Compañeros Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola

El 4 de julio de 1976 fueron hallados en La Cueva de los Leones, maniatados, con signos evidentes de torturas y acribillados a balazos, los cuerpos de los compañeros Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola. El 30 de junio, habían sido secuestrados en sus hogares, frente a sus familias, consumándose así uno de los actos más atroces que tuvo como matriz ideológica el nefasto accionar de la familia Massot y su principal arma de exterminio: el diario La Nueva Provincia.
Heinrich y Loyola, obreros gráficos del diario y dirigentes del Sindicato de Artes Gráficas formaron parte de una generación que luchó por reconquistar derechos arrebatados a los trabajadores. Su militancia gremial se vio reflejada en el trabajo cotidiano desarrollado en los talleres de la empresa monopólica donde el reconocimiento de sus compañeros y el enfrentamiento a las medidas patronales preocupaban al clan Massot.


Por los derechos 


Miguel Ángel Loyola y Enrique Heinrich eran trabajadores del diario La Nueva Provincia. Trabajaban como estereotipista y maquinista en el diario La Nueva Provincia.
Ambos estaban en la conducción del gremio de Artes Gráficas y defendían los derechos de los trabajadores a mejores condiciones laborales. Habían conseguido muchos derechos denegados durante años a los trabajadores de esa empresa.

Fueron secuestrados de sus casas entre la noche del 30 de junio y la madrugada del 1 de julio de 1976.

Enrique Heinrich tenía 31 años, esposa y cinco hijos. El mayor, de 9 años. 

Miguel Ángel Loyola tenía 28 años, esposa y una hija en camino.

Fueron secuestrados en sus domicilios frente a testigos. Ninguno de los dos apareció con vida.
En la Cueva de los Leones los encontraron el día 4 de julio, sus cuerpos estaban con signos de tortura y con más de 50 tiros.



Miguel Ángel Loyola y Enrique Heinrich fueron quienes durante largos años encararon las acciones para que los trabajadores de La Nueva Provincia llegaran a gozar de derechos que desde la patronal se les eran negados. Una lucha ardua que llevaron a cabo en épocas previas al golpe de estado con tantos otros compañeros del sindicato como es el caso de Jorge Molina que durante todos estos años, después de los asesinatos, se ocupó de que sus nombres y luchas no se perdieran en el olvido. Prueba y ejemplo de esto son las dos calles que en Millamapu llevan sus nombres.






Homenaje a Manuel Belgrano

Recordando a un gran héroe argentino


Paseos, momentos en familia o con amigos, comidas ricas y descanso. Todas estas opciones caben en un feriado como el de hoy. Pero también está bueno tener presente qué estamos celebrando. Y qué mejor manera de conmemorar el Día de la Bandera que recordar la vida de su creador. 


Hoy un día especial
SU CREACIÓN. El El 27 de febrero de 1812 enarboló a orillas del Paraná la bandera argentina



Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770. Su padre, don Domingo Belgrano, fue un comerciante rico. "Como le tocó el tiempo del monopolio, adquirió riquezas para vivir cómodamente y dar a sus hijos la educación mejor de aquella época", escribió el prócer en su autobiografía. De chico estudio en el Real Colegio de San Carlos, en Buenos Aires. 

Junto con su hermano Francisco viajó a Europa para completar sus estudios. Se recibió como bachiller en leyes y de abogado en 1789. Pero lo que realmente lo sedujo fueron las ideas políticas a las que accedió lejos de la aislada BuenosAires. "En los primeros momentos en que tuve la suerte de encontrar hombres amantes al bien público que me manifestaron sus útiles ideas, se apoderó de mí el deseo de propender cuanto pudiese al provecho general, y adquirir renombre con mis trabajos (...) dirigiéndolos a favor de la patria", escribió al recordar aquellos años. 

Volvió a Buenos Aires en 1794 con el cargo de secretario perpetuo del Consulado de Comercio de Buenos Aires. Pero el hombre que se había preparado para las leyes, se empezó a acercar al mundo de la guerra. 

Participó de la defensa de la ciudad durante las Invasiones Inglesas y, tras ejercer el cargo de vocal en la Primera Junta de Gobierno en 1810, fue nombrado jefe del Ejército Libertador del Paraguay. Hacia allí marchó. 

Cuando el Triunvirato se enteró de la existencia de la bandera le exigió que la eliminara. Pero Belgrano no lo escuchó y la hizo bendecir en Jujuy el 25 de mayo de 1812. En una carta cargada de indignación, le respondió al gobierno centralista de Buenos Aires que había hecho izar el estandarte para exigir "que estas provincias se cuenten como una de las naciones libres del globo".

El 23 de agosto de 1812 fue el último que salió de Jujuy: el pueblo enteró había desmantelado y abandonado la ciudad para seguir a las tropas hasta Tucumán. El objetivo del éxodo fue impedir que los realistas que llegaban desde el norte pudieran abastecerse. 

El 27 de febrero de 1812 enarboló a orillas del Paraná la bandera argentina, que él había creado ¿Por qué la hizo celeste y blanca? Hay varias teorías. La más extendida es la que sostiene que se inspiró en el cielo. Pero no es la única: es posible que haya tomado los colores del manto de la Inmaculada Concepción de María, de la cual era devoto. Otra posibilidad es que haya optado por ellos porque eran los colores que distinguían a la dinastía borbónica (que también se había inspirado en el manto de la Virgen). 

Belgrano no había nacido con vocación militar, pero la vida lo consagró como uno de los mejores. La batalla que les ganó a los realistas en Tucumán fue fundamental para la causa de la revolución: fue el primer triunfo en el norte y frenó la avanzada realista. Al mando de sus soldados y de patriotas tucumanos y jujeños enfrentó a los españoles en el Campo de las Carreras (en la zona en la que actualmente está la plaza Belgrano, en Barrio Sur). 


belgrano
SU MUERTE. "¡Ay, patria mía!", dijo antes de despedirse. 


Como la batalla se había producido el 24 de septiembre, día de la Virgen de La Merced, la procesión había sido postergada. En la jornada fijada para la celebración los fieles marcharon detrás de la imagen de María hasta el lugar en el que se había producido el combate. Allí, Belgrano se acercó a la Virgen y colocó en sus manos el bastón de mando que él llevaba. "La conmoción fue entonces universal: hay ciertas sensaciones que perderían mucho queriéndolas describir", recordó el general José María Paz -que fue testigo del hecho- en sus memorias. 

