bien armados) por ahora no tienen excusa. Las 80 millas pegadas a la costa norte de Chile, garantizan la pesca artesanal y parte de la pesca de profundidad. La empresa Angelini, propietaria del monopolio de extracción y procesamiento de ese sector, se debe sentir bastante satisfecha de mantener el usufructo de esa parte del mar aunque no descartemos su posibilidad de agitar a pescadores de Arica en beneficio propio.
 

Según informó el Presidente Ollanta Humala, al Perú se le reconoce casi el 70% de lo requerido en la demanda y un espíritu de triunfo recorre el palacio de Gobierno en Lima, aunque los pescadores artesanales de Tacna hubieran preferido tener acceso a esas 80 millas que quedan en manos de la mega empresa chilena.
 
Ni grupos de grandes ganadores, ni grupos de grandes perdedores. Debe tomarse como un solo triunfo, el de sentar las bases para una paz que los pueblos deseamos duradera, sin temas limítrofes pendientes. Una contribución a fortalecer UNASUR y CELAC, si esa fuera la voluntad de ambos gobiernos.
 
Pierden los falsos patriotas que reclaman mar afuera y venden tierra adentro
 
Aquellos nacionalistas que quieren exaltar a los pueblos, mientras que venden la Patria al mejor postor extranjero y esto es válido para ambos países. Ese nacionalismo barato que se rasga las vestiduras y clama justicia, cuando lo que hace es entregar y concesionar el territorio nacional directamente a las empresas e inversionistas extranjeros (sean chilenos o no, en el caso del Perú) con retribuciones mínimas y beneficios precarios para ambos pueblos. Sea a través de los TLC o  concesiones directas, estos personajes siguen acumulando riquezas e hipotecando a sus países sin ningún pudor, profundizando las desigualdades y excluyendo aún más a los marginados, aunque maquillen cifras de disminución de pobreza.
 
Los vientos de la Espada de Bolívar aún no llegan a las decisiones del gobierno del Perú que sigue gobernado por las políticas neoliberales. Es de esperar que Bachelet se aproxime a UNASUR y se aleje del acuerdo Asia Pacífico, por lo menos en aquello que lo define como un eje ideológico del libre mercado.
 
Hoy en la CELAC hay la oportunidad de crear un espacio mayor que compita seriamente en el mundo contribuyendo de manera unificada, junto con los BRIC, en crear un nuevo orden económico mundial. La vocación de paz y la lucha contra el hambre y las desigualdades son el camino, pero solamente en la unidad regional se puede generar una verdadera diferencia. Si no avanzamos en esa ruta el riesgo de sufrir guerras fratricidas por límites territoriales o por demandas populares manipuladas, aparece como una amenaza real y en eso la derecha es eficaz y el Imperio ni se diga.


 
Este fallo de la Corte Internacional de Justicia, casi salomónico, contribuye para avanzar en el camino de la unidad. Luchemos ahora, por encontrar soluciones dignas para Bolivia y su reclamo de salida al mar y busquemos generar esa unidad en la diversidad, que a todos nos conviene, incluso, si fueran inteligentes, a los capitalistas más ambiciosos. Así alejaríamos en serio los tambores de guerra y las oportunidades de “revueltas” financiadas y armadas como se ha tratado de hacer en Venezuela o como se hace en Siria.
 

Luis Varese ha sido representante adjunto del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Ecuador y funcionario de la ONU por 20 años.



La devaluación del peso argentino

Por Julio C. Gambina

Hace un año el dólar se cotizaba a menos de $5. Hoy con la devaluación se necesitan $8 por dólar, convalidando un incremento del 60% en el precio de la divisa.
 

Hasta hace poco se sostenía que la política oficial no contemplaba devaluar la moneda nacional. Sin embargo, la aceleración de la depreciación monetaria se apresuró durante el 2013 y más aún sobre fines del año, especialmente con el cambio de autoridades en el Gabinete de Ministros y en la Presidencia del Banco Central en noviembre pasado.
 
El comienzo del 2014 evidenció un mayor nivel de depreciación monetaria, agudizada en esta semana con la deliberada retirada del Banco Central del mercado cambiario el miércoles 22/1, que apenas pudo sostener por un día, y ya el jueves 23/4 tuvo que vender 100 millones de dólares para bajar la cotización de los $8,40 por dólar a $7,75 por unidad de moneda estadounidense. El viernes 24/1 el precio de la divisa osciló por encima de los $8.
 
Complementariamente, el gobierno dispuso flexibilizar las restricciones a la compra de divisas para atesoramiento, lo que estaba prohibido hasta ahora, lo que podrá realizarse previa autorización de la AFIP, el ente de recaudación, con un adicional de 20% a cuenta del impuesto a las ganancias, que a la cotización del día, cada dólar se obtendrá contra $9,60.
 
Hasta aquí los hechos. Las incertidumbres a futuro continúan, especialmente el impacto sobre los precios, ya que la devaluación incide en la importación de insumos y bienes intermedios necesarios para la producción en el país, tal el caso de automotores o electrodomésticos entre otros, sin perjuicio de un conjunto de bienes y servicios que ajustan precios sobre costos dolarizados, e incluso expectativas.
 
Es un dato que las devaluaciones favorecen a los grandes productores y exportadores y de hecho, era la demanda de los sectores hegemónicos de la producción local, buena parte asociada a la transnacionalización capitalista de la economía argentina. La contracara es el perjuicio para quienes perciben ingresos fijos, los trabajadores, regulares e irregulares, activos o pasivos, a tiempo completo, flexibilizados o tercerizados, los que reciben planes sociales e incluso productores y empresarios que asocian sus ventas a este importante sector de la sociedad. Son pocos los beneficiados, el poder económico más concentrado, y son millones los que verán afectados su capacidad de compra. Las devaluaciones no generan equidad, y aun mejorando competitividad, algo que no es seguro, supone la transferencia de recursos de los trabajadores a los propietarios concentrados del capital.

