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Inundaciones y Modelo Productivo

Por Pedro Perettiex Director Titular de la Federación Agraria 
El modelo productivo agrario argentino, que desde la Grito de Alcorta,  definimos como de monocultivo inducido con concentración de tierras y rentas, es el principal responsables de las cada vez más graves y reiteradas inundaciones que padecemos todos los argentinos, especialmente los más pobres y vulnerables, donde las inundaciones pegan más.Pero…no solo lo decimos nosotros, porque  lo vemos, percibimos y sufrimos en los territorios que habitamos y laboramos. Lo dicen y certifican los técnicos del INTA.  Nicolás Bertram, ingeniero agrónomo, del INTA Marcos Juárez, que estudia las cuestiones referidas al agua desde hace más de una década, certifica las comprobaciones empíricas que hacemos los chacareros. Veamos. Según Bertram, las napas que en la pampa húmeda estaban hace una década a 10 metros de profundidad hoy están entre 1 y 0,50 cm, los suelos están saturados no pueden absorber mas. Las causas de esa saturación son dos, las deforestaciones indiscrimidas y la “liquidación” de casi 200.000 chacras mixtas desde los 90 para acá, lo que determinó que la soja le sacara a la ganadería “sólo” en la pampa húmeda 10.000.000 de hectáreas.Además la soja le arrebato a los montes naturales poco más de 4.000.000 de hectáreas…. El amigo lector se preguntara que vinculación tiene una cosa con la otra….según los técnicos, el monte nativo absorbe 300 milímetros la hora, un campo ganadero, 100mm y la soja apenas 30mm..Imaginen que anualizado, los bosques y pasturas consumen entre 1500 a 2000 mm anuales y la soja de 400 a 600mm año. El suelo absorbió todo lo que podía absorber por eso las napas freáticas subieron, al no poder “chupar” más el agua escurre hacia canales y ríos. Si a eso le sumamos el mal manejo de las lagunas, que productores irresponsables, llenan los campos de canales clandestinos para sacarse el  agua ellos y mandársela al vecino; nos encontramos con este panorama desolador. Que no es solo por causa de la falta de obras, que por cierto faltan , lo esencial es el modelo productivo que adoptamos,  sus  características extractivas, cuasi mineras, que saca, y no repone ni absorbe;  ha producido un verdadero desastre ambiental… siempre va a drenar  más agua de la que puede absorber lo que siembra…..La depredación ambiental tiene las características de la  universalidad, no solo se sufre en el lugar donde se ejecuta, sino que la padecen todos… aun los más distantes del lugar depredado.Una aclaración, para evitar que los defensores del modelo de sojización embarren la cancha. La siembra directa es un método de labranza, que solo indica la forma en que se pone la semilla en la tierra,  “solo siembra”, no decide, ni marca, ni caracteriza, por si misma el modelo… no lo define.  Con ella se  puede sembrar no solo soja, también  maíz, cebada, trigo, girasol, y pasturas, lo que sea; es solo eso, una técnica para labrar la tierra sin roturarla. El modelo productivo es el “todo”, incluye el cómo se hace, pero también, quién lo hace, qué se hace, dónde se hace, y cómo  se siembra,  transporta y vende.. Acá manda el mercado…volver a la chacra mixta es la medida más sana y eficaz. Esa fue la chacra tradicional, de la colonización agraria, la que diversificó la producción, ocupó geopolíticamente el territorio, generó una cultura y una economía como lo fue la chacarera; que la sojización vino a barrer y transformó a auténticos productores agropecuarios  en rentista agrarios y puso la producción en manos de un reducido grupo de megaempresa integradas verticalmente, que son una autentica amenaza  para la soberanía y seguridad alimentaria de la nación...salud y cosechas...

El tope de edad para los jueces de la corte


Por Carlos Baeza
"Estamos hechos de tiempo", sentenció Borges y esa materia es analizada por el constitucionalista bahiense a raíz del amparo presentado para que una integrante de la Corte Suprema de Justicia permanezca en el cargo luego de los 75 años de edad.
El reciente amparo presentado por la Dra. Highton de Nolasco, integrante de la Corte Suprema de Justicia, tendiente a permanecer en el cargo no obstante haber alcanzado la edad de 75 años fijada como tope por el art. 99 inc 4° de la Constitución Nacional, ha reavivado la cuestión en torno a la nulidad de dicho precepto con base en el caso “Fayt”.
1° La primera cuestión a considerar es que nuestros constituyentes, siguiendo el modelo de los EE.UU, dotaron al Poder Judicial de la garantía de inamovilidad en el cargo (art. 110 C.N). Ello significa que, a diferencia de los integrantes de los poderes Ejecutivo y Legislativo que tienen un mandato temporal fijado en el propio texto con posibilidad de reelección (arts. 50, 56 y 90 C.N.) los miembros del Poder Judicial permanecen en sus cargos mientras dure su buena conducta. El fundamento de esta garantía es explicado por Hamilton para quien de los tres poderes, el Judicial “será siempre el menos peligroso para los derechos políticos de la Constitución, porque su situación le permitirá estorbarlos o perjudicarlos, en menor grado que los otros poderes. El Ejecutivo no sólo dispensa los honores sino que posee la fuerza militar de la comunidad. El legislativo no sólo dispone de la bolsa, sino que dicta las reglas que han de regular los derechos y los deberes de todos los ciudadanos. El judicial, en cambio, no influye ni sobre las armas, ni sobre el tesoro; no dirige la riqueza ni la fuerza de la sociedad y no puede tomar ninguna resolución activa” Ello “demuestra incontestablemente que el departamento judicial es, sin comparación, el más débil de los tres departamentos del poder; que nunca podrá atacar con éxito a ninguno de los otros dos, y que son precisas toda suerte de precauciones para capacitarlo a fin de que pueda defenderse de los ataques de aquéllos”
2° Un segundo aspecto es el vinculado al proceso de reforma de la Constitución Nacional. Según el art. 30 ello exige dos pasos: que el Congreso sancione una ley declarando la necesidad de enmienda y las cláusulas a reformar y que luego una Convención reunida al efecto lleve a cabo la modificación. Sin embargo y no obstante que en apariencia la Convención parecería soberana, ello es cierto sólo en cuanto a la posibilidad de reformar todas las cláusulas sometidas a consideración; modificar solo algunas o no producir enmienda alguna. Pero, en cambio, no le es dable abordar cuestiones no incluidas en la norma emanada del Congreso, tal como enfáticamente lo sostuviera el convencional Romero en el seno de la Constituyente de 1898. Quiere ello decir que si la Convención se extralimitara en su cometido y sancionara reformas no autorizadas por la norma limitativa dictada por el Congreso, las mismas no serían válidas dentro del ordenamiento constitucional. No obstante, el problema decisivo era que no existía vía idónea para impugnar esa anomalía, toda vez que la Corte Suprema de Justicia nacional, fundada en la doctrina de las cuestiones políticas no justiciables (political question), ya había sostenido en “Soria de Guerrero c./Bodegas y Viñedos Pulenta” que no correspondía al Poder Judicial examinar el procedimiento seguido por la Convención Constituyente  -se refiere a la reunida en 1957-  en su específico cometido; salvo que se demostrara “la falta de concurrencia de los requisitos mínimos e indispensables que condicionan la creación de la ley”; argumento este que habilitaría, según la misma Corte, el cambio radical operado en el fallo en examen.
3° La ley 24.309 que posibilitó la reforma de 1994, limitó explícitamente, las facultades de la Convención reformadora al disponer que “serán nulas de nulidad absoluta todas las modificaciones, derogaciones y agregados que realice la Convención Constituyente, apartándose de la competencia establecida en los arts. 2° y 3°...” (art. 6°) Sin embargo, la convención incluyó dentro del art.99 que trata las atribuciones del Presidente, la cláusula según la cual, los magistrados que alcanzaran los 75 años de edad, cesarían en sus funciones, salvo que obtuvieran un nuevo nombramiento (inc.4°), violentando así el principio de inamovilidad de los jueces mientras dure su buena conducta (art.110), precepto este que no fuera contemplado en la ley 24.309. En consecuencia, la inclusión de esta cláusula resultaba nula al haberse excedido el marco fijado por la propia norma que declarara la necesidad de enmienda.
La pregunta es entonces ¿por qué la Convención obró así, a sabiendas que estaba violando el proceso de reforma sancionando una cláusula que la ley fulminaba de nulidad absoluta? Para ello es útil recurrir al Diario de sesiones de la Convención del que resulta que en la sesión del 19 de agosto de 1994, y mientras se debatía acerca del derecho a la vida, el convencional Bava se refirió al tope de los 75 años para los magistrados, sosteniendo que ello obedecía al hecho “de quitar del medio al doctor Levene” (entonces juez de la Corte). En la misma sesión, el convencional Vázquez se preguntaba:” ¿Cómo es posible que ese proyecto esté firmado por el doctor Barra...quien dejó la Corte para facilitar un acuerdo político previo al Pacto de Olivos? Si no es así, que me desmienta el doctor Barra y que lo haga también el doctor Masnatta  -convencional de la Nación-; que digan si no es cierto que se está esperando el relevo del doctor Levene para que el doctor Masnatta ingrese al superior tribunal de la República”. A su turno, el convencional Maeder dijo que por más explicaciones que se pretendiera dar, “siempre queda la duda de que eventualmente se puede afectar a personas con nombre y apellido; y por otra parte, se trata de casos que se han hecho públicos a través del periodismo”; agregando que se trataba de un tema no habilitado por la ley, argumento que también alegara el convencional Cullen.