Belgrano murió a las 7 de la mañana del 20 de junio de 1820. Fue amortajado con un hábito dominico, como lo había pedido, y fue sepultado en el templo de Santo Domingo. Sólo un diario hizo mención a su fallecimiento. 

Había pasado los últimos días en la casa que había sido de sus padres y sumido en la pobreza. Al dictar su testamento, le encargó a su hermano sacerdote que velara por las escuelas que había fundado y que supervisara el pago de sus deudas, un tema que lo mortificó hasta el último día. De tan pobre que estaba le terminó pagando a su médico con un reloj. 

________________________________________________________________________________________________ 

patria



Cuadro
En todo el territorio nacional, la bandera celeste y blanca señala la pertenencia al suelo argentino. Desde chicos, asociamos un conjunto de colores dispuestos de determinada manera con la idea de nación, y sabemos que existe una bandera en particular que nos convoca e identifica.


En la Argentina existen cerca de cincuenta mil escuelas. Algunas son muy distintas entre sí: hay escuelas en las grandes ciudades y en medio del campo, en la selva y en el desierto; algunas reúnen miles de alumnos, mientras que en otras una decena de chicos de distintas edades estudia en la misma aula; muchas dan vacaciones a sus alumnos en verano y otras cierran sus puertas en invierno, durante la temporada de nieve. Más allá de estas diferencias, en todas las escuelas del país, los chicos izan y arrían todos los días la misma bandera.




  • Una larga historia

Más de una vez habrás escuchado en la escuela, en tu casa o de boca de algún adulto que conozcas, que Manuel Belgrano creó la bandera argentina inspirado en los colores del cielo. Sin embargo, esto no fue tan sencillo como parece. La variedad de banderas enarboladas en este territorio desde la llegada de los españoles hasta 1852 refleja las dificultades del proceso de constituir una nación y representarla por medio de un símbolo.

Bandera
Bandera blanca y celeste enarbolada por Belgrano el 27 de febrero de 1812 en las barrancas del río Paraná, en Rosario.Hasta ese momento, el único distintivo que llevaban los soldados patriotas para diferenciarse del ejército realista era una escarapela con los colores celeste y blanco. Manuel Belgrano -que estaba en Rosario con la misión de preparar a la tropa para defender los pasos del río Paraná de cualquier ataque realista- pensó que una buena manera de entusiasmar a los soldados era contar con una bandera propia que tuviera los colores de la escarapela. Así surgió la idea de mandar a coser una.
Hay muchas versiones acerca del origen de los colores de la bandera y la escarapela. Celeste y blanca era la cinta que usaba el rey de España cruzándole el pecho, los mismos colores tenían el escudo de la ciudad de Buenos Aires y las cintas repartidas el 25 de mayo. Después de la Revolución de Mayo, toda persona que quería demostrar que estaba a favor de la revolución se colocaba cintas celestes y blancas en algún lugar visible: las damas en el cabello, en los bordes de los rebozos, o en los abanicos; los hombres se las colocaban en los sombreros o en las solapas de los sacos.
Cuando la nueva bandera flameó frente al Paraná, Belgrano dijo a los soldados: "Esta será la divisa con que marcharán al combate los defensores de la patria".

También le comunicó al gobierno de Buenos Aires la decisión que había tomado. En una carta expresa: "[...] siendo preciso enarbolar bandera, y no teniendo la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela, espero que sea de la aprobación de V. E.".
Pero como todavía no se había declarado por escrito la independencia, el gobierno consideró poco prudente la actitud de Belgrano. En una circular fechada el 3 de marzo de 1812, le respondieron: "Ha dispuesto el Triunvirato que Vuestra Señoría, Manuel Belgrano, sujete sus acciones a las decisiones de este gobierno y haga pasar por un rasgo de entusiasmo el suceso de la bandera blanca y celeste, que la oculte disimuladamente y la reemplace con la que se le envía, que es la roja y amarilla que hasta ahora se usa en la Fortaleza, [...], y procure en adelante no anticiparse a las decisiones del gobierno en materia de tanta importancia".

Bandera
Bandera aprobada por el Congreso de Tucumán en 1816. Una de las tareas que tuvo el Congreso de Tucumán después de declarar la independencia fue acordar cuál sería la insignia que reemplazaría a la bandera española. Así decía el decreto expedido por el Congreso el 25 de julio de 1816: "Las Provincias Unidas, después de la declaración solemne de su independencia, tomarán como peculiar distintivo la bandera celeste y blanca".
Bandera
Bandera de color azul y blanco, adoptada en Buenos Aires en 1818 por el director supremo Juan Martín de Pueyrredón. Las franjas de los extremos son de un azul más intenso que el celeste original. Esta modificación se debe a una consulta realizada a expertos en heráldica, la disciplina que se ocupa de estudiar los colores que deben llevar las banderas y los escudos. Los expertos rechazaron el celeste y determinaron que el color correspondiente debía ser un azul más oscuro.
Bandera
Bandera de color azul y blanco, adoptada en Buenos Aires en 1818 por el director supremo Juan Martín de Pueyrredón. Al igual que la que usamos actualmente, llevaba como distintivo militar un sol en el centro. Las franjas de los extremos son de un azul más intenso que el celeste original. Esta modificación se debe a una consulta realizada a expertos en heráldica, la disciplina que se ocupa de estudiar los colores que deben llevar las banderas y los escudos. Los expertos rechazaron el celeste y determinaron que el color correspondiente debía ser un azul más oscuro.



Bandera
Bandera usada en Buenos Aires durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas, desde 1829 hasta 1832 y desde 1835 hasta 1852. El color rojo era el símbolo federal.
Bandera
Bandera usada en Buenos Aires durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas, desde 1829 hasta 1832 y desde 1835 hasta 1852. El color rojo era el símbolo federal.


Bandera
Bandera que se volvió a colocar en el fuerte de Buenos Aires en 1852, una vez que el gobierno de Rosas cayó como consecuencia de la batalla de Caseros. Durante la secesión de Buenos Aires (1852-1861), los dos gobiernos -el de la Confederación y el de Buenos Aires- utilizaron la misma bandera.
Cuadro
Enarbolamiento de la primera bandera argentina por el general Manuel Belgrano, 27 de febrero de 1812. Reproducción de un cuadro (reconstrucción histórica). Archivo General de la Nación, Departamento de documentos fotográficos, República Argentina.

