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Arqueólogos, ambientalistas e indígenas denuncian al Rally Dakar


Arqueólogos, ambientalistas e indígenas han levantado su voz de protesta contra el Rally Dakar, que este lunes llegó a Chile, por el daño que los vehículos pueden causar al patrimonio arqueológico y al entorno de comunidades indígenas, denuncias que el gobierno chileno rechaza.
"A partir del año 2009 en adelante tenemos noticias sobre sitios destruidos debido al paso de los vehículos que compiten en el Dakar. Se han destruido geoglifos (figuras dibujadas con piedras en laderas de cerros), y se registraron huellas de autos en el camino del inca en el 2013", dijo a la AFP Paola González, vicepresidenta del Colegio de Arqueólogos.
"Estas acusaciones datan de 2011 y no ha sido probado que (las degradaciones a las que aluden los arqueólogos) hayan sido provocadas por el Dakar", señaló por su lado a la AFP el ministro de Deportes, Gabriel Ruiz-Tagle Correa, desde Calama (norte), donde recibió la llegada del Dakar a Chile.

Un informe del 2013 del estatal Consejo de Monumentos Nacionales detectó al menos 12 sitios arqueológicos dañados por el Dakar en la pasada edición.
El Colegio de Arqueólogos de Chile, por su parte, denunció que más de 200 sitios arqueológicos han sufrido daños durante las seis versiones del Dakar que han pasado por Chile, como Punta Teatinos -donde se encuentran vestigios de un antiguo pueblo de pescadores- o sitios de la etnia aymará en San Pedro de Atacama.
Con el fin de evitar que la versión 2014 del Dakar cause nuevos daños, el Colegio de Arqueólogos presentó el jueves un recurso de protección ante la justicia chilena, al que se sumó el grupo ecologistas Fundación Patrimonio Nuestro, y la Mesa Ejecutiva de Pueblos Originarios Unidos (POU).

El recurso, presentado ante la Corte de Apelaciones de Santiago, solicita como "medida inmediata" obligar a las más de 400 motos, autos, camiones y cuadriciclos que compiten a transitar por caminos ya establecidos, y evitar daños a sitios considerados sagrados por los pueblos de la etnia aymará que viven en la zona.
"Ha habido daños a nuestro patrimonio que tiene un valor profundo y religioso para nosotros, construidos por nuestros ancestros, (sitios) de poder como cementerios indígenas, caminos", declaró a la AFP Ariel León, miembro de la Mesa Ejecutiva de Pueblos Originarios Unidos (POU).
"Sufrimos una destrucción progresiva por el Dakar", agregó el representante indígena.
Los arqueólogos denuncian daños a distintos vestigios, como geoglifos, siluetas de animales u otros motivos dibujadas en las laderas de las montañas del altiplano con piedras de tonos oscuros sobre arena de tonos más claros, que destacan desde la lejanía como si fueran murales gigantescos.

Pero además del patrimonio antiguo, los indígenas que actualmente habitan la zona criticaron que la organización de la competencia no les haya consultado la opinión de sus comunidades sobre el recorrido de la carrera.
"Nosotros hemos vivido una excesiva invasión en nuestro entorno, porque no solamente se destruye patrimonio: los autos también pasan por donde existen plantas medicinales y endémicas", sostuvo León.
El ministro de Deportes aseguró a la AFP que varias administraciones "trabajaron con los organizadores (ASO/Amaury Sport Organisation) para preparar el recorrido (de este año) y definieron los lugares por dónde el rally no podía pasar".
León confía en que la justicia chilena se pronuncie a favor de los derechos de los indígenas, como lo hizo con el millonario proyecto minero Pascua Lama, cuya construcción está paralizada por orden judicial luego que comunidades indígenas lo denunciaran por daño ambiental.
"Si proyectos mineros que involucran millones de dólares han sido detenidos, no entendemos por qué en el caso del Dakar no se vaya a poder cambiar sustancialmente las condiciones de su aprobación", aseveró León.

La Corte Suprema de Chile propinó el viernes un duro revés a esta causa al rechazar otro recurso de protección presentado por el Colegio de Arqueólogos en junio de 2013 que buscaba prohibir que el rally pase por el país este año, alegando su falta de "legitimación activa" para interponer un recurso en esta materia.
El gobierno chileno y la organización de la competencia lanzaron una campaña para reducir los daños en vestigios arqueológicos, declarada insuficiente por el Colegio de Arqueólogos.

Según Ruiz-Tagle, el Dakar genera "un interés cada vez más grande en Chile", tanto en el plano deportivo, como en el económico con el ingreso de "45 millones de dólares" en las regiones por donde pasa, además de la exposición internacional que la carrera otorga al país.
La competencia de este año, que partió el 5 de enero en Argentina y el fin de semana cruzó por Bolivia, inició su paso por Chile este lunes, por donde recorrerá nuevamente zonas andinas y el desierto de Atacama, hasta llegar el próximo sábado al puerto de Valparaíso, en el litoral central.

55 aniversario de la Revolución Cubana

Escrito por Itobé

A lo largo de la historia de la humanidad, muchos son los ejemplos de heroicidad y lucha por conseguir el ansiado sueño de la libertad. En el Siglo XX hubo varios de ellos, uno destacable es el que cumple hoy 55 años: la Revolución Cubana, una de las mayores gestas de la humanidad.
Después de varios meses de preparativos en México, el 23 de noviembre de 1956, el grupo formado por 82 combatientes –entre los que se encuentran Fidel Castro, Raúl Castro, Ernesto Che Guevara…- se reúne en el pueblo petrolero de Pozo Rico, al sur de Tuxpan, en el Golfo de México. Dos días después, el 25, a la 1:30 a.m. parten a bordo del yate Granma (comprado de segunda mano) con destino Cuba.

Fidel había dado el aviso al oriente cubano de que todo estaba listo, la clave una escueta nota donde se leía “obra pedida agotada”. Frank País, el dirigente del Movimiento en Santiago, ya lo tenía todo previsto para esperar a los combatientes en la Playa de Las Coloradas el día 30, pero el temporal y el mal estado del yate hacen que se retrasen. El día 2 de diciembre, después de 172 horas de travesía, encallan frente a la Costa de Los Cayuelos, a 2 Km. de la playa de Las Coloradas.
En 1952 se celebraban elecciones presidenciales en Cuba pero se vieron frustradas por un golpe militar dado el 10 de marzo, cuatro meses antes, por el coronel Fulgencio Batista, viendo que no sería elegido presidente por el pueblo. Suspendió el congreso, eliminó la constitución de 1940, abolió la libertad de expresión, de reunión, de huelga y eliminó la autonomía universitaria. Restableció la pena de muerte. Batista instauró una dictadura militar. Subió el salario de la policía y las fuerzas armadas y su propio salario (de 26.400 a 144.000 dólares superior al del presidente de EE.UU. Truman con 100.000 dólares).
Respetó los derechos de la industria estadounidense pero redujo la zafra provocando un crecimiento del desempleo. La corrupción y el soborno se generalizaron y florecieron como nunca. Las clases altas norteamericanas se divertían en pubs, clubes y casinos que abrían y controlaban las mafias cubanoamericanas. Mientras, la población se sumía en la mas absoluta pobreza y analfabetismo.
En 1957, el desempleo era del 35% (650.000 personas de las que 450.000 eran desempleados permanentes). Cerca del 62% de los trabajadores percibía un salario inferior a 75 pesos/mes. Los ingresos anuales del jornalero no superaban los 300 dólares. El 60% del campesinado vivía en barracones de techo de guano y suelo de tierra, sin sanitarios ni agua corriente. Cerca del 90% no tenían electricidad. El 43% eran analfabetos
La gran mayoría de los ingenios azucareros estaban en manos de terratenientes estadounidenses o amparados por estos, además la United Fruit Co. poseía grandes extensiones de tierra. El campesinado vivía en condiciones de pseudo esclavitud, los pueblos se encontraban mayoritariamente incomunicados, el acceso a la sanidad y a la educación era privilegio de unos pocos.
Por orden de Washington, en 1955 se crea el Buró de Represión de las Actividades Comunistas (BRAC) que se encargaba de reprimir todas las actividades subversivas y que pudieran afectar a EE.UU.

Este es el panorama de la isla al inicio de la guerra revolucionaria iniciada por el Movimiento 26 de julio.
El 5 de diciembre de 1956, en las cercanías del Niquero, los guerrilleros son sorprendidos por el ejército de Batista; el Che debe elegir en ese momento entre la mochila de los medicamentos y una caja de municiones, escogiendo lo segundo el médico da paso al combatiente.
Ya en la Sierra Maestra, los rebeldes libran duros combates durante meses con los batistianos. Campesinos se van sumando a la lucha.


El 21 de julio de 1957 Fidel dirige una carta a Frank País explicándole la composición de dos columnas guerrilleras; todos la firman y al Che le dice que ponga Comandante en la segunda columna. Así es como el Che adquiere el grado de Comandante de la columna que posteriormente se llamará nº 4.
El la Sierra nacen, impulsados por el Che, el periódico “El Cubano Libre” (1 de diciembre de 1957) y la emisora “Radio Rebelde” (24 de febrero de 1958).
El 21 de agosto de 1958, Fidel toma la decisión mas importante de la guerra: dividir la isla en dos mandando al Comandante Che Guevara a Las Villas –al frente de la columna 8 Ciro Redondo- y al Comandante Camilo Cienfuegos a Pinar del Río –al frente de la columna 2 Antonio Maceo-.
Después de 47 días, tras caminar 554 Km. y superar 2 ciclones, Radio Rebelde anuncia la llegada a la provincia de Las Villas del Comandante Guevara.
Tras innumerables acciones de valentía y estrategia, el Ejército Rebelde domina el 80% de Cuba, en cada pueblo liberado la multitud sale a la calle a festejarlo, el régimen dictatorial está agonizando. En un último intento llevado a cabo por las tropas de Batista, este ordena que se envíe a Santa Clara un tren blindado cargado de armamento y soldados. El Che lo prevé todo y levanta las vías.
El 29 de diciembre, el tren blindado se encuentra emboscado por el pelotón de Alfonso Zayas, Guile y parte de la vanguardia. A las 3:00 p.m. el tren se pone en marcha en sentido contrario y donde el Che había levantado las vías el tren descarrila. 16 rebeldes dominan a 350 soldados de la dictadura.
El 31 de diciembre el coronel batistiano Casillas Lumpuy se dirige a sus soldados y oficiales: “Os exijo en nombre de la Patria que resistáis de modo heroico y noble”. Poco después escapa disfrazado de civil con el jefe de operaciones Fernández Suero.
A la 3:15 a.m. del 1 de enero de 1959, el dictador General Fulgencio Batista huye hacia Santo Domingo, al amparo del tirano Leónidas Trujillo.


A las 12:20 p.m. se ha liberado Santa Clara de Las Villas. Fidel se encuentra en el liberado Santiago de Cuba, ordena al Che y a Camilo marchar hacia La Habana y tomar la fortaleza de La Cabaña por el Che y la guarnición militar de Columbia por Camilo; además, para evitar un golpe militar orquestado por EE.UU, da a Santiago la capitalidad de la república y toma juramento al magistrado Manuel Urrutia como presidente y a Miró Cardona como primer ministro. Y emprende la marcha hacia La Habana al frente de la “Caravana de la Libertad”.
El 8 de enero de 1959, la Caravana de la Libertad entra en La Habana. Se escribe, así, una de las páginas más sobresaliente de la historia de Cuba y una de las más importantes y emotivas de la humanidad.
55 años después, con más de medio siglo de bloqueo económico, político y comercial impuesto unilateralmente por EE.UU; y sin poseer riquezas ni recursos importantes, la Revolución Cubana es un ejemplo y modelo de justicia, solidaridad, altruismo, entrega, derechos, humanismo…
Como dijera el eterno Nelson Mandela: “La Revolución Cubana ha sido una inspiración para todos los pueblos amantes de la libertad”, “Nos hemos beneficiado mucho con las enseñanzas de la Revolución Cubana”
¡Felicidades al pueblo cubano y a su Revolución!¡Larga vida a la Revolución Cubana!

Fuentes y documentación:
- Castro, Fidel y Ramonet, Ignacio, Biografía a dos voces, Debate, Barcelona, 2006.
- Guevara, Ernesto Che, Obras Completas, Ed. Legasa, Buenos Aires, 1996.
- Ansoldi, Waldo, Historia de América Latina, Pastín ed., Madrid, 2006.
- Franqui, Carlos, Diario de la Revolución Cubana, Ed. R Torres, Barcelona, 1976.
- Cuba. Caminos de Revolución –Antes del 59- (Rebeca Chávez, 2004).

Izquierda y progresismo: la gran divergencia





Uno de los mayores cambios políticos vividos en América Latina en los últimos veinte años fue el surgimiento y consolidación de los gobiernos de la nueva izquierda. Más allá de la diversidad de esas administraciones y de sus bases de apoyo, comparten atributos que justifican englobarlos bajo la denominación de “progresistas”. Son expresiones vitales, propias de América Latina, en cierta manera exitosas, pero ancladas en la idea de progreso. Su empuje, e incluso su éxito, está llevando a que esté en marcha una divergencia entre este progresismo con muchas de las ideas y sueños de la izquierda latinoamericana clásica.
Para analizar estas circunstancias es necesario tener muy presente la magnitud del cambio político que se inició en América Latina en 1999 con la primera presidencia de Hugo Chávez, y que se consolidó en los años siguientes en varios países vecinos. Quedaron atrás los años de las reformas de mercado, y regresó el Estado a desempeñar distintos roles. Se implantaron medidas de urgencia para atacar la pobreza extrema, y su éxito ha sido innegable en casi todos los países. Vastos sectores, desde movimientos indígenas a grupos populares urbanos, que sufrieron la exclusión por mucho tiempo, lograron alcanzar el protagonismo político.
Es también cierto que esta izquierda latinoamericana es muy variada, con diferencias notables entre Evo Morales en Bolivia y Lula da Silva en Brasil, o Rafael Correa en Ecuador y el Frente Amplio de Uruguay. Estas distintas expresiones han sido rotuladas como izquierdas socialdemócrata o revolucionaria, vegetariana o carnívora, nacional popular o socialista del siglo XXI, y así sucesivamente. Pero estos gobiernos, y sus bases de apoyo, no sólo comparten los atributos ejemplificados arriba, sino también la idea de progreso como elemento central para organizar el desarrollo, la economía y la apropiación de la Naturaleza.
El progresismo no sólo tiene identidad propia por esas posturas compartidas, sino también por sus crecientes diferencias con los caminos trazados por la izquierda clásica de América Latina de fines del siglo XX. Es como si presenciáramos regímenes políticos que nacieron en el seno del sendero de la izquierda latinoamericana, pero a medida que cobraron una identidad distinta están construyendo caminos que son cada vez más disímiles. Es posible señalar, a manera de ejemplo, algunos puntos destacados en los planos económico, político, social y cultural.
La izquierda latinoamericana de las décadas de 1960 y 1970 era una de las más profundas críticas del desarrollo convencional. Cuestionaba tanto sus ideas fundamentales, incluso con un talante anti-capitalista, y rechazaba expresiones concretas, en particular el papel de ser meros proveedores de materias primas, considerándolo como una situación de atraso. También discrepaba con instrumentos e indicadores convencionales, tales como el PBI, y se insistía que crecimiento y desarrollo no eran sinónimos.
El progresismo actual, en cambio, no discute las esencias conceptuales del desarrollo. Por el contrario, festeja el crecimiento económico y defiende las exportaciones de materias primas como si fueran avances en el desarrollo. Es cierto que en algunos casos hay una retórica de denuncia al capitalismo, pero en la realidad prevalecen economías insertadas en éste, en muchos casos colocándose la llamada “seriedad macroeconómica” o la caída del “riesgo país” como logros. La izquierda clásica entendía las imposiciones del imperialismo, pero el progresismo actual no usa esas herramientas de análisis frente a las desigualdades geopolíticas actuales, tales como el papel de China en nuestras economías. La discusión progresista apunta a cómo instrumentalizar el desarrollo y en especial el papel del Estado, pero no acepta revisar las ideas que sostienen el mito del progreso. Entretanto, el progresismo retuvo de aquella izquierda clásica una actitud refractaria a las cuestiones ambientales, interpretándolas como trabas al crecimiento económico.



La izquierda latinoamericana de las décadas de 1970 y 1980 incorporó la defensa de los derechos humanos, y muy especialmente en la lucha contra las dictaduras en los países del Cono Sur. Aquel programa político maduró, entendiendo que cualquier ideal de igualdad debía ir de la mano con asegurar los derechos de las personas. Ese aliento se extendió, y explica el aporte decisivo de las izquierdas en ampliar y profundizar el marco de los derechos en varios países. En cambio, el progresismo no expresa la misma actitud, ya que cuando se denuncian derechos violados en sus países, reaccionan defensivamente. Es así que cuestionan a los actores sociales reclamantes, a las instancias jurídicas que los aplican, incluyendo en algunos casos al sistema interamericano de derechos humanos, e incluso a la propia idea de algunos derechos.
Aquella misma izquierda también hizo suya la idea de la democracia, otorgándole prioridad a lo que llamaba su profundización o radicalización. Su objetivo era ir más allá de la simples elecciones nacionales, buscando consultas ciudadanas directas más sencillas y a varios niveles, con mecanismos de participación constantes. Surgieron innovaciones como los presupuestos participativos o los plebiscitos nacionales. El progresismo, en cambio, en varios sitios se está alejando de aquel espíritu para enfocarse en mecanismos electorales clásicos.Entiende que con las elecciones presidenciales basta para asegurar la democracia, festeja el hiperpresidencialismo continuado en lugar de horizontalizar el poder, y sostiene que los ganadores gozan del privilegio de llevar adelante los planes que deseen, sin contrapesos ciudadanos. A su vez, recortan la participación exigiendo a quienes tengan distintos intereses que se organicen en partidos políticos y esperen a la próxima elección para sopesar su poder electoral.
La izquierda clásica de fines del siglo XX era una de las más duras luchadoras contra la corrupción. Ese era una de los flancos más débiles de los gobiernos neoliberales, y la izquierda lo aprovechaba una y otra vez (“nos podremos equivocar, pero no robamos”, era uno de los slogans de aquellos tiempos). En cambio, el progresismo actual no logra repetir ese mismo ímpetu, y hay varios ejemplos donde no ha manejado adecuadamente los casos de corrupción de políticos claves dentro de sus gobiernos. Asoma una actitud que muestra una cierta resignación y tolerancia.
Otra divergencia que asoma se debe a que la izquierda latinoamericana luchó denodadamente por asegurar el protagonismo político de grupos subordinados y marginados. El progresismo inicial se ubicó en esa misma línea, y conquistó los gobiernos gracias a indígenas, campesinos, movimientos populares urbanos y muchos otros actores. Dieron no sólo votos, sino dirigentes y profesionales que permitieron renovaron las oficinas estatales.Pero en los últimos años, el progresismo parece alejarse de muchos de estos movimientos populares, ha dejado de comprender sus demandas, y prevalecen posturas defensivas en unos casos, a intentos de división u hostigamiento en otros. El progresismo gasta mucha más energía en calificar, desde el palacio de gobierno, quién es revolucionario y quién no lo es, y se ha distanciado de organizaciones indígenas, ambientalistas, feministas, de los derechos humanos, etc. Se alimenta así la desazón entre muchos en los movimientos sociales, quienes bajo los pasados gobiernos conservadores eran denunciados como izquierda radical, y ahora, bajo el progresismo, son criticados como funcionales al neoliberalismo.
La izquierda clásica concebía a la justicia social bajo un amplio abanico temático, desde la educación a la alimentación, desde la vivienda a los derechos laborales, y así sucesivamente. El progresismo en cambio, se está apartando de esa postura ya que enfatiza a la justicia como una cuestión de redistribución económica, y en especial por medio de la compensación monetaria a los sectores más pobres y el acceso del consumo masivo al resto. Esto no implica desacreditar el papel de ayudas en dinero mensuales para sacar de la pobreza extrema a millones de familias. Pero la justicia es más que eso, y no puede quedar encogida a un economicismo de la compensación.



Finalmente, en un plano que podríamos calificar como cultural, el progresismo elabora diferentes discursos de justificación política pero que cada vez tienen mayores distancias con las prácticas de gobierno. Se proclama al Buen Vivir pero se lo desmonta en la cotidianidad, se llama a industrializar el país pero se liberaliza el extractivismo primario exportador, se critica el consumismo pero se festejan los nuevos centros comerciales, se invocan a los movimientos sociales pero se clausuran ONGs, se felicita a los indígenas pero se invaden sus tierras, y así sucesivamente. 
Estos y otros casos muestran que el progresismo actual se está separando más y más de la izquierda clásica.El nuevo rumbo ha sido exitoso en varios sentidos gracias a los altos precios de las materias primas y el consumo interno. Pero allí donde esos estilos de desarrollo generan contradicciones o impactos negativos, estos gobiernos no aceptan cambiar sus posturas y, en cambio, reafirman el mito del progreso perpetuo. A su vez, contribuyen a mercantilizar la política y la sociedad con su obsesión en la compensación económica y su escasa radicalidad democrática.
El progresismo como una expresión política distintiva se hace todavía más evidente en tiempo de elecciones. En esas circunstancias parecería que varios gobiernos abandonan los intentos de explorar alternativas más allá del progreso, y prevalece la obsesión con ganar la próxima elección. Eso los lleva a aceptar alianzas con sectores conservadores, a criticar todavía más a los movimientos sociales independientes, y a asegurar el papel del capital en la producción y el comercio.
El progresismo es, a su manera, una nueva expresión de la izquierda, con rasgos típicos de las condiciones culturales latinoamericanas, y que ha sido posible bajo un contexto económico global muy particular. No puede ser calificado como una postura conservadora, menos como un neoliberalismo escondido. Pero no se ubica exactamente en el mismo sendero que la izquierda construía hacia finales del siglo XX. En realidad se está apartando más y más a medida que la propia identidad se solidifica.
Esta gran divergencia está ocurriendo frente a nosotros. En algunos casos es posible que el progresismo rectifique su rumbo, retomando algunos de los valores de la izquierda clásica para buscar otras síntesis alternativas que incorporen de mejor manera temas como el Buen Vivir o la justicia en sentido amplio, lo que en todos los casos pasa por desligarse del mito del progreso. Es dejar de ser progresismo para volver a construir izquierda. En otros casos, tal vez decida reafirmarse como tal, profundizando todavía más sus convicciones en el progreso, cayendo en regímenes hiperpersidenciales, extractivistas, y cada vez más alejados de los movimientos sociales. Este es un camino que lo aleja definitivamente de la izquierda.
-        -  Eduardo Gudynas es analista en CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social), Montevideo. Twitter: @EGudynas 


“Víctor Jara estaría marchando con los estudiantes”

POR Carolina Rojas N.

Después de más de 39 años del asesinato del cantautor chileno Víctor Jara, ocho exoficiales fueron responsabilizados por el crimen. En esta entrevista, su viuda Joan Turner reconoció el largo proceso que tiene por delante y que sintió “más que odio, asco” cuando vio por televisión los rostros de los inculpados.



PANCARTAS. Por el esclarecimiento del asesinato del cantautor. (Fundación Víctor Jara)

Está cansada. Para Joan Alison Turner, los últimos han sido días entre conferencias de prensa y estudios de televisión. Cada tanto, se frota la cara en un gesto para despertar y responde las preguntas de forma entrecortada, suspira y sus ojos se vuelven acuosos al recordar a Víctor Jara. El 28 de diciembre se enteró por la prensa de la orden de captura internacional del magistrado Miguel Vázquez para los ocho militares involucrados en el crimen de su compañero. Dos de ellos, Hugo Sánchez y Pedro Barrientos, imputados como los autores materiales de su asesinato y el ensañamiento a quemarropa (56 lesiones, 44 por disparos y el resto golpes contundentes en cuello y costillas) que Joan todavía trata de explicarse.
Recuerda que con la noticia se le apretó el corazón. No podía creer que después de casi cuatro décadas de espera al fin hubiera un avance real en el caso. “Fue un golpe fuerte, una sensación de incredulidad frente a lo que estaba pasando, pero lo hemos tomado con mucha cautela, porque han habido tantas pistas falsas respecto al asesinato de Víctor”, responde rodeada de libros en una oficina de la Fundación Víctor Jara. “Esta investigación ha sido muy seria, tenemos una esperanza, aunque sabemos que todavía queda mucho por hacer”, agrega y esboza una sonrisa.
A Víctor Jara lo asesinaron el 16 de septiembre de 1973, cinco días después del golpe. Ese 11 de septiembre, 600 estudiantes y profesores se amotinaron en la Universidad Técnica del Estado (UTE) y al día siguiente llegaron los militares. A patadas, empujones y culatazos, los trabajadores fueron trasladados al estadio Chile. Entre ese grupo se encontraba el cantautor, entonces maestro de la escuela de Artes y Oficios de la casa de estudios. Los militares apartaron al "al prisionero Jara" luego vino la tortura, el horror, la historia que ya es conocida: el dedo índice de un oficial y la orden “¡A ese hijo de puta me lo traen para acá!” Los testigos vieron el rostro deformado de Jara producto de los golpes y el odio parido del militar apodado El príncipe. Joan se queda en silencio unos segundos y deja escapar una confidencia. “Siempre tuve la ilusión de que hubiera escapado en la noche, antes que los llevaran al estadio, pero habría sido imposible...”.


-¿Cómo recuerda esa mañana del 11 de septiembre?


-Víctor partió como un día normal, hasta que supimos por la radio todo lo que estaba pasando… Hizo un llamado donde logró averiguar algo sobre el golpe. Nadie imaginó la brutalidad y lo que vendría en ese momento, uno pensaba que en Chile no pasaban esas cosas. Él sabía que estaba bajo amenaza, pero la CUT (Central Unitaria de Trabajadores) estaba llamando a presentarse en los lugares de trabajo, existía la esperanza de que una masa de personas pudiera resistir lo que estaba pasando. Víctor partió a la Universidad y me llamó cuando llegó, sabía que él estaba en peligro. Me pidió que no fuera a trabajar y que me quedara con mis hijas...Todo fue una sorpresa, pocas personas, ni los conspiradores del golpe, podían imaginar lo que venía con los militares.
-El ejército ha sido muy hermético para aportar información al caso...
-Amenazaron a los conscriptos para que no hablaran, pero a pesar de eso, hubo un conscripto que declaró y ahí se empezó a saber sobre los oficiales que estuvieron en el estadio ese día y sobre todo los que estaban abajo, en los camarines que fueron los que practicaban las torturas y las ejecuciones. El ejército nunca dio información que ayudara a encontrar una estructura de mando, otorgaban mucha información que no servía. Según el ejército nadie estuvo en el estadio Chile, ningún oficial, por eso los careos entre ellos serán importantes.
-¿Cómo se puede explicar el ensañamiento que hubo con Víctor Jara?
-Víctor fue un embajador de la Unidad Popular hacia afuera, una figura que cantaba directamente las aspiraciones de su pueblo, una persona que venía de estrato bajo y que no tenía pelos en la lengua para cantar sobre diferentes temas éticos y políticos. Vino la famosa canción “Preguntas por Puerto Montt” sobre la masacre en la ciudad, donde le cantó al Ministro del Interior de ese tiempo y pasó el incidente en el colegio Saint George donde fue apedreado por unos estudiantes en el que estaba uno de los hijos de Edmundo Pérez Zujovic (ministro del Interior durante la masacre de Puerto Mont, a quien Jara menciona en la canción). Víctor era una persona muy notoria dentro de quienes hacían música política, un referente cultural y fue objeto de mucho odio.
 


DIAS FELICES. Joan Turner cuenta los últimos momentos que compartió con Víctor Jara. (Fundación Víctor Jara)
 
 

El cuerpo de Víctor
Sobre el día que tuvo que reconocer el cuerpo de Jara, Joan se recuerda caminando entre cadáveres de hombres y mujeres jóvenes apilados en un pasillo largo que se le hizo infinito. Entonces no podía llorar, ni gritar, tenía instrucciones de no hacer ninguna demostración de tristeza. Hasta ahí llego gracias a Héctor Herrera, el hombre que trabajaba en Investigaciones y le contó que el cuerpo de Víctor Jara estaba en la morgue. Un acto de humanidad que jamás olvidó.
“Él logró tomarle las huellas digitales y volvió a su oficina y me encontró registrada como su familiar y estaba mi dirección, llegó hasta mi casa y me dijo que no tuviera miedo. Me acompañó hasta el Instituto Médico Legal donde entramos con su pase, aunque estaba totalmente prohibido”, recuerda. En el segundo piso, ya en la administración, vino otro largo pasillo. Joan reconoció a Víctor Jara que yacía con el pecho y las piernas descubiertas. “Vi su cuerpo, vi como estaba, no me pueden mentir”. Después hizo el papeleo para sacarlo. Joan lo enterró en silencio, lo más rápido posible. “Años después cuando exhumaron su cuerpo, tuve miedo de que no fuera él, que alguien lo hubiera cambiado de lugar, por suerte no fue así”, confiesa.
-¿Qué le sucedió cuando vio en la televisión el rostro de los imputados como autores materiales del asesinato?
-Fue terrible, muy impactante verlos como felices mintiendo y diciendo que no habían estado en el estadio. Sentí asco y desprecio por ellos. Nunca me han pedido perdón, yo no he vivido estos años con odio ni mucho menos, incluso me lo han preguntaron otras veces, y no tengo palabras para ellos. Más que odio, lo que siento es asco.
-Pedro Barrientos fue sindicado como la persona que le disparó en la cabeza a Víctor Jara. ¿Fue a la embajada norteamericana para informarse qué pasará con su extradición?
-Hay una esperanza, me dijeron que no tiene ninguna importancia que Pedro Barrientos tenga la nacionalidad norteamericana. La mala noticia es que es un trámite muy largo, primero tiene que pasar por la Corte Suprema de acá y luego en Estados Unidos. En este momento, Barrientos está en su casa con el teléfono descolgado, pero no puede cruzar la frontera por la orden de arresto internacional.
 
En el centro, Joan Turner participa de una marcha que pide justicia para el cantautor chileno. (EFE)
 
-¿Qué espera del gobierno chileno?
-No espero nada, no quiero que el gobierno hable oficialmente, ni que digan que quieren justicia, no quiero que tengan ese privilegio. Hay gente de este gobierno que estuvo en la conspiración del golpe, con Pinochet, no corresponde. “Justicia para Víctor Jara”, es una campaña para los ciudadanos. Víctor es del pueblo.
-Y su música sigue tan vigente entre los jóvenes…
-Primero lo encuentro maravilloso, porque admiro a esta juventud que con tantas cosas que han pasado se organizan y luchan, no solamente por la educación sino por cambiar muchas otras cosas; por otra parte me da pena que muchos de los males que Víctor tocaba en sus canciones todavía existen. La música de Víctor está vigente porque aún están vigentes los mismos males. El otro día después de una entrevista en la televisión, me encontré con Giorgio Jackson (ex dirigente estudiantil) que me dio una abrazo enorme...Víctor estaría marchando con los estudiantes con sus ochenta años bien puestos, estoy segura.