4° Con este fundamento, el Dr. Carlos S. Fayt planteó la nulidad del citado tope de edad y el mismo fue acogido por la Corte Suprema de Justicia (Fallos 322:1616 del 19/8/99) la cual argumentó que no obsta que “el contenido de una reforma constitucional haya sido atribuido válidamente a un poder distinto del judicial, pues aún en tales hipótesis siempre este Departamento, a la luz de la Constitución, está habilitado para juzgar en los casos que se le planteen, si el acto impugnado ha sido expedido por el órgano competente, dentro del marco de sus atribuciones y con arreglo a las formalidades a que está sujeto”. Y ello, por cuanto como el mismo Tribunal lo viene sosteniendo desde antiguo, no hay otro poder por encima de la Corte en cuanto intérprete final de la Constitución. De esta forma se concluyó en que la facultad de reformar la Ley Fundamental no podía exceder el marco de la regulación en que descansa y que por ende, no era admisible que con motivo de la enmienda que sí se habilitara en cuanto a las atribuciones del Poder Ejecutivo en materia de designación de magistrados, se incorporara una cláusula totalmente extraña a las potestades del Presidente, ya que “todo lo concerniente a la inamovilidad de los jueces es inherente a la naturaleza del Poder Judicial”. Todo lleva, entonces, a suponer que en el caso de Highton de Nolasco un eventual y definitivo fallo de la Corte será en el mismo sentido que en el precedente de “Fayt”, en el cual el Alto Tribunal no hizo más que ejemplificar lo que manifestara el ex presidente de la Corte Suprema de los EE.UU, Charles Hughes: “Nos regimos por una Constitución, pero la Constitución es lo que los jueces dicen que es”.

'Ustedes me invitan a callar y yo no acepto su ofensiva invitación'

'Ustedes me invitan a callar y yo no acepto su ofensiva invitación'

Nota: Eugenia Guzman 



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Raly Barrionuevo le responde a la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona, quien emitió un duro comunicado contra él y el pintoresco personaje de Doña Jovita quienes manifestaron su apoyo a la lucha contra la modificación de la Ley de Bosques.-

El cantautor folclórico friense Raly Barrionuevo publicó en sus redes sociales un Comunicado de Prensa en respuesta a las acusaciones de La Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona, quienes lo consideraron, al igual que al humorista cordobés José Luis Serrano -Doña Jovita- artistas que "muestran atracción por el aplauso fácil de un público condescendiente", por su manifiesto a la lucha contra la modificación de la Ley de Bosques.

A continuación compartimos textual y sin recorte lo publicado por el músico:

A los señores que me invitan a callar:
Unquillo, Córdoba, 14 de Enero de 2017

A ustedes, señores, que me piden que no hable de cosas que no sé, de cosas que, según su criterio, estoy desautorizado a opinar."

"Pues deben saber ustedes que hablo de ese monte que tantas veces recorrí de la mano de mi madre, una mujer nacida y criada bajo los algarrobos blancos y negros, quebrachos, tinti takos, tuscas e innumerables plantas de nuestra tierra; ese monte que canta por mi garganta y hace música a través de mis manos."

"Claro, seguramente para ustedes esto no significa absolutamente nada, pero para mí y para tantos paisanos significa la vida misma. Ustedes me invitan a callar y yo no acepto su ofensiva invitación. ¿Saben por qué? Porque mis canciones y las de mis compañeros vienen de allí, de ese lugar que ustedes detestan porque les impide seguir engordando sus cuentas bancarias en nombre de un supuesto progreso. Ese lugar, el bosque nativo, el que siempre nos dice la verdad."

"Ustedes ofenden mi historia y a mi gente, al decir que busco el aplauso fácil. Eso es algo, señores, que ni yo ni ustedes podremos juzgar, solo el tiempo lo hará. Sí me veo en el deber de transmitirles humildemente que si buscara el aplauso fácil, sería la falta de respeto mayor que podría hacerle a mi tierra y a mi pueblo. La tierra canta, llora, recuerda, camina, se manifiesta y nosotros la honramos como nuestra madre total, mientras que ustedes la castigan con sus topadoras y sus venenos 'milagrosos'."

"Son, según se ve, miradas opuestas del mundo y de la vida. Ustedes me acusan de generar “confusión en la opinión pública” y de llevar la discusión 'al ámbito de las ideologías extremas”. Dicen que eso “es lo que se pretende superar'. Desde hace mucho tiempo que otros señores como ustedes vienen vaticinando el fin de las ideologías. Quiero decirles que los desmontes irracionales que viene sufriendo nuestra tierra no son otra cosa que el resultado de una ideología extrema, la de ustedes. La verdad es que lo que 'sorprende y preocupa' es la 'escasa valoración' que ustedes tienen por la opinión de muchos científicos serios y honestos, por el monte y por el campesinado. ¿Ustedes me piden argumentos científicos para sostener mi postura? Hay cientos de ellos, uno más contundente y fehaciente que otro, hay tantos que no cabrían en esta pequeña carta. Les cuento, por si no están al tanto, que muchos de estos argumentos fueron aportados por prestigiosas instituciones a las autoridades legislativas. En algún cajón deben estar. Y tengo de los otros, de los que veo todos los días, los de la gente destrozada en lo más profundo de sus sueños, los de los pueblos inundados de preguntas y sin una sola respuesta, los de las manos lastimadas por las esquirlas de un sistema voraz y sangriento, los de tantos campesinos despojados de sus noches puras y de su medicina ancestral, en fin, los de una Córdoba desbastada en su naturaleza como pocos lugares en el mundo."