De puño y letra



Empiezo a escribir sobre mi vida con el objeto de que esto sea útil a mis paisanos... y también con el de ponerme a cubierto de la maledicencia, porque el único premio a que aspiro por todos mis trabajos es conservar el buen nombre que desde mis tiernos años logré en Europa.Como muchos intelectuales de su época, Manuel Belgrano dedicaba gran parte de su tiempo a la lectura y a la escritura. Leyendo estos escritos podrás conocer sus pensamientos y opiniones.

Nací en Buenos Aires. Mi padre, don Domingo Belgrano, provenía de Italia, y mi madre, doña María Josefa González Casero, era natural de Buenos Aires.
Mi padre era comerciante. Durante el tiempo del monopolio adquirió riquezas para vivir cómodamente y dar a sus hijos la educación mejor de aquella época. Por lo tanto, me envió a España para seguir la carrera de Leyes.
Confieso que tuve mi mejor aplicación en el estudio de los idiomas, la economía política y el derecho público.
Allí conocí hombres ilustres y comencé a dirigir mis intereses a favor de la patria...

Adaptado de Manuel Belgrano, Autobiografía y otras páginas, Serie del siglo y medio, Buenos Aires, Eudeba, 1966.

Resulta fundamental crear escuelas gratuitas. A través de ellas se les podría inspirar a los hombres el amor al trabajo, pues en un pueblo donde éste no reine decae el comercio y toma su lugar la miseria.

Igualmente se deben fundar escuelas gratuitas para las niñas, donde se les enseñará la doctrina cristiana, a leer, escribir, coser, bordar, etcétera, y principalmente a inspirarles el amor al trabajo para separarlas de la ociosidad.
Adaptado de Manuel Belgrano, Autobiografía y otras páginas, op. cit.



Reglamento para los pueblos de Misiones:

Todos los naturales son libres, gozarán de sus propiedades y podrán disponer de ellas como mejor les acomode.
Los declaro iguales a los españoles que nacimos en el suelo de América. Los habilito para todos los empleos civiles, políticos, militares y eclesiásticos.
Adaptado de Manuel Belgrano, Reglamento para los naturales de Misiones, campamento de Tacuarí, 30 de diciembre de 1810.



Todo depende y resulta del cultivo de las tierras. Sin él no hay materias primeras para las artes, la industria y el comercio...


Adaptado de Manuel Belgrano, Autobiografía y otras páginas, op. cit.



¡La bandera!... ¡Hay que esconder la bandera!

Era el mes de abril de 1815. Habíamos llegado a casa después de asistir al acto en la Plaza Mayor, donde se había cambiado la bandera española por la celeste y blanca.


Mientras que se acomodaba el rebozo, Clementina dejó deslizar un comentario acerca de la bandera que despertó mi curiosidad...


-Parece ser que la primera bandera que mandó a hacer don Manuel no era como la que tenemos ahora...
-¿Ah, no? ¿Y cómo era, Clementina?
-Asegún cuenta el Ñato Paredes, era toda blanca con una franja celeste en el medio...
-¿Y él cómo sabe esas cosas?
-¡Uhhh! Él sabe...; ¡lo siguió a Belgrano a todas las campañas! Lo que pasa es que al Ñato nadie le cree, porque siempre tiene olor a vino. Pero yo lo conozco de antes. Cuando me cuenta alguna historia...¡lo miro fiiijo a lo' ojo!, y ahicito nomá' ya me doy cuenta si me va a decir la verdá' o me va a hacer el cuento. Entonce' me pongo seria y le digo: "Negro Paredes, ¡no le irás a mentir a una de tu raza!" Si baja la mirada es porque se trata de una picardía... Y esto de los colores de la primera bandera me lo contó él, y le juro, niña, que no mentía.

Las cosas, según el Ñato, sucedieron así...-Parece ser que la primera bandera que mandó a hacer don Manuel no era como la que tenemos ahora...
-¿Ah, no? ¿Y cómo era, Clementina?
-Asegún cuenta el Ñato Paredes, era toda blanca con una franja celeste en el medio...
-¿Y él cómo sabe esas cosas?
-¡Uhhh! Él sabe...; ¡lo siguió a Belgrano a todas las campañas! Lo que pasa es que al Ñato nadie le cree, porque siempre tiene olor a vino. Pero yo lo conozco de antes. Cuando me cuenta alguna historia...¡lo miro fiiijo a lo' ojo!, y ahicito nomá' ya me doy cuenta si me va a decir la verdá' o me va a hacer el cuento. Entonce' me pongo seria y le digo: "Negro Paredes, ¡no le irás a mentir a una de tu raza!" Si baja la mirada es porque se trata de una picardía... Y esto de los colores de la primera bandera me lo contó él, y le juro, niña, que no mentía.

Era febrero del año '12. Andaba Belgrano con el ejército, allá por la villa de Rosario, custodiando el río Paraná, pa' que no pasaran los godos...
La tropa estaba de capa caída. Y no era pa' menos; sus compañeros, en el Alto Perú, habían sido derrota'os por los españoles. Quedaba abierto el camino pa' que los ejércitos realistas entraran a Salta, después a Tucumán y de ahí, por qué no, a la misma Buenos Aires.
¡La Revolución estaba en peligro! ¡Todos sabían que allá en el norte los españoles eran fuertes!
¿Qué se podía hacer pa' entusiasmarlos un poco?
Y, mientras pensaba, don Manuel se dio cuenta que ni siquiera tenían una bandera.
"¡Eso, una bandera, una bandera que sea nuestra!", gritó. Y sin perder tiempo, la mandó a coser blanca y celeste.
-¿Y por qué eligió esos colores, Clementina?
-Y..., eran colores que usaban los que estaban a favor de la Revolución. Poquito a poco se fueron haciendo populares... Un día una cintita en la solapa, otro día un moñito en el pelo de las niñas, después escarapelas pa' que los soldados se pusieran en los gorros... Y así hasta que le fuimos tomando cariño a esos colores.
Bueno, como le decía, mandó a coser la bandera y también escribió una carta al gobierno de Buenos Aires, contándole, orgulloso, lo que había hecho.
¡No quiera saber cómo se pusieron cuando se enteraron! ¡Se les pararon los pelos de punta!
"¡Pero qué barbaridad, pero cómo se le ocurre, pero qué es esto de enarbolar una bandera sin consultar!", vociferaban.
"¡Estas cosas hay que discutirlas bien primero!", decía otro.
"¡Urgente!", gritó uno, "¡un correo al Rosario avisándole a Belgrano que guarde esa bandera!"
Pero quiso el destino que el general no se enterara. ¡Bueh!, el destino o un caballo medio lento. La cosa fue que cuando el mensaje llegó, don Manuel jhacía raaato! que se había marchao pa' hacerse cargo del ejército del Norte..., contento con la bandera.
En mayo del año '12 andaba por Jujuy. Se acercaba el aniversario de la Revolución. Pa' festejarlo, tuvo la idea de reunir a toda la tropa en la plaza y saludar con unos cañonazos a la nueva bandera de la Patria.
Volvió a informar al gobierno.
"Pero... ¡otra vez! ¡Pero qué desorden! ¡Pero qué desobediencia!", decían en Buenos Aires.
Y vueeelta el correo, ahora pa' Jujuy, con la orden de guardar esa bandera. Y esta vez Belgrano se enteró. Apenao, fue a ver a su amigo, Juan de Dios Aranivar, que era un cura de aquellos pagos, pa' ver si le daba algún consuelo...
Después de un rato de conversaciones, le entregó las banderas al padre Juan y se marchó otra vez al campamento.
El cura esperó que se hiciera bien de noche. Aprovechó la intensa lluvia y se lanzó por la callecita pa' ir al establo a buscar un caballo.
Cargó las alforjas con algunas herramientas...Un buen martillo, unos clavos, algunos fierros con punta y..., ¡a todo galope por el camino!
Debajo de la sotana, atadas con una cinta, iban las dos banderas camino a su escondite...
¿Qué se tenía entre manos el padre Juan?
Se dirigía a Titiri, un pueblecito cercano, pues ya tenía un plan en su cabeza pa' esconder esas banderas.
Habrá llegado a Titiri pasada la medianoche. ¡No había un alma por las calles! Ató el caballo a un poste y enfiló por el caminito. ¿Adónde iba el padre Juan? Su destino era la capilla del pueblo...
Empujó con fuerza la gruesa puerta de madera... y entró sigilosamente. Todo estaba oscuro y en silencio. Sólo de vez en cuando el terrible rugido de un trueno estremecía la noche.
El padre Juan recorrió a tientas la capilla para asegurarse de que no había nadie. Prendió una vela y fijó sus ojos en cada uno de los muebles y adornos que había en el lugar... De pronto, su mirada se detuvo en unos cuadros de santa Teresa.
Eran lo suficientemente grandes, y los marcos parecían resistentes. Despacito, despacito, comenzó a sacar las herramientas.
Mientras tanto, en la calle, unos soldados hacían la ronda nocturna como todos los días. Venían charlando de temas militares cuando, al pasar por la puerta de la capilla, oyeron ruidos extraños.
Miraron por una de las ventanitas, pero la oscuridad de la noche y la fuerte lluvia no les dejó ver nada.
Desde adentro, unos golpes parecidos a martillazos seguían sonando.
Apuraron el paso y fueron hasta la puerta. La empujaron y se abrió. En ese mismo momento, un rayo de esos que pocas veces se ven iluminó enterita la capilla.
Uno de los soldados creyó ver un bulto que se movía. "¡Alto! ¡Quién vivel", gritó. Nadie contestó.
Vuelta a gritar, esta vez mucho más fuerte: "¡Alto! ¡Quién vive!" Pero nada...
De pronto, una ráfaga cerró con fuerza la puerta de la capilla.
Los soldados dieron la voz de alarma y enseguidita vino una patrulla. Prendieron todas las velas, revisaron todito' lo' rincones, pero no encontraron nada de nada.
Mientras tanto, a lo lejos, el caballo del padre Juan galopaba a toda velocidá' pa' alejarse de Titiri...
-Pero, ¿y las banderas? ¿Dónde escondió las banderas, tiíta?
-Eso no lo sabe nadie, mi niña. Hasta el día de hoy las primeras banderas de la Patria y sus colores siguen siendo un misterio...




Diana González

En: Zelmanovich, P. y otras, Efemérides, entre el mito y la historia, Buenos Aires, Paidós, 1994.

A 45 años del Cordobazo...

A 45 años del Cordobazo, hacer de cada universidad, fábrica y barrio, una fortaleza

A 45 años del Cordobazo, hacer de cada universidad, fábrica y barrio, una fortaleza
Por Lautaro Armani*. Uno de los levantamientos en régimen dictatorial más fuerte de nuestro país, el Cordobazo de 1969 gestó entre obreros y estudiantes la unión del campo popular. Un nuevo aniversario reescribe sus postulados.

Los atropellos, la opresión, el desconocimiento de un sin números de derechos.
Se paraliza totalmente la ciudad. Nadie trabaja. Todos protestan. El gobierno reprime.
Paro general de 36 horas, estallido popular, la rebeldía contra tanta injusticia, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación.
Es el pueblo. Son las bases sindicales y estudiantes que luchan enardecidas. Es el apoyo total de la población. Es la toma de conciencia contra tantas prohibiciones. Nada de tutelas ni de usurpadores del poder. Esta magnífica capacidad de síntesis es de Agustín Tosco.

Lo que conocemos como Cordobazo tiene una potencia tal que lo sitúa como un acontecimiento con todas las letras. Todas las fuerzas de la estructura se conjugan y conjuran para negar la existencia de lo sucedido, que se presenta como estructuralmente imposible. El acontecimiento es la posibilidad efectiva de ese imposible estructural. Lo que antes no pasaba, ahora pasa. El Gringo Tosco lo llamó "hecho de real trascendencia histórica". Un pueblo busca liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla. Hablan voces inauditas. Ya no es un imposible estructural.
29 de mayo de 1969. Ciudad de Córdoba. Columnas y columnas de trabajadores salen de las principales fábricas movilizadas en contra de las políticas de represión y ajuste económico de la dictadura de Onganía.
Un decreto nacional quería eliminar el "sábado inglés", lo que implicaba un recorte del diez por ciento en los salarios. Al mismo tiempo, los empresarios pedían, para reducir costos laborales, que se anularan las "quitas zonales", un plus que cobraban los trabajadores de fábricas ubicadas en zonas periféricas. Pero lejos están de ser estos los únicos motivos del estallido.
A las once empezó el paro. En las fábricas, los dirigentes ni siquiera tuvieron que convocar a los trabajadores. Todos se fueron encolumnando detrás de los carteles. El silencio estaba a punto de romperse. Se iban desplegando cartelones de vereda a vereda, donde se leían los nombres de las distintas agrupaciones. A la cabeza de la columna, un cartel enorme que decía "Paro Activo". A su paso, las filas se iban engrosando. La gente salía de todos lados.
Los que no salían a la calle estaban en los balcones y los techos para ver qué pasaba. No era cualquier día, y eso estaba claro. Centenares de estudiantes universitarios se concentran en el barrio Clínicas a la espera de las columnas trabajadoras.
-¡Obreros y estudiantes / unidos adelante!
Toman las calles.

Sabemos cómo sigue. La policía hace lo que su función prescribe: reprime. Balas, gases y muertos. Con la diferencia de que esta vez enfrente encuentran la dignidad de un pueblo. Pasado el mediodía, los motoqueros cual chasquis, llevan la noticia de la muerte de un compañero. Era Máximo Mena del Sindicato de Mecánicos. Lo que consiguen es enardecer aún más al pueblo sublevado, que contesta con más piedras, molotovs y barricadas. Los policías empezaron a retroceder.
-¿Cómo decís Gringo? No te oigo bien.
- Esto es increíble, no puede ser. Acá la gente salió por las suyas, acá se murieron los dirigentes... ¡Acá ya nadie dirige nada, es increíble!

La policía del gobierno había perdido la ciudad. Consecutivamente, el gobernador pide ayuda al Ministerio del Interior de Nación. Llega el momento para que el ejército entre en acción. Entre la retirada policial y la llegada del ejército separan varias horas de control popular. Con los primeros contingentes del ejército, la consigna es repliegue y resistir hasta donde se pueda.
-¡Entren a las casas!
-¡Suban a los techos!
-¡Se viene el ejército, carajo!

Días después, el general Sánchez Lahoz diría: "Me pareció ser el jefe de un ejército británico durante las invasiones inglesas. La gente tiraba de todo desde sus balcones y azoteas..."
Una verdadera insurrección popular. Lo que parece comenzar como un reclamo corporativo, nunca lo fue. El accionar del movimiento obrero se presenta como la voluntad organizada del pueblo, recogiendo las aspiraciones legítimas de otros sectores. Obreros, casi la totalidad de las agrupaciones estudiantiles, organizaciones políticas, conjuntamente con un sinnúmero de marchas vecinales y protestas callejeras ciudadanas de todo tipo confluyeron y afirmaron en su práctica que el pueblo es el único protagonista de su destino.

La batalla deja como saldo decenas de muertos y centenares de detenidos. El Programa del 1° de Mayo de la CGT de los Argentinos anacrónicamente agregaría: "Pero nada nos habrá de detener, ni la cárcel ni la muerte. Porque no se puede encarcelar y matar a todo el pueblo y porque la inmensa mayoría sabe que sólo el pueblo salvará al pueblo."
La efeméride siempre nos lleva al mismo interrogante: ¿Por qué recuperar la fecha? ¿Qué lectura es posible hacer desde el presente que lo incluya a éste? En la medida en que el pueblo se define por su pasado en común, en la historia va a estar el reservorio de las potencias. Walsh decía que las clases dominantes se esforzaron siempre porque los trabajadores no tengan historia, no tengan héroes ni mártires. Así, cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan.
Acontecimientos como el Cordobazo, y la recuperación por nosotros, tal vez haga posible que se quiebre el círculo.

*Integrante de Alegre Rebeldía.

Ser libres cada 25 de mayo...



El 25 de mayo, está íntimamente relacionado con las luchas por la libertad, por la independencia, por los derechos de los hombres y mujeres de este continente.
A partir de las invasiones inglesas en, 1806 y 1807, los criollos habían aprendido que España no tenía el poder suficiente para dominar y proteger sus colonias. Por otra parte habían comenzado a formar regimientos armados para evitar el avance invasor.
Otro hecho sustantivo, fue la avanzada de Napoleón sobre el Reino de España y la consecuente prisión de Fernando VII.
En 1809, la acción revolucionaria americana se inicia en Chuquisaca (ayer Alto Perú, hoy Bolivia) con el llamado “Primer Grito Libertario de América”. Es cierto que previo hubo muchos gritos, en particular de los pueblos originarios como la rebelión de Tupac Amarú. Sin embargo la revuelta liderada por Juan Antonio Álvarez de Arenales ha sabido nutrirse de esas luchas previas y alcanzar el fuego revolucionario con la expulsión del presidente de la Real Audiencia, el español Ramón García Pizarro.
Un año después, 1810, el calor del fuego iniciado en Chuquisaca prendió en la cuenca del Río de la Plata, en el puerto de Santa María de los Buenos Ayres. Los revolucionarios, agrupados en el cabildo de esta ciudad, protagonizan lo que se llama la “Revolución de Mayo”. Los patriotas levantan la bandera de la unidad americana ante el dominio extranjero. Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Juan José Castelli y tantos otros son las voces revolucionarias que 204 años después aún resuenan.
Un pueblo que se une y se organiza puede conseguir lo que quiere...


Como los patriotas de aquel 25 de Mayo,  conocedores de la realidad y de las problemáticas sociales... ¿No será éste un buen momento para que, imitando a los forjadores de nuestra Patria, tomemos la posta y comencemos a luchar por lo que consideramos justo?

Y retomando las palabras de Mariano Moreno “...El pueblo no debe contentarse con que seamos justos, sino que debe tratar de que lo seamos ferozmente. Por que defender lo de todos es defender lo nuestro...”


En nuestras manos se encuentra la posibilidad de seguir haciendo de esta ciudad y de este país, un lugar con acervo histórico y cultural.
Nuestro deseo, que el trabajo, la salud, la educación y la justicia sean un derecho y una realidad para todos.

Sólo el esfuerzo en conjunto permitirá construir el país que todos merecemos en donde todos los ciudadano  puedan sentir en sus vidas el amplio sentido de la dignidad.




Alicia Moreau de Justo



 Infancia y adolescencia

Alicia Moreau nació en Londres el 11 de octubre de 1885. Su padre, Armando Moreau, fue un revolucionario francés, que participó en la Comuna de París y que, luego de la derrota en 1871 y la cruenta represión subsiguiente, buscó refugio en Bélgica primero y Gran Bretaña después. En 1890, él y María Denanpont, su madre, migraron a la Argentina. Una vez radicado en Buenos Aires, el padre de Alicia se integró a los grupos socialistas que comenzaban a organizar el movimiento obrero argentino. Alicia solía acompañarlo a estas reuniones y actividades.
Realizó sus estudios secundarios en el Colegio Normal Nº 1 donde, ella misma recuerda, recibió una influencia decisiva de parte de Hipólito Yrigoyen, quien se desempeñaba allí como profesor de filosofía y que varios años más adelante se convertiría en el primer presidente democrático de la Argentina. Sin embargo en 1900, Alicia cuestionó severamente la participación de Yrigoyen en los levantamientos militares impulsados por el radicalismo, diciéndoselo personalmente
Juventud, feminismo y socialismo
En 1906, cuando contaba con 21 años, Alicia Moreau fundó el movimiento feminista en Argentina. En oportunidad del Congreso Internacional del Libre Pensamiento que se realizó en Buenos Aires, la republicana española Belén de Sárraga le sugirió que las argentinas deberían organizar un movimiento en favor de los derechos políticos de la mujer [2]. Entonces, Moreau propuso la idea en una de las reuniones del Congreso y junto a otras mujeres, como Sara Justo, la Dra. Rawson Dellepiane, la Dra. Lantieri, entre otras, fundaron el Centro Feminista de Argentina y el Comité Pro-Sufragio Femenino. A partir del congreso, el Partido Socialista, que contaba con un activo Centro Femenino, comenzó a invitar a Alicia Moreau a dar conferencias a los simpatizantes en los diversos centros socialistas a través de la Sociedad Luz.
En 1907 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, en una época en que la sociedad veía con rechazo que las mujeres estudiasen una profesión universitaria. Alicia Moreau perteneció al grupo de seis mujeres que se inscribieron por primera vez para estudiar medicina en Argentina. Desde sus años universitarios Alicia Moreau prestó atención a las enfermedades sociales relacionadas con la discriminación de la mujer y de los trabajadores.
Entre 1906 y 1914, Alicia Moreau escribió varios artículos sobre educación y política en la Revista Socialista Internacional dirigida por Enrique del Valle Iberlucea, quien años después sería elegido como primer senador socialista de América Latina. Algunos de esos artículos se titularon: La escuela nueva, La Comuna y la educación, Liga Internacional para la educación racional de la infancia, Internacionalismo escolar, Las universidades populares de Noruega, etc.

Por entonces Alicia Moreau expuso su tesis sobre la escuela nueva, en la que cuestionaba profundamente la escuela pública argentina, sosteniendo que los niños solo se pertenecen a sí mismos, y que ni los padres, ni la Iglesia, ni el Estado, tienen derecho a imponerle sus dogmas y convicciones.El Ateneo Popular y la Revista Nueva Humanidad
En 1910 junto a Berta W. de Gerchunoff y su padre Armando Moreau, entre otros y otras, fundó el Ateneo Popular con el fin de promover la extensión secundaria y universitaria, funcionando en locales sindicales, socialistas y mutuales, que se convirtió en uno de los centros de educación popular más activos de la ciudad, además de hacerse cargo de la edición de la Revista Socialista Internacional, con el nombre de Humanidad Nueva, cuya secretaría recayó en Alicia Moreau. Ese mismo año organizó el Primer Congreso Femenino Internacional. En la revista Alicia prestó especial atención a que el pensamiento femenino se viera igual de representado que el pensamiento de los varones, difundiendo trabajos de Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin, Carolina Muzzili, María Montessori, etc.

En 1914, al iniciarse la Primera Guerra Mundial, Alicia Moreau inició un amplio movimiento pacifista.

En 1915 obtuvo su diploma universitario con diploma de honor y una tesis titulada "La función endócrina del ovario", convirtiéndose en una de las primeras médicas de América Latina, especializándose en enfermedades femeninas. Ese mismo año publica el libro Evolución y Educación y comienza a dar clase como profesora de Fisiología en la Universidad Nacional de La Plata.

En 1919 dejó de publicarse Humanidad Nueva. Ese mismo año Alicia Moreau fue designada por las organizaciones feministas argentinas como delegada por las mujeres argentinas al Congreso Internacional de Obreras celebrado en Washington, donde se relacionó con el movimiento por el sufragio femenino norteamericano. Durante el mismo viaje participó también como delegada argentina al Congreso Internacional de Médicas, donde se destacó por su crítica a la prostitución y su defensa de una moral única para ambos sexos. Como resultado de este último congreso se fundó la Asociación Internacional de Mujeres Médicas, resultando Alicia Moreau electa para integrar su Comité Ejecutivo.
La Unión Feminista Argentina e ingreso al Partido Socialista.

En 1920 Alicia Moreau fue una de las fundadoras de la Unión Feminista Nacional (UFN) con el fin de unificar las distintas organizaciones feministas que existían en ese entonces, como el Centro Socialista Femenino, la Agrupación Socialista Femenina, y el Consejo Nacional de Mujeres. La UFN tenía como objetivo organizar a las mujeres, a partir de centros en todo el país, para obtener la igualdad de derechos con los hombres, así como para mejorar las condiciones del trabajo femenino. La acción política de la UFN resultó decisiva para apoyar la sanción de muchas importantes leyes de reconocimiento de los derechos de la mujer y de protección del trabajo femenino. La UFN publicó mensualmente la revista Nuestra Causa. La UFN comenzó a organizar movilizaciones activas de mujeres durante los actos electorales, así como peticiones masivas dirigidos a los legisladores y acciones de lobby.

La UFN estaba dirigida entre otras mujeres por Alicia Moreau, quien fue elegida presidenta, Julia García Games, Angela Costa, Elsa Bachofen, Berta de Gerchunoff, Adela García Salaberry, Consuelo G. de García, Clotilde Rossi, Josefina L. de Mantecón. La poetisa Alfonsina Storni solía participar de los actos de la UFN. Ese mismo año Moreau es una de las creadoras del Comité Femenino de Higiene Social con el fin de combatir la trata de blancas.

Pocas semanas después la UFN establecía una alianza con el Comité pro Derechos de la Mujer, presidido por Elvira Rawson de Dellepiane, para reclamar activamente el reconocimiento del derecho a votar de las mujeres y apoyar al Partido Feminista Nacional que impulsaba la candidatura a diputada nacional de Julieta Lanteri. La prensa conservadora comenzó a utilizar el término "damas rojas" para referirse a las mujeres que reclamaban el derecho a voto.

En 1921 decide afiliarse al Partido Socialista y al año siguiente se casó con su fundador, Juan B. Justo, que fallecerá siete años después, y con quien tuvo tres hijos: Juan Justo, Luis Justo y Alicia Justo. Alicia Moreau de Justo alcanzó en esas décadas a integrar el Comité Ejecutivo del Partido Socialista y se convirtió en la primera mujer argentina en ocupar un cargo político. Desde su cargo directivo en el PS organizó exitosamente las "Agrupaciones Femeninas" en cada Centro Socialista, con el fin de organizar la acción política de las mujeres. Algunas agrupaciones crearon centros para los niños, para que más mujeres pudieran acercarse a la actividad política. El Partido Socialista se diferenció de los otros partidos políticos de la época por la gran cantidad de mujeres que militaban en sus filas.

En 1925 las feministas obtuvieron su primer triunfo parlamentario al lograr la sanción de la Ley 11.317 reglamentando el trabajo de las mujeres y los niños, en la que se establecía que las mujeres no podrían trabajar más de 8 horas diarias y 48 horas semanales, prohibición del trabajo nocturno y en tareas insalubres, prohibición del despido de mujeres embarazadas, licencia para amamantar y obligación de las empresas de tener guarderías.

En 1926, las feministas obtienen un nuevo y resonante triunfo con la Ley de Derechos Civiles de la Mujer que aunque no establecía la igualdad plena entre hombres y mujeres, establecía por primera vez el principio de que las mujeres y los hombres debían ser equiparados en términos de derechos.
Socialismo, pacifismo y el valor de la democracia.

En 1932 Alicia Moreau de Justo elabora un proyecto de ley de sufragio femenino que es presentado por el diputado socialista Mario Bravo y obtiene la aprobación de los diputados, en medio de una amplia movilización de mujeres y presión de las organizaciones feministas. Sin embargo el proyecto fue rechazado por el Senado, donde predominaban ampliamente los conservadores.

Durante la década 1930-1940 se desempeñó activamente en las campañas de solidaridad argentina en apoyo de la República durante la Guerra Civil Española. En 1936, cuando se realizó en Buenos Aires la Conferencia Panamericana de Cancilleres, organizó en forma paralela la Conferencia Popular por la Paz en América, en el Teatro Augusteo, a la que vinieron representantes de todo el continente.

Con la aparición del peronismo a partir de 1943, y durante los dos primeros gobiernos de Juan D. Perón, Alicia Moreau de Justo manifestó una clara posición opositora, en línea con la política del Partido Socialista, criticando los aspectos no democráticos del peronismo.

En 1946 escribió su libro La mujer en la democracia.

En 1947 el peronismo sancionó la ley del voto femenino, y en 1949 sancionó una nueva Constitución Nacional que establecía la igualdad plena de la mujer y el hombre y la responsabilidad compartida frente a la patria potestad. Alicia Moreau de Justo, a pesar de su oposición al peronismo, se alegró y apoyó esas decisiones, que concretaban el objetivo por el que había luchado durante 40 años. Cuenta Cecilia Lérici, una dirigente del Partido Socialista, que en aquel momento dijo: "¡Qué bueno!, aunque venga del gobierno peronista".

A pesar de su oposición al peronismo, nunca tuvo una actitud despectiva para con Eva Perón, a quien consideraba que, pese a que era utilizada por el sistema, "era una mujer muy rebelde,... (que) después, cuando se dedicó a aliviar la situación de los trabajadores, expresaba también ese mismo sentimiento de rebeldía de las que querían el sufragio".

Como parte de su larga lucha pacifista, en 1947,después de la Segunda Guerra Mundial, Alicia Moreau de Justo fundó la filial argentina del Acuerdo Mundial por la Paz que agrupaba "a todas las mujeres del mundo que desean luchar contra la guerra, con espíritu de justicia y solidaridad humanas". Fue representante de la Argentina en el Congreso Mundial Femenino que se celebró en París ese año.

En 1951, las mujeres argentina pudieron votar y ser votadas para cargos nacionales por primera vez en la historia. Alicia Moreau de Justo integró la lista de diputados nacionales junto a otras mujeres socialistas. Sin embargo, en el marco de la persecución del gobierno contra los opositores, Alicia Moreau de Justo fue detenida y, luego de liberada, y debió esconderse, por lo que no pudo votar.
Integrante de la Junta Consultiva, directora de La Vanguardia y división socialista.

Después del golpe militar que derrocó al Presidente Juan Perón en 1955, Alicia Moreau de Justo fue designada por el Partido Socialista como una de los cuatro miembros que le correspondían en la Junta Consultiva Nacional creada por el gobierno militar. Fue el único cargo público que desempeñó en su vida, pero personalmente no estaba de acuerdo, debido a su posición anti-militarista.

Después del golpe m
ilitar, el Partido Socialista se dividió internamente en dos grupos: un ala conservadora que apoyaba calurosamente al gobierno militar y exigía una drástica represión del peronismo, encabezado por Américo Ghioldi, y otra ala más popular, que sospechaba de los militares en el gobierno y pretendían establecer buenas relaciones con un peronismo democratizado. Este último grupo tenía como cabezas más visibles a Alfredo Palacios y Alicia Moreau de Justo. Por entonces ella sostenía que peronistas y antiperonistas debían unirse para la transformación de una sociedad basada en la desigualdad económica.

En 1956 fue nombrada directora de La Vanguardia, el importante periódico del Partido Socialista, que tenía por entonces una tirada de 90.000 ejemplares. Moreau de Justo le imprimió al periódico partidario un contenido crítico del gobierno militar, que fue duramente cuestionado como populista por el ala conservadora del partido, llegando a acusarla de manejos delictivos.

En 1958 las diferencias entre ambos grupos era de tal magnitud que produjo la ruptura del Partido Socialista en el 44º Congreso. Se formaron entonces dos partidos: el 
Partido Socialista Argentino (hoy llamado Partido Socialista Auténtico, por una proscripción de la junta electoral que 1983 le prohibió utilizar la palabra "Argentino) y el Partido Socialista Democrático.
Alicia Moreau de Justo, junto a Alfredo Palacios, José Luis Romero, Carlos Sánchez Viamonte, entre otros, integró el 
PSA. Continuó como directora de La Vanguardia hasta 1960, adoptando entre otras posturas la necesidad urgente de la reforma agraria y el apoyo a la Revolución Cubana. Debido a la oposición interna dentro del PSA, decidió renunciar a la dirección del periódico en 1960.

En 1972, cuando el 
Partido Socialista Argentino se fusionó con otros grupos socialistas para conformar el Partido Socialista Popular, Alicia Moreau de Justo se alejó del mismo, discrepando con su cercanía al peronismo, para formar la Confederación Socialista Argentina, junto a dirigentes como Héctor Polino, Alfredo Bravo y Elena Tchalidy, entre otros.Militante por los derechos humanos

En 1975 fue una de las fundadoras de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), convocada por Rosa Pantaleón, junto con el obispo de Neuquén don Jaime de Nevares, el rabino Marshall Meyer, el obispo Carlos Gatinoni, Raúl Alfonsín, Oscar Alende, Susana Pérez Gallart, Adolfo Pérez Esquivel y Alfredo Bravo. La APDH desempeñó un importante papel de resistencia al terrorismo de estado durante la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983. En esos años Alicia Moreau de Justo acompañaba a las Madres de Plaza de Mayo en sus famosas rondas frente a la casa de gobierno, presentaba peticiones de libertad a la junta militar y a los jueces.

En 1979, cuando la actividad política estaba prohibida, participó junto a dirigentes de la Confederación Socialista Argentina y el Partido Socialista Popular, un acto en el tradicional salón de la mutual socialista Unione y Benevolenza, de la Ciudad de Buenos Aires.

En 1980 fue una de las encargadas de recibir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, una de las acciones internacionales que más dañaron al Proceso de Reorganización Nacional.
100 años y promotora de la unidad socialista.

En 1981, aún en la clandestinidad, impulsó la reunificación del Partido Socialista mediante la creación de la Unidad Socialista en alianza con el Partido Socialista Popular y el Partido Socialista del Chaco, siendo elegida presidenta.

En 1982 fue una de las pocas dirigentes políticos que se opuso frontalmente a la Guerra de las Malvinas, consecuente
 con sus principios antimilitaristas.

En 1985 cumplió 100 años y fue el centro de un homenaje en Unione e Benevolenza, en el que participó todo el espectro político y social de la Argentina, y durante el cual dio su último discurso público, especialmente dirigido a los jóvenes y a las m
ujeres.

Falleció a los 100 años el 12 de mayo de 1986.



Se dice de mí: Alicia Moreau de Justo




32 ° Aniversario del Hundimiento del ARA General Belgrano


El 2 de mayo de 1982, un mes después de que la Argentina tomara posesión de las Islas Malvinas - territorio usurpado por los ingleses en 1833- el crucero General Belgrano recibió un ataque con torpedos de un submarino británico mientras navegaba fuera de la zona de exclusión que Gran Bretaña había fijado. No tardaría en hundirse ocasionando la muerte de 368 tripulantes.


Hoy, 2 de mayo, se cumple otro aniversario del hundimiento en aguas del Atlántico Sur del crucero argentino ARA "Belgrano", el mayor buque de la armada argentina, que había participado de la Segunda Guerra Mundial en la marina de los Estados Unidos. 


A un mes de iniciado el conflicto bélico por las Islas Malvinas, un submarino británico (violando las reglas humanitarias acordadas por la comunidad internacional paratoda guerra) atacó y provocó el hundimiento del Crucero argentino"General Belgrano". Como consecuencia, 323 de sus 1093 tripulantes no pudieron ser rescatados y fallecieron. Este homenaje es para ellos. 

En1951 la República Argentina adquirió en $7.800.000 (el 20% de su costooriginal) el buque Phoenix de la Marina de los EE.UU., que había sido uno delos pocos buques de porte que no fue alcanzado por las bombas japonesas en elataque a la Bahía de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941. Aunque por esemotivo los EE.UU. estaban interesados en convertirlo en museo una vez que fueraretirado del servicio, la embarcación fue traída a nuestro país bajo elnombre "17 de octubre", en homenaje al día de la lealtad peronista. En 1956, luego de la Revolución Libertadora, fue rebautizado con el nombre de"General Belgrano". 

Más de un cuarto desiglo después, exactamente el 2 de abril de 1982, tropas argentinasdesembarcaron sorpresivamente en las Islas Malvinas, en un intento porrecuperarlas del dominio británico, dando origen a la Guerra de las Malvinas,Georgias y Sandwich del Sur, que se extendería hasta el 14 de junio del mismo año.Hacia la zona de operaciones fue destacado el Crucero A.R.A. "GeneralBelgrano". 

El 28 de abril, el Reino Unido de Gran Bretaña dispuso unilateralmente una zona de exclusión de200 millas alrededor de las islas, lo cual significaba que cualquier embarcacióno aeronave que se encontrara dentro de esa zona se consideraría como una agresiónarmada y por lo tanto justificaba una acción militar. 


El 2 de mayo a las16.01 hs., el Crucero General Belgrano se encontraba 36 millas fuera de la zonade exclusión. Sin embargo, fue alevosamente atacado por dos torpedos disparadospor el submarino "Conqueror", perteneciente a la flota del Reino Unidode Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Una hora después, con averías deconsiderable magnitud, se hundió en las frías aguas del Atlántico Sur, alzándosecon el triste honor de constituirse en el primer barco hundido por un submarinonuclear en una guerra. En el brutal ataque murieron 323 ciudadanos argentinosintegrantes de su tripulación y fueron rescatados 770. 

Lo más triste del episodio es que fue tan inesperado como injusto, ya que aunque parezca raro, enlas guerras deben respetarse ciertas reglas que la comunidad internacional se haimpuesto. El propósito es que si los países no logran solucionar un conflictopor medios pacíficos y optan por recurrir a la fuerza (en lo que es de por sí la solución más desaconsejable), se respeten al menos algunas elementalesreglas humanitarias. Sin embargo, contra todo pacto y contra toda razón, elCrucero General Belgrano fue atacado y hundido fuera del terreno bélico, en loque constituyó una agresión sin justificativos ni excusas. 

El 23 de junio de1998, por medio del Decreto N° 745/98, fue declarado en nuestro país el día 2de mayo de cada año como "Día Nacional del Crucero A.R.A. GeneralBelgrano", en recordación de todos los tripulantes que murieron comoconsecuencia del ataque. El mismo decreto rezaba que "para la NaciónArgentina reviste especial interés mantener vivo el recuerdo de todos aquellosque ofrendaron sus vidas en defensa de la soberanía nacional".



TENGAMOS MEMORIA Y RECORDEMOS A NUESTROS SOLDADOS EN LA GLORIA ETERNA!!!!!!!! 


HEROES


A 28 años del hundimiento del Grarl. Belgrano
guerra
crucero
malvinas
belgrano
A 28 años del hundimiento del Grarl. Belgrano
guerra
crucero
malvinas
belgrano
A 28 años del hundimiento del Grarl. Belgrano
guerra