 
¿Por qué la devaluación? ¿Hay otras posibilidades?
 
Desde el gobierno se explican maniobras especulativas del titular de Shell en connivencia con bancos extranjeros, el Citi, el Francés y el HSBC. Más allá de las acciones legales que se impulsen bien vale considerar la necesidad de mantener a la banca extranjera en la Argentina y consultarnos, a esta altura, por qué continuar con la legislación financiera de la dictadura genocida. Asociado a ello se requiere un estricto control del comercio exterior, el que se concentra en un puñado de empresas extranjeras y un conjunto reducido de bienes que explican el comercio exterior.
 
Claro que estamos remitiendo a la nacionalización de la banca y del comercio exterior, y que ello supone un enfrentamiento con el poder económico y político, que se requiere constituir sujeto social y político para sostener la confrontación. Ello necesita asumir un nuevo rumbo modificando la ecuación de beneficiarios y perjudicados del orden económico y social en el país. Lo que ha fallado en la Argentina de este tiempo es la concepción de la posibilidad de un “capitalismo nacional” al que convocó a construir Néstor Kirchner en mayo del 2003. En la era de la transnacionalización es un imposible, como inútil es buscar una “burguesía nacional” que asuma ese proyecto, salvo la gestación de nuevos sectores de burguesía local, los que acumulan en el marco de un proceso continuo de extranjerización y dependencia de la economía local al sistema mundial del capitalismo.
 
La realidad es que las divisa tienen precio y la pelea por su cotización enfrentó a los sectores hegemónicos privados de la economía argentina con el gobierno, demandante de dólares, principalmente para la cancelación de la deuda pública. Eso explica la perdida de reservas en el último tiempo, solamente 12.000 millones de dólares durante el 2013, entre fuga de capitales y pagos de la deuda, según datos oficiales.
 
El precio de la divisa, de los bienes y servicios, o de la fuerza de trabajo se dirime en el capitalismo en un mercado monopolizado por grandes capitales altamente concentrados y centralizados. Los Estados pueden convalidar la situación o enfrentarla, lo que supone romper la lógica del capital para intentar organizar un orden diferente, anticapitalista, incluso socialista.
 
Es un debate que trasciende la realidad nacional y se presenta en toda la región Nuestramericana, ya que el cambio político emergente a comienzos de siglo puede agotarse si no se profundizan políticas independientes y soberanas en la región. Aludo a la soberanía alimentaria, energética, financiera, que contribuya a una modificación del modelo productivo depredador y a un nuevo modelo de desarrollo para la región.
 
Falta poco para la cumbre de la CELAC y se discute un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. ¿Ese es el rumbo de la inserción internacional de Nuestramérica? La inserción subordinada de la región fortalece la dependencia del orden capitalista en las condiciones actuales de transnacionalización, generalización de la especulación y el delito. ¿Hay solución fortaleciendo la inserción en el orden capitalista mundial, ese que gerencia el FMI, el Banco Mundial, la OMC? ¿Por qué libre cambio con Europa, luego de haber rechazado el ALCA? ¿Es mejor el capitalismo europeo que el estadounidense? El interrogante es aún más válido cuando pensamos la hegemonía alemana en Europa y las políticas de austeridad generalizadas en el viejo continente.

 
Argentina y la región están urgidas por cambios estructurales, los que deben realizarse integradamente. Existen novedosos mecanismos e instrumentos en funcionamiento, junto a avanzadas ideas que pueden facilitar el proceso. Aludo al ALBA, incluso UNASUR y la CELAC, pese a los matices en su seno. También al sistema múltiple de pagos con monedas locales entre Brasil y Argentina, escasamente usado, o el SUCRE entre los países del ALBA, al que adhirió Uruguay. Mucho se escribió sobre la nueva arquitectura financiera, expresión de ello es el Banco del ALBA. Bolivia acaba de anunciar que dispone de la cuota asignada para hacer funcionar un Banco del Sur que puede ser depositario de las reservas internacionales, cuantiosas entre los países que adhieren a la iniciativa.
 
No constituye una utopía hacer realidad el otro mundo posible a que nos convocó el Foro Social Mundial a comienzos del presente siglo. El capitalismo no ofrece soluciones a los pueblos de la región y del mundo. Fue en esencia el mensaje de Hugo Chávez cuando a fines del 2004 formuló su proyecto del socialismo del Siglo XXI. Ante la debacle de la URSS y el socialismo en el este de Europa y el rumbo e inserción de China en el capitalismo global, existen voces que nos acusan de anacrónicos y cuando mucho de utópicos. Los utópicos son los que imaginan una salida dentro del capitalismo y aún, aquellos que se contienen en el límite de lo posible, intentando reformar al capitalismo.
 
Los límites de la heterodoxia, el neo-desarrollismo o neo-keynesianismo, según como se asuma, en la Argentina, da cuenta de los debates, en la región y en el mundo, por superar la crisis del capitalismo, la dependencia, pensando y construyendo un orden económico, social, político y cultural de emancipación, sin explotación y armonioso con la naturaleza.
 
 
Julio C. Gambina es profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP. www.juliogambina.blogspot.com

Otros tiempos "Sartre y Guevara"

Qué encierra una foto de Sartre y Guevara, guardada en una caja de recuerdos.

Por Juan Martini .

Sartre y el che

Jean-Paul Sartre y Ernesto Che Guevara (La Habana, 1960). Foto: Alberto Korda

Es así: a veces no hay más remedio que ponerse a buscar y a buscar en cajas donde se guardan infinidad de cosas que ya no se necesitan a mano, incluso de las que uno no se acuerda… Entonces, por ejemplo, buscando una agenda en la que uno copió en otro tiempo un poema de Rilke salta, de golpe, el zarpazo: una foto de 1984, en un bar de Buenos Aires, que reunió a ocho escritores todavía jóvenes que no se reunían habitualmente. 

Por eso el segundo no tarda en arañarte el alma. Otra foto. Ahí está. Fue sacada hace 50 años. Algunos jóvenes de 35 para abajo que la vieron en estos días no sabían quién era o había sido el hombre que parece inclinarse para besar la mano del Che Guevara. Es Jean-Paul Sartre y en realidad está encendiendo un habano con el fuego de un encendedor de mesa que le da el Che.

Sartre viajó a Cuba cuando la Revolución todavía no había cumplido un año. Fue con Simone de Beauvoir y juntos entrevistaron al Che en su despacho de la presidencia del Banco Central. Eran más de las 12 de la noche porque Guevara trabajaba hasta muy tarde. En los días siguientes, Sartre y Simone recorrieron toda la isla, asistieron al estreno en el Teatro Nacional de La puta respetuosa, obra de Sartre, invitados por Fidel Castro, y escribieron sobre sus experiencias y observaciones en Cuba. El Che Guevara tenía 32 años, Sartre 55 y Simone de Beauvoir 52.

“Puesto que era necesaria una revolución -escribió Sartre-, las circunstancias designaron a la juventud para hacerla. Solo la juventud experimentaba suficiente cólera y angustia para emprenderla y tenía suficiente pureza para llevarla a cabo”. El libro se llamó Huracán sobre el azúcar y conmovió a las juventudes de América Latina y del mundo entero.
El Che Guevara moriría asesinado en Bolivia apenas siete años más tarde. Sartre moriría casi veinte años después en París. Antes, sólo cuatro años después de aquel viaje y esta foto, recibiría el Premio Nobel de Literatura y lo rechazaría: una prueba de independencia económica y de soberanía intelectual nunca homologada.

A su manera, mucho antes de morir, Guevara y Sartre habían alcanzado la dimensión del mito. Uno por su coraje revolucionario. El otro por su entereza intelectual. Comprometerse con una causa, en aquellos años, no sólo era natural y una marca de época. Era una forma de estar vivos. De creer en el futuro y en la posibilidad de imaginar un mundo justo.

Hoy, 50 años después, no sólo está mal visto creer en la justicia y en la igualdad: ni hablar del respeto a los muertos y desaparecidos, ni de condenar a golpistas fusiladores. Posiciones de esta naturaleza son acusadas con frecuencia de bien pensantes de izquierda o progresistas, y condenadas por ingenuas.

Ignoran, los liberales, los que viven todo el tiempo de condenar las ilusiones y los deseos de vivir en una sociedad equilibrada, que la justicia social es un bien irrenunciable salvo para quienes no respetan a las mayorías. 
Pero no se los ve más felices. Más bien todo lo contrario. Están siempre contrariados, ofendidos, aferrados a sus lugarcitos privilegiados y sobornables.
¿Será porque, más allá de alzarse contra gobiernos constitucionales, desestabilizar y poner palos en las ruedas, no tienen en qué creer?
Es así.

Es el problema de abrir cajas con archivos, cartas, agendas, radiografías, postales, cositas que alguien te trajo de un viaje, regalos cargados de recuerdos, fotos…

El tiempo se te viene encima y la memoria de las ilusiones perdidas es la garra que de un golpe te dice que a pesar de todo todavía estás vivo. Y entonces uno tiene que atreverse a confesar que no hay nada como tener ilusiones y que siempre estaremos del lado de la utopía.





Hace 5 años se llevaron a Luciano, esto decimos ahora



Hoy, a 5 años de la desaparición de Luciano Arruga, nos encontramos una vez más en esta Plaza que lleva su nombre. Estamos aquí para recordarlo, para mantener viva su memoria y la de tantos pibes, y para que se haga Justicia. Luciano fue secuestrado y desaparecido por la Policía Bonaerense el 31 de enero de 2009 después de pasar meses de tormentos, detenciones sistemáticas e ilegales y torturas en distintas comisarías. 5 años sin Luciano son 5 años de impunidad. Impunidad del Municipio de La Matanza, que nos sometió todo este tiempo a un abandono inhumano y a la espera de respuestas que nunca llegaron, que abrió ese Destacamento que funcionó como Centro Clandestino de Detención y que permitió que siguiera funcionando igual hasta 3 años después de la desaparición de Luciano. Impunidad del Gobierno Nacional, que a través de su secretaría de Derechos Humanos nos arrastró a hacer una vigilia de dos meses en el ex Destacamento, después de años de promesas incumplidas; gobierno que jamás, ni en los momentos más difíciles, cuando corrió riesgo nuestra vida y sufrimos y denunciamos sistemáticas amenazas a nuestra integridad, jamás nos brindó protección, jamás nos garantizó la seguridad. La misma impunidad a la que nos somete el gobierno de Scioli, que tardó 3 años y 8 meses en recibirnos para no volver a verlo más ni ver el cumplimiento de ninguno de los puntos a los que se comprometió, que protege a la policía que se llevó a Julio López y Luciano Arruga y que le garantiza la estructura nefasta que nos lleva, en democracia, a padecer desapariciones forzadas.



Sin embargo, también, 5 años sin Luciano son 5 años de lucha inclaudicable. Una lucha acompañada y llevada adelante por militantes sociales, políticos, de izquierda, por los Derechos Humanos, una lucha repleta de logros. Cuando se llevaron a Luciano, no dudamos un segundo: queríamos toda la Verdad y toda la Justicia. No tenemos dudas de que vamos a llegar, nada nos puede detener, sorteamos todos los obstáculos, y nuestro motor es este pibe, pero queremos Justicia para todos. Nuestra decisión y el acompañamiento y el coraje de miles de personas es lo que nos llevó a instalar una discusión que en La Matanza no se daba, hablamos de violencia institucional, denunciamos el accionar represivo de las fuerzas y denunciamos también a los responsables con nombre y apellido. Años de organización nos llevan a donde estamos hoy, somos una voz legítima en la lucha independiente contra la violencia institucional y esa es una reivindicación incambiable: siempre nuestra militancia fue, es y será absolutamente independiente de todos los gobiernos.

Al momento de la desaparición, y antes también, nos encontramos con la necesidad de salir a denunciar la violencia policial en medio de una campaña mediática y política contra la inseguridad. Las soluciones propuestas iban absolutamente en contra de lo que nosotros exigíamos: bajar la edad de imputabilidad (podemos escuchar a Fernando Espinoza acompañando esta propuesta de campaña de Martín Insaurralde en las últimas elecciones), militarizar los barrios con gendarmería (las villas parecen lugares sitiados en los que los pibes aprenden en la práctica qué es la mano dura y cómo se recrudece a diario la represión), sacar nuevos códigos contravencionales, crear policías municipales (en La Matanza, instalada a meses de la desaparición de Luciano y con efectivos retirados de la fuerza), reincorporar policías, etc. Todas esas medidas fueron agitadas por medios de comunicación y adoptadas por funcionarios de gobierno que después se atreven a decir que no reprimen al pueblo. Basta con un solo dato para entender a qué intereses responde el poder: hay 10 mil efectivos en la Policía Bonaerense que trabajaron durante la última dictadura. En el medio, nosotros planteábamos y seguimos planteando que esas “soluciones” no son más que agrandar el problema, la lista de pibes asesinados todos los días y la caja negra chica de las fuerzas represivas.


Así es como en estos años se le dieron infinitas licencias legales y, ahora, aumentos de sueldo a la maldita Policía Bonaerense que carga con la desaparición de Jorge Julio López y Luciano Arruga, así es como nos encontramos al genocida Milani como Jefe del Ejército, denunciado por casi todos los organismos de Derechos Humanos. Así es como la misma policía que se amotina para duplicar su salario no tiene ningún reparo en responder inmediatamente a la orden gubernamental de reprimir a los docentes que se organizan. Así es como nos encontramos con un grupo de petroleros en Las Heras condenados a cadena perpetua con un fallo basado en testimonios obtenidos bajo torturas, un fallo criminal.

La Matanza avanza, sí, ese es el lobby de Fernando Espinoza ¿En qué avanza? Tenemos una Escuela de Policía en la Universidad pública. Matanza Avanza en represión, gatillo fácil e impunidad. A 5 años del secuestro y la desaparición de Luciano, los policías implicados (Néstor Guillermo Díaz, Ariel Alfredo Herrera, Sergio Omar Fécter, Daniel Alberto Vázquez, Damián Marcelo Sotelo, Hernán Gabriel Zeliz, Damián Alfredo Borrego, Emiliano José Márquez y Martín José Monte) sólo están separados de sus cargos, cobrando sus sueldos y transitando por nuestras calles con absoluta libertad, no están imputados ni procesados. La Justicia no se queda atrás en este entramado de complicidades que protege a los asesinos de nuestros pibes; la primera fiscal de la  causa, Roxana Castelli, entregó la investigación a la policía, en connivencia con el Juez Gustavo Banco. También con el apoyo de Banco, la segunda fiscal, Celia Cejas, realizó durante un año y medio y en secreto escuchas telefónicas a la familia Arruga. Después de 4 años de lucha y organización con apoyo de organizaciones sociales y políticas, partidos de izquierda y organismos de Derechos Humanos, logramos el cambio de carátula a Desaparición Forzada de Persona. Ahora que la Justicia reconoce que hay un delito detrás de este caso, le exigimos que enjuicie y castigue a todos los responsables (políticos, materiales, intelectuales, cómplices y encubridores).

No podemos dejar de mencionar que para lograr el acceso al ex Destacamento de Lomas del Mirador donde Luciano fue visto por última vez y la absoluta independencia de los sucesivos gobiernos para trabajar en la creación de un Espacio para la Memoria, así como también para que se realizaran los últimos peritajes necesarios en ese lugar de muerte; tuvimos que hacer una vigilia permanente en ese predio durante más de dos meses. Ingresamos y nos instalamos allí el 17 de octubre de 2013 y recién levantamos la ocupación el 23 de diciembre. Ya tenemos un comodato que nos cede ese lugar por intermedio de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza, para trabajar con total independencia y libertad. Ahora vamos por la sanción definitiva de la expropiación del inmueble en la legislatura provincial. Llegamos a cumplir 5 años sin descansar un segundo, sin dejar un segundo nuestras reivindicaciones en un costado. El logro que alcanzamos con la vigilia es inédito: no existen Espacios para la Memoria en ex Destacamentos por desapariciones en Democracia, tampoco existen Sitios para la Memoria independientes del gobierno. Vamos por esa discusión, ¿Cuánto se puede recordar, denunciar, luchar, defender o proteger, si no hay independencia? ¿Cuánto y a cuántos se deja de lado y se abandona cuando la prioridad es la obsecuencia? No nos agachamos ante ningún poder, y ese es nuestro mayor mérito: somos coherentes, decimos y hacemos.



Así como nosotros estuvimos dos meses, denunciamos el estado de abandono al que el gobierno de la provincia de Río Negro y el gobierno nacional someten sistemáticamente a la familia de Daniel Solano, que está acampando hace más de dos años frente a los Tribunales de Justicia de Choele Choel exigiendo la verdad. Denunciamos la impunidad judicial que permite el doble sobreseimiento del policía Daniel Veyga, asesino de Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco. Denunciamos la impunidad detrás del Caso Mariano Ferreyra, la liberación de zona por parte de la Policía Federal a cargo de Aníbal Fernández y la complicidad entre gobierno, empresarios y sindicatos burócratas y asesinos que se llevó también la vida de 52 personas el 22 de febrero de 2011 en esa maldita Masacre de tren Sarmiento, queremos Justicia YA y que paguen los culpables. No tenemos verdad ni Justicia en los casos de asesinato de Silvia Suppo y la desaparición de Julio López, no se protege a los testigos si los genocidas tienen vía libre. Exigimos que cese el ataque sistemático y la persecución a nuestros hermanos Qom y a todos los pueblos originarios ¡Que les devuelvan lo que les pertenece! Mientras miles de policías asesinos están impunes, las hermanas Ailén y Marina Jara, Luz Gómez y Diego Romero y Fernando Carrera siguen padeciendo las consecuencias de ser víctimas de la mafia policial, judicial y política que hay detrás del armado de causas ¡Absolución YA! Mientras miles de policías en todo el país reciben aumentos desmesurados en relación con todas las paritarias, los trabajadores que se organizan reciben palos y represión. La familia y amigos de Luciano, así como madres de Plaza de Mayo que luchan, organizaciones sociales y políticas, estamos siendo investigados dentro del Proyecto X creado por el Gobierno Nacional que después se atrevió a negar su existencia cuando ya teníamos la prueba contundente del trabajo de inteligencia de la gendarmería con la apertura a una pequeña parte de los archivos. El Proyecto X no fue desarticulado, y trabajadores y luchadores son imputados en causas penales en el marco de la nefasta Ley Antiterrorista.

Nosotros somos familiares de un pibe, él es nuestro motor pero luchamos por todos, desde el primero hasta el último. Queremos Justicia por los más de 200 desaparecidos en Democracia y más de 4000 pibes asesinados por las Fuerzas de Seguridad, queremos Justicia por todas las víctimas de este sistema perverso. Denunciamos la impunidad en todos sus órdenes y nos enfrentamos al poder que nos tengamos que enfrentar para encontrar toda la verdad. Queremos que se respete y se cumpla nuestro derecho a saber dónde está Luciano, qué hicieron con él, adónde lo llevaron y quiénes son los encubridores. Esta lucha no tiene fin y aquí nos encontrarán hasta las últimas consecuencias. Abrimos la convocatoria a esta Gran Jornada de Lucha por los Derechos Humanos a organizaciones, partidos, sindicatos, centros de estudiantes y trabajadores, con la premisa de que no se puede sostener esta batalla por separado, y de que si nos tocan a uno, nos tocan a todos.

Una vez más, exigimos:

APARICIÓN YA DE LUCIANO ARRUGA

JUICIO Y CASTIGO A LOS POLICÍAS FÉCTER, VÁZQUEZ, HERRERA, SOSA, DÍAZ, ZÉLIZ, MONTE, SOTELO Y BORREGO

JUICIO Y CASTIGO A TODOS LOS RESPONSABLES POLÍTICOS Y MATERIALES

EXPROPIACIÓN DEFINITIVA DEL EX DESTACAMENTO DE LOMAS DEL MIRADOR: QUEREMOS ESPACIO PARA LA MEMORIA PARA SIEMPRE

LIBERTAD Y ABSOLUCIÓN A LOS PETROLEROS DE LAS HERAS

JUICIO Y CASTIGO A DANIEL VEYGA, ASESINO DE KIKI LEZCANO Y EZEQUIEL BLANCO

ABSOLUCIÓN A AILÉN Y MARINA JARA Y A LUZ GÓMEZ Y DIEGO ROMERO

FUERA LA ESCUELA DE LA POLICÍA BONAERENSE DE LA UNIVERSIDAD DE LA MATANZA

NO A LA BAJA EN LA EDAD DE IMPUTABILIDAD

BASTA DE GATILLO FÁCIL Y VIOLENCIA INSTITUCIONAL

BASTA DE REMPRIMIR Y JUDICIALIZAR LA PROTESTA SOCIAL. ABSOLUCIÓN DE LOS MÁS DE 7000 PROCESADOS POR LUCHAR.

NO A LA LEY ANTITERRORISTA Y EL PROYECTO X

FUERA MILANI

FUERA LA POLICÍA DE NUESTROS BARRIOS

LUCIANO ARRUGA PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE.




La peligrosa digestión del acuerdo con los EE.UU.


Quiero hablarles de unas importantes negociaciones que, en la medida en que se concreten, pueden afectar de forma muy significativa a la alimentación de todas las personas que compartimos el Planeta Tierra como morada.

Desde julio del año pasado se están reuniendo representantes de la Unión Europea y de los Estados Unidos para firmar un tratado de libre comercio entre Bruselas y Washington. Según ambas partes, cerrar un gran acuerdo que genere más comercio entre ambas orillas será una oportunidad para el empleo y el crecimiento económico de dos economías en crisis. Aunque seguir insistiendo en el crecimiento como medida para superar la situación actual me parece un camino ya recorrido y erróneo, son los análisis que están haciendo organizaciones como Amigos de la Tierra, el Institute for Agriculture and Trade Policy y la fundación GRAIN lo que debe hacernos estar bien atentos al desarrollo de estas conversaciones. Las tres instituciones coinciden en destacar que, más allá de que se incrementen o no las relaciones comerciales, el verdadero problema nacerá de la necesidad de armonizar las normativas sanitarias de los alimentos. Y sabiendo el peso que ambas potencias tienen en la materia, es sencillo entender que en estas mesas de negociación, expertos que saben más de comercio que de agricultura y alimentación están cimentando las bases de los estándares internacionales sobre lo qué comeremos.
 
Armonizar las normativas no es modificar aspectos puntuales del procesamiento de un alimento o aceptar un aditivo más o menos, sino que conlleva cambios de gran magnitud pues, como explica GRAIN, los enfoques de la UE y de los EEUU «son diametralmente opuestos. Mientras la Unión Europea practica la filosofía de ‘de la granja al tenedor’, donde cada etapa del proceso es monitoreada y trazabilizada, el sistema estadounidense sólo verifica la sanidad del producto final. Mientras la Unión Europea suscribe plenamente ‘el principio de precaución’, el cual es parte de su constitución política, en Estados Unidos este principio no se tiene en cuenta y exige una ‘evidencia científica’ que justifique cualquier restricción. En el área de los productos químicos que se incorporan a los alimentos procesados y a los envases, la brecha es aún mayor. La legislación de la UE pone el peso de la prueba en las empresas para demostrar que los productos químicos que usan son seguros. La estadounidense, en cambio, requiere que el gobierno pruebe que un producto químico es inseguro.»
 
Si la firma del acuerdo se hace ‘rebajando seguridad’ -sobre modelos que ya ahora generan recurrentemente alarmas alimentarias- en favor de objetivos comerciales dejemos sitio para más pesticidas en el campo, para pollos lavados con cloro en nuestros platos, para carnes de vacuno estimuladas con hormonas de crecimiento y para más cantidad de alimentos de origen transgénico aprobados con pruebas menos exigentes que las actuales. Además, solo sabremos con exactitud lo que comeremos cuando las empresas voluntariamente quieran identificarlo en su etiquetaje pues todos los avances conseguidos por la presión ciudadana para contar con información detallada desaparecerían al considerarse una ‘barrera comercial’.
 
Sin embargo, la preocupación mayor es otra. Si en la unificación de dos mercados que representan el 50% de la economía mundial se impone una normativa más laxa, ganará terreno una alimentación industrial y aquellas corporaciones que las practican, mientras que las agriculturas campesinas tendrán serias dificultades para resistir una competencia tan brutal. Así se ha demostrado en acuerdos comerciales similares en otros lugares. Entonces, una pregunta debemos hacernos, ¿queremos que nuestra alimentación dependa de una única opción?
 
Es poco inteligente pues la agricultura industrial en su corto recorrido de 50 años, además participar en acabar con la forma de vida de millones de personas dedicadas a la agricultura a pequeña escala, pueblos indígenas y campesinos que, aún en estos momentos y a pesar de haber sido desplazados, contaminados o privados de sus recursos productivos, son los responsables de la producción del 70% de los alimentos a nivel mundial, es responsable de minar a velocidad de vértigo la fertilidad de los suelos y de reducir a muy escaso número las miles de variedades vegetales y animales que aseguran nuestra capacidad de adaptación al cambio climático. Sin perder de vista, finalmente, su absoluta dependencia de fertilizantes minerales, petróleo y regadíos intensivos que son bienes finitos, agotables, escasos.
 
La preocupación es clara: No a una negociación en favor de quienes negocian con la alimentación de la gente.
 
Gustavo Duch Guillot es autor de Alimentos bajo sospecha y coordinador de la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas.

"NO SE OLVIDEN DE CABEZAS" JOSÉ LUIS PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE!!!!

17 años de aquel luctuoso 25 de enero de 1997, día en que el fotógrafo José Luis Cabezas fue asesinado por una banda mixta de policías y delincuentes. La crónica de un hecho que marcó a la sociedad para siempre.



por Christian Sanz

Eran las 4:30 del sábado 25 de enero de 1997. Oscar Andreani gozaba del éxito de su cumpleaños. Las cámaras fotográficas lo eternizaban posando sobre la escenografía que armó en el quincho de su casa y que pretendía imitar a un buque. Los invitados eran más de 200 y Pinamar se encontraba con su capacidad hotelera al máximo. Sus ciudadanos se preparan para la gran noche de los fuegos de artificio del desfile de Roberto Giordano. La avenida Bunge estaba más que resplandeciente. 

Andreani disfrutaba al máximo mientras esperaba la llegada del basquetbolista "Magic" Johnson. Y José Luis Cabezas, el reportero gráfico de la revista Noticias, levantaba su cámara Nikon F-4 para hacer la última foto de su vida.

El fotógrafo había llegado al cumpleaños de Andreani a las 23:40 junto con el periodista Gabriel Michi. Dejaron el Ford Fiesta blanco, patente AUD396, a 100 metros de la puerta lateral de la casa. Michi estuvo en lo de Andreani hasta las 4 de la mañana. Luego se había ido con Carlos Alfano, fotógrafo de la revista Para Ti, que lo llevó hasta el departamento que Noticias alquilaba en la avenida Bunge.


A las 5 de la mañana José Luis Cabezas decidió que era hora de volver a su casa. Aparte de Candela, su hija de cinco meses, lo esperaban Juan Ignacio y María Agustina, los hijos de su primer matrimonio. Ese día, habían llegado a la casa de Gabriel Michi tres amigos para festejar el cumpleaños del periodista, el cual iba a ser al día siguiente. 

A las 5:10, Cabezas se despidió del fotógrafo Eduardo Lerke, de la revista Caras. Salió a la calle por la puerta principal y hasta allí lo acompañó Marcelo, productor del programa radial de Juan Alberto Badía. Diana, quien vive a cuarenta metros de la puerta lateral de la mansión de Oscar Andreani, esa noche se convirtió en una testigo clave en el caso. A un costado de su propiedad estaba estacionado un Fiat Uno blanco de cinco puertas. 

En el interior del Fiat -que estaba chocado en su frente- había dos hombres. Diana ingresó a su casa y su madre le dijo que esos hombres estaban ahí dese las 0:30. En realidad, los hombres eran tres, uno de ellos –que tenía una campera de cuero negra- recorría la calle en donde estaba estacionado el auto alquilado por Noticias. Los hombres se reemplazaban entre sí y se intercambiaban la campera. Diana, de pronto, decidió salir, golpeó la ventanilla del conductor y un hombre gordo de 1,80 de estatura salió del auto.

-“¿Qué hacen acá?, ¿Ustedes quiénes son?”

-“Somos custodios.”

-“¿Custodios de quién?”

-“Ya te vas a enterar.”

El gordo solo atinó a reírse y llamó a su compañero que estaba haciendo guardia. Diana cruzó y le contó todo lo ocurrido al custodio de la fiesta de Andreani. El guardia salió a su encuentro y habló con los hombres del auto. Luego volvió para prevenir a Diana: "-Métase adentro que lo que pasa acá es muy raro".

   -“Si ustedes no llaman a la policía, la llamo yo”.

-“Deje, nosotros nos encargamos”.

Según Diana, a 30 metros, sobre la otra calle, aguardaba un Duna blanco con más sujetos.

El martes por la noche, después de los tres nuevos identikits que aportó Diana a la causa, reconoció, entre mil fotos de prontuario, a uno de los hombres que vio y que estaba como acompañante en el Fiat en cuatro de las imágenes.
 

Crimen por encargo
 
El reloj "Tag Heuer" de José Luis Cabezas se había parado a las 5:43. El auto estaba íntegramente quemado. No explotó. Los vidrios del sector derecho se hallaban casi derretidos. Las ópticas delanteras quedaron en el suelo, rozando el Ford Fiesta, que había sido bajado hasta una cava de 2 metros de profundidad, 14 de largo y 7 de ancho. "Se utilizó alcohol metílico", dijo un informe preliminar de los Bomberos. Sus manos estaban esposadas.

Una bala calibre 32 -después se determinó que eran dos- quedó dentro de su cráneo. Los peritajes no pudieron precisar si murió en el acto. Había mucho hollín en sus pulmones. La opinión de los especialistas es que dada la forma en que se halló el cuerpo, quemado en un 80 por ciento, el humo pudo haber entrado después del fallecimiento.

El sábado 25 A las 13hs., Gabriel Michi esperaba junto a su mujer Luz a José Luis Cabezas. Tenían planeado hacer una recorrida por la playa en busca de las modelos de Roberto Giordano. Luego de esperar un poco llamó a la casa de José Luis, desde donde atiende su suegra y le dice que el fotógrafo no había llegado aún. De inmediato, Michi mandó un radiomensaje al número 5425056 de la empresa Skytel, perteneciente a Cabezas. Al no obtener respuesta emprendió una larga cadena de llamados telefónicos: los balnearios, la casa de Andreani, el comisario Alberto Gómez de Pinamar y nuevamente a la casa de Cabezas. Sin ninguna respuesta positiva, Michi decidió ir a la comisaría.

El comisario Gómez lo atendió en su casa que da a los fondos de la dependencia policial y le preguntó sobre la marca del auto en que circulaba Cabezas. -“Es un Ford Fiesta blanco, patente AUD396”, responde Michi. A lo que Gómez alerta: -"Creo que tengo una mala noticia para darte". De ahí fueron hasta la ruta 11 y recorrieron unos 8 kilómetros, doblaron a la izquierda y anduvieron 5 kilómetros más por el camino de tierra que conduce a la laguna Salada Grande. Llegaron a una cava que había sido hecha 15 días antes por la Municipalidad de Madariaga para nivelar el camino de tierra y le preguntaron si reconocía el auto. Gabriel Michi recordó en ese momento que el Ford tenía un golpe en el guardabarro derecho y pidió que lo dejen descender a la cava para comprobarlo. Lo que quedaba del auto tenía un golpe en ese lugar. El periodista, entonces, levantó la vista y vio el cadáver de su compañero que aún permanecía en el Ford. El mismo cadáver que conocimos todos por las terribles fotos que circularon luego de ese fatídico 25 de enero.

La policía le muestra unas llaves, un trozo de una bota texana, un “masacote” de plástico y dos cartuchos de película. Michi no lo podía creer. Quedó paralizado. En febrero de 1996, José Luis Cabezas había hecho fotos del narcoempresario postal Alfredo Yabrán y de su mujer caminando por la playa. Era la primera vez que un fotógrafo podía capturar la imagen del empresario en esas circunstancias. La foto de Yabrán fue la tapa de la edición del 3 de marzo de 1996 de Noticias. Cuando se enteró de la existencia de esa foto, el empresario telepostal ardió de furia. En otra oportunidad había dicho: "Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente". A partir de la publicación de esa nota, José Luis Cabezas y su mujer, María Cristina Robledo, empezaron a recibir advertencias y amenazas telefónicas que se sucedieron durante todo 1996.

No era casual que esto les pasara. El 20 de diciembre de 1996, Noticias había comenzado la cobertura del verano en Pinamar. A los dos días de iniciada, Cabezas dijo que uno de los hombres más cercanos al intendente Altieri le había hecho una confesión bajo estricto secreto: -"Gente vinculada a Yabrán estuvo tratando de averiguar tu dirección".

Alfredo Yabrán odiaba dar reportajes. Odiaba también que lo retrataran. Prueba de eso es la cantidad frustrada de veces en las que se lo intentó entrevistar o simplemente hablar.

Gabriel Michi y José Luis Cabezas trataron, durante todo enero, de acercarse al empresario para proponerle un reportaje. Yabrán  utilizaba para sus desplazamientos en Pinamar una camioneta Land Cruiser bordó, patente AKR282. Con ella llegó al balneario Bacota a mediados de enero. Cuando los periodistas quisieron estacionar su Ford Fiesta, un empleado del balneario se los impidió. Los periodistas tuvieron que irse inmediatamente. Yabrán había abandonado su camioneta y ya estaba lejos.

En otra oportunidad, El sábado 18 de enero, el empresario, siempre rodeado por una temible custodia personal, estaba cenando en la parrilla "Martín Fierro" de Valeria del Mar. Michi iba solo en su auto y al descubrir la presencia de Yabrán trató de ingresar al restaurant. Dos hombres de seguridad se lo impidieron. Ante la mirada atenta de los guardaespaldas, el periodista debió abordar su Ford y retirarse del lugar.

En enero de 1995 los periodistas de Noticias cubrían el verano en Pinamar y encontraron los dos autos de alquiler que utilizaban para movilizarse despedazados con una precisión admirable. Los dos Volkswagen Gol tenían los vidrios rotos y los neumáticos destrozados. El día anterior, la revista había publicado por primera vez la foto de Alfredo Yabrán. Hasta ese momento, su rostro era un enigma.
 

Testigo indiscreto
 
José Luis Cabezas era una persona extrovertida. A lo largo de cinco temporadas en Pinamar había logrado concentrar una importante cantidad de fuentes informativas. Una de ellas era Rafael El Rafa De Vito, dueño, entre otros negocios, del más importante corralón de materiales de la zona y del balneario Cocodrilo. El Rafa mantiene una excelente relación con Eduardo Duhalde y fue el principal artífice para que el gobernador comprara una casa en Pinamar por 60.000 dólares que ahora está tasada en 150.000: De Vito le hizo un precio especial por los materiales que utilizó el gobernador para refaccionar su casa. A menos de 100 metros del chalet, rodeado de guardaespaldas, fue visto por última vez José Luis Cabezas con vida. Hoy, Rafael De Vito suena como el sucesor de Blas Altieri en la conducción de la Municipalidad de Pinamar.

Cristina y Candela, la mujer y la hija menor del fotógrafo, ocuparon durante enero una carpa en Cocodrilo. Cuando Cabezas quiso pagar el alquiler,El Rafa le contestó: "Yo no te puedo cobrar. ¿O vos no sabés lo que te quiero?". Después del homicidio, Rafael De Vito dice otra cosa.

Desde el mismo momento en el que mataron a José Luis Cabezas, muchos de los policías que investigaban el caso hicieron notables esfuerzos para intentar demostrar que el homicidio tenía que ver con la vida personal del fotógrafo y no con su actividad profesional. De ese tenor fueron las primeras preguntas que recibieron los compañeros del fotógrafo en la noche del sábado, cuatro horas antes de que se presentara el juez José Luis Macchi en la comisaría de Madariaga. Esa línea también recibió refuerzos inesperados. Un ex comisario de la Policía Bonaerense vinculado a la SIDEinformalmente, hizo cuatro llamadas en dos días a la redacción de Noticias insistiendo en la cuestión de que "hay que investigar a la víctima".

Blas Altieri es el intendente de Pinamar y tenía una relación muy particular con Alfredo Yabrán. Sospechado de pertenecer al círculo íntimo del empresario, el martes 28 de enero hizo verdaderos esfuerzos por demostrar su amistad y su consternación por el destino de Cabezas y se apuró a lanzar una definición muy elocuente: "Yabrán no tiene nada que ver con el caso".

El miércoles 29, una persona le acercó a un periodista de Canal 13 una caja vacía de esposas. "Yo trabajo en el edificio 'Marinas II' y encontré esto en las cocheras", dijo el hombre -morocho, de 1,85 y pelo crespo- antes de salir corriendo. Ese era el edificio donde se había alojado Gabriel Michi durante su estada en Pinamar. La caja resultó ser el envoltorio de unas esposas de juguete.

El domingo 26, un productor del programa de Juan Alberto Badía encontró un teléfono celular Miniphone. Luego de hacerlo llegar a la redacción de revista Noticias, fue entregado al comisario inspector Carlos Rossi, jefe del grupo operativo de la investigación. Los policías alentaron en ese momento esperanzas alrededor del teléfono y algunos llegaron a sostener ante los medios que pertenecía a Cabezas, a pesar de que el fotógrafo nunca tuvo celular. El aparato fue descubierto semienterrado en las cercanías de la casa de Oscar Andreani, en el mismo lugar donde estaba el Ford Fiesta.

Hoy se cumplen 17 años de esa luctuosa jornada, con la mayoría de los asesinos de Cabezas en libertad, en una suerte de broma macabra del destino. Como puede verse, la política ha olvidado al fotógrafo, la Justicia también. Solo quedan los medios de prensa para mantener viva la llama del recuerdo de ese hecho. Por eso, hoy más que nunca, no nos olvidemos de Cabezas.

Christian Sanz en Twitter: @Cesanz1