"El monte nos enseña, todos los días alguna lección nos da, nos purifica el alma y el camino. Es por eso, señores, que para arrasar con el monte que nos queda, digo, tendrán que mirar a sus hijos a la cara y luego pasar sobre nosotros."

Firmado por Raly el comunicado de forma viral y genera apoyo a los artistas ante la crítica de los miembros de la Cartez quienes manifestaron: “instamos a los referentes sociales a no propiciar divisiones ideológicas que tanto daño han ocasionado a lo largo de los últimos años, sino a contribuir a la generación de consensos que permitan superar tantos desencuentros”.-

Noam Chomsky explica de qué manera los grupos mediáticos pusieron a Macri como presidente




1. La estrategia de la distracción.
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación continua de distracciones e informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los problemas sociales de verdad y cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin tiempo para pensar; de vuelta a la granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
2. Crear problemas y después ofrecer las soluciones.
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar la reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O por ejemplo: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
3. la estrategia de la implantación gradual.
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, poco a poco, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. la estrategia de diferir.

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar de forma ingenua que “todo irá a mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarlo con resignación cuando llegue el momento.
5. dirigirse al público de forma infantil.
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menor aun (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. utilizar el aspecto emocional más que la reflexión.

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, el uso del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos.
7. mantener al público en la ignorancia y en la mediocridad.
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea, y permanezca, imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
8. estimular al público a ser indulgente con la mediocridad.
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
9. reforzar la autoculpabilidad.
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
10. conocer a los individuos mejor que ellos mismos.
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos conocimientos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado del conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológica. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un gran control y mayor poder sobre los individuos, es mas, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Candidato rico, votantes pobres

EXITO. El paso de Trump por el popular mundo de la autoayuda financiera en su país, explica, en parte, el triunfo electoral

Por Daniel Fridman
La victoria de Donald Trump en noviembre pasado y las semanas posteriores de transición dieron lugar en Estados Unidos a una discusión sobre los conflictos de interés que tendrá el nuevo presidente. Estos conflictos no son algo nuevo en la política de ese país, pero nunca habían alcanzado una dimensión tan importante. Nunca un presidente había tenido intereses financieros personales de tal magnitud alrededor del mundo. Sin embargo, hasta el momento Trump no se mostró preocupado por las sospechas de que podría usar la presidencia para beneficiarse económicamente.
Para entender esta falta de preocupación, es preciso analizar el modo en que Trump usó su propia fortuna para apelar a votantes de infinitamente menos recursos económicos que él. ¿Cómo hizo un multimillonario que vive en un pent-house con muebles de oro en pleno Manhattan, y que viaja en jet privado a su mansión de Florida, para conectarse con amplias franjas del electorado estadounidense?
Una clave para entender la atracción que ejerció Trump se puede encontrar en su paso por el popular mundo de la autoayuda financiera. Como autor y orador en el circuito de libros de éxito financiero, Trump aprendió algo de "la gente común" que aspira a obtener libertad financiera y que venera a los ricos. Fue en este mundo donde Trump perfeccionó ante miles de personas su performance carismática que luego desplegó en sus actos políticos cuando se lanzó por la presidencia.

"Ingresos pasivos"

Trump publicó dos de sus libros junto con Robert Kiyosaki, el autor del best seller Padre rico, padre pobre. Durante dos años, estudié a lectores de Kiyosaki en Estados Unidos y la Argentina que intentan poner en práctica sus consejos financieros. Participé de sus reuniones, jugué con ellos a un juego de mesa llamado Cashflow y los entrevisté. Kiyosaki, que nació en Hawái y reside en Arizona, es el autor de autoayuda financiera más exitoso del mundo, y sus libros fueron traducidos a más de diez idiomas. Su idea central es que sus lectores se conviertan en inversores que obtienen "ingresos pasivos" que no requieran de su trabajo. Según Kiyosaki, las personas tienen que cambiar internamente y desarrollar otro tipo de inteligencia financiera (que no se aprende en la escuela) para asegurarse la libertad económica.
Los lectores de autoayuda financiera aprenden que el éxito económico no debe ser producto de estudiar y tener un empleo, sino que requiere obtener ingresos sobre la base del trabajo y el tiempo de otras personas, haciendo que "el dinero trabaje para uno". Factores estructurales como la globalización, las crisis económicas, el mercado de trabajo o las desigualdades son vistas en esa literatura como poco más que excusas para quienes no se animan a tomar riesgos y no invierten en su inteligencia financiera.
La mirada sobre los ricos que propone esta literatura ayuda a entender algo de la atracción de Trump. En su campaña presidencial, Trump movilizó (entre otras cosas) el descontento que muchos votantes tenían con la situación económica, pero relevando cuidadosamente a las elites económicas o a la concentración del ingreso de toda responsabilidad en los problemas del país (y depositando toda la culpa en políticos ineptos). Éste es un tema habitual en la autoayuda financiera. Los ricos, incluso aquellos que venden libros y seminarios a quienes aspiran a la libertad financiera, son merecedores de su posición porque son financieramente inteligentes y saben reconocer oportunidades.
En el primer debate presidencial, Hillary Clinton atacó a Trump por no haber pagado impuestos por casi dos décadas. Si bien el candidato republicano nunca dio a conocer su declaración de impuestos, la información que se filtró a la prensa mostraba que las pérdidas que Trump declaró por sus negocios inmobiliarios fallidos en los años 90 le permitieron evitar pagar impuestos desde entonces. Trump interrumpió a Clinton no para negar la acusación, sino para decir que si no había pagado impuestos, eso precisamente lo hacía más inteligente. Muchos pusieron el grito en el cielo, pero este tipo de argumento es muy común en la autoayuda financiera: los ricos se benefician de los resquicios legales del sistema impositivo porque poseen inteligencia financiera. El propio Kiyosaki defendió a Trump al decir que no pagar impuestos era inteligente y hasta patriótico.
Que Trump respondiera con tanta comodidad en un tema tan controversial, admitiendo y jactándose de no pagar impuestos aun siendo multimillonario, nos dice algo sobre él y sobre el lenguaje de la autoayuda financiera que cultivó a lo largo de los años. Los lectores de este género por lo general admiran a los ricos y no les molesta que los propios autores se beneficien vendiéndoles libros, seminarios y otros productos y servicios. Para ellos, el éxito en el propio negocio de la autoayuda financiera no puede sino confirmar que aplican lo que predican y que sí tienen inteligencia financiera. No les parece mal que una parte importante de los ingresos de los autores provenga de sus fans, o que muchas de las historias que aparecen en los libros no sean verdaderas, siempre y cuando encuentren agradables y útiles sus ideas y consejos.
En su libro Queremos que seas rico, Trump y Kiyosaki argumentaban que como ellos ya eran ricos, no tenían necesidad de ganar dinero y por lo tanto podían ser verdaderamente generosos y compartir su sabiduría, a diferencia de asesores financieros menos prósperos, que debían anteponer sus intereses a los de sus clientes. Pero los fans no suelen ver grandes contradicciones entre ese mensaje y que los autores hagan dinero con la venta de libros y cursos. Admiran tanto el éxito económico de los autores como su astucia de aprovechar una nueva oportunidad de vender.

Soy rico, soy libre

Trump trasladó algo de esto a la política: un argumento central de campaña fue que, como ya era millonario, estaría protegido de la influencia y los intereses de distintos sectores. Ser rico le daría libertad. Y también prometió trasladar sus supuestas habilidades personales para "negociar" hacia el mundo de la política. Si esas habilidades las usa también en beneficio propio, para una parte de los estadounidenses será una muestra más de su sagacidad financiera, en tanto encuentren agradables y beneficiosas las acciones del presidente.
Trump aprendió que, para muchos, sus conflictos de interés no importarían demasiado. A pocos días de las elecciones, el programa de TV 60 Minutes entrevistó a Trump con toda su familia. A pocas horas de la entrevista, la pulsera que lució su hija Ivanka, parte de la colección que lleva su marca, se publicitaba por más de diez mil dólares. Para muchos, eso es apenas una prueba de la habilidad y visión para los negocios de la familia Trump, una de las razones por las que fue votado.
La personalidad y las conductas de Trump han sido el centro de atención y crítica por excelentes razones, pero no lo afectaron en el camino a la presidencia (al menos no lo suficiente como para costarle la elección). Para entender por qué ciertas cosas no afectan a Trump, es necesario mirar también hacia los fenómenos culturales más amplios que lo hacen posible. Trump se benefició de cierta admiración por los millonarios, y del mito de que las grandes fortunas reflejan simplemente la "inteligencia financiera", que además no debe ser considerada junto con sus implicaciones éticas para el bien común.
El autor es profesor en el Departamento de Sociología y el Instituto Teresa Lozano Long de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Texas Austin. Es autor de Freedom from Work: Embracing Financial Self-Help in the United States and Argentina (Stanford University Press).

Dos libros

QUEREMOS QUE SEAS RICO. Donald Trump y Robert Kiyosaki, Aguilar
EL TOQUE DE MIDAS. Donald Trump y Robert Kiyosaki, Aguilar

Vivir en una burbuja: mundos a medida en la aldea global



Ilustración: Pablo Harymbat

Ilustración: Pablo Harymbat.

En las redes y fuera de ellas, las personas se rodean cada vez más de quienes se les parecen; la promesa global de un planeta conectado y diverso contrasta con la realidad de experiencias cada vez más homogéneas, segregación y desigualdad

Por Natalí Schejtman


Uno de los sketchs del programa Saturday Night Live después de la victoria de Trump presenta una utopía: un lugar apartado de Estados Unidos, donde viven los progresistas que aman las librerías de usados, los bares hipsters y pagan con dólares que tienen la cara de Bernie Sanders. Esta especie de emprendimiento inmobiliario/cívico se llama The Bubble (La burbuja) y acepta a "librepensadores...y a nadie más". Finalmente develan que la burbuja es Brooklyn en un domo transparente. En definitiva, no es raro encontrar ahora mismo gente en las principales ciudades costeras de los Estados Unidos que digan, aún en shock, que no conocen a nadie que haya votado a Trump. Lo mismo pasaba con los jóvenes cosmopolitas de Londres: no sabían de nadie que hubiera estado a favor del Brexit, y repetían como un mantra vergonzoso, que al día siguiente del referéndum la principal búsqueda de Google era: ¿qué es la Unión Europea?



Ya en 1972, la crítica de cine del New Yorker Pauline Kael declaró muy ligeramente que conocía solamente a un votante de Nixon y se volvió un calificativo: "Pauline Kaelism" es vivir en una burbuja. Y son varios los que la recordaron este año. Pero SNL supo leer un estado general que excede a Estados Unidos y esta elección en particular: ¿y si la utopía global en realidad está encerrada en un globo? ¿Y si sabemos poco y nada de cómo viven las personas que no son afines a nosotros?
A comienzos del año, el Wall Street Journal tomó un estudio realizado por Facebook y publicado en la revista Science para crear dos muros paralelos con noticias que simulaban ser de un usuario muy liberal y un usuario muy conservador. La divergencia entre ambos era, lógicamente, pasmosa: el usuario "muy conservador" vería noticias sobre veteranos de guerra apoyados por Trump mientras que del lado "muy liberal" habría descripciones de cómo su mandato va a acabar con el progreso.



Mucho se habló sobre los riesgos de una Internet personalizada. En Republica.com, Cass Sustein imaginó las implicancias de la idea del "Daily me" de Nicholas Negroponte: un mundo en el que cada cual seleccionara exactamente las noticias que quería leer y no hubiera nada parecido a un contenido compartido por todos. En definitiva, decía, la idea del "interés general" podría ser una idea del siglo XX que no sobreviviera al XXI. Eli Pariser publicó un libro resonante hace unos años llamado The Filter Bubble, en el que alertaba sobre cómo los filtros -explícitos e implícitos- de la web estaban generando un mundo de conocimiento sesgado. En Estados Unidos, la discusión acerca de cómo los muros de los ciudadanos podían diferir radicalmente gracias, en parte, a su algoritmo, y sesgar a los votantes y cuál era la responsabilidad de la empresa en la propagación de noticias falsas disparó la discusión sobre las burbujas informativas y sus efectos para el buen funcionamiento de la democracia. Pero según Pablo Boczkowski, profesor de la Universidad de Northwestern y codirector del Centro de Estudios sobre Medios y Sociedad en Argentina en conjunto con la Universidad de San Andrés, la segmentación de las audiencias no es un invento de Facebook: "En realidad, la empezaron los medios tradicionales. Segmentar es una manera excelente de hacer negocio porque se construye un target y se le comunica más eficazmente. Facebook es lo mismo pero a la enésima potencia. Por otro lado, sabe que si estamos más contentos, si leemos más cosas con las que estamos de acuerdo y nos confirman lo que pensamos, los avisos hacen más efecto". Además, menciona un tema fundamental que surge del cruce entre el rol de Facebook en la democracia con la discusión sobre la desigualdad de la sociedad estadounidense: "Toda la histeria que hay con Facebook es en realidad un desplazamiento muy fuerte de cierta bronca y cierta angustia respecto de tendencias sociales que suceden hace mucho tiempo y que estas herramientas sociales ayudan a amplificar".
A su vez, los medios tradicionales también mostraron que viven en su propia burbuja, potenciada por el hecho de que el periodismo hoy sale menos a la calle. La combinación de varios factores hace que el microclima se potencie: "Antes había ciertas instituciones sociales que moderaban ese efecto que tiene rodearse de gente muy afín y parecida a uno mismo -explica Boczkowski-, que se detiene en el aspecto "on demand" de los hábitos contemporáneos: "También, había una cultura mucho menos centrada en la opción y la elección como uno de los valores principales de la vida moderna, una ecuación que une la capacidad de elegir con el empoderamiento y con la democracia".

Desiguales y desconectados




Conocemos los números escandalosos de la desigualdad. En su conocido artículo "Del 1%, por el 1%, para el 1%", el Premio Nobel Joseph Stiglitz describe un estado de situación lapidario: el 1% de los estadounidenses se lleva el 25% del ingreso del país y el 40% de la riqueza. El economista termina su artículo con una visión pragmática: "El 1% superior tiene las mejores casas, las mejores educaciones, los mejores doctores y los mejores estilos de vida, pero hay una cosa que el dinero parece no haber comprado: el entendimiento de que su destino está ligado a cómo vive el otro 99%". La frase resuena particularmente en este momento. Pero la grieta no es solamente económica, sino también de capital social y estilos de vida: en su controvertido libro Coming Apart, el sociólogo conservador Charles Murray desafía a los lectores con un testpara saber cuán grande es su burbuja, con preguntas acerca de datos, consumos y costumbres del norteamericano medio.
Los datos que afirman la reproducción de los grupos sociales son, además, constantes y variopintos. En su libro Pedigree: How elite students get elite jobs, Lauren Rivera estudió los patrones de contratación de las empresas más prestigiosas, como bancos de inversión, estudios jurídicos y consultoras, y descubrió que no solamente reclutan empleados de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, sino que además se van inclinando por los candidatos más privilegiados económicamente. Desmontando la idea de meritocracia al mostrar la asociación entre prestigio y clase social, Thomas Piketty analizó que el ingreso promedio de los padres de los estudiantes de Harvard es equivalente al del 2% más alto de la sociedad, mientras que los del prestigioso Instituto de Estudios Políticos de París, al del 9%.

Ilustración: Pablo Harymbat
Ilustración: Pablo Harymbat.

El economista Anthony Atkinson suma en sus trabajos otro dato de encapsulamiento cuando dice que después de la Segunda Guerra Mundial, una vez que las mujeres ingresaron más fuertemente en el mundo del trabajo, los varones que ganaban sueldos altos tendían a casarse con mujeres que ganaban sueldos bajos, mientras que desde 1980, los hombres y las mujeres tienden a casarse con personas que ganan igual. En un artículo brillante sobre la influencia de los grupos no-educados en las elecciones de Brexit y de Trump, David Runciman ponía un ejemplo muy claro de cómo la gente ya no se mezcla: "Como dice el cliché: los jefes solían casarse con sus secretarias. Ya no, y no solamente porque hay menos secretarias. Si fuiste a la universidad, preguntate: ¿cuántos de tus amigos no fueron a la universidad? Y entre su amigos, ¿cuántos de los que fueron están casados con alguien que no?".
Si bien cada país vive el tema de la desigualdad de una forma diferente, en la Argentina la educación es un centro neurálgico de progresiva falta de diversidad. "La escuela primaria masiva, laica, gratuita, cuyos principios quedaron condensados en la ley 1420, tuvo en la base esta fuerte intencionalidad política, que fuera un espacio de homogeneización social y de encuentro", explica Sandra Ziegler, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del área de educación de Flacso. Sin embargo, este corte ha variado: "En las últimas dos décadas se ve un pasaje pronunciado de los sectores que pertenecen a los quintiles más altos -y progresivamente otros sectores también- a la educación privada. Esto genera un espacio de mayor homogeneidad en las aulas tanto de las escuelas estatales como privadas". Cabe mencionar, como dice Ziegler, que la creación de nuevas universidades en la provincia de Buenos Aires generó una ampliación en cuanto a la población que accede a la educación superior.
En una línea similar, la investigación de la doctora en Ciencias Sociales y becaria posdoctoral Conicet en el Instituto Gino Germani (UBA) Mercedes Krause aborda las narrativas de las clases medias y populares sobre su vida cotidiana y cómo se la estratificación de clase: "Lo que se ve es que las personas eligen tipos de clubes, de escuelas, de servicios de salud o de salidas de esparcimiento y en esas tipificaciones todo el tiempo opera el sentido común de dónde me ubico yo en relación a la clase social y en contraposición a quiénes. Dónde se sienten cómodos y dónde no: eligen rodearse de gente que perciben como similar a la imagen que tienen de sí mismos."
Mientras que hay un cierto consenso acerca de cómo distintas políticas desregulatorias contribuyeron a la fragmentación del espacio público, esto se combina con una elección por lo conocido. En su libro ¿Por qué preferimos la desigualdad?, François Dubet hace un razonamiento original de por qué las sociedades toleran el tándem del 1% y el 99% del que hablaba Stiglitz: "Todos los que pueden -y que no son necesariamente los más ricos- quieren desarrollar un capital social endógeno, vivir en los mismos barrios, no forzosamente para visitarse y generar una vida barrial, sino por el ambiente, la seguridad y la estética urbana, sin hablar de la sectorización escolar. Los individuos no buscan las desigualdades, pero sus elecciones las engendran". Para el autor, se trata de reconfigurar la idea de solidaridad.

Vidas paralelas

¿Cómo fomentar la empatía entre distintos sectores, si ocurren menos cruces entre ellos? El diseño urbano se vuelve una clave de la posibilidad o no de circulaciones paralelas entre sectores sociales. En el caso estadounidense, la disposición de los votantes de Trump y de Hillary Clinton estaba muy geolocalizada. En el Brexit, lo mismo.
Julián Varas, arquitecto, doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos y director de la maestría en Historia y Cultura de la Arquitectura y la Ciudad de la Universidad Torcuato Di Tella, acuerda con que esta disposición geográfica puede tener un correlato social: "Desde el punto de vista del urbanismo, el fenómeno de la globalización ha significado que las grandes metrópolis hayan comenzado a funcionar en redes cuyas interconexiones culturales y económicas pueden llegar a ser más fuertes que con los suburbios o incluso sectores dentro de la propia ciudad. Dicho de otro modo, la globalización ha traído aparejada una nueva configuración socioespacial en la que pesan más las redes de comunicaciones y las condiciones económicas y culturales que hacen posibles esas comunicaciones, que las proximidades, connacionalidades y otras condiciones territoriales, materiales, o administrativas que sirvieron para explicar el sistema internacional hasta los años 80. En ese sentido es posible que la desconexión que evidencian las redes sociales en Internet sea un reflejo de esa polaridad entre regiones altamente globalizadas y otras que lo están menos."
Varas menciona algunos procesos urbanos que son importantes para entender cómo se distribuye el electorado en Estados Unidos: el "white flight", que se dio a partir de los años 50 e implicó la huida a los suburbios de la población blanca de buen nivel económico y la ocupación del centro por parte de inmigrantes y minorías, y la gentrificación, que consiste en la vuelta de esas clases medias y altas al centro, la revalorización inmobiliaria y la consecuente expulsión de las clases populares, que ya no pueden pagar esos barrios centrales: "La gentrificación se produce en casi todas las grandes ciudades, por eso hay políticas urbanísticas que tienen como fin tratar de mitigar sus efectos negativos. Lo que está por detrás es, por un lado, un problema funcional ya que si no hay vivienda accesible, los empleos que no reciben altos ingresos dejan de atraer gente y se vuelve imposible que algunos rubros fundamentales, como policías, enfermeros, bomberos, ordenanzas, puedan vivir en la ciudad. Por otro lado, la ciudad tiende a volverse socialmente homogénea, lo cual tiene como consecuencia principal el desconocimiento acerca de la diversidad real que tiene la sociedad. Se pierde la posibilidad de expresión de la totalidad social, que a pesar de sus fricciones y conflictos, es necesaria."
La circulación y el consumo de bienes culturales también pueden ser territorios de unión. En su libro Der Klang Der Familie. Berlin, el tecno y la caída del Muro, Sven von Thülen cuenta cómo la escena de la música electrónica en Berlín funcionó como motor de reunificación de los jóvenes de la Berlín oriental y occidental una vez caído el muro. En los años 70, la música disco hizo lo propio para integrar en la pista a los negros y las minorías sexuales. En 2012, la investigadora del Instituto Gino Germani Ana Wortman lideró un equipo que armó una encuesta de consumos culturales en la ciudad de Buenos Aires, donde se vio una fuerte correlación entre frecuencia y elección del consumo cultural -cine, teatro, música- y la clase social: "Hay mucha oferta cultural gratuita que aun así no logra atraer a ciertos públicos de las clases más bajas, que tal vez sienten que no es para ellos. Obviamente ayuda que las cosas sean gratis, pero no es solamente abrir las puertas, sino también convocarlos. En los espacios culturales se observa una ratificación de la brecha. Hay muchos núcleos, muchas comunidades donde se ratifican lazos entre lo conocido, el evento cultural no es un espacio de lo desconocido", explica Wortman. Por otro lado, es interesante conocer los estudios de la teórica Marta Rosler agrupados en Culture Class, en el que, releyendo las ideas de Richard Florida en La clase creativa y otras tantas, traza relaciones complejas y actuales entre el rol de los artistas y "creativos", los circuitos comerciales y los procesos urbanos de desigualdad.
Tal vez haya que buscar en el fútbol un espacio que todavía sobrevive a la fragmentación. Pablo Alabarces, doctor en Sociología y titular del seminario de Cultura Popular en Ciencias de la Comunicación en la UBA, hace algunas salvedades: "Hay un dato que lo refutaría: hoy tenemos un fútbol donde están prohibidos los visitantes. Llamativamente. el Estado argentino ha decidido que no puede administrar la convivencia de estos grupos adentro de una cancha y tomó esta decisión. Más allá de esto, y teniendo en cuenta que no es transversal en términos de género, todavía el fútbol se mantiene como un espacio público transclasista". No sucede lo mismo en otros países. Owen Jones cuenta en su libro Chavs: la demonización de la clase trabajadora,cómo a partir de la tragedia de Hillsborough en 1989, en la que por una avalancha en un estadio de Sheffield murieron 96 personas, los precios de lo que sería la popular escalaron tanto que dejaron afuera a una parte de la población. El fútbol británico se gentrificó.
Pero en la fragmentación, no todos los sectores sociales se escuchan por igual. Y estas elecciones en Estados Unidos mostraron que la idea de mayoría silenciosa sigue estando muy vigente y que es muy difícil generalizar. O, como dice Alabarces, "que 'la gente' no existe".
Juan Germano, director de Isonomía, reconoce que los sondeos están teniendo un mayor nivel de rechazo por parte de la gente a quienes se encuesta. Con respecto a los subrepresentados de la opinión pública, menciona: "Podés tener un problema metodológico, en el sentido de que no los encuestaste, no quisieron responder, no llegaste. Además creo que en los medios hubo un voluntarismo interpretativo gigantesco, de no querer verlo, no querer que esté pasando, como si desde una supuesta superioridad del pensamiento estadounidense el voto a Trump fuera vergonzante. Una persona que no quiere ponerse a discutir se repliega en la comodidad de su metro cuadrado, frente a una sobrerepresentación mediática de los que están en contra de Trump".
En la circulación agrietada de la población, tanto online como offline, juegan varios aspectos: del imperativo moderno de una vida "on demand" a la fuerte desigualdad. Y también, la emergencia de una nueva minoría blanca de clase trabajadora, empobrecida y resentida, que resulta incómoda para ciertas elites y obliga a pensar al "otro" ya no solamente como inmigrante o constitutivo de una minoría racial. Este año instaló discusiones que, tanto como las grietas, son profundas e implican volver a pensar qué es lo que comparten los ciudadanos de un país y cómo seguir viviendo juntos



Sobre el Acuerdo con los Fondos Buitres









* Por: Lic. Francisco Barberis Bosch 



Antes de empezar conviene hacer algunas aclaraciones. Primero, donde hay dos economistas hay tres opiniones. Segundo, hay que saber de economía para no ser engañado por los economistas, como decía Joan Robinson, discípula directa de Keynes. Tercero, la economía es (intenta ser, no con demasiado éxito) una ciencia, social, donde los números son importantes, pero mucho más es el cómo se los interpreta. Y acá los juicios de valor juegan, y mucho. Y como son inevitables, lo importante es no tratar de ocultarlos bajo una capa de neutralidad técnica que nunca es tal.
Sí basarse en datos y hechos, y tomar toda la evidencia disponible, no sólo una parte.

¿Que es un fondo buitre? Imagínese un banquero que le cae mal a los banqueros. Un narco con mala fama entre los narcos. Eso es un fondo buitre. Si bien se merecen su propio artículo (y un montón de enfermedades venéreas, para empezar), podemos intentar explicar lo que son en algunos renglones.
 
Los países, para pedir plata prestada, hacen lo que se llama emitir deuda. Emiten bonos de deuda que son papeles que dicen algo así como “le voy a pagar al que tenga este papel, 100 dólares en el 2020, y además le voy a pagar el 8% anual”. Eso por ejemplo es básicamente el Bonar 2020, un bono emitido en octubre de 2015 (sí, la deuda no es nueva, lo nuevo es que se hable de ella).
Ahora entonces, el país arma un bono de esos, imprime un montón y sale a venderlos a ese lugar extraño que es la bolsa de valores. Y si es negocio, la gente con plata los compra, o sea que el país recibe la plata en ese momento, y tiene que pagar el 8% todos los años y además los 100 dólares cuando sea el vencimiento, en este caso en el 2020. O sea, el país se endeudó. Hasta ahí todo bien. Ahora bien, el loco que compró uno de estos bonos, puede quedárselo hasta el 2020 y cobrarlo, o puede jugar al monopoly y tratar de venderlo, si hay muchos intersados en comprarlo y por tanto lo puede vender más caro de lo que lo compró. Y así sucesivamente, el nuevo dueño lo puede comprar y vender, y así se compran y venden los bonos y acciones en la bolsa de valores, acá y en todo el mundo. Obviamente todos quieren comprar barato y vender caro, pero no todos lo consiguen, en fin, eso es otro tema. 

Lo que sí importa es que cuando un país como el nuestro entra en recesión, como hubo desde 1998 hasta la crisis de 2001, los que tienen esos papeles empiezan a desconfiar de que el país pueda pagar los intereses y mucho menos el capital al vencimiento de los bonos, entonces prefieren venderlos cuanto antes para quedarse con la plata y no clavarse con un bono de un pais que puede quebrar. Pero como todos piensan mas o menos lo mismo, todos los que tienen esos bonos quieren venderlos, y nadie quiere comprarlos, entonces bajan mucho de precio. Porque el que compra sólo los compra muy baratos, sino no es negocio, es mucho riesgo digamos.

Ahora bien, hay algunos Fondos de Inversión (el nombre elegante para una sociedad donde alguien administra mucha plata de mucha gente con poca o mucha plata) que se dedican a hacer lo siguiente: cuando un país entra en crisis, y se declara en default (como argentina en 2001), es decir cuando dice que no va a pagar sus deudas, básicamente porque no puede, esos papeles de los que hablábamos pasan a valer casi nada, porque nadie los quiere comprar y todos los quieren vender. Entonces aparecen estos muchachos buitres, y compran por ejemplo por dos dólares un bono que iba a pagar 100 al vencimiento, y se los quedan. Y el país quebrado hace lo que se llaman re-estructuraciones de deuda, como cuando una empresa va a quebrar y hace convocatoria de acreedores, que es llamar a toda la gente a la que le debe plata y decirles “bueno si quiebro no cobran nada, así que mejor arreglemos las deudas, les voy a pagar menos de lo que les debo, y voy a tardar más”. Y la mayoría acepta porque es mejor eso que no cobrar nada.
 
Y la mayoría de los acreedores de la Argentina entró a los dos canjes que se hicieron, por las mismas razones.
 
Pero estaban los buitres, que no se habían clavado con papeles de un país que quebró, sino que esperaron a que el país quiebre y después fueron a comprarlos por dos monedas. Y no entraron a la convocatoria de acreedores, porque eso no es su negocio. Lo que hicieron fue ir a la justicia (de EEUU, porque esos bonos decían que ante un problema había que acudir a esa justicia), para cobrar los 100 que están escritos en el bono, que el país ya dijo que no iba a pagar porque había entrado en crisis. Y que si pagaba, nunca iba a salir de la crisis. Entonces, en resumen, compran por 2 un bono que valía 100, y van a la justicia a exigir los 100. Un negocio redondísimo. Salvando las consideraciones éticas de hacer negocios a costa de las crisis de los países, que cuestan en pobreza, hambre, muertes, etc. Consideraciones que los buitres no hacen, porque los buitres son justamente animales de carroña: se alimentan de los muertos. Y a diferencia de los carroñeros de la naturaleza, éstos no contribuyen en nada al sistema. Al contrario, ponen en peligro hasta al mismo sistema financiero (que no está formado por carmelitas descalzas, que digamos) porque pueden impedir que un país salga de una crisis/recesión y por tanto vuelva a estar en condiciones de pedir prestado y pagar, esenciales para que todo el sistema siga andando. Por eso es tan importante que se trate de impedir esa actividad, que es algo así como un resquicio del sistema, que puede destruirlo. De un sistema que tampoco es una joyita. 
 
Como Windows digamos. Son como un virus en tu Windows. Tratás de sacarlo antes de que rompa la compu, aunque sabés que en realidad deberías dejarte de joder y sacar el windows entero.


 
Ahora que sabemos qué son los fondos buitres, nos vamos acercando al centro de la cuestión. Acordar sí o no, bueno o malo, blanco o negro. Como la vida, la economía está llena de metáforas sin sentido. Así que vamos a intentar prescindir lo más posible de ellas (fuera de joda, algunas sirven, pero muchas se usan para explicar cosas al revés de como son).

¿Para qué sirve el acuerdo? Los que lo defienden, dicen básicamente que para volver a crecer, a traer inversiones extranjeras, poder volver a tomar deuda (barata), y evitar el ajuste (de golpe) o la hiperinflación.

El crecimiento y las inversiones dependen de muchas variables, no de una sola. Lo más importante de todo es que acordar abre la posibilidad de volver a tomar deuda en el exterior (y más barata que ahora, o sea, pagando menos intereses). Entonces resumiendo, y esto no es noticia, hablar de acuerdo con los buitres en realidad es hablar de poder volver a tomar deuda a gran escala. Alrededor de esto giran las discusiones de fondo. 
 
Entonces, cambiando las preguntas: ¿Es malo endeudarse? ¿Es bueno? 
La respuesta fácil sería decir “Es malo. Nos fue bien sin endeudarnos”. Y entonces viene la re-pregunta: “¿Sin endeudarnos”? Mirando algunos datos, oficiales, vemos que la Deuda pública Total entre 2005 (año del canje y el pago al FMI) y 2015 aumentó en algo más de US$ 111.000.000.000 (ciento once mil millones de dólares estadounidenses) -Fuente: Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas de la Nación-. O sea, aumentó un poco más del 86%.
 
Esto no es un ataque al gobierno anterior ni una defensa del actual. Me puedo considerar científicamente neutral, ya que, en términos formales, me fregan los dos.
 
Volviendo, alguien podría decir “pero cambió la composición de la deuda”. Y es verdad, cambiaron plazos, condiciones, tenedores y monedas de parte importante de la deuda. Pero no es lo central de este post, y no contradice el hecho de que la deuda total aumentó hasta casi duplicarse en 10 años. ¿Y por qué no se siente el peso de esa deuda? Porque por suerte la economía también creció, entonces tenemos más capacidad de pagarla y no es un problema grave, como fue en otras épocas. Después hay gente que discute cuánto crecimos realmente, y si la gran quita de la deuda no fue tan grande, pero eso son otros berenjenales en los que no nos vamos a meter en este post.


Entonces, ¿es bueno? La respuesta es “depende”. O más bien, no es ni bueno ni malo, es una herramienta, una opción. ¿Es bueno un destornillador? Si tenés que atornillar algo, seguramente. Si tenés que cortar una madera, no te va a solucionar el problema.
 
Entonces, depende de para qué se endeude uno. Y un país como el nuestro se puede endeudar básicamente para dos cosas: Para pagar gastos (de distinto tipo) que no podría pagar sólo con los ingresos que tiene ahora (igual que uno se endeuda con la tarjeta de crédito porque puede hacer un gasto grande en cuotas pero no todo junto); y para conseguir dólares, que siempre faltan por un problemita que tienen los países sub-desarrollados y que en economía se llama “Restricción Externa”. 
 
La necesidad de endeudarse hoy viene por los dos motivos, pero el más urgente es no tanto el tema de financiar grandes gastos, sino de traer dólares para que el Banco Central no se quede sin reservas, y se puedan seguir importando los insumos que la industria necesita para poder seguir produciendo. Lo más grave del Cepo no fue que no te podías ir de viaje con un montón de dólares, sino que la industria no tenía suficientes dólares para importar maquinarias, materias primas e insumos. Y si la industria se va parando, deja de contratar gente, el desempleo deja de bajar (y puede subir). Y la economía se va frenando, cosa que efectivamente sucedió (ver gráfico).
 
Gráfico 1: Tasas de crecimiento del PBI últimos años.
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC. Nota: PBI en base 2004. *Los datos de 2015 corresponden a los dos primeros trimestres.

Como se ve en el gráfico, por varias razones, post 2011 (año en que se instaura el cepo) se terminan los años de crecimiento a tasas chinas. 
 
Y si no me creen, pueden ver este gráfico prestado de CIFRA-CTA, no exactamente opositores al gobierno anterior, que sin embargo muestra que las mejoras en los niveles de pobreza se hacen más lentos, y se empiezan a revertir en los últimos años:

Gráfico 2: Evolución de la pobreza e indigencia.
Fuente: Cifra-CTA.

Todo este problema de la falta de dólares merece un post aparte, y más que un post, porque hay un montón de investigaciones sobre estos temas, que surgieron de la única corriente de pensamiento económico propiamente latinoamericana: el Estructuralismo.

Por supuesto, endeudarse no es la única manera de conseguir dólares. Las otras maneras principales son las exportaciones (venderle cosas a otros países, y por lo tanto nos pagan con dólares) y las inversiones que vienen de otros países (o sea, que traen dólares para montar una fábrica, por ejemplo). Ahora, para aumentar los dólares que entran por exportaciones hay que exportar más, o que mejore el precio de esas exportaciones. El precio no lo manejamos nosotros, y salvo algunas épocas extraordinarias como los años del boom de la soja, en general siempre los precios de los productos que exportamos empeoran en relación a los precios de los productos que tenemos que importar. Ese es otro conocido y estudiado problemita que se llama problema de los términos del intercambio”.

Después del boom, los precios de los productos primarios bajaron y nunca recuperaron los máximos anteriores. Tampoco es fácil aumentar las cantidades exportadas, porque por un lado ya hay soja hasta en las terrazas, y por otro, se necesita mucha tecnología e innovación para competir con otros países y ganarles mercados, en distinto tipo de productos, industriales por ejemplo.
La otra opción era aumentar la entrada de dólares por eso que se llama Inversión Extranjera Directa (IED). A eso también apunta el gobierno, pero tampoco es una variable que se pueda manejar directamente. De cualquier forma, hay muchísima tela para cortar en cuanto a la inversión extranjera, que tiene ventajas y desventajas. Por ejemplo tiene la ventaja de que no hay que pagar intereses, y de que genera producción, empleo, etc. Pero la desventaja de que después la empresa se lleva sus ganancias (en dólares) al exterior. Y tampoco es lo mismo que se instale una fábrica de Fórmula 1, a que se instale una minera que se lleva recursos y te deja cianuro. Nada es tan simple como parece. Si no, ya seríamos Coruscant. 


Entonces, sí, tarde o temprano (más temprano que tarde) había que resolver el temita de los buitres para tener la posibilidad de volver a conseguir los dólares que no están apareciendo por otro lado. Y no es que lo diga yo solo, en general los que están a cargo del país son los que se preocupan por esos temas. Por eso cuando se empezaron a acabar los dólares del Banco Central (mejor dicho: cuando no entraban suficientes dólares por exportaciones, ni inversiones, ni préstamos, y ese agujero ya no se pudo tapar con dólares del Central, porque se hizo hasta que se empezaron a terminar) empezó el apuro para “volver al mundo”, “cerrar el frente externo”, “salir del default”. Todos sinónimos para esto que estamos discutiendo hoy, volver a tener la posibilidad de pedir prestado afuera y barato.
Si no me creen, vean las fechas de las cosas que les digo:

Gráfico 3: Evolución de las reservas.

Fuente: Elaboración propia en base a BCRA.


Como se desprende del gráfico, se puso el cepo ante una caída de las reservas, que se pudo contener por algún tiempo. Pero después, aún con cepo salían más dólares de los que entraban. A fines de 2012 llega el primer fallo de Griesa, que no era tan importante porque había esperanzas de apelarlo. Mientras tanto las reservas siguieron cayendo, o sea, no nos endeudamos pero nos consumimos los dólares acumulados. Pero como se seguían yendo más rápido de lo que entraban, vinieron en la primera mitad de 2014 los dos acuerdos con esa gente con la que nunca íbamos a acordar: los muchachos del Club de Paris y los de Repsol. Con eso se buscaba volver a conseguir dólares prestados, ni más ni menos. Pero es entonces en junio de 2014 cuando la decisión de la Corte Suprema de EEUU deja firme el fallo de Griesa y se nos cierra esa posibilidad. Nos impide en definitiva terminar de salir del default, o sea dejar de tener el cartelito de país en quiebra y por tanto poder pedir prestado a tasas de interés más bajas, más parecidas a las de nuestros vecinos.

En economía, como en la vida, la suerte también juega. Quizás Pappo debería estár más acá y Griesa más allá.

Pero en fin. Haber arreglado antes, con más reservas (y por tanto menos necesidad de dólares urgentes) hubiese implicado negociar en una posición más fuerte, tener un mejor acuerdo, y ahorrarse años de intereses punitorios que son muy caros. Además de ahorrarnos varios problemas derivados de la falta de dólares, que limitan el crecimiento de la economía, del empleo, etc.

Por otra parte, seguro que el acuerdo logrado fue más caro de lo que podría haber sido. Y seguro que negociamos en una posición más débil aún, porque sacar el cepo implica dejar de controlar la salida de dólares, y que éstos se vayan más rápido. O sea, implica que necesitamos más dólares y con más urgencia que antes. En cambio los buitres pueden esperar, total hacen negocio igual. Otro dato no menor es que pagar en efectivo es algo raro en términos del sistema financiero, (raro por no decir medio una locura) porque el efectivo tiene mucho valor. Así como todos los empresarios tratan de cobrar rápido pero cuando tienen que pagar emiten cheques a 180 días, en las grandes finanzas internacionales pasa lo mismo. Vale más la plata ahora que en el futuro. No es la primera vez que cancelamos una deuda en efectivo, pero eso no significa que esté bien.

Entonces, recapitulando un poco. ¿Había que acordar? Sí, porque había un fallo firme de la justicia. Lo único a discutir era cómo arreglar, pero lo otro ya no tenía vuelta atrás. Si se pudiera desconocer una deuda eternamente, ya tendríamos que haber revisado y dejado de pagar la deuda tomada por la última dictadura. No es que no se hizo por falta de huevos, no se hizo por una simple razón: el costo sería (muchísimo) más grande que el beneficio. ¿Es una cagada? Sí. Pero madurar implica darse cuenta de que a veces tenés que jugar con las cartas que tenés, y no con las que te gustaría.

Ahora bien, ¿Este arreglo es el mejor posible? Seguro que no. ¿Había que arreglar rápido? Sí, bastante.  ¿Es la solución mágica? No, no va a traer mágica ni rápidamente un montón de inversiones, ni un montón de dólares baratísimos. Pero es el comienzo de un camino. En economía los procesos llevan tiempo, para este caso mínimo varios meses, probablemente más de un año para empezar a ver los resultados. Que además dependen de un montón de otras cosas.

De cualquier manera, como habíamos dicho más arriba, lo central no es el acuerdo sí o no. Lo central es que se discuta para qué acordamos. Para poder tomar deuda. Entonces lo central es discutir: ¿para qué nos vamos a endeudar? y ¿cuánto?. Endeudarnos sólo para traer dólares es mirar la mitad del problema. Esos dólares hacen falta, pero lo importante es qué se va a hacer con ellos. ¿Van a financiar ferrocarriles para que baje el costo del transporte de mercaderías y seamos más competitivos en el mundo? ¿Van a financiar rutas y hospitales para que se muera menos gente? ¿Van a financiar obras de energía para que el crecimiento de la industria no implique cortes de luz? ¿Van a financiar una transformación de la estructura productiva para dejar de depender de la soja? ¿Una mejora en la calidad de la educación? ¿Una reforma impositiva que sea progresiva?

O quizás, como pasó otras veces en la historia, ¿van a financiar obras públicas con sobreprecios como las que se destaparon con el escándalo de Petrobras? ¿Gastos corrientes que hay que pagar todos los años, y que cuando no podemos endeudarnos más hay que seguir pagándolos, y además pagar los intereses y las deudas? ¿Viajes baratos de argentinos al exterior, diciendo “deme dos”? ¿Compras de productos chinos baratos porque el dólar está artificialmente barato?

Que volvamos a los noventa o no, depende de muchas cosas, entre ellas, de lo que se haga con los dólares que se consigan. Volver al pasado o avanzar al futuro no depende de un sólo gobierno, depende en última instancia de todos. Y para eso lo mínimo es dar una discusión realista, con datos, respeto, y fundamentos. Nadie nos garantiza el futuro, y sería muy tonto creer en promesas, sean de quien sean. No se desarrollan los pueblos que creen o descreen de las promesas de sus gobernantes.
Se desarrollan los que generan políticas de estado en lugar de parches. Los que discuten, diagraman y ejecutan una estrategia de desarrollo que considera las particularidades de la economía del país, y no los que aplican recetas importadas cuyos resultados ya son conocidos. En esta tarea es que la discusión de los grandes problemas nacionales cobra particular importancia, y además es sana y enriquecedora cuando se hace con fundamentos y respeto. Esperamos que esta contribución al debate sirva para eso.

Fuentes: