Por Carolina
Mantegari
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Como narradores y poetas, Humberto Costantini y
Mario Benedetti mantienen ámbitos comunes de pertenencia. Por la reconocida
maestría en el coloquialismo urbano. Por cierto realismo tradicional, aún
rescatable. Sobre todo por el fenómeno unificador, entre la obra literaria y
la ciudad.
Montevideo, para Benedetti. Buenos Aires, para
Costantini.
Ambos maestros también interpelaron el mero acto
de reír. Benedetti lo hizo en “¿De qué se ríe?”.
Es una “Letra de Emergencia” transformada, con
astucia, en canción. Fue magistralmente interpretada por Nacha Guevara.
Por su parte, Costantini interpela la risa
burlona, en el dramático monólogo “¿De qué te reís?”. Adquirió el formato del
cuento impecable, en primera persona. Ver “Una vieja historia de caminantes”
(CEDAL).
Por suerte, los extintos Costantini y Benedetti
nada tienen que ver con el vivo Amado Boudou. Ni desde el punto de vista
vital, ni -menos- ideológico. Salvo que, a la distancia, desde la estética
parecieran interpelarlo. Al verlo reírse tanto, respetuosamente Benedetti
podría preguntarle.
“Señor vicepresidente, ¿de qué se ríe?”.
En confianza, canchero, conocedor de personajes
semejantes, Costantini podría preguntarle:
“¿De qué te reís?”.
Agregaría, acaso, el adjetivo descalificador.
Como aquel que le estampó Ergueta a Erdossain, en la novela de Roberto Arlt.
Sonatina
¿De qué, y de quién, se ríe Boudou?
Es la gran pregunta. La sociedad aún reclama la
respuesta.
Al contrario de la princesa de Rubén Darío, en la
“Sonatina” de Boudou, “El Descuidista está contento”.
“¿Qué tendrá El Descuidista?”.
Se lo puede ver radiante en el Salón Blanco. En
cualquier acto televisado, con o sin cadena.
Al lado, en general, de Nuestra César. La
Protectora. Siempre cerca. Sin perderle nunca el hilo sisal de la mirada.
Ella es: “La que te puso, no te olvides, yo te
elegí”.
Se lo aclaró durante la explicable rabieta. Por
lengua larga. Después de tildarlo “El Concheto de Puerto Madero”.
Aunque, cuando todo termine, si salen bien del
presente verso, ambos serán consorcistas del mismo edificio.
En la Sonatina, El Descuidista depende totalmente
de Nuestra César.
No está a tiro de decreto pero está a tiro de
mirada. Basta con el olimpismo del gesto. Para que deje de reír.
Pero Nuestra César instruyó a los bonzos de la
escudería cristinista. Para que salieran, aunque de mala gana, a defenderlo.
Con convicción profesional. Con la fuerza del argumento equivocadamente
inapelable.
“Hoy vienen por Amado y mañana vienen por mí”.
La recomposición
¿Se ríe, acaso, El Descuidista, porque zafó?
¿Salió del paso?
¿O se ríe con tranquilidad porque sabe que es un
hombre naturalmente dotado por la suerte?
Al Pasadiscos de Sobremonte, en la vida, le fue
bien. Veneración y felicitaciones. Ejemplo para inspirar a los inquietos
atorrantes del suburbio.
Ríe, contagiosamente, el señor vicepresidente,
porque logró torcer la tendencia decisoria. Aludía a la recetada “Línea
Máximo”. Compartida, según nuestras fuentes, por Zanini.
El recurso pragmático de pedir una licencia.
“¿Me van a dejar caer?, ¿a mí? ¿por esto?”,
cuenta la Garganta que soltó El Descuidista.
No reía cuando, según las fuentes, soltó el
mensaje doliente.
“Si me dejan caer yo…”.
Triunfó, providencialmente, la sensatez. Dejarlo
caer podía representar un imprevisto moral.
Entonces El Descuidista heroicamente se pudo
recomponer. Costó. Fue al frente. Se batió solo.
Por lo tanto merece reírse. Porque le salió a la
perfección aquel monólogo desastroso, que se tergiversó como “conferencia de
prensa”, ante periodistas de látex.
Cuando deslizó delaciones ponderables.
Describían, explícitamente, el estado de patológica excepción espiritual que
se apoderó de la república corroída. Dormida, indignada y en banda.
Con un jefe de fiscales que todos creían
históricamente intachable. Pero que, en el relato de El Descuidista, mantiene
un estudio prestigioso, de donde pretendían anexarlo. Incorporarlo a la
cartera de clientes. Ayudarlo porque “era nuevito”.
Con un presidente de la Bolsa de Comercio,
siempre listo para aplaudir en el Salón Blanco, que le ofrecía amablemente la
changa de hacer “un número”.
Con un Juez Federal que, en principio, “quería
ayudar”. Después de componer un denso tratado sobre el Holocausto, el jurista
iba a ser arrojado a las fieras, como cualquier cristiano medieval. Por la
inveterada traición de diez mensajitos de texto.
Si se le pregunta cuánto costó, desde el punto de
vista ético, iluminar los mensajitos, el señor vicepresidente, con seguridad,
va a volver a reírse.
Eficiente Cooperativa de Crédito de 25 de Mayo.
La impunidad
Probablemente El Descuidista se ríe porque se
cree totalmente invulnerable. Intocablemente impune.
Ríe porque se la puso hasta a los senadores de la
oposición. Pero se ríe sobre todo porque Pichetto -pobrecito- tuvo que salir
a batirse, por su honor.
Por el honor en el que nadie, en el bloque, cree.
Ríe El Descuidista, con infinita alegría, porque
se la puso al “duhaldismo residual” de La Boldt.
Y porque se la puso también a la prensa
hegemónica, a “la mafia de Magnetto”. Y hasta se la puso al “astrólogo” del
Asís Digital.
Como tiene a Nuestra César de su lado, se nos ríe
en la cara porque lo hizo volar al doctor Righi.
En su decadencia, Righi pasó, de ser expulsado
por Perón, a caer en desgracia por El Descuidista. Para sucederlo, acaso, por
un fan. Otro de los subyugados por la magia de la guitarrita. Con el pelo al
viento que cautivó a Durán Barba, que tanto influye en Nuestra César.
Se ríe con ganas Boudou porque, a aquel Juez
Federal de los mensajitos, lo despacharon para otras causas. Para que
aprenda.
Sólo le falta hacerse al Fiscal. Pero según
nuestras fuentes ya está por caer. Nadie más va a cometer la osada infamia de
investigarlo.
Se comprende finalmente que El Descuidista tenga
multiplicadas razones, después de todo, para reírse. Porque los billetes de
cien pesos ya se cocinan en las parrillas de Ciccone.
A través de Vandenbroele, de Nariga y The Old
Fund, El Descuidista puede -si aún no dominar el mundo- llevarse a la
Argentina por delante. A los panzazos y las carcajadas.
Se ríe El Descuidista porque está eufórico,
optimista y pleno, envidiablemente feliz. Sin importarle el hartazgo que
crecientemente genera. Junto a Nuestra César. La arrastra. Pobre.
El señor vicepresidente se ríe porque es un vivo.
En la sociedad de los giles que quieren ser vivos.
Ríe porque es el auténtico ganador. Debiera
provocar la masiva admiración de los perdedores.
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Mario Benedetti
¿De qué se ríe?
(Seré curioso)
En una exacta foto del diario señor ministro del imposible vi en pleno gozo y en plena euforia y en plena risa su rostro simple seré curioso señor ministro de qué se ríe de qué se ríe de su ventana se ve la playa pero se ignoran los cantegriles tienen sus hijos ojos de mando pero otros tienen mirada triste aquí en la calle suceden cosas que ni siquiera pueden decirse los estudiantes y los obreros ponen los puntos sobre las íes por eso digo señor ministro de qué se ríe de qué se ríe usté conoce mejor que nadie la ley amarga de estos países ustedes duros con nuestra gente por qué con otros son tan serviles cómo traicionan el patrimonio mientras el gringo nos cobra el triple cómo traicionan usté y los otros los adulones y los seniles por eso digo señor ministro de qué se ríe de qué se ríe aquí en la calle sus guardias matan y los que mueren son gente humilde y los que quedan llorando de rabia seguro piensan en el desquite allá en la celda sus hombres hacen sufrir al hombre y eso no sirve después de todo usté es el palo mayor de un barco que se va a pique seré curioso señor ministro de qué se ríe de qué se ríe.
Nacha Guevara - De
que se ríe
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¿De qué se ríe, Boudou?
Discurso Diputada Nacional María Virginia Linares
Discurso
Diputada Nacional María Virginia Linares
6ª REUNIÓN - Sesión Especial
Miércoles 2 de mayo de 2012
Expediente 29-S-12 por el cual se declara de
utilidad pública y sujeto a expropiación el 51% del patrimonio de la empresa
Yacimiento Petrolíferos Fiscales Sociedad Anónima - YPF S.A.
Orden del Día 288.
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene
la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
Sra. Linares.- Señor
presidente: antes de que me pida que redondee, solicito la inserción de mi
discurso en el Diario de Sesiones.
Sin
perjuicio de ello, quiero señalar que es verdad lo que hoy se ha dicho en el
sentido de que éste es un día histórico, pero puede serlo para bien o para mal.
De todas formas, uno entendería que es un día histórico para bien, en caso de
que el Congreso hoy esté dando el primer paso para recuperar la soberanía
energética perdida en la República Argentina. Sin embargo, este sería un mal
día histórico si expropiáramos esta parte de YPF para obtener dividendos con el
objetivo de destinar las divisas a fines que nada tienen que ver con la
explotación de este tipo de recursos, aunque esta cuestión ya corresponderá al
gobierno nacional.
La
recuperación de la soberanía nacional sobre nuestros recursos naturales y el
autoabastecimiento energético que permita superar la crisis en la que se
encuentra el sector, resultan una tarea prioritaria y urgente en la Argentina.
Para
ello debemos revisar todas las concesiones y derogar el esquema jurídico
vigente. Sólo de esa manera el Estado nacional podrá retomar el control de la
política hidrocarburífera que nunca debió perder.
Debemos poner fin a un sistema perverso que permite que las empresas
privatizadas sigan transfiriendo enormes ganancias a sus países de origen para
sus colocaciones financieras sobre la base de la depredación de nuestros
recursos naturales. Además, debemos auditar y controlar el 70 por ciento de la
extracción y producción, que no controla YPF y sigue en manos privadas.
Para
esto, y como paso previo, es preciso realizar una auditoría integral de todas
las áreas hidrocarburíferas revirtiendo las concesiones en las que se verifique
subexplotación. Por cierto, nadie conoce estas reservas, ni siquiera el propio
gobierno nacional, siendo que las empresas extraen los recursos mediante
una simple declaración jurada, es decir, sin ningún tipo de control estatal.
Es
verdad que Repsol llevó a cabo una feroz política extractiva, una
sobreexplotación a corto plazo. No se invirtió para reponer las reservas, y por
lo tanto, se produjo una caída brutal de éstas. Estamos hablando de un 32 por
ciento de reservas de petróleo y de un 23 por ciento de reservas de gas. Así,
se obligó a la Argentina a importar combustible, sobre todo fuel oil, gasoil y
gas, a través de los buques regasificadores. Bien sabemos los bahienses que,
junto con Escobar, estamos recibiendo alrededor de ochenta buques puestos de
manera compulsiva, que desde el punto de vista de la seguridad dejan mucho que
desear.
¿Nadie controló el vaciamiento de esta empresa? ¿Quiénes son los responsables
de no haber controlado?
Entendemos que también debemos discutir una estrategia de gestión que asuma una
nueva empresa, un rol del Estado nacional y de los gobiernos provinciales en el
mercado energético, así como también de los organismos de control y el
Parlamento.
Queremos que la participación de las regalías sea plena para todas las
provincias. Hoy, algunos diputados por Buenos Aires nos dijeron que el 65 por
ciento del crudo se destina a esa provincia, con el impacto ambiental que ello
produce.
Para
concluir, deseo señalar que la recuperación de la soberanía energética no
alcanza con la expropiación del 51 por ciento de la empresa. Por ello, es
necesaria la reinversión de las futuras ganancias a los fines de diversificar
la matriz energética, a través de energías alternativas renovables y no
contaminantes, como aquí se dijo. Asimismo, deben ser ampliadas las redes de
gas natural al 40 por ciento de los argentinos que no tienen. Estamos hablando
de 15 millones de habitantes del NOA y fundamentalmente del NEA, que en un
ciento por ciento carecen de gas natural.
Creemos que estamos frente a la oportunidad de saldar una deuda histórica.
Nosotros no privatizamos ni vaciamos YPF, y queremos volver a una YPF estatal. (Aplausos.)
Odio a los indiferentes
Uno de los pensadores marxistas que aportó más
modernidad a sus análisis fue el italiano Antonio Gramsci. Encarcelado por
Mussolini murió en un hospital penitenciario el 27 de abril de 1937, uno de sus
textos de juventud, escrito en 1917.
“Odio a los indiferentes. Creo que
vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive, no puede dejar de
ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son
bellaquería, no vida. Por eso odio a los indiferentes.
La indiferencia es el peso muerto de
la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera
pasivamente, pero opera. Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar.
Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta
desbaratadora de la inteligencia. Lo que sucede, el mal que se abate sobre
todos, acontece porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, permite la
promulgación de leyes, que sólo la revuelta podrá derogar; consiente el acceso
al poder de hombres, que sólo un amotinamiento conseguirá luego derrocar. La
masa ignora por despreocupación; y entonces parece cosa de la fatalidad que
todo y a todos atropella: al que consiente, lo mismo que al que disiente, al
que sabía, lo mismo que al que no sabía, al activo, lo mismo que al
indiferente. Algunos lloriquean piadosamente, otros blasfeman obscenamente,
pero nadie o muy pocos se preguntan: ¿si hubiera tratado de hacer valer mi
voluntad, habría pasado lo que ha pasado?
Odio a los indiferentes también por
esto: porque me fastidia su lloriqueo de eternos inocentes. Pido cuentas a cada
uno de ellos: cómo han acometido la tarea que la vida les ha puesto y les pone
diariamente, qué han hecho, y especialmente, qué no han hecho. Y me siento en
el derecho de ser inexorable y en la obligación de no derrochar mi piedad, de
no compartir con ellos mis lágrimas.
Soy partidista, estoy vivo, siento ya en la
consciencia de los de mi parte el pulso de la actividad de la ciudad futura que
los de mi parte están construyendo. Y en ella, la cadena social no gravita
sobre unos pocos; nada de cuanto en ella sucede es por acaso, ni producto de la
fatalidad, sino obra inteligente de los ciudadanos. Nadie en ella está mirando
desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos. Vivo, soy partidista.
Por eso odio a quien no toma partido, odio a los indiferentes”.
Cuatro mitos sobre YPF
Por
Martín Tetaz *
Con motivo de la
reciente decisión del Gobierno de expropiar el 51% de YPF, han circulado mitos
y versiones que, en muchos casos tienen algún asidero, pero en tantas otras
oportunidades se encuentran reñidas con la evidencia numérica o el testimonio
de la historia. Me propongo en lo siguiente, sin ningún orden particular,
debatir algunos de esos mitos aportando datos concretos.
Mito
1: “YPF se estatizó”
Incorrecto. Continúa siendo una sociedad anónima. Lo que hizo el Estado es comprar un porcentaje de las acciones, pero jurídica y económicamente se trata de una sociedad anónima.
Incorrecto. Continúa siendo una sociedad anónima. Lo que hizo el Estado es comprar un porcentaje de las acciones, pero jurídica y económicamente se trata de una sociedad anónima.
Mito
2: “YPF se expropia para recuperar los recursos no renovables, el petróleo y el
gas”
Veamos, la realidad es que YPF solo posee 583 millones de barriles de reservas, que significan el 23,17% del total de reservas del País. Puesto que se expropió el 51% de la empresa, el país recuperó el 11,8% de los recursos petroleros.
Veamos, la realidad es que YPF solo posee 583 millones de barriles de reservas, que significan el 23,17% del total de reservas del País. Puesto que se expropió el 51% de la empresa, el país recuperó el 11,8% de los recursos petroleros.
En gas, las
reservas de YPF son 66.827 millones de m3, representando un 17,6% del total del
país (378.862 mm3). Un 51% de ese monto significa tan solo el 9% del gas.
En la evidencia de
los números entonces, el estado expropió (y deberá pagar por ello) el derecho
de explotar el 11,8% del petróleo y el 9% del gas argentino, hasta el
vencimiento de las concesiones.
Mito 3: “Ahora la renta petrolera quedará en nuestro
país”
Técnicamente, se conoce como renta petrolera a la diferencia entre el precio del hidrocarburo y el costo de extracción del recurso, más un beneficio normal.
Técnicamente, se conoce como renta petrolera a la diferencia entre el precio del hidrocarburo y el costo de extracción del recurso, más un beneficio normal.
El petróleo WTI
cotizó en promedio para el 2011 a 94,91 dólares por barril, pero la paridad de
exportación, que es el monto que obtendría la Argentina si exportara el recurso
(descontando los fletes y gastos de envío al mercado internacional) es un 10%
menor haciendo un cálculo conservador (históricamente los costos de transporte,
almacenaje, etcétera estuvieron entre los 3 y los 9 dólares por barril). En
conclusión la paridad de exportación, que es el negocio de oportunidad del
recurso estuvo en U$s 85,42 durante 2011, en promedio.
Sin embargo, según
la Secretaría de Energía, los productores recibieron U$s 63,19 en mercado
interno y U$s 42 si deseaban exportar el producto. De modo que suponiendo que
no exportan (lo
cual es la consecuencia directa de la resolución
394/07 del Ministerio de Economía) , pues por la regulación
de precios internos sumada a las retenciones a las exportaciones, U$s 22,23 de
la renta es apropiada por los consumidores argentinos.
Ahora bien, de
acuerdo al último balance de YPF
, las utilidades operativas del área de Exploración y Explotación (Upstream)
fueron del 19,82% (bastante más baja que el 27% de los dos años anteriores), lo
que implica un costo de producción de U$s 50,66 por barril (costo que incluye
amortización de inversiones para reposición y descubrimiento de reservas,
regalías de las provincias, salarios, etc).
La empresa estaría
obteniendo así U$s 12,52 por barril, de ganancias operativas, sobre las que
tiene que tributar el 35% de impuestos a las ganancias, quedándose por tanto
con U$s 8,14 por barril. A eso luego habrá que descontarle los gastos de
funcionamiento de la administración central de la empresa, atribuibles a la
explotación, pero como no se encuentran discriminados, usaremos esa cifra como
límite superior de nuestra estimación
Entonces, de Cada
100U$s dólares de petróleo que se producen en Argentina, 26,02 son apropiado
por los consumidores, vía menores precios gracias a la regulación.
El gobierno se
apropia de U$s 20,08 por impuestos (Regalías + retenciones + Ganancias,
proporcional al peso del área de explotación en el total de las ganancias)
La empresa se
queda con U$s 12.88. Si suponemos una “ganancia normal” de 5% sobre ventas,
pues la renta apropiada por los empresarios corresponde s los U$s 7,88
remanentes.
Los costos de
producción, netos de impuestos, son de U$s 41,07
En
conclusión, 48% de la renta se la apropian los consumidores, 37% el Gobierno y
15% la empresa.
Pues bien, a
partir de la expropiación el Gobierno ahora se quedará con un la mitad de la
renta que antes se llevaba la empresa; o sea un 7,5% mas.
Mito 4:
“Repsol estaba vaciando la empresa”
El Patrimonio neto
de YPF era 2,16 veces su pasivo en 2007 y se redujo prácticamente a la mitad,
siempre en relación al pasivo, en los últimos 5 años (hoy es un 51,1%).
Puesto en otras
palabras, el Activo de la compañía puede ser financiado por dos fuentes:
financiación propia (Patrimonio neto) o financiación de terceros (Pasivo). Ypf
tenía sus activos financiados en un 66% (2/3 partes) por parte de sus
accionistas y solo un 33% (1/3 partes) por parte de terceros, en 2007, pero con
el ingreso del Grupo Petersen (Ezkenasi) en 2008 ese ratio se dio vuelta
exactamente. Ahora los accionistas solo son “dueños netos” del 33% de los
activos.
Este proceso se
produjo porque en ese período de tiempo YPF distribuyó dividendos a sus
accionistas por 24.193 millones de pesos, pero solo tuvo utilidades por 18.676
millones. Es decir que distribuyó un 29,54% más de lo que ganó. La operación se
sustentó en el acuerdo entre Repsol y Petersen de distribuir el 90% de las
utilidades, para que los Ezkenasi pudieran devolver el dinero que (entre otros,
Repsol) les había prestado para comprar el 25% de la empresa en 2008. El
gobierno apoyó y promovió el ingreso de Ezkenasi a YPF, bajo esas condiciones.
¿Pero, como lo
hicieron? ¿De dónde salieron los 5.517 millones de más que repartió YPF?
Existen dos caminos; podría haber liquidado los activos (vaciado la empresa) o
podría haber incrementado los pasivos. Se hizo lo segundo.
Ahora bien, el
endeudamiento de una empresa no es per se ni malo ni bueno. No es
necesariamente algo que limita la capacidad de producción ni la rentabilidad de
una firma. Por el contrario, bien podría darse el caso de que se endeude para
financiar inversiones, cuya tasa de retorno sea superior a la tasa de interés
que debe pagar por esa deuda.
El problema es que ese incremento del pasivo, no tuvo una contraparte en el activo y por lo tanto se hizo a expensas del patrimonio de la firma, que aumentó su exposición de deuda sin el consiguiente incremento de la capacidad productiva.
El problema es que ese incremento del pasivo, no tuvo una contraparte en el activo y por lo tanto se hizo a expensas del patrimonio de la firma, que aumentó su exposición de deuda sin el consiguiente incremento de la capacidad productiva.
Si ese deterioro
de solvencia no se notó en la cotización de la acción en los mercados
bursátiles fue porque el precio del barril de petróleo WTI pasó de 72 a 95
dólares por barril en ese período y los productores domésticos pasaron de
recibir 42,57 dólares por barril en 2007 a embolsar 63,19 en el 2011.
Es importante
notar, no obstante, que aún si hubiera continuado ese proceso ad infinitum, la
empresa podría haber seguido produciendo sin problemas. Técnicamente, llegado
un punto, se habría reducido a cero el valor patrimonial (el valor libros de la
empresa), los accionistas no se verían perjudicados porque habrían retirado su
posición patrimonial en la forma de dividendos, e incluso la acción conservaría
un valor de mercado por las expectativas sobre descubrimientos y beneficios
futuros.
*
Economista especializado en Economía del Comportamiento, Profesor de la UNLP y
la UNNoBA, investigador del IIL e investigador visitante del CEDLAS. Autor de
blog Economía y
Comportamiento
Encontraron los restos de Ana Teresa Diego
Desaparecidos: encontraron los restos de Ana Teresa Diego
Fueron hallados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en Avellaneda. Fue desaparecida en septiembre de 1976. El recuerdo de Luis, el último amigo que la vio con vida.
Los restos de Ana Teresa Diego, la estudiante de Astronomía de la Universidad Nacional de La Plata desaparecida el 30 de septiembre del 1976, durante la última dictadura militar, fueron identificados en Avellaneda por el Equipo Argentino de Antropólogos Forenses.
La información fue confirmada a Diagonales.com por el decano de Astronomía, Adrián Brunini, quien dijo haber hablado con la madre de Ana, Zaira Franz, en las últimas horas.
La noticia causó conmoción en la comunidad educativa platense, que el pasado 22 de marzo le había rendido homenaje en los jardines del Observatorio, con el descubrimiento de una placa en su memoria.
Además, el nombre de la estudiante oriunda de Bahía Blanca quedó resonando en la memoria colectiva cuando la presidente Cristina de Kirchner mencionó su nombre a propósito de la decisión de la Unión Astronómica Internacional de llamar “Anadiego” a un asteroide.
Luis Martorelli, docente de la unidad académica, y el último compañero que vio a Ana con vida, dijo a Diagoanles.com sentirse shockeado con la noticia: “Es una extraña sensación de alegría y tristeza”.
“Después de 35 años, uno tenía de ella una imagen, fantástica; ahora es otra. Y tengo la tranquilidad de tarde o temprano, todo tiene que resolverse”, agregó Martorelli.
Por último, el docente y amigo de Ana, tuvo un párrafo aparte para el Equipo Argentino de Antropólogos Forenses: “Hemos marcado un camino. Nuestro país no sólo juzga, sino que también, a través de la ciencia, identifica y restituye identidades. Esa gente (por los antropólogos) merecerían el Nobel de la Paz: por su noble tarea y por la tranquilidad que llevan a las familias”, concluyó.
Aún no trascendió cuándo los restos de la estudiante de Astronomía serán restituidos a su familia, cuya madre vive en la localidad bonaerense de Villa Ventana. En la facultad esperan el momento “para participar del acto y acompañar a los familiares”, indicaron.
Ana Teresa Diego era militante de la Federación Juvenil Comunista y fue secuestrada en el Bosque, cuando salía de la facultad.
La información fue confirmada a Diagonales.com por el decano de Astronomía, Adrián Brunini, quien dijo haber hablado con la madre de Ana, Zaira Franz, en las últimas horas.
La noticia causó conmoción en la comunidad educativa platense, que el pasado 22 de marzo le había rendido homenaje en los jardines del Observatorio, con el descubrimiento de una placa en su memoria.
Además, el nombre de la estudiante oriunda de Bahía Blanca quedó resonando en la memoria colectiva cuando la presidente Cristina de Kirchner mencionó su nombre a propósito de la decisión de la Unión Astronómica Internacional de llamar “Anadiego” a un asteroide.
Luis Martorelli, docente de la unidad académica, y el último compañero que vio a Ana con vida, dijo a Diagoanles.com sentirse shockeado con la noticia: “Es una extraña sensación de alegría y tristeza”.
“Después de 35 años, uno tenía de ella una imagen, fantástica; ahora es otra. Y tengo la tranquilidad de tarde o temprano, todo tiene que resolverse”, agregó Martorelli.
Por último, el docente y amigo de Ana, tuvo un párrafo aparte para el Equipo Argentino de Antropólogos Forenses: “Hemos marcado un camino. Nuestro país no sólo juzga, sino que también, a través de la ciencia, identifica y restituye identidades. Esa gente (por los antropólogos) merecerían el Nobel de la Paz: por su noble tarea y por la tranquilidad que llevan a las familias”, concluyó.
Aún no trascendió cuándo los restos de la estudiante de Astronomía serán restituidos a su familia, cuya madre vive en la localidad bonaerense de Villa Ventana. En la facultad esperan el momento “para participar del acto y acompañar a los familiares”, indicaron.
Ana Teresa Diego era militante de la Federación Juvenil Comunista y fue secuestrada en el Bosque, cuando salía de la facultad.
La lucha de clases
Por: Martín Caparrós
02 de marzo de 2012
El ritual, triste, se repite: este año, como cada año, llega el principio de las clases y no hay clases. En este caso las escuelas no abrieron o abrieron poco en ocho provincias donde se educan dos tercios de los chicos argentinos: como todos los años. Hace justo tres escribí una columna que decía, también, que “hoy empiezan las clases y no empiezan las clases: para la mayoría de los alumnos argentinos, esta mañana no hay escuela. Los maestros de medio país van a la huelga para pedir un sueldo que ninguno de nosotros, periodistas, por ejemplo, aceptaría ni para empezar. Son sueldos tan elocuentes, tan didácticos: dicen, antes que nada, que a la sociedad argentina la educación le importa tres carajos. O, más preciso: que a la sociedad argentina le importa tres carajos la educación de sus pobres."
Para bien y para mal soy un producto de la escuela pública argentina, y me gusta que así sea. Mi hijo también fue a la escuela pública, pero en las décadas que pasaron desde que empecé primer grado –inferior– nuestro sistema educativo cambió brutalmente. Cuando yo era chico sólo iban a colegios privados los garcas que querían educarse a fuerza de hostias y los raros que preferían hablar otros idiomas y los vagos que la escuela pública no soportaba más. Pero mis amigos y yo –hijos de la clásica clase media porteña– sabíamos que el sistema de educación estatal era nuestro lugar: la escuela pública era la mejor, la primera opción. Ahora no: mis amigos dudan mucho antes de mandar a sus hijos a una escuela del Estado –y muchos no lo hacen.
“La educación pública ya no es para todos, ni para el que la elige; es para quien no tiene más remedio", decía entonces. "Tres de cada cuatro alumnos estatales pertenecen al tercio más pobre de la población. Entre el 20 por ciento más pobre, nueve de cada diez van a la escuela pública; entre el 20 por ciento más rico, uno de cada siete. Y la tendencia se acelera: en 1997 el 24 por ciento de los chicos acomodados iba a escuelas públicas; en 2006, según un informe del Centro de Estudios de Políticas Públicas, sólo el 15 por ciento. Así que, entre 2003 y 2006, en apenas tres años kirchneristas, 800.000 argentinitos –casi todos los que pueden– pasaron del público al privado. En la escuela sarmientina quedan los que no pueden: los más pobres.”
Ahora, tres años después, la tendencia se mantiene,la privatización aumenta. Según la Encuesta Permanente de Hogares, del 26 por ciento de chicos que iban a escuelas privadas en 2003 se pasó, en 2011, al 37,5 por ciento: la privatización de la educación argentina es una de las tendencias más sostenidas del peronismo kirchnerista.
Por lo que sigue siendo cierto que “el fracaso de la educación pública es el efecto más espectacular del derrumbe del Estado argentino. Solía ser su estandarte: la forma más eficiente de producir esa relativa integración social que nos constituyó como país, en esas aulas donde, bajo los delantales blancos, las clases sociales se mezclaban por un rato y se formaban con las mismas consignas, las posibilidades brevemente emparejadas. La educación pública servía para equilibrar, para integrar, para ‘redistribuir’ -y para producir un país más educado, con mejores posibilidades en todos los terrenos". Ahora parece como si no importara. Porque los poderosos argentinos ya no intentan cohesionar su sociedad con instrumentos tales como escuelas. Han decidido aceptar que un cuarto o un tercio de ella quedarán fuera de cualquier integración: marginados, desechados. La caída de la enseñanza pública es, más que nada, el efecto de un cambio de planes.
Y, para colmo, los que manejan el Estado no tienen ningún interés personal en la educación pública: hace mucho que mandan a sus chicos a colegios privados."Es una característica de muchos estados actuales –sus dirigentes no se incluyen en ellos, no usan sus escuelas y hospitales, no le pagan impuestos, no respetan sus leyes– y es curiosa: ¿quién se imagina al gerente de la cocacola pidiéndose una pepsi?”, decía en 2009 y que, por eso, tenía “una propuesta populista para encarar la cuestión educativa”.
Era una ley, decía, “que habría que votar cuanto antes: ‘Queridos gobernantes, no todo pueden ser alegrías, ganancias extraordinarias, honores merecidos, gratitud popular. Los cargos deben tener alguna carga. Y ésta será modesta pero inflexible: se ordena, so pena de prisión y pedorreta pública, que todos los funcionarios del Estado -de un nivel equis para arriba- manden a sus hijos y nietos, sin excepción, a la escuela estatal más cercana”. Es posible que, entonces, la educación pública mejore seriamente. Así estamos, en la lucha de clases."
Aquel texto circuló. Ahora está entre las fundamentaciones del proyecto de ley que presentará mañana en la legislatura de la ciudad de Buenos Aires el diputado Alejandro Bodart (MST en Proyecto Sur): Obligatoriedad de todos los funcionarios políticos de educar a sus hijos en escuelas públicas y de atenderse en hospitales públicos.
Artículo 1°. Para ser Jefe/a de Gobierno, Vicejefe/a de Gobierno, Legislador/a o funcionario/a político/a con nivel de Director General o superior del Poder Ejecutivo o del Poder Legislativo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sea o no electivo su cargo, constituyen requisitos:
La asistencia de sus hijos/as a cargo, en edad escolar obligatoria, a establecimientos educativos públicos de gestión estatal.
Su atención y la de su grupo familiar en el sistema público de salud.
Art. 2°. Todo/a funcionario/a incluido/a en el artículo 1º debe presentar anualmente una declaración jurada en la cual consten los siguientes datos:
Apellido y nombre de sus hijas/os a cargo menores de dieciocho (18) años de edad, si concurren a establecimiento educativo o no; en caso afirmativo, nombre del establecimiento.
Apellido y nombre de los integrantes del grupo familiar; en caso de recibir atención de salud, nombre del establecimiento.
Art. 3°. El plazo de presentación de la declaración jurada vence el día 30 de abril de cada año. Su no presentación en término o el ocultamiento o falseamiento de los datos es causa de las sanciones previstas en el artículo 248 del Código Penal de la Nación, sin perjuicio de otras sanciones que pudieran corresponder.
Art. 4°. Lo establecido en los artículos precedentes es aplicable también a los/as magistrados/as y funcionarios/as del Poder Judicial, a los/as funcionarios/as de los Órganos de Control, a los miembros de las Juntas Comunales y a los/as directores/as del Banco Ciudad, de los organismos descentralizados y entidades autárquicas y de las empresas y sociedades del Estado de la Ciudad, así como de los entes interestaduales y del Hospital de Pediatría SAMIC "Prof. Dr. Juan P. Garrahan".
Art. 5°. Comuníquese, etc.
Cláusula transitoria: Los/as funcionarios/as públicos/as comprendidos/as en los artículos 1º y 4º que se encuentren en ejercicio de su cargo a la fecha de sanción de la presente ley tienen un plazo máximo de doce (12) meses para efectivizar el cumplimiento de los requisitos establecidos en el artículo 1º.
El proyecto se presentará ante el público hoy viernes 2 de marzo a las 18 horas en el salón Juan Domingo Perón de la Legislatura porteña, con un debate entre el dirigente docente Manuel Gutiérrez (ADEMYS), el dirigente de la salud Jorge Yabkowski (CICOP), el diputado Bodart y yo.
En los días siguientes deberá ser discutido por los legisladores. Aunque los funcionarios porteños no deberían preocuparse. Es improbable que el macrismo o el kirchnerismo lo apoyen, así que el proyecto no tiene muchas posibilidades de convertirse ley. A menos que.
Alta en el cielo...
Si bien el 2010 fue el año del bicentenario del nacimiento de la patria, tras los días de la Revolución de Mayo y el comienzo de la identidad para nuestra Nación, este germen del ser nacional se inició con varias decenas de ciudadanos porteños de la jurisdicción del cabildo de Buenos Aires. Ellos fueron quienes originaron el primer gobierno patrio, la “Primera Junta”, y quienes a posteriori, convocarían a la conformación de la “Junta Grande”, para garantizar la representación (del interior) y afianzar la identidad de la Provincias Unidas del Río de la Plata. En los sucesivos años, se produjeron las importantes batallas entre Españoles Peninsulares (Representantes de la Corona Hispana) y Españoles Americanos. (Representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata) y la derivación del surgimiento de nuevos Gobiernos Patrios como el Primer y Segundo Triunvirato, o la Asamblea del año XIII y el Congreso de Tucumán, de 1816.
La bandera celeste y blanca señala la pertenencia al suelo argentino; y todos nosotros, desde el ingreso a la escuela, asociamos este conjunto de colores determinada una bandera en particular que nos convoca e identifica con la idea de nación; a modo de ejemplo: En la Argentina existen cerca de cincuenta mil escuelas, y en todas ellas, los alumnos izan y arrían todos los días la misma bandera.
Esa misma bandera blanca y celeste, fue enarbolada por Belgrano el 27 de febrero de 1812 en las barrancas del río Paraná, en Rosario; y a partir de ese momento, el único distintivo que llevaban los soldados patriotas para diferenciarse del ejército realista era una escarapela con los colores celeste y blanco.
Según algunos relatos históricos, señalan que el Gral. Manuel Belgrano; en plena misión de preparar a la tropa para defender los pasos del río Paraná de cualquier ataque realista; ordeno la confección de la insignia patria; con objetivo de entusiasmar a los soldados era contar con una bandera propia, y realizar el juramento, para honrarla y defenderla, como a la Patria misma.
Cuando la nueva bandera flameó frente al Paraná, Belgrano dijo a los soldados: "Esta será la divisa con que marcharán al combate los defensores de la patria". En esa misma fecha notificó a las máximas autoridades de la Provincias unidas, con asiento en Buenos Aires, en una carta expresa: "[...] siendo preciso enarbolar bandera, y no teniendo la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela, espero que sea de la aprobación de V. E.".
La bandera Nacional, fue aprobada por el Congreso de Tucumán en 1816. Como insignia que reemplazaría a la bandera española; y mediante un decreto fechado el 25 de julio de 1816: "Las Provincias Unidas, después de la declaración solemne de su independencia, tomarán como peculiar distintivo la bandera celeste y blanca".
Han transcurrido, 200 años, historia de aquel lejano 27 de febrero, de una acción política, tan emblemática, que no puede pasar desapercibida, y que derivo, en la reacción Independentista de Patriotas, hombres y mujeres, algunos reconocidos como José de San Martín y Manuel Belgrano. Otros algo olvidado como Martín Miguel de Güemes y varios que perduran en total anonimato.
La “Bandera Nacional” es el símbolo, autentico nos une en acto patrio, nos agrupa ante un evento deportivo, nos representa como emblema de Nación.
Gracias, Gral. Manuel Belgrano, su objetivo se ha cumplido, todos los ciudadanos honraremos su creación, en cada centímetro de la Nación, y consolidaremos esa Patria por la que usted lucho, en cada minuto de su vida.
Quién es quién en el debate sobre megaminería
Por Maristella Svampa SOCIOLOGA, INTEGRANTE DE PLATAFORMA 2012
Existe pensamiento crítico y credibilidad en provincias y universidades. No así en gobernadores ni en el Estado nacional, en clara alianza estratégica con las mineras.
Lejos de abrir a un “debate serio y responsable”, como decía proponer hace unos días la Presidenta, la reciente Organización Federal de Estados Mineros, que reúne a las provincias mineras, pone en evidencia las intenciones de los gobiernos nacional y provinciales de renovar sus apoyos al modelo extractivo y clausurar cualquier posibilidad de una discusión de fondo sobre la espinosa cuestión de la megaminería , que incluya, entre otras cosas, la modificación de las leyes mineras sancionadas en los `90.
Este “pacto”, decidido de espaldas a la sociedad , se inserta en un escenario marcado por una gran conflictividad social y una escalada represiva en el noroeste argentino, cuyo epicentro se desplazó desde Tinogasta a Andalgalá, donde se implantó un virtual e inédito estado de sitio, sostenido por los sectores promineros.
Existe toda una casuística en las provincias que es necesario valorizar a la hora de pensar críticamente esta problemática. Así, cabe preguntar con qué credibilidad cuentan los gobernadores para hablar de megaminería y desarrollo . Basta mirar Catamarca, que tras 15 años de explotación megaminera presenta índices desastrosos de desarrollo humano, así como la tasa de empleo público más alta del país-25% de la población económicamente activa trabaja en el Estado, según consignaba el diario El Ancasti en 2010-, lo cual se repite en relación a la Asignación Universal por Hijo , para concluir que este modelo está lejos de haberse convertido en “motor de desarrollo” , como pregonan sus defensores.
Asimismo, de qué nuevos desafíos tecnológicos, económicos y ambientales se nos habla, en nombre de las empresas mixtas, si basta examinar la historia de la asociación del Estado catamarqueño con una empresa multinacional a través del YMAD (Yacimientos Mineros Aguas del Dionisio), la cual confirma la inexistencia de controles estatales sobre la extracción minera , a lo cual se suma la opacidad económica de dicha alianza, que incluye a la Universidad Nacional de Tucumán.
Por último, cabe preguntar con qué autoridad política y ética puede hablar la gobernadora Lucía Corpacci, como si ella no tuviera currículum político alguno , cuando en realidad fue vicegobernadora entre 2007 y 2009, durante uno de los mandatos del radical K, Brizuela del Moral, antes de ser senadora nacional por su provincia. Más aún, cómo puede pretender dar cátedra sobre minería, información y democracia, si la misma se ha desentendido de toda responsabilidad política respecto de la brutal represión de Tinogasta y aún hoy acusa un silencio elocuente sobre lo sucedido en Andalgalá.
En segundo lugar, no es verdad, como muchos afirman con ligereza, que no hubo debates sobre megaminería en el país.
Sin tales debates, resultaría muy difícil explicar la sanción de 9 leyes provinciales – dos de ellas, hoy derogadas- en contra de la megaminería . En realidad, los debates acerca de qué entendemos por desarrollo, así como del carácter insustentable de este tipo de minería, se han venido dando al compás de las luchas, a partir de 2003, primero en Esquel, pero con mayor fuerza desde 2006, en diferentes territorios provinciales.
Por último, hay quienes tienden a silenciar que, a partir de 2009, se han llevado a cabo debates en las universidades públicas sobre los controversiales fondos que Bajo la Alumbrera comenzó a distribuir entre las mismas.
Hay que destacar la ejemplar resolución del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Córdoba, que en diciembre de 2009 rechazó los 3,3 millones de pesos procedentes de la distribución de utilidades de Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio. Esta decisión, adoptada después de consultas con profesionales de las más diversas disciplinas, concluyó en una larga y fundamentada resolución en contra de la megaminería , que planteó la necesidad de revisar los contratos mineros y la legislación existente , al tiempo que manifestó su apoyo a las comunidades afectadas por la minería en sus reclamos reivindicatorios. Una declaración similar proviene de la Universidad Nacional de Río Cuarto. ¿Habrá entonces que acusar de “fundamentalistas” y “dogmáticas” o tildar de “ambientalistas” estas resoluciones avaladas por diferentes universidades, y apoyadas sobre investigaciones independientes y documentación científica? Así, debemos reconocer que, como en tantas otras épocas, el debate comenzó entonces en el interior, para instalarse -de modo tardío- en la agenda política y mediática nacional.
Pero esto no se debe solamente a las lógicas desconexiones entre lo local/provincial y lo nacional, ni tampoco exclusivamente a la matriz productivista que acusa la tradición peronista, sino a los silencios y zonas ciegas que el progresismo oficialista ha venido acumulando sobre la cuestión de la megaminería , a raíz de la alianza estratégica que el Estado nacional, además de los gobiernos provinciales, mantiene con las corporaciones mineras. No es casual que hoy, frente a la nacionalización de la cuestión, consumada por la pueblada de Famatina, todavía estén aquellos que se resisten a reconocer el carácter genuino de estas movilizaciones, al tiempo que buscan desconocer los aportes que desde el pensamiento crítico en toda América latina se vienen elaborando sobre el tema.
Este hecho incontestable nos advierte acerca de las verdaderas dificultades que atraviesa un debate de esta complejidad, pues no todos están dispuestos a llevar a cabo una discusión de fondo sobre qué entendemos hoy por desarrollo, democracia, soberanía y derechos humanos